Cuando nos acercamos al misterio del Tao, con todas las precauciones posibles y con una actitud de respeto hacia lo no comprensible con los pensamientos humanos, percibiremos algo que va más allá de las palabras y las formas.
Si nos mantenemos constantes y despiertos en las puertas de ese misterio, comenzaremos a entender algo. Se ha dicho que a Tao no se llega con los pensamientos, sino con un corazón y una mente limpios. El Tao no se piensa, se realiza, se experimenta.
Cuando comenzamos a estudiar sobre el Tao, observamos que al manifestarse lo hace recreando dos energías. Yo me inclino a pensar que es una misma energía en dos aspectos, direcciones o naturalezas complementadas. Si han leído el clásico libro El Tao de la Física, verán cómo el Yin y el Yang se presentan en todo lo mesurable y más allá. Con un simple ejemplo bastará para que puedan imaginar otros miles que quieran observar. Si la energía Yin atrae hacia dentro y la Yang hacia fuera, la Armonía se realiza conjugando ambos. No me estoy refiriendo a la media entre las dos fuerzas, sino proporciones diferentes para cada objeto/ser. Si una piedra tuviera sólo Yang, explotaría, si fuera todo Yin, implosionaría, pero no es así, sino que se mantiene unida. Y esta proporción entre Yin y Yang es diferente a la que mantiene unida a una célula, una nube, una estrella, una galaxia.
Luego podemos decir que al Tao que se puede observar, aunque no es el verdadero Tao (es la Madre del Universo) se llega por Armonía de complementarios.
De la mentalidad oriental sobre la naturaleza de las cosas, tan sutil, grácil, profunda, bella y misteriosa, pasamos a otra cultura donde ese perfume no se valora en absoluto, me refiero a la cultura occidental, o si la queremos llamar también mediterránea, por su origen histórico, aunque exactamente no sea así tampoco, sino del Medio Oriente sumerio-persa.
Los maestros y las Escuelas Iniciáticas de todos los tiempos, continentes, culturas y civilizaciones se han visto obligados a adaptar la enseñanza para que fructifique, cual semilla, en distintos campos de labranza.
Está claro, lo que ES no puede cambiar porque los humanos seamos diferentes. Nosotros cambiamos el traje al Misterio y lo nombramos de forma diferente. Los Gnósticos lo llamaron Abraxas, lo hicieron dominar el Sol y la Luna, con dos piernas de serpientes representando la dualidad constante, armado, vigilante, con cabeza de gallo, altiva, atenta, percibiendo los primeros rayos del Sol nada más alborea el amanecer y en algunos iconos, cabalgando desde sus dos serpientes los cuatro caballos de la personalidad. Todo un completísimo icono para quien sepa leer estos símbolos.
Este símbolo mágico era temido en su momento, pues en occidente no se entiende algo que domine los dos opuestos, y en infantil iconografía sagrada-mitológica lo dibujan como dios y demonio a la vez que se apoya en los opuestos para conseguirlo todo. Se cuenta en una narración oriental que una vez hicieron llegar un adivino ante un gran maestro. El adivino declaró que le quedaban pocos días de vida. El maestro solicitó que viniera a verle al día siguiente. El adivino no se lo explicaba, ahora le veía radiante de energía y salud. El maestro volvió a solicitar que le visitara otro día más. Al volver el adivino se le desencajó la cara, se puso blanco y echó a correr gritando de miedo. Los discípulos le preguntaron al maestro qué había ocurrido, pues no entendían nada. El maestro explicó que cada día le iba ofreciendo un aspecto de la realidad que definía con su voluntad, pero que al tercer día bajó a los abismos insondables del TAO y le presentó el Vacío, lo Increado ante lo cual el pobre adivino no sabía a lo que se enfrentaba y creyó enloquecer. Vemos que también el TAO provocaba pánico en aquellos que no comprendían su naturaleza.
Si desdramatizamos este símbolo podremos ver a la conciencia despierta que observa atentamente el juego de los opuestos para crear o destruir y se apoya en ellos para dominar los cuatro elementos. Su numerología sagrada, basada en la suma de los valores de las letras de su nombre, suma 365 que es el número de días del ciclo anual, con lo cual consigue la esfericidad de la perfección. Si nos fijamos bien, nos están dibujando el símbolo del tan popular círculo del Yin-Yang, pero en formato occidental, escenificando varios elementos de la mitología occidental-medio oriental.
Quien pueda ver, que entienda y comprenda que cuando adquirimos una conciencia que se sobrepone a lo dual, despierta y activa, penetramos en los abismos del misterio que llaman TAO y también ABRAXAS.
¿Es sólo un juego mental o un recurso para mantener vivo el Misterio a través de los tiempos y civilizaciones?
¿Qué te dice tu corazón?