Mirar hacia delante

Encuentro entre estudiantes y mayores

2019

Los alumnos de 1º de ESO en la residencia Valle del Caudal, de Mieres

Objetivos:

Mejorar la expresión oral y escrita

Mejorar el uso de diferentes registros lingüísticos según la situación comunicativa

Fomentar el hábito lector y escritor

Relacionar la creación literaria con otras manifestaciones artísticas: ilustración, cine…

Utilizar los procesadores de texto como herramienta de trabajo

Contribuir a la mejora de nuestro entorno social y conocer el pasado de la Cuenca minera del Caudal

Mejorar la convivencia con nuestros compañeros trabajando de manera cooperativa

Reflexionar sobre el paso del tiempo y los cambios en nuestras costumbres

FASES DEL PROYECTO

Jueves 17 y 24 de octubre y 14 de noviembre: visita a la Residencia de ancianos de Mieres para charlar con los ancianos acerca de sus experiencias en la infancia. En grupos de 6, acompañados por estudiantes de Bachillerato.

Hasta el 20 de noviembre, escritura de borradores a mano (en casa o en las horas en que el resto de compañeros hagan la visita).

Jueves 21 de noviembre: lectura de borradores en la biblioteca y cambios en los textos.

Viernes 22 y 29 de noviembre: escritura de textos a ordenador. Montaje del libro con todos los datos de edición e ilustraciones.

Jueves 5 y 12 de diciembre: ensayos de lectura o explicación oral de los cuentos

Jueves 19 de noviembre: visita a la residencia de ancianos y actuación.

GUION PARA LA ENTREVISTA:

  • Presentación

  • Explicación de lo que queremos: vamos a escribir un cuento basado en las experiencias en la infancia...

  • Preguntas:

  1. ¿A qué jugaba cuando era niño?

  2. ¿Cómo era su familia?

  3. ¿Durante cuánto tiempo fue a la escuela y qué recuerda de esa etapa?

  4. ¿Qué anécdotas recuerda con más cariño?

  5. ¿Qué experiencias más dolorosas tuvo que vivir cuando era niño?

  6. ¿En qué cree que ha mejorado la vida de los niños y en qué ha empeorado?

  7. ¿Le gustaría poner nombre al protagonista de su cuento o ponerle título?

  • Agradecimiento y despedida

En la imagen, Clara y Claudia entrevistan a Amor

Para Amor

EL LUCERO

Clara García Iglesias

Antes de la guerra la vida era buena. Tenía 7 hijos, una buena mujer y un trabajo estable. Yo trabajaba de electricista del Ayuntamiento y ganaba 3.000 pesetas. Vivíamos junto al cementerio de Mieres. Mientras mi mujer lavaba ropa (y lo hacía muy bien, como todo) y yo trabajaba, los dos niños jugaban al balón y las niñas jugaban a la comba, al escondite, al corro de la patata... Iban solos a jugar y debían tener cuidado porque pasaban los carros de carbón.

Solo fuimos una vez de excursión. Fue a San Esteban. Pero se mató un niño y quedó su cuerpo ahí. No volvimos más.

Cuando empezó la guerra, sacaron a los niños de la escuela (solo estuvieron un año y les encantaba) y dedicaron a meter ahí a los soldados. Poco después nació nuestro octavo hijo, Federico, el 9 de agosto, en plena guerra. Fueron momentos duros, porque se mezclaba la alegría de un nuevo bebé con la angustia de la guerra que nos rodeaba.

Empezamos a pasar hambre. Comíamos lo que podíamos. Pero, no me gusta ser dramático, siempre fui un hombre optimista, justo y honrado. Todos los sábados me daban la paga. Un sábado me dieron 5.000 pesetas, es decir, me dieron 2.000 pesetas de más. Tenía muy claro lo que tenía que hacer, así que al día siguiente, devolví las 2.000 sobrantes, aunque me hacían tanta falta.

-¿Por qué las devuelves?-Me preguntaron.

-Porque el dinero no es mío -les contesté-. Además, se lo descontarán a otras personas justas que harían lo mismo si les pasara esto.

Al día siguiente, fui recibido con aplausos y felicitaciones del alcalde y muchas más personas. Me sentí orgulloso y creo que mi familia también.

Perdí el trabajo por la guerra y mi mujer lavaba para los chigres. Una de mis hijas mayores se casó con un hombre que no la trataba bien y ella y sus dos hijos tuvieron que venir a vivir con nosotros porque no aguantaban más. Sus hermanos la ayudaron, la familia estuvo ahí para apoyarla y así salió adelante.

Poco después, me dieron trabajo como electricista, pero nadie me acompañaba para hacer los trabajos. ¿Veis todos los puntos altos de luz que hay en Cenera y por esas partes? Los puse yo. Por eso me llaman El Lucero.

Uno de mis peores recuerdos fue cuando mi mujer encontró un huevo tirado por la plaza y lo llevó para casa. Lo coció y lo repartió en 10 trozos. Esa fue la comida de ese día.

El único vestido que tenían mis hijas era uno gris feucho que ponía su nombre en letras negras cosido por una de ellas. Si no fuera por el hambre y la guerra, les compraría mil vestidos a cada una.

Ya han pasado aproximadamente 85 años de esto. Ahora Federico y Amor (la quinta hermana) están vivos. Amor vive en la residencia de Mieres. El otro día unos niños del Instituto Bernaldo de Quirós le hicieron una entrevista y ella dijo cosas realmente maravillosas sobre mí.

Yo os seguiría contando cosas sobre mí: mi infancia, mis padres, mi maravillosa mujer y mis maravillosos hijos...Pero no tengo tiempo. Espero volver a hablar con vosotros, atentamente, si miráis al cielo veréis una estrella que brilla más sobre Mieres y alumbra todo el valle. Es el Lucero.