Lucía Vicente en su vivienda de Milán. | JULIA LÓPEZ MARTÍN
Lucía Vicente Holgado es investigadora postdoctoral en la Universidad de Milán. Doctora en psicología por la Universidad de Deusto, ha sido distinguida con el Premio Extraordinario Ignacio Ellacuría a la mejor tesis doctoral de 2024 por “Herencia del sesgo: Influencia de los sesgos de la Inteligencia Artificial en las decisiones humanas”, un trabajo dirigido por Helena Matute. Sus contribuciones se centran en la integración crítica de la IA en contextos educativos y tiene una larga trayectoria “investigando cómo la IA afecta en el proceso de toma de d ecisiones”. Ella afirma que “a los profesores les puede facilitar los tiempos” pero siempre hay que usarlas cuidadosamente y en ocasiones muy específicas.
—La Inteligencia Artificial se utiliza como herramienta en muchos ámbitos, incluyendo la educación. Desde su perspectiva como profesora, ¿cuáles cree que han sido los principales propósitos de incorporar la IA en la educación?
—La IA en la educación toma forma de diferentes herramientas que se están intentando aplicar e implementar en el ámbito educativo. Una de las aplicaciones que por los artículos y las investigaciones que he leído últimamente se están popularizando ahora, gracias a los modelos de lenguaje, es la creación de tutores automáticos o tutores de IA. Esto significa que, además del papel del profesor o profesora humano tradicional, se pueda complementar la educación con estas herramientas.
Las ventajas que podrían tener serían que permiten hacer una supervisión más individualizada de cada estudiante. Porque la IA podría, a la vez que proporciona información, servir de guía, como podría hacer un profesor, para evaluar al alumno y también ir adaptando toda esa guía a su nivel. En ese sentido esta herramienta ofrece flexibilidad, mucha capacidad de análisis de datos para estar dando una supervisión y una evaluación a miles de alumnos. Con la IA se pueden gestionar miles de datos, y esto se ve como una ventaja para entornos educativos desfavorecidos, donde la ratio de profesor por alumno es muy alta y donde un solo profesor tiene que supervisar a muchos alumnos. O, incluso, en entornos rurales o entornos a los que no es tan fácil que lleguen profesores. En ese sentido, la IA podría cubrir algunas necesidades y podría tener un papel positivo.
—Tradicionalmente el alumno consultaba libros y revistas para obtener información para sus trabajos escolares, pero la entrada de internet ha cambiado el acceso a los datos. ¿De qué manera supone la Inteligencia Artificial un cambio tanto como para el alumnado como para el profesorado?
—Intentando buscar el lado positivo de esto, se puede hacer una búsqueda más exhaustiva, más intensa y con más esfuerzo de la información, pero a veces la IA lo facilita todo tanto que nos hace un poco vagos. Aunque sí que es verdad que a los profesores les puede facilitar los tiempos, al final tienen mucho trabajo y estas herramientas les pueden ayudar en la preparación de materiales y en la búsqueda de información para sus clases. En cuanto al alumnado, si se utiliza bien, también puede ayudar a hacer una búsqueda más fácil y más guiada de la información, para que no sea un proceso tan arduo y para que lleve fácilmente a la información que se necesita.
—Mirando la otra cara de la moneda, ¿de qué modo cree que la IA puede intervenir en la motivación y el estímulo de aprendizaje del alumnado y el profesorado?
—Este es el tema en el que más me focalizo yo en mi investigación, en el que más impactos negativos puede tener. Por ahora, lo que se ha visto en algunas investigaciones es que, aplicada a ayudar a los estudiantes, a aprender matemáticas o a resolver problemas matemáticos, tener el apoyo de la IA puede ayudar. Además, no será simplemente proporcionarle la respuesta a los estudiantes, sino que puede guiarlos paso a paso hacia cómo se resuelve el problema. Sin embargo, hay algunos estudios que han visto que, una vez que ese apoyo se retira, los alumnos vuelven al nivel que tenían antes, o incluso peor, en comparación a estudiantes que nunca han tenido esta ayuda. Pero también puede suceder que, al tener ese apoyo de la IA, los estudiantes dejen su trabajo de pensar a la máquina y no hagan ellos el esfuerzo, ya que el aprendizaje requiere su esmero, requiere pensar y enfrentarse a un reto.
Por lo tanto, si se recurre directamente a la IA para que nos facilite el trabajo, no estamos teniendo un proceso de razonamiento, que es lo que lleva al aprendizaje. Lo que todavía no conocemos muy bien son los efectos a largo plazo de su utilización. Por otra parte, aplicaciones como Chat GPT son algo relativamente reciente y algo que es accesible para todo el mundo y que tiene mucho éxito. Sin embargo, no sabemos cuáles pueden ser los efectos a largo plazo, aunque hay algunas investigaciones que señalan que nos hacemos un poco más vagos a la hora de pensar por nosotros mismos. Eso, al final, lleva a una pérdida de habilidades.
—Como usted bien dijo antes, los alumnos dejan de esforzarse, ya que saben que la IA les podrá ayudar en su trabajo. ¿Por qué cree que hacen esto?
—En general, a los humanos todo lo que nos supone un esfuerzo nos cuesta. Cuando nos resulta complicado, tenemos que empujarnos un poco a hacerlo porque es algo positivo. En lo que respecta a los procesos cognitivos, tenemos la tentación de, si podemos, optar por atajos para resolver las cosas de una forma más fácil. Esto puede ser positivo y adaptativo a muchas situaciones, como resolver problemas vitales de la forma más eficiente posible. Pero realmente para todos es muy tentador que, cuando nos estamos enfrentando a algo difícil, como un problema de matemáticas o escribir un artículo para una revista, puede atraernos el dejar parte de ese empeño que hacemos a la IA. Pero no siempre es positivo.
—Teniendo en cuenta que la mayoría de los alumnos usan la IA, ¿qué beneficios tiene para los profesores utilizarla?
—Para el profesorado supone reducir su carga de trabajo en tareas más automáticas y que se pueden delegar en estas herramientas con el objetivo de tener más tiempo para las actividades que importan de verdad como la creatividad y el razonamiento. Pero sí que es verdad que estas herramientas aplicadas en el aula pueden motivar más a los alumnos. Estoy pensando más en aplicaciones de IA que buscan crear entornos que son como juegos, aunque siempre deben estar supervisados por el profesorado, y que pueden ser herramientas positivas para aumentar la motivación del alumnado y hacer el entorno de la clase mucho más atractivo.
—Considerando que usted es profesora, ¿de qué forma piensa que es una herramienta que podría mejorar el rendimiento del alumnado?.
—Para el rendimiento del alumnado creo que, si se utilizan bien, no son unas herramientas negativas. Se está estudiando mucho de qué forma utilizar estas herramientas de IA en la educación para promover de verdad el aprendizaje, y para que no que vayan en el sentido contrario. En este sentido, lo que necesitan los desarrolladores de IA es tomar mucha información de la investigación que se ha hecho en educación, en psicología y también en otros ámbitos para que la forma de relacionarnos con estas herramientas no sea directamente la respuesta, sino que nos haga pensar. De este modo, podemos hacerlo manteniendo una conversación con la IA que no te dé una respuesta directa, sino que te vaya guiando paso a paso para que seas tú el que razone. Esto hará que no sea tan fácil ni tan directo y puede tener un impacto positivo si se desarrolla bien y si se basa todo en lo que se sabe de la investigación ya realizada., Sin embargo, el problema es que los desarrollos con IA van muy rápido y la investigación va un poco por detrás. Entonces, cuando llega la investigación y dice que puede tener un impacto negativo, a lo mejor ya ha estado esa aplicación de IA funcionando durante un tiempo de forma poco productiva.
—¿Alguna vez ha tenido que ponerle un cero a un alumno por copiar un trabajo completamente de la IA?
—Yo he dado clase a nivel de universidad y en las asignaturas que yo he supervisado, los alumnos tenían que desarrollar trabajos y entregarlos a final de curso. Sí que es verdad que en los últimos años a veces me ha entrado la sospecha de que para la redacción del trabajo sí que usaron IA, pero eso no me ha llevado a que les suspendiese porque no era algo que pudiese comprobar directamente. Sin embargo, al igual que se van desarrollando aplicaciones de IA, cada vez es más fácil detectar si ha sido escrito por IA. Entonces, aunque no es mi caso, el profesorado tiene herramientas que pueden ayudar a detectar cuando un trabajo se ha realizado por IA. Concretamente, tengo compañeros y compañeras que han detectado trabajos hechos por IA y eso ha supuesto para los alumnos un suspenso.
—La IA tiene muchas utilidades que pueden ser buenas o malas. ¿Cuáles son los principales usos específicos que tiene en la actualidad la IA para el alumnado y el profesorado en los centros educativos?-
—Yo creo que incluso esta pregunta os la puede responder vuestro profesor mejor, porque yo no estoy en el ámbito educativo de secundaria, sino en el universitario y dentro de este ámbito hasta ahora no han usado demasiado estas herramientas. Sin embargo, creo que se empieza a mejorar usándola para crear presentaciones más fáciles y que sean más atractivas para compartir con los alumnos, para hacer juegos durante la clase y, de este modo, promover la motivación. Es decir, para crear los materiales que luego compartimos con los alumnos para que puedan seguir el estudio puede ayudar porque es un proceso muy lento. Pero también puede facilitar que los alumnos puedan seguir el curso y que son procesos a veces un poco más mecánicos, como incluir unas imágenes para hacerlo más atractivo. Lo que yo sí que defiendo es su uso para procesos más automáticos, que son a veces un poco pesados para el profesorado y que llevan mucho tiempo. Algo como preparar una presentación en Power Point que quede muy bien presentada y muy bonita para que sea atractiva. Pero lo que es más la labor humana de seleccionar la información, de ser creativo y de razonar eso hay que dejarlo en manos del profesorado y del alumnado.Por lo tanto, hay herramientas que bien utilizadas pueden servir al aprendizaje.
—Dado que ahora el conocimiento de la Inteligencia Artificial está muy extendido entre el alumnado, ¿de qué modo cree que es ya el principal recurso que utilizan para la elaboración de sus trabajos y qué peligros piensa que puede suponer esta práctica?
—La IA es bastante accesible y, por lo tanto, a la hora de elaborar un trabajo, sea el tema que sea, ChatGPT te va a dar unas guías para hacer ese trabajo y para que tú puedas encontrar lo que esté más accesible. Sin embargo, incluso si se opta por esa vía, hay que hacerlo con mucho cuidado, porque hay muchos potenciales problemas como la perdida de habilidades o el riesgo de que la información que nos está dando la IA nos confunda. Mi trabajo de investigación se centra sobre todo en cómo las personas podemos adquirir sesgos en relación con la IA. Si la IA tiene un conocimiento que no es correcto o que está sesgado (y los sesgos más familiares pueden ser estereotipos o prejuicios que llevan a tener una idea errónea sobre un determinado grupo de población o de otro tipo), esa IA comete errores. Pero nos fiamos tanto de la IA que, incluso cuando está equivocándose, aún así se tiende a aceptar lo que está diciendo la IA, porque la tendemos a ver como una herramienta muy objetiva e imparcial, aunque también tenga fallos. Porque a las máquinas les damos esa autoridad que, aunque quizá la información que me está dando no es correcta, la acepto tal cual. Por eso, a partir de esas interacciones con la IA aprendemos un conocimiento, pero si las personas pueden llegar a integrar un conocimiento erróneo y luego aplicarlo en su propia toma de decisiones, no está dando información sino consejos, y esto es muy peligroso.
A día de hoy estas herramientas no son perfectas y nunca lo serán. Además, puede haber mucha información falsa o que no es correcta porque no hay manera de verificar las cuentas de las que toma esa información. Por lo tanto, si confiamos en esa información y en esa autoridad, estamos aprendiendo algo que es erróneo y nos vamos a quedar ya con esa información.
—Ya que la Inteligencia Artificial se utiliza muy a menudo, ¿cuándo cree que no debe ser utilizada por un profesor o un alumno y por qué?
—Hay ocasiones en las que que son útiles, pero creo que la IA ahora mismo, en lugar de liberarnos de los trabajos más pesados y mecánicos, casi está suplantándonos en los procesos más puramente humanos. Por ejemplo la IA generativa, que crea imágenes, o incluso llega a crear vídeos o animaciones, y también puede crear historias. Esos son los procesos creativos, que son muy humanos, y los que nos ayudan a desarrollarnos como personas. Delegar todo eso en la IA, igual que los procesos de razonamiento, tener que redactar algo como un trabajo de historia, y hacer por nosotros mismos el trabajo de pensar y el cómo debo de organizar esta información para que me comprenda la persona que va a leer este trabajo. Esos son procesos de razonamiento que creo que debemos de hacer nosotros mismos. Si al final, cuando ya tenemos un trabajo escrito, y queremos que la IA nos ayude a hacer un buen resumen, igual puede ser una forma correcta de usarla. Yo confío en que debemos preservar, como humanos, estos procesos de la creatividad y el razonamiento, y dejar la IA como un apoyo en cosas muy puntuales.
—Al tener diferentes usos y dentro de diferentes espacios, ¿cuál es el mejor ámbito educativo de uso en su opinión y por qué?
—Lo mejor que nos puede proporcionar la IA aplicada a la educación es la facilidad de implementación de estas herramientas. La IA puede ser como un ayudante del profesor en entornos que son difíciles de gestionar para el profesorado. Es decir, cuando tienen muchísimos alumnos a los que supervisar y evaluar, la IA puede ir dando una evaluación y una retroalimentación muy personalizada de cada alumno. O también en el caso de alumnos que están en situaciones desfavorecidas o cuando no hay ninguna escuela cerca, la IA permitiría tener una educación un poco más deslocalizada, que llegase al alumno de forma más fácil. En esas situaciones podría ser positiva.
—Según el estudio “El impacto de la IA en la educación en España”, elaborado por Empantallados.com y GAD3, “el 82% de los adolescentes usa inteligencia artificial para tareas escolares”. Como psicóloga e investigadora, ¿cuáles son los principales efectos de este uso masivo en el rendimiento del alumnado y cómo les afectará de ahora en adelante a estos adolescentes?
—Los efectos van a llegar probablemente a largo plazo, en el sentido de que muchas de las destrezas que se esperan que adquieran los alumnos a lo largo de cada etapa educativa, sea primaria, secundaria o educación superior, no van a ir cumpliendo los objetivos que se deberían de ir adquiriendo; por ejemplo, cosas muy básicas como aprender a comunicar, como aprender a redactar un texto que sea comprensible y que tenga una estructura correcta o comunicar las ideas de forma clara son unas destrezas básicas para la vida, pero también destrezas de lógica y de razonamiento.
En particular, yo me estoy encontrando que hay alumnado que llega a la educación superior sin haber desarrollado las habilidades que se suponen que deberían haber desarrollado y a mí esto me parece un poco triste. Por otra parte, creo también que delegar todo en la IA puede llevar a una carencia de habilidades y de aprendizaje en el futuro, si no se suma a esto, incluso, que puedas aprender algo erróneo.
—¿De qué forma cree que podría ser positiva y cómo sería la forma de conseguirlo?
—No tengo respuestas claras porque la verdad es que aún se está trabajando en eso. La primera cosa que se me ocurre, porque es lo que se está intentando ahora, es que todas estas herramientas de IA que se están implementando para apoyar el aprendizaje se basen en métodos de aprendizaje que se conocen. Además, habría que adaptar estas estrategias que sabemos que promueven el aprendizaje a que el rol de tutor o profesor lo pueda ejercer una IA; por ejemplo, si es una IA orientada al aprendizaje de las matemáticas, que está IA este diseñada para promover que el alumnado piense y razone, esta debe ir dando pistas para conducirle a como se debe resolver un problema tal y como podría hacer un profesor, adaptándose al ritmo del alumno, dándole una evaluación al mismo tiempo de su progreso, siempre evitando ponerlo demasiado fácil y nunca ofreciendo la respuesta de forma directa.
—¿Existe ya una IA enfocada únicamente en la educación y el aprendizaje, y cómo cree que debería ser si usted tuviese la oportunidad de crearla?
—No sé si hay aplicaciones comerciales aparte de las que conocemos más populares, sí que se están intentando desarrollar tanto para facilitar el acceso a la información como para evaluar.
Para mí la herramienta ideal es la que es capaz de integrarse sin crear interrupciones en el flujo de la clase, porque igual yo soy un poco tradicional en eso, pero lo que es importante para tener una dinámica de integración entre el profesor y los estudiantes son las IA las que se deben adaptar al ritmo del aula más que cambiar el entorno del aula para adaptarse a ellas.
—Debido a que mucha gente piensa que la IA no es muy positiva dentro de la educación, ¿cuáles cree que serán sus efectos en el futuro si no se usa con prudencia?
—No quiero ser muy pesimista, pero se está viendo un poco que al final nos podemos volver más tontos, pero no sé si eso va a ocurrir, aunque sí que puede ser cierto que algunas habilidades no se desarrollen tanto y otras sí. Por otra parte, cuando empezamos a usar las calculadoras perdimos mucha habilidad para el cálculo mental y esto puede ser similar. Posiblemente habrá algunas algunas habilidades ya no vamos a tener que desarrollarlas tanto y otras, en cambio, sí porque el mundo cambia y nos iremos adaptando a él.
—¿De qué modo cree usted que la Inteligencia Artificial podrá afectar en el futuro a la educación?
—Creo que no en el futuro, sino que ya está afectando en todos los ámbitos. En cómo se organiza el trabajo en la mayor parte de los ámbitos, y en cómo el profesorado organiza la mayor parte de las clases. Hay una serie de herramientas nuevas, que los docentes deben conocer, tanto para incorporarlas a su docencia, como para tener presentes de que es posible que los alumnos vayan a utilizarlas. Entonces, eso requiere una adaptación de métodos educativos, algunos de ellos que se han usado siempre y que ya no van a funcionar de la misma manera. Pero otros nuevos pueden funcionar. Ahora se apuesta mucho más por el desarrollo de competencias o por el trabajo en proyectos. Yo creo que vuestros profesores os pueden complementar esta información, de cómo están integrando ahora en educación secundaria estas herramientas.