Galaxias
EL MISTERIOSO REINO DE LAS GALAXIAS
¿Cuánto sabes realmente sobre las galaxias? La palabra “galaxia” viene del griego y significa “lechoso”. Las galaxias existían mucho antes que el Sistema Solar, ya que son sistemas espaciales compuestos por gases, polvo, materia oscura, estrellas, nubes interestelares, y planetas, todo unido por la gravedad. Su número es infinito y aunque los científicos han detectado miles de millones de galaxias con sofisticados aparatos tecnológicos, éstos no tienen la suficiente potencia para continuar su búsqueda más allá de lo que conocemos como “espacio intergaláctico” (entre cada galaxia hay uno).
Entonces, cuando descubrimos una galaxia ¿cómo la clasificamos? En 1963 el astrónomo Edwin Hubble las clasificó en 3 tipos que son: las galaxias espirales, las irregulares y las elípticas.
Las Galaxias espirales presentan una forma espiral con brazos alrededor de un centro brillante. Es en este centro donde se cree que nacen estrellas, y además giran planetas, gas y polvo. Son las galaxias más grandes que existen abarcando varios cientos de miles de años luz y pueden contener billones de estrellas. Nuestra galaxia tiene varios brazos espirales llamados Brazo de Perseo, Sagitario, y Orión entre otros, que es donde vivimos.
Como su nombre indica, las Galaxias irregulares no tiene una forma particular. Están entre las denominados enanas y están compuestas de gas y polvo, lo que conlleva que poseen estrellas jóvenes formándose en su interior y sueltan un brillo intenso al viajar por la Vía láctea, como Las Nubes de Magallanes.
Muy distintas son las Galaxias Elípticas, con su forma de plato, esfera o disco ovalado con apariencia de poca estructura y poca materia interestelar. Las más grandes se denominan gigantes elípticas ya que los científicos creen que fueron el resultado de la coalición y fusión de varias galaxias.
Por último hay una subcategoría de galaxias publicada por Halton Arp, que son distorsiones de las espirales y elípticas, las llamadas Galaxias peculiares. Las más extrañas en cuanto a forma, composición y tamaño debido a las enormes fuerzas gravitacionales. Los expertos atribuyen su formación a interacciones entre galaxias, y contienen grandes cantidades de polvo y gas, un resplandor fuera de lo común y jets nucleares (emisión de chorros de partículas desde su núcleo).
El problema está planteado querido lector: ¿cómo se originaron y evolucionaron las galaxias?. La explicación más plausible dice que se originaron con el BIG BANG (explosión que dio lugar al origen del Universo) y que después se unieron nubes de gases y se comprimieron para formar una primera parte de las galaxias agrupando estrellas a su paso. A su vez las galaxias se puede agrupar entre ellas formando cúmulos galácticos que, a su vez pueden formar superestructuras más grandes llamadas supercúmulos siempre alejándose unas de otras a gran velocidad. Esta es la ley de Edwin Hubble y prueba que el Universo está en constante expansión.
Nuestra galaxia, La Vía Láctea, es de tipo espiral y se estima que tiene 13.200 millones de años y un diámetro de 100.000 años luz. Pertenece a un grupo local de unas 30 galaxias que se encuentra en el límite de un supercúmulo de galaxias donde hay casi 5 mil galaxias más. Algunas de estas emiten una fuerte radiación, indicando la presencia de un agujero negro en su centro, donde su fuerza de gravedad no deja escapar la luz creando un “embudo” que traga lo que se encuentre en su camino.
Como dato catastrofísto, los astrónomos predicen que La Vía Láctea, entrará en colisión con la cercana galaxia Andrómeda y se formará un objeto denominado “Lactómeda”. Pese a esto, el universo se expande de forma acelerada y esto a su vez podría ocasionar el Big Rip o gran desgarro de la materia causado por un debilitamiento de la gravedad.
En este mundo celeste que conocemos, las estrellas forman los bloques constitutivos de las galaxias que a su vez forman los bloques del universo que habitamos. Esto hace de las galaxias complejos ecosistemas, donde se desarrollan la mayoría de los maravillosos fenómenos cósmicos que conocemos, incluyendo el de la vida.