Diseña un cartel para la representación teatral, utilizando para los actores los nombres de compañeros de clase y para ti el del director/a. Puedes inspirarte en el que te dejo a la derecha, que corresponde con el montaje del Centro Dramático Nacional.
Escribe una escena (máximo una cara) para continuar la obra, incluyendo todos los elementos de un texto teatral: nombres de los personajes en cada intervención, acotaciones... Recuerda que en una escena se mantienen los mismos personajes en el escenario. Si sale o entra un personaje, se cambia de escena.
Graba un audio o un vídeo interpretando uno de estos dos monólogos de la obra:
PUEDES LEER LA OBRA EN ESTE ENLACE O PINCHANDO EN LA PORTADA DEL LIBRO.
PAULA. ¡No debes tener novia! ¿Para qué quieres tener novia? Es mejor que tengas sólo una amiga buena, como yo... Se pasa mejor... Yo no quiero tener novio... porque yo no me quiero casar. ¡Casarse es ridículo! ¡Tan tiesos! ¡Tan pálidos! ¡Tan bobos! Qué risa, ¿verdad...? ¿Tú piensas casarte alguna vez? DIONISIO. Regular. PAULA. No te cases nunca... Estás mejor así... Así estás más guapo... Si tú te casas, serás desgraciado... Y engordarás bajo la pantalla del comedor... Y, además, ya nosotros no podremos ser amigos más... ¡Mañana iremos a la playa a comer cangrejos! Y pasado mañana tú te levantarás temprano y yo también... Nos citaremos abajo y nos iremos en seguida al puerto y alquilaremos una barca... ¡Una barca sin barquero! Y nos llevamos el bañador y nos bañamos lejos de la playa, donde no se haga pie... ¿Tú sabes nadar...?
DIONISIO. No sé. Tenía el presentimiento de que casarse era ridículo... ¡Que no me debía casar...! Ahora veo que no estaba equivocado... Pero yo me casaba, porque yo me he pasado la vida metido en un pueblo pequeñito y triste y pensaba que para estar alegre había que casarse con la primera muchacha que, al mirarnos, le palpitase el pecho de ternura... Yo adoraba a mi novia... Pero ahora veo que en mi novia no está la alegría que yo buscaba... A mi novia tampoco le gusta ir a comer cangrejos frente al mar, ni ella se divierte haciendo volcanes en la arena... Y ella no sabe nadar... Ella, en el agua, da gritos ridículos... Hace así: «¡Ay! ¡Ay! ¡Ay!» Y ella sólo ama cantar junto al piano El pescador de perlas. Y El pescador de perlas es horroroso, Paula. Ella tiene voz de querubín, y hace así: (Canta.) Tralaralá... piri, piri, piri, piri... Y yo no había caído en que las voces de querubín están llenas de vanidad y que, en cambio, hay discos de gramófono que se titulan «Ámame en diciembre lo mismo que me amas en mayo», y que nos llenan el espíritu de sencillez y de ganas de dar saltos mortales... Yo no sabía tampoco que había mujeres como tú, que al hablarnos no les palpita el corazón, pero les palpitan los labios en un constante sonreír... Yo no sabía nada de nada. Yo sólo sabía pasear silbando junto al quiosco de la música... Yo me casaba porque todos se casan siempre a los veintisiete años... Pero ya no me caso, Paula... ¡Yo no puedo tomar huevos fritos a las seis y media de la mañana...!