Abuelito, dime tú

HISTORIAS EN FAMILIA


¿Has hablado alguna vez con tus abuelos o bisabuelos sobre su infancia?

Seguro que tienen muchas anécdotas sorprendentes que contarte. Escucha a los mayores de tu familia y aprenderás cómo era la vida cuando ellos tenían tu edad.

FASES DEL PROYECTO

HABLA CON TUS ABUELOS

Anota lo que te cuenten o graba la conversación con el móvil.

Cuestiones que les puedes plantear:

  • ¿Cómo era su escuela?

  • ¿A qué maestros/as recuerdan?

  • ¿A qué jugaban?

  • ¿Qué les regalaban en su cumpleaños o en Navidad?

  • ¿Con quién vivían y dónde?

  • ¿Cómo era su casa?

  • ¿Qué hacían cuando tenían vacaciones?

  • ¿Qué comían en un día normal?

  • ¿Qué anécdota especial recuerdan?

  • ¿Cómo eran sus abuelos?

  • ¿Qué reuniones familiares hacían?

  • Etcétera...


ESCRIBE UN CUENTO

A partir de lo que te hayan contado, escribe un relato en el que tu abuelo/a o abuelos/as sean personajes literarios.

Escribe un plan textual previo en el que decidas los elementos de tu narración:

  1. Personajes (protagonista, secundarios, etc.)

  2. Acción (en qué se va a centrar tu historia, qué va a ocurrir)

  3. Estructura (clásica: inicio, nudo y deselenlace, o "in medias res" o comienzo por el desenlace...)

  4. Espacio (lugares en los que transcurrirán los hechos)

  5. Tiempo (época y duración de los acontecimientos)

  6. Narrador (interno, externo...)


LIBRO EN EQUIPO

Decide con tus compañeros de equipo cómo se va a llamar vuestro libro.

Decidid qué tipo de letra tendrán todos los cuentos (la misma).

Pasa a limpio tu historia (a mano o a ordenador), añade una foto al documento y cuélgala en el chat de Teams del equipo.

Repartid el trabajo de elaboración del libro:

  1. Diseño de la cubierta.

  2. Diseño de la parte posterior de la cubierta.

  3. Redacción de la solapa que habla de los autores.

  4. Redacción de la solaba que resume los cuentos del libro.

  5. Montaje de todas las partes de la cubierta.

  6. Fotocopia de los cuentos y grapas con la cubierta.


CALIFICACIÓN DEL PROYECTO

Este trabajo puede valer hasta un punto en la evaluación.

La nota es individual, según la calidad del cuento y la exposición que haga cada uno en clase

Una parte de la calificación corresponderá a vuestra capacidad para organizaros en equipo

LOS LIBROS SE PRESENTARÁN EN CLASE DESPUÉS DEL ÚLTIMO EXAMEN DE LA EVALUACIÓN

TRABAJO DE EMMA PÉREZ VELASCO

Emma ha hablado con sus bisabuelas, que le han contado muchas anécdotas y curiosidades sobre sus vidas. Podéis escuchar con qué inteligencia y lucidez contaron sus vidas en las grabaciones que ha hecho su bisnieta.

Ella ha convertido esas historias en materia poética . Seguro que os emocionáis con el resultado:

EL ARMARIO DE LOS VECINOS DE MI ABUELA

La pequeña Amparo Ruiz Zarrión era una niña de ocho años, algo bajita, de complexión gordita, con dientes torcidos, ojos grandes y vivos y un castaño pelo siempre recogido con dos preciosas coletas que su madre siempre les ponía a ella y a sus hermanas. Puede que Amparo pareciera una pequeña niña más del colegio de los Pontones, pero era especial porque era una cría muy inteligente, trabajadora, alegre y aventurera.

Amparo tenía seis hermanas mayores y un solo hermano, así que nunca se podía aburrir, porque juntos siempre vivías grandes aventuras en su pueblo, Murias.

Una vez vivió algo con su hermana mayor, Eva, algo de lo que se acordaría toda su vida. Ellas eran las pequeñas de la familia, sabían que las cosas no estaban bien porque habían vivido la guerra y vieron cómo sufrían los adultos. Sabían que a su padre, que era policía municipal, le habían dado una camiseta azul para que fuera por las casas de la gente del pueblo para buscar a los fugados de la guerra. Él lo rechazó, porque los vecinos de la casa de al lado, eran unos de los fugados y él no podría hacerles eso. Al haberse negado a aceptar la camiseta, uno de los vecinos de Costavil le denunció diciendo que no quería que encontraran a sus vecinos y así comenzó su historia.

Las niñas se encontraban sentadas en el sofá de su salita, mirando por la ventana que se encontraba detrás, por la que podían ver directamente el salón de sus vecinos. Su madre les había dicho que se habían ido a América, pero las persianas no se encontraban totalmente bajadas y entonces comprobaron que su madre les había mentido. Vieron cómo sus vecinos entraban por un armario enorme que tenían en la pared del salón. Las niñas corrieron hacia la puerta de su casa, la abrieron y salieron a buscar a su madre, que estaba en la terraza tendiendo la ropa. Amparo le dijo :

-Ma, mira mamá, Rogelio y su mujer no están pal extranjero, pa América como dijiste, tan en casa, que los vimos nosotras.

Cuando la niña dijo eso, su madre dejó lo que estaba haciendo y rápidamente se giró y cogió a sus hijas por las coletas.

-No se os ocurra comentar con nadie esto, con nadie, con nadie, ¿entendido? – las niñas asintieron y, efectivamente, no dijeron ni una palabra más del tema. No porque ellas no quisieran, sino por el miedo que habían visto en la cara de su madre.

A Amparo y a Eva nunca se les olvidaría el tirón de pelo que les había dado su madre, que era la más inteligente de la familia, y sabía que la casa de al lado de la de Rogelio y su mujer, también era suya y por eso todavía no les habían encontrado. Entonces entendieron lo honrado que había sido su padre.


EL RECUERDO DE LOS AVIONES DE LA GUERRA

Remedios Fernández estaba en el medio. Sí, en el medio de una familia numerosa de siete hermanos, todas chicas salvo el mayor, que fue el único varón de la familia durante muchos años.

La pequeña de pelo castaño, ojos grandes y curiosos, complexión delgada y a decir verdad muy poca altura para su edad, parecía una niña tranquila y buena, pero era todo lo contrario. A Remedios le encantaba jugar con sus hermanas, y también meterse en los prados que no eran suyos, ni de su familia, aunque ellos sabían que los mejores eran los suyos.

Remedios había vivido la guerra siendo una niña de cuatro años. Un día escuchó los aviones desde su casa, todo pasó muy rápido, su padre entró en la habitación que compartía con sus hermanas y su hermano, y les dijo:

-Niños, rápido, hay que salir de casa ahora mismo. Toda la familia echó a correr hacia la puerta de la casa, salieron para poder meterse en el cobertizo que el padre había construido. Cuando todo empezó a ponerse peor, la familia tuvo que irse a La Pola, a casa del tío José, donde se escondieron en su almacén con el resto de su familia. En total eran casi treinta familiares los que estaban allí metidos y después de estar un tiempo en su casa, tuvieron que esconderse en el sótano de los de Puiñones.

Pero después de la guerra las cosas no estuvieron mucho tiempo tranquilas. Su hermano había coincidido una vez con Franco en África, sin saber lo que ese nombre iba a significar después.

Así que Remedios no pasó una infancia muy tranquila, vivir todo lo que tuvo que vivir hizo que se diera cuenta de la suerte que tenía, pues nadie de su familia había muerto.

Ahora que ya se ha hecho mayor, sus historias sobre su infancia hacen que sus nietos y bisnietos se queden impresionados con su dura vida, ya que ellos ahora tienen otras circunstancias muy distintas.