Si, en vez de apabullarnos haciéndonos tantas preguntas, hiciéramos las esenciales y mantuviéramos la calma y el silencio interior de recepcionar la respuesta, esgrimiendo paciencia, astucia y síntesis, entenderíamos el lenguaje de la naturaleza que contiene todas las respuestas a las preguntas que ahora nos podemos hacer y de aquellas que todavía no atisbamos a vislumbrar por falta de conciencia.
En otro momento comenté cómo los elementos que conforman la playa, me dieron respuestas a cuestiones. En verdad, la gran Maestra que es la Naturaleza, representa una fuente inagotable de enseñanzas, y cada cual bebe de ella lo que su conciencia puede asimilar en cada momento. Luego no es del todo correcto pensar: ¿qué enseñanzas me da la vida?; sino: ¿qué puedo aprender aquí y ahora de todo lo que me rodea?, puesto que las enseñanzas son infinitas y nuestra capacidad muy limitada.
Ya dijeron los antiguos maestros que ellos no enseñan, que son sus discípulos los que tienen que abrir la flor de su corazón al aroma de su intuición para poder aprender.
Existe en la Naturaleza tantas cosas que nos dejan absortos que no acabaríamos de enumerarlas. Pero ahora quiero detenerme en algo que siempre nos deja atónitos, ya seamos niños, adultos o ancianos, pobres o ricos, ignorantes o sabios, da igual, la belleza y grandiosidad llama y nosotros quedamos seducidos. Me refiero al arco iris.
Como es sabido, el arco iris se forma porque confluyen varios elementos: la luz del sol, las gotas de agua, nuestra posición y una relación conveniente entre estos elementos. El arco iris aparece allí donde la relación ojo-agua-sol determinan un ángulo adecuado (nadie ha visto un arco iris de perfil ni ovalado). Si estuviéramos suspendidos en el aire nos daríamos cuenta que no es un arco, sino que conforma un círculo. Realmente es un círculo iris que visto desde tierra no se puede completar debido al horizonte.
¿Alguien sabe cuál es el centro del arco iris?, ¿dónde está centrado el círculo iris? Pues bien, el centro que origina ese grandioso círculo es nuestra sombra. Si, aunque parezca contradictorio, es la proyección de nuestra sombra en la cortina de agua, de ahí parte el círculo iris, de nuestras limitaciones.
La luz del sol viene a ser la ENERGÍA que activa el universo; el cielo representa la MENTE, las nubes o gotas de agua, los PENSAMIENTOS en general y aquellos que conforman el círculo iris serían los pensamientos personalistas o egocéntricos, en torno a nuestra personalidad, alrededor de nuestro INTERÉS, normalmente los que más coloridos tienen, a los que les damos mayor importancia, los que nos embelesan.
Aparecen porque confluyen la energía, el plano mental y nosotros, pero algo más, una relación concreta y definida de aspectación subjetiva: el ego. Si observamos lo que nos rodea bajo otra relación más objetiva: el mundo, la humanidad, los ideales, la naturaleza, o cualquier otra, si descentralizáramos esta forma de observar, los pensamientos egoicos no se formarían como no lo hace el círculo iris si miramos con otro ángulo la cortina de agua. De alguna manera los pensamientos surgen porque queremos verlos ahí, y cuando los vemos queremos creer que son toda la realidad, en vez de reconocer que simplemente son una cortina ilusoria de colores y que detrás está el mundo real. La aspectación del ego se desvanece cuando sentimos y vivenciamos que somos Todo, que no somos un foco de conciencia temporal, sino Consciencia, que no somos una persona, sino la CAPACIDAD DEL UNIVERSO PARA MANIFESTARSE, y esa capacidad, está en la oruga, en la nube, en los astros, en las piedras y plantas, en todo sin excepción, luego lo eres Todo.
Si buscamos el silencio interior, no hemos de querer ver colores-pensamientos, puesto que entonces nos estaríamos contradiciendo. Hemos de saber mirar en otra dirección y sentir la consciencia, en vez de pensarla. Cuando descubramos esta nueva forma de estar en el AHORA, nos conmoverá de tal manera que lo más natural es que, al principio, nos alteremos hasta el punto de volver a tener pensamientos y caer en la “ceguera” de los colores. “Ceguera” de colores porque no te permiten “VER” lo que realmente ES y está AHÍ delante de tus ojos, desde siempre. Mantente en esa consciencia silenciosa y sentirás crecer hasta límites insospechados, en verdad no sabes cuánto creces, ni tampoco te importa porque aquí ya no hay medidas ni comparaciones, simplemente eres crecimiento, no algo que crece; eres expansión, no algo que expande; eres luz, no algo que está siendo iluminado, eres conciencia, alegría, amor, paz.