La experimentación animal es un procedimiento científico que tiene como objetivo el uso de animales en la investigación. Algo que produce polémicas como la afirmación de Javier Luna, el presidente del Partido Animalista (PACMA) de que “el maltrato en la experimentación animal es algo que es evitable y poco a poco se ha ido consiguiendo reducirlo”. Sin embargo, el 90% de los científicos la consideran necesaria, aunque aceptan que se busquen alternativas. Según Mª Luz Alonso, responsable del comité ético de experimentación animal del IDIS, Javier Santos, bioquímico de la Universidad de Valencia, y Anxo Vidal, fisiólogo del CIMUS de la USC, su uso es necesario para que se logre un resultado importante. Sin embargo, para Javier Luna, a veces “se pueden escalar las pruebas, que son muchísimas, totalmente innecesarias y a lo mejor, para hacer una prueba que no tiene ningún tipo de sentido, pueden utilizar tres mil animales”.
Las condiciones de vida de los animales en los laboratorios, según la científica del IDIS, deben estar controladas: “Los animales según su especie deben tener un alojamiento adecuado en cuanto al tamaño, agua o comida para que pueda cumplir con todas las necesidades fisiológicas”. Además, no los pueden criar ellos mismos, como indica Alonso: “El centro en el que trabajo solo es un centro usuario; es decir, no podemos criarlos y únicamente los utilizamos. Hay otros centros de la universidad o empresas que los crían. En función de las necesidades que tienen, se organiza la crianza de un modo u otro. Por esa razón no se crían más animales de los que se necesitan para que no sea necesario sacrificarlos sin ser utilizados y, por eso, es necesario hacer una estimación de los animales que vamos a utilizar. En el caso de los que están modificados genéticamente se hacen unos cruces específicos entre un animal que tiene un gen alterado y otro para tener crías con una mutación concreta”.
Aunque no es habitual, hay sitios donde se permite investigar con animales domésticos, como explica Mª Luz Alonso: “En la normativa sí que se admite la experimentación animal con animales domésticos por ejemplo con perros, o también con animales domésticos de granja por ejemplo con cerdos, pero son animales que tienen que criados para ese fin”. Cuando se experimenta con animales hay que tener en cuenta el número necesario de animales que se van a utilizar y hay que tratarlos de manera correcta, tal y como afirma la científica del IDIS: “Si tú no tienes un animal en buenas condiciones, esos resultados tampoco son válidos. Un animal al que tratas mal o que esté enfermo no te va a dar unos resultados válidos”.
Por estas razones, han cambiado muchas cosas en la experimentación animal en los últimos años, tal y como afirma la investigadora del IDIS: “Han cambiado los tamaños de las jaulas de los conejos. Yo antes trabajaba con conejos y teníamos jaulas más pequeñas y ahora la ley nueva, si no me equivoco, ya manda tener jaulas más grandes”. Por tanto, dice Alonso, el uso de cada animal va a depender del tipo de estudio: “Los animales dependen de la enfermedad que tú quieras estudiar. Nosotros trabajamos con ratas y ratones, pero los ratones se pueden alterar genéticamente de forma fácil”. En el caso de Mª Luz Alonso esta enfermedad es el ictus, aunque insiste en que, sea cual sea, los animales deben tratarse adecuadamente: “Tenemos modelos de ictus isquémico, de tumores cerebrales, de parálisis en lesión medular, de obesidad y de infarto cardíaco. La normativa ahora mismo no nos va a cambiar nada de lo que se está haciendo, porque se trata a los animales en las condiciones que deben ser”.
Por otra parte, aunque aceptan que se busquen alternativas, la mayoría de científicos están a favor de usar animales para la experimentación, algo que para Alonso es algo que están haciendo en su laboratorio: “Nosotros hemos probado diez moléculas en cultivos celulares. Hemos seleccionado uno porque lo que vamos a probar es en modelos animales. Si quisiéramos probar esas diez moléculas en modelos animales utilizaríamos muchos animales que no serían necesarios. Ya hemos probado que en cultivos no funcionan. Por lo tanto, vamos a seleccionar a nuestro estudio cribado de cultivos y luego ya, cuando tengamos que dar el paso a modelos animales, tendremos que ver cómo reacciona en un organismo complejo”. La científica del IDIS explica cómo les está afectando este esfuerzo para reducir el número de animales: “Ahora hay una chica que se está dedicando a hacer Inteligencia Artificial para que el sistema detecte automáticamente las lesiones en esas imágenes y que no lo tengamos que hacer nosotros. Es más preciso que nosotros y es capaz de detectar cosas que al ojo humano, ahora mismo, le está costando más. Por lo tanto, vamos a necesitar menos animales y eso influiría en la reducción de los mismos”.
En suma, la científica del IDIS anticipa que esta reducción continuará, aunque no piensa que pueda prescindirse de los animales pronto: “Lo importante es que haya mejoras en sistemas alternativos: in silico, a nivel de ordenadores, y a nivel de in vitro. Pero a medio y corto plazo seguiremos necesitando animales. No sé si realmente alguna vez podremos sustituirlos completamente, porque igualar a un organismo completo, con todo lo que es, es muy difícil. Pero la tendencia es, por lo menos, a reducir el número de animales”.
En cuanto a la necesidad de usar animales en los laboratorios, Anxo Vidal afirma que la “experimentación animal ha sido una necesidad derivada de mi actividad investigadora, ya que, si queremos estudiar enfermedades que afectan a un organismo entero, tenemos que utilizar modelos y sistemas que nos permitan estudiarlo”. También explica Vidal el sistema que los habilita para incluirlos en sus proyectos y experimentos: “Esencialmente, las decisiones habituales acerca de los proyectos son competencia de lo que la normativa llama órganos habilitados, que son unos comités éticos que están reconocidos por el Ministerio” Y lo hacen “todo en aras del bienestar de los animales”.
Además, en momentos extraordinarios como el COVID-19, Vidal afirma que “fue imprescindible el uso de animales de experimentación”. Por eso para él es fundamental seguir utilizando estos animales en los experimentos: “A día de hoy no estamos en ese punto, pero, si tenemos una nueva pandemia, ¿cómo vamos a preparar las nuevas vacunas? Entonces, a día de hoy no estamos en disposición para prescindir de los animales para ese tipo de situaciones. En el futuro ojalá lo estemos”.
El investigador del CIMUS también comenta que la aceptación social hacia el uso de animales ha disminuido: “La reticencia al uso de animales se ha ido incrementando con el paso de los años. Incluso en un horizonte tan corto como es 2008-2025 se detecta que la sociedad es más sensible, por lo que no vemos igual hoy en día determinados usos de animales como los veían la generación de nuestros padres o abuelos, en la que los animales eran cosas y se podían usar para tirar de los arados. En suma, era una visión mucho más utilitarista de los animales”.
Sin embargo, hay organizaciones como el Partido Animalista que no considera necesario el uso de animales para la experimentación, sobre todo, como indica Javier Luna, si es para cuestiones estéticas: “En España ya no se utiliza, pero en otros países todavía siguen utilizando animales para productos cosméticos, algo que es totalmente innecesario”. Para el presidente de PACMA es una preocupación que le viene desde la infancia y califica de cruel el uso de animales en los laboratorios: “Desde muy pequeño recuerdo que el sufrimiento de los animales me causaba un rechazo muy grande y el tema de la experimentación animal es uno de los más crueles de todos los métodos en contra de los animales”. Es algo que también indica que es fundamental en los objetivos de su partido: “Nuestro principal trabajo en PACMA es conseguir que las leyes mejoren para los animales, no solamente para los perros y los gatos, sino incluso también para los animales que se utilizan en la ganadería, los que se utilizan para la experimentación o incluso los caballos que tiran de los carros”. Más específicamente, el político añade que “en España se ha creado un decreto que regula la experimentación animal y nosotros lo que intentamos es que las normativas para la experimentación mejoren mientras se buscan métodos alternativos para que esos animales sufran el menor maltrato posible dentro de la experimentación”. Porque para él está claro que “el tema del maltrato en la experimentación animal es algo que es evitable y, poco a poco, se ha ido consiguiendo que cada vez más marcas, sobre todo en temas de cosméticos, no utilicen el testeo con animales”.
Por lo tanto, este político piensa que para que se llegue a eliminar esta situación “hace falta dinero, hace falta inversión para que se busquen métodos alternativos”. Una opinión que coincide con el trabajo de Javier Santos en iniciativas como aRukon, que busca disminuir el número de animales en los laboratorios: “Es una espedie de Wallapop pero un poco más sofisticado, de tal forma que yo, que trabajo en la enfermedad de alzheimer, si tengo muestras de ratones con alzheimer y ya no lo voy a utilizar más, lo puedo poner a disposición de otros investigadores que podrían comprar esas muestras igual que en Wallapop y utilizarlas en su laboratorio. Eso supondría que no tendríamos que sacrificar nuevos animales para seguir experimentando. Por eso pensamos que aRukon va a ser una plataforma que haga que se utilicen menos animales en la experimentación”. Es un camino en el que todos están de acuerdo que hay que seguir trabajando para conseguir que en algún momento del futuro no sea necesario utilizar animales en los experimentos científicos.