Es curioso que no haya mujeres peripatéticas hasta el siglo VI, cuando es desconocido Aristóteles en occidente, quedando, al parecer, en oriente. Puede parecer sorprendente, pero es la única escuela que no cuenta con ninguna mujer en sus filas durante toda la antigüedad. Aristóteles no aceptó mujeres en el Liceo, ni siquiera se molestó en hacer de su hija Pitias una filósofa. No fue como en los casos de Cleobulina, Aspasia, Sosipatra, Hipatia.
Gustav Adolph Spangenberg, La escuela de Aristóteles, fresco 1883-1888
Tan solo conocemos los nombres de dos filósofas aristotélicas y pertenecen al siglo VI de nuestra era, cuando ya no es ni Antigüedad; dos mujeres a la deriva en un océano cristiano. Se trata de un nuevo caso de sexismo antropolingüístico: la hija de Olimpiodoro y Teodora.
Según Dzielska[1], sería de mediados del siglo V y se correspondería con Edesia, la filósofa neoplatónica de la Escuela de Alejandría.
De madre desconocida, la hija no nos ha conservado ni el nombre a lo largo del tiempo. Este es quizá el caso más flagrante de ocultación o como la episteme al uso, de invisibilidad. Más incluso que el de la hija de Metrodoro.
Ménage la hace aristotélica basándose en un libro de un tal Marino, el napolitano, Vida de Proclo, que narra que cuando Proclo de Licia fue a Alejandría a escuchar al filósofo Olimpiodoro, para conocer la doctrina arisotélica, éste, en agradecimiento a tamaño gesto de egolatrismo, le obsequió con el desposamiento de su hija, instruida también en filosofía.
Es cierto que Olimpiodoro, padre de Edesia, enseñaba filosofía platónica y aristotélica en Alejandría. Esto hace suponer a Marino y a Ménage que la hija sería aristotélica. Ménage no contempla es su libro a Edesia ni con su nombre ni como neoplatónica. Para el resto de la tradición de autores que han realizado recopilaciones de filósofas, Edesia sería neoplatónica. Un claro ejemplo de ello sería J. Ch. Wolf [2], que, al contrario que Ménage, hace a Edesia neoplatónica, hija de Olimpiodoro y este maestro de Proclo, pero que a su vez no contempla a ninguna aristotélica, y menos a una tal hija de Olimpiodoro.
Así pues, nos inclinamos por pensar que la tal hija de Olimpiodoro, lejos de ser aristotélica, se correspondería con la filósofa neoplatónica Edesia.
Nada más sabemos.
Al parecer, Damascio Damasceno le dedicó su libro sobre el filósofo Isidoro.
Focio lo recoge en su Biblioteca, sección 181.
“Pues disponiéndose a escribir la Vida de Isidoro, dedicó la obra a una mujer, Teodora, que seguía el culto de los paganos y era experta en la doctrina filosófica y en todas las cosas que requieren talento, como la poética o la gramática.
También se aplicaba a la especulación de la geometría y de la aritmética. En varias ocasiones el propio Isidoro y Damascio habían enseñado a ésta y a sus hermanas más jóvenes. Teodora fue hija de Cirina y de Diógenes, hijo de Eusebio, nieto de Flaviano. Procedía del linaje de Sampsigerano y Mónimo, de los cuales también descendía Jámblico, varones de primera fila en la superstición idólatra.”
El hecho de hacerla peripatética es que a Damascio se le ha considerado así[3]. Aunque no faltan autores que lo consideran estoico.
A nuestro parecer, la pasión de Ménage por encontrar filósofas en todas las escuelas de la Antigüedad hizo que clasificase a ambas filósofas, La hija de Olimpiodoro y a Teodora, como filósofas peripatéticas, cuando en realidad, sólo Ménage asigna filósofas a esta escuela. En los demás autores consultados ninguno nomina filósofas al aristotelismo. Quizá la única escuela de toda la antigüedad que no tuvo filósofas en sus listas.
[1] María Dzielska, Hipatia de Alejandría, pg. 128 Edt: Siruela
[2] J. Ch. Wolf, Prosistas griegas, testimonios y fragmentos, pg 27. Edt: KRK
[3] Gilles Mènage, Historia de las mujeres filósofas, pg, 98 Edt: Herder.