RESUMEN

CÓMO SE HACE UN RESUMEN

1. Primera lectura: comprensión del léxico

La primera lectura debe ser una lectura general del texto, para ponernos en contacto con su contenido y para la comprensión del léxico, sobre todo de términos clave y referencias de tipo cultural. En esta primera etapa se habrá de recurrir al uso del diccionario, enciclopedias o bibliografía especializada. Se debe deducir el sentido de las palabras o expresiones teniendo en cuenta el contexto en que se encuentren y, además, se deben tener en cuenta las referencias culturales que aparezcan en el texto (citas, nombres de autores, datos históricos…), interpretándolas según nuestro bagaje cultural.

2. Segunda lectura: subrayado

La segunda lectura supone un avance en la comprensión del texto. Se deben subrayar palabras o ideas esenciales que nos faciliten la comprensión y nos ayuden a estructurarlo. Un texto bien subrayado es aquel que se comprende con sólo leer lo subrayado, ya que lo subrayado debe resaltar la información fundamental.

Subrayar en exceso no contribuye a la comprensión, sino que la entorpece. Si subrayamos todo un párrafo largo, es mejor hacerlo en el margen, con una raya vertical o con una llave.

3. Tercera lectura: anotación del texto

La tercera lectura, además de confirmar o corregir lo subrayado, se ha de utilizar para anotar el texto. Estas notas se referirán a:

· informaciones esenciales que destacamos en cada párrafo

· vocabulario que podremos usar en el resumen

4. LA ELABORACIÓN DEL RESUMEN

El resumen es un texto que concentra la información esencial de otro texto utilizando un lenguaje y estilo propios. Debe reflejar (con la mayor brevedad posible y utilizando otras palabras) el contenido fundamental, el propósito comunicativo y la organización estructural del texto del que parte, creando una versión comprimida de aquel. Por el contrario, debe evitar los detalles, anécdotas, datos concretos o ejemplos del texto (o sea, lo secundario).

En conclusión, un resumen bien elaborado habrá de ser:

§ Breve, guardando la proporción con el texto. Preferiblemente se redacta en un solo párrafo, que corresponde a una idea general.

§ Completo, sin olvidar ninguno de los aspectos esenciales del contenido.

§ Selectivo, pues debe recoger sólo las ideas fundamentales, desechando anécdotas, ejemplos, fechas, etc.

§ Ordenado y coherente, concebido como un todo que se va desarrollando linealmente, con ideas trabadas entre sí, con un orden riguroso en la exposición y sin repeticiones innecesarias.

§ Cohesionado, ya que no ha de ser una suma de ideas sueltas: la coherencia temática se ha de manifestar formalmente estableciendo las relaciones adecuadas entre las frases y párrafos mediante los nexos y conectores adecuados: conjunciones, relativos, adverbios, concordancias, etc.

§ Claro y preciso, utilizando las palabras y expresiones exactas, ni una más ni una menos, y eliminando los alardes de retórica, muletillas y frases de relleno.

§ Bien escrito, con ortografía correcta y bien redactado.

§ Personal, con nuestras propias palabras y, si es preciso, con alguna cita del texto, pero bien integrada en nuestro propio discurso. Un resumen construido a base de la suma de frases del texto resultará poco fluido y coherente.

Los defectos del resumen que debemos evitar son los siguientes:

§ Considerar fundamental lo periférico, lo que en el texto está como apoyo.

§ Destacar la minuciosidad de una anécdota y, olvidar, en cambio, el sentido del conjunto, o sea, lo que da unidad a la información del texto.

§ Inventar informaciones que el texto no contiene.

§ Repetir las ideas, aunque el texto las repita.

§ Exponer las ideas sueltas, sin dejar claras las relaciones entre ellas.

§ Tomar literalmente fragmentos del texto y unirlos sin coherencia.

§ Incluir nuestra opinión sobre lo que dice el texto.

§ Forzar un estilo culto o utilizar expresiones coloquiales o vulgarismos.

§ Incluir expresiones repetitivas que aludan a que se está haciendo un resumen (“el texto dice, como dice el autor, según el autor…”).

§ Usar más de un párrafo, ya que con esto reflejaríamos dos ideas principales, y no una como es preciso

§ No condensar. Si lo puedes decir con menos palabras, mejor. Lo que no aporta información, en un resumen sobra.

5. CARACTERÍSTICAS DEL RESUMEN

1. FIDELIDAD:

El resumen (T2), si bien implica transformaciones (supresión, condensación, construcción, brevedad), a pesar de todas las variables involucradas, tiene que guardar con el texto base (T1) una relación que preserve el contenido genuino esencial.

2. OBJETIVIDAD:

Una recomendación que nosotros hacemos a profesores y estudiantes dedicados a la labor de resumir es que se esfuercen por evitar las intromisiones de la crítica o de la apreciación personal del texto base en sus resúmenes, lo que, de ninguna manera, riñe con la creatividad.

3. UNIDAD y COHERENCIA:

Ya dijimos que el resumen es un nuevo texto (T2) que incluye la macroestructura semántica de otro texto (T1). Por lo tanto, un resumen reúne todas las condiciones propias de la textualidad: es un texto completo que contiene todas las ideas básicas necesarias, y las presenta interrelacionadas por medio de los diversos mecanismos de cohesión.

4. BREVEDAD:

Los procedimientos de selección de ideas importantes y condensación conllevan a una reducción de la información, a una síntesis. Entonces, es lógico que el resumen (T2) sea de menor extensión que el texto base (T1).

5. CREATIVIDAD Y ORIGINALIDAD:

Resumir es un proceso recursivo que no sólo implica identificar las ideas importantes y disponerlas en orden, sino que también exige una cuidadosa labor de condensación de esas ideas y de construcción de un texto coherente. Para condensar y construir texto, resulta indispensable la creatividad. La originalidad hace referencia a que el resumen no es una simple copia sino un rocesamiento activo del texto base.


EJEMPLO DE RESUMEN


“CARPE DIEM”

Nací a principios de enero, así es que para mí el final de año es doblemente final y melancólico: no solamente cambia la cifra del calendario, sino que además me hago oficialmente más vieja. Aquí estamos una vez más, entre lucecitas de colores y tatachines navideños, cumpliendo el viejo rito del tiempo que muere y nace.

La vida es sólo vida porque existe la muerte, y nuestra realidad no es más que un viaje brevísimo en el tiempo. Estas reflexiones son el lugar más común que concebirse pueda: no ha debido de existir un solo individuo, desde el principio de la humanidad, que no haya tenido alguna vez en su vida un pensamiento semejante. Ahora, en la celebración pública del fin de año, todos los ciudadanos del mundo occidental (porque en otras culturas hay otros calendarios) andarán rumiando estas meditaciones. Si uno guarda suficiente silencio interior el 31 de diciembre, tal vez consiga escuchar el clamor de los pensamientos colectivos, todos esos millones y millones de mujeres y hombres que en el mismo día nos decimos: “Qué deprisa va esto, qué poca cosa somos”.

A final de año el tiempo camina tan veloz como el contador trucado de un taxista los humanos vivimos contra el tiempo intentando detenerlo con el alfiler de nuestra memoria como quien clava una mariposa en un corcho lo cual es un esfuerzo claramente inútil, porque la mariposa muere al ser atravesada. Se tienen hijos contra el tiempo, se construyen pirámides, se escriben libros, se levantan imperios comerciales, se organizan guerras y se firman paces, se hace el amor con desesperación en las noches negras, todo parar el tiempo y derrotarlo. Pero hagamos lo que hagamos, incluso si inventamos leyes de la relatividad que definen que el tiempo es una entelequia, al final acabará por atraparnos nuestro día último.

Tal vez, el quid de la cuestión consista en contemplar las cosas de otro modo; por ejemplo, tengo para mí que uno de los problemas del individuo contemporáneo consiste en vivir la vida como si fuera un trayecto hacia algún lugar, es decir, tendemos a quemar y a desdeñar el tiempo presente, como si la verdadera felicidad y la vida plena estuvieran siempre por llegar, y en esa entelequia al final acabará por atraparnos nuestro día último.

Cuanto mejor sería poder aceptar este misterio del vivir en la plenitud de cada momento. Ya lo dijo Horacio en su oda famosa: “¡Cuánto mejor es soportar lo que sea, tanto si Júpiter nos ha concedido muchos inviernos como si es el último este que ahora azota el mar Tirreno con un oleaje adverso...! Actúa sabiamente: destila las uvas para el vino y, para tan breve tiempo, suprime las largas aspiraciones. Mientras hablamos habrá huido la vida ansiosa... Goza el día que vives (carpe diem), confiando lo menos que puedas en el que ha de venir”.

Horacio murió hace 2000 años, y antes y después que él pasaron por el mundo millones de personas. Algo tan común y tan natural no puede ser horrible: nacer y morir encierra una continuidad y una armonía. No hay que luchar contra el tiempo, sino vivirlo. La existencia es el aquí y ahora, esta explosión de luz que inunda nuestros ojos.

Rosa Montero

Resumen

La sensación de que el tiempo pasa rápidamente, de que la vida se nos va de las manos sin darnos cuenta, es una experiencia común a todos los seres humanos. De hecho, parece que todo lo que hace el hombre tiene como finalidad principal luchar, inútilmente, contra la fugacidad de la vida. Debemos cambiar nuestro modo de ver la realidad, sin pensar continuamente que avanzamos hacia algún final. Quizá la única solución sea disfrutar del momento presente, vivirlo sin pensar demasiado en el futuro, admitiendo como algo lógico que nacemos, crecemos y morimos como un ciclo natural.

EJERCICIO.

Realiza el resumen de la siguiente noticia siguiendo las pautas del tema:

Una confusión en Facebook desata el caos en Holanda (El País, 22 de septiembre de 2012)

La modélica Haren ha ganado fama mundial este fin de semana. Su vía central estaba ayer tapizada de botellas rotas, latas de bebida aplastadas, plásticos diversos y restos de mobiliario urbano. Los vecinos se afanaban en una limpieza que tenía mucho de catarsis. La noche del viernes habían sufrido el asalto de unos 4.000 jóvenes llegados de todo el país a una falsa fiesta pública anunciada a través de Facebook. En pocas horas arrasaron la imagen de un municipio que había sido declarado dos años consecutivos como pueblo ejemplar del país. Hubo 34 detenidos y 29 personas resultaron heridas.

Haren está en el extremo norte de Holanda, muy alejada del centro de poder de La Haya, y del centro histórico y cultural de la capital, Ámsterdam. Su reducido tamaño se compensa con avenidas residenciales plenas de jardines bien cuidados y lindas casitas de ladrillo. A un tiro de piedra aparece Groningen, una de las ciudades universitarias más concurridas del país. El ritmo de Haren es pausado, por eso los disturbios derivados de la fiesta de Facebook la han traumatizado.

La más afectada es Merthe, la adolescente que invitó vía Facebook a una fiesta sin advertir de que era una celebración privada y se apuntaron miles de espontáneos. Cumplía 16 años. Tuvo que abandonar su hogar con su familia para evitar males mayores. Ahora no sabe dónde meterse.

Su error tiene varias lecturas. Para los vecinos de Haren, el recuerdo que perdurará es el de unas calles al rojo vivo repletas de jóvenes desmadrados.

El Ayuntamiento llevaba varios días explicando, también a través de Facebook, que las masas —hasta 25.000 personas llegaron a anunciar que irían a la fiesta— no eran bienvenidas. “Pero el municipio no tomó medidas adecuadas a tiempo y las fuerzas antidisturbios llegaron tarde”, se quejaba ayer un vecino. Las aseguradoras cifran en millones de euros la cuenta del desastre. El alcalde, Rob Bats, ha comparado el asalto juvenil con el paso de un huracán: “Primero fue la calma y luego el estallido”, dijo. “Son chusma y estaban bien organizados para pelear”, denunció.

Oscar Dros, comisario jefe de la policía de Groningen comparte esa opinión. La “agresividad extrema” contra los agentes registrada la madrugada del viernes al sábado es un fenómeno desconocido en Holanda. “Calculamos todas las posibilidades de esta falsa fiesta. Por eso sacamos a los antidisturbios”, explicó Dros junto al alcalde. Del despliegue de agentes desarmados, se pasó a repeler el lanzamiento de botellas, adoquines y hasta bicicletas, con cargas de los antidisturbios. Al final, había 500 policías enfrentados a un núcleo duro de gamberros. “Que se preparen. Lo tenemos todo grabado. Si no se entregan por las buenas, los sacaremos de sus camas”, remachó el jefe policial.

TEXTO PARA PRACTICAR EL RESUMEN

Quien probó el amor, «lo sabe»


El Gobierno de Italia autoriza las visitas en la primera etapa de desconfinamiento solo a aquellas personas con las que se mantenga una "relación estable" o familiares de hasta un sexto grado.


Patricia Simón

04 mayo 2020


“Quien lo probó, lo sabe” fue la fórmula que encontró Lope de Vega para definir el amor. Cinco palabras para aclarar que precisamente uno de los motores del mundo tiene difícil delimitación. Casi cinco siglos después, el Gobierno italiano recupera las tesis católicas para determinar cuáles son los afectos legítimos, aquellos que se corresponden con el modelo de familia tradicional: los únicos a los que autoriza visitar durante la primera fase de desconfinamiento.

Desde este lunes, solo están autorizados los traslados para ver a las parejas con las que se esté casado o con quien se mantenga una relación estable –signifique lo que signifique eso, por no hablar de que en Italia no es legal el matrimonio entre personas del mismo sexo, aunque sí la unión civil–. También se podrá ver a los familiares hasta en un sexto grado, es decir, incluyen a los suegros y suegras. El Estado italiano determina así que los amigos, amigas y amantes son afectos secundarios, prescindibles, renunciables. Romeo y Julieta vuelven a ver proscrito su amor en Verona. En nombre de unas supuestas nuevas reglas de honor.

La urgencia por frenar la pandemia de la COVID-19 se ha convertido en un acelerador del autoritarismo y del control social tecnológico que empezaban a instaurar en buena parte del planeta los cada vez más poderosos partidos de extrema derecha, neofascistas y promotores de las versiones más reaccionarias de las religiones monoteístas. Una sociedad paralizada por el miedo a la muerte y a la pobreza –consecuencia de la crisis económica en la que ya estamos inmersos–, difícilmente se movilizará contra el recorte de derechos y libertades, a pesar de que la Historia nos demuestra que retrocesos que pueden llevarse a cabo en apenas unas semanas, pueden llevar años o décadas retrotraerlos. Máxime en países como España, donde nunca terminó de instaurarse una verdadera cultura democrática, donde convivimos durante décadas, y en un silencio cómplice, con las denuncias de torturas cometidas en territorios como Euskadi por parte de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, y donde los miles de desahucios ejecutados durante la última década, la aprobación de la Ley Mordaza y la reforma del Código Penal, han normalizado el atropello de nuestros derechos más básicos. Es la teoría del shock, que en las últimas semanas se ha agravado con la doctrina del shock digital basado en el anuncio de aplicaciones para controlar los contagios, como han denunciado en un manifiesto 300 intelectuales de España y Francia. No debería extrañarnos que además de pedirnos que compartamos nuestra geolocalización para medir el grado de cumplimiento de este confinamiento y los que probablemente vendrán, o nuestras interacciones con posibles contagiados, nos pidan que también registremos en esas app nuestros afectos según su grado de “estabilidad” para vigilar nuestra disciplina en el ejercicio del verdadero amor.

Nos adentramos en una suerte de tecnonacionalcatolicismo, escudado en un supuesto bien común sanitario, al que tenemos el deber de desobedecer si queremos proteger nuestras democracias. Igual que en estos años nos ha tocado salir a las calles para volver a defender el derecho al aborto, el matrimonio entre personas del mismo género y la igualdad, tendremos que repintar pancartas con el ‘Jo també sóc adultera’ con el que nuestras predecesoras exigieron en 1976 la despenalización del adulterio.

Como bien sabemos en España, cuando estamos en dictadura una parte de la población se arriesga a perder la vida por el derecho comunitario a vivir en libertad. Es a ellos a quienes les debemos nuestro mínimo libre albedrío. Ahora que estamos en democracia, deberíamos recordar que es nuestro deber defender vidas que merezcan la pena ser vividas. No todo vale a costa de mantenerse a salvo. Por ahora, con nuestra desobediencia solo nos arriesgamos a ser tildados de díscolos, pervertidas, desviados. O de amorosos, en el peor de los casos. El amor nunca debería ser clandestino, pero siempre fue desobediente. Quien lo probó, lo sabe.

lamarea.com