ALEJANDRO CAMBEIRO VILLAR, JORGE COBAS VÁZQUEZ, SANTIAGO DAVID GONZÁLEZ CASTAÑEDA, CLARA LEONARDI GÓMEZ, UNAI MATA FERNÁNDEZ, ALICIA MONTES RODRÍGUEZ, DANIELA CARREIRA ATANES, MARIÑA COSTOYA BASTOS, MATEO RIERA EIRAS, IRIS OUTEIRIÑO ORTEGA, ANXO RODRÍGUEZ MALLO Y VALENTINA RODRÍGUEZ VILAS | Madrid y Santiago de Compostela
IA curativa
El genetista Ángel Carracedo, director de la Fundación Pública Galega de Medicina Xenómica del SERGAS y Director del Centro Nacional de Genotipado, avanza las posibilidades de la Inteligencia Artificial (IA), una herramienta que está cambiando la forma de trabajar en el ámbito médico: “Estamos empezando a utilizarla, pero yo la veo mucho en el futuro”. Por eso, es un hecho que la IA se está incorporando poco a poco en los hospitales y laboratorios de investigación como el IDIS de la Universidad de Santiago (USC), donde trabaja tanto el Dr. Carracedo como el cardiólogo José Ramón González Juanatey, Jefe de Servicio de Cardiología y de la Unidad de Cuidados Críticos del Hospital Clínico Universitario y Catedrático de Cardiología en la USC , y que no duda de su aplicación en el presente y el futuro de la medicina: "La IA es un mundo que ya está ahí, ya la estamos aplicando, y seguirá incrementándo su presencia en el sistema". Ambos, junto con la bióloga Ruth Benavides Piccione, directora del grupo de investigación Microorganización de la Corteza Cerebral Normal y Alteraciones de los Circuitos, del Instituto Cajal de Madrid, reflexionan sobre el modo afectará la IA en el futuro de la investigación biomédica. La científica, igual que sus colegas, advierte de que siempre tendrá que haber un control sobre esta nueva herramienta: "Es seguro que con la Inteligencia Artificial seremos capaces de avanzar mucho más rápido siempre que la supervisemos, también, con nuestra inteligencia humana".
La revolución de la IA
La IA lo está revolucionando todo, desde pararte si estás haciendo algo mal y decirte lo que tienes que hacer, hasta darte los informes de recetas de medicinas para los pacientes. Según el Dr. Juanatey, “la IA está ahí para que te oriente, para que seas quien de hacer y, sobre todo, para que no dejes de hacer lo que beneficie al paciente”. De este modo al hacer un escáner o cualquier otra prueba el doctor recibe un apoyo muy valioso de la IA porque puede gestionar muchos datos de un modo eficiente cuando un solo error puede arruinarlo todo. Sin embargo, el cardiólogo no ve posible que “ninguna máquina vaya a poder sustituir a un ser humano”. Por lo que, como confirmaba el Dr. Carracedo, "estamos muy lejos de que la Inteligencia Artificial pueda sustituir a un médico".
La IA como herramienta de futuro
Gracias a la IA en el campo de la investigación biomédica se está avanzando a pasos gigantescos, tal y como indica la neurocientífica Ruth Benavides: “Es un avance muy importante que permite que las diferentes disciplinas trabajemos en conjunto para conseguir mejores resultados”. Sin embargo, aunque “es seguro que con esta Inteligencia Artificial seremos capaces de curar mucho más rápido”, la investigadora del Instituto Cajal advierte de sus peligros: “Tenemos que intentar aprender a utilizarla, ya que no se trataría de copiar directamente lo que la Inteligencia Artificial te dice, sino que nos permita integrar la información de forma que el ser humano no es capaz de hacerlo, ya que la IA lo hace a una velocidad impresionante”. Y por eso hay que aprovecharse de esa capacidad.
En la actualidad hay innumerables proyectos científicos relacionados con la medicina y e uso de la Inteligencia Artificial, como el Blue Brain Project, en el que participa Ruth Benavides: “Este es uno de los grandes proyectos internacionales en el que expertos en diferentes campos están trabajando todos en conjunto para un mismo objetivo: intentar entender cómo funciona el cerebro e intentar poder modelarlo. Por eso, al intentar reproducir su funcionamiento, seremos capaces de poder formar el cerebro entero”.
En el mismo sentido, el Dr. Juanatey participa en un proyecto internacional que busca mejorar la situación de pacientes vulnerables en Filipinas: “Allí la mayoría de personas tienen un teléfono móvil pero no tienen acceso a la sanidad, e intentamos ver si, a través de sistemas y mensajes que le lleguen al teléfono móvil, podemos ayudar a mejorar la salud de esta gente”. Un proyecto que puede mejorar con la ayuda de herramientas como la IA.
A pesar de todos los avances que supone, la IA también lleva a situaciones donde el avance puede realmente ser un retroceso, tal y como explica Ruth Benavides que puede suceder a nivel de desarrollo del cerebro: “Lo que nosotros no deberíamos dejar de hacer es evaluar críticamente los datos que recibimos, sino seguir pensando, seguir razonando y seguir integrando la información que nos dé ChatGPT, así como de otras fuentes de IA, y conseguir así conformar el trabajo que queremos generar”. Por lo tanto, según la investigadora, también será necesaria una educación para el uso de los móviles, ya que hay niños que, desde muy pequeños, tienen un teléfono móvil sin saber qué peligros tiene: “Sí debe haber una formación de cómo usar el móvil, para qué utilizarlo y cuáles son las herramientas positivas que nos ayudan”.
Por lo tanto, según Benavides, la IA hace que los menores tengan menos capacidad de concentración y de imaginación, y ese es un gran peligro: “No es lo mismo cuando una persona lee, o cuando piensa o realiza diferentes ejercicios mentales”. Y eso significa que uno de los problemas mayores es que los niños y adolescentes pasen la mayor parte del tiempo en redes sociales como TikTok, Instagram o Facebook, algo que lleva, según la investigadora madrileña, a una peor salud mental. Algo que no ocurriría “si no hubiera tanto descontrol en meterse en TikTok o en otras redes sociales y estar ahí perdiendo el tiempo, viendo imágenes con las que te quedas como tonto y perdiendo el tiempo”.
Gracias a la IA y a los avances en la tecnología, se han podido encontrar curas o medicamentos para algunas enfermedades. Sin embargo, otras aún no tienen cura, algo que para el doctor Ángel Carracedo puede mejorar con el uso la IA , algo que "ya se está haciendo de forma experimental” en dolencias como la diabetes o el cáncer. Sin embargo, hay algunos cánceres en los que la IA, según el genetista, puede ayudar: “En la mayoría de tratamientos del cáncer ha habido un gran avance, y esto benefició a todos menos a unos pocos, que todavía no entendemos bien, como el cáncer de cabeza o el oral, que está muy relacionado con el papiloma virus y el tabaco en los adultos, pero también el cáncer de laringe y faringe y el de páncreas. Estos son cánceres donde las terapias dirigidas habitualmente fallan, y no sabemos el porqué. Falta mucha información y son cánceres que realmente, si no se cogen a tiempo, es muy complicado tratarlos y tenemos que investigar más para poder lograrlo”.
Por eso, la Inteligencia Artificial en el ámbito de la medicina se está empezando a utilizar para detectar enfermedades como estas y para saber como tratarlas, tal y como afirma el doctor Carracedo: “La IA se puede usar para buscar quién está en riesgo de tener una enfermedad y para poder prevenirla”. También puede ayudar haciendo informes y, en un futuro, tal vez incluso para tratar a los pacientes. Pero, de momento, solo puede ayudar a tomar decisiones o a leer pruebas como los electrocardiogramas, algo que, según el Dr. Juanatey es muy positivo: “La Inteligencia Artificial nos orienta para identificar qué pacientes están en especial riesgo y si los tenemos que atender más pronto que a otros pacientes, pero también nos hace también informes de pruebas; por ejemplo, hace informes de registros de veinticuatro horas del electro. Eso a una persona le llevaría más tiempo, pero una máquina lo hazce de una forma muy rápida. La Inteligencia Artificial, por lo tanto, está ahí para que te oriente, para que seas quien de hacer lo que tienes que cumplir y, sobre todo, para que no dejes de hacer lo que beneficie el paciente”.
Sin embargo, hay ámbitos en los que todavía no se puede utilizar como en los laboratorios en los que se buscan tratamientos nuevos para el Alzheimer como el Instituto Cajal donde, como indica Ruth Benavides, la utilizan, pero no de manera directa: “Nosotros en nuestro laboratorio no aplicamos directamente la Inteligencia Artificial, puesto que somos un laboratorio donde analizamos la estructura del cerebro. [...] Pero con la IA nosotros tal vez podamos modelar en esos modelos de cerebro cómo controlar que, alterando ciertas neuronas, podamos ver la variación en el cerebro y, de ese modo, avanzar más en el conocimiento de las diferentes enfermedades como el Alzheimer”.
La IA está transformando la medicina y, en los próximos años, estos avances serán más comunes. En el futuro, en lugar de esperar días por unos resultados, la Inteligencia Artificial podrá analizar radiografías y ecografías en minutos, también muchos pacientes crónicos tendrán dispositivos que les ayuden a controlar su salud, como, por ejemplo las personas con diabetes. Sin embargo, esto es algo que, según el Dr. Juanatey, ya está pasando en algunos aspectos: “El paradigma es un radiólogo general que mira fotos, placas y vídeos. Eso se acabó. Lo que pasa es que los humanos nos resistimos a veces al cambio. Pero eso se acabó porque sabemos que hay algoritmos que son más precisos que yo mirando imágenes y vídeos. Eso también se va a acabar en cardiología, porque por ahora para las eco y otras pruebas diagnósticas hay un cardiólogo que hace un informe. Eso también se acabó. Tenemos que ser capaces, y estamos ya haciéndolo, de incorporar máquinas que te ayuden a hacer un diagnóstico, porque son más precisas que el ser humano y tienen menos margen de error”.
Sin embargo, esta ayuda de la IA también está influyendo e influirá en la gestión de los datos de los pacientes, tal y como describe el Dr. Juanatey: ‘‘Desde hace un tiempo todas las solicitudes de consulta vienen a través de la historia clínica electrónica’’, refiriéndose a las 8.000 solicitudes que reciben cada año para consultas de los médicos de atención primaria: ‘‘En Galicia no hay papel en el sistema sanitario. Todo está informatizado. [...]. Antes, todos esos pacientes tenían que venir a Santiago para que un cardiólogo los viera. Desde hace un tiempo todas esas solicitudes de consulta vienen a través de la historia clínica electrónica".
La Inteligencia Artificial va a cambiar las vidas de muchas personas, sobre todo de los científicos. Pero esto puede que cambie en los próximos años, ya que, esta inteligencia puede facilitar mucho este trabajo, siempre con la supervisión de alguno de los profesionales.
A pesar de todos los avances con respecto al tema de la Inteligencia Artificial, Ruth Benavides explica que “tanto los profesores como los alumnos van a tener que reestructurar la manera de seguir pensando, seguir razonando y seguir extrayendo información sin tener que confiar plenamente en las inteligencias artificiales”. Es decir, que esta herramienta se utilice no para copiar sino para aprender.
Sin embargo, en el ámbito de la salud, como indica el Dr. Carracedo, “las inteligencias artificiales no van a sustituir a un médico en un futuro previsible”. Es decir, que los profesionales son fundamentales en el campo de la medicina, algo en lo que también coincide el Dr. Juanatey, ya que “nadie va a ser mejor que un médico”. Aunque el cardiólogo explica que la Inteligencia Artificial puede ayudar a los profesionales a tomar decisiones, y que, probablemente, sea más precisa que el ser humano en algunos aspectos como la gestión burocrática o a la hora de hacer informes de pruebas como ecografías o radiografías. Aunque para él “la IA es un mundo que está ahí, no tan nuevo, porque ya lo estamos aplicando, y seguirá incrementando del sistema, de hacer diagnósticos y tratamientos más personalizados”.
Por su parte, Ruth Benavides también comenta que “la inteligencia artificial va a ser muy importante a la hora de diagnosticar cuando tu cerebro está afectado por el Alzheimer”. Sin embargo, al igual que sus colegas, advierte sobre la necesidad de control sobre estas herramientas digitales: “Pienso que con un poco de suerte vamos a avanzar mucho, no solo en todas las enfermedades, sino en todos los campos de la Inteligencia Artificial. [Sin embargo,] el ser humano se está empezando a dar cuenta todavía ahora de la potencialidad de esta herramienta que habrá que controlar y que, como todas las herramientas, para que no se vaya por el lado oscuro, habrá que dotarla de sus valores éticos”.
Finalmente, al doctor Carracedo la Inteligencia Artificial sí que le “parece que es una herramienta de presente y, también, de futuro para entender mejor la enfermedad, y para poder hacer mejores diagnósticos y tratamientos”. Sin embargo, como sus dos colegas, no cree que llegue a sustituir a los médicos nunca: “En mi vida yo no lo veo ni lo veré. Y en la vuestra tampoco”.