Kenya, Tanzania, Malawi, Zambia, Zimbabwe, Sudáfrica 2002

Algunas fotos en este álbum (próximamente álbum específico)

27/7/02-25/08/02

Antes del viaje:

-Agencia de viajes, cómo contacto. Piso en alquiler con los gatos.

27/07

Avión: 18:15 (me acompaña Lidia al aeropuerto). Llega a Zurich a las 20:00

Zurich-Nairobi: 20:50-5:15

28/07

llego al aeropuerto de Nairobi. Cojo un taxi que me lleva hasta el hotel. Descanso un ratito y me voy a la peluquería. De ahí me voy al museo de Nairobi, donde un guía de habla castellana y de tribu maasai me explica lo que hay. Muchos animales y tribus (tanto elementos de uso práctico como de arte (pintura). Museo de serpientes. Vuelta al hotel.

29/07

Susto. a las 9 de la mañana me presento en el hotel (por los pelos, pues se me olvidó cambiar la hora (1 hora antes) y salgo lleno de lagañas.

El camión no llega, y no hay nadie esperando conmigo. No hay noticias. Desde el hotel llaman a mi agencia. Mi agencia contacta con el camión, que había salido con toda la gente desde otro hotel. De esto me entero luego: hacía meses que habían cambiado el sitio de salida.

La agencia del camión (African Trails) envía un coche con otra gente de otro viaje a buscarme.

Partimos hacia Arusha, donde me reuniré con mi grupo.

En el coche viajan unos sudamericanos y un americano (éste viene de trabajar un mes como profesor en kenia: Kuda: asociación de profesores voluntarios). Bomas (cerca de Nairobi): representación de varias tribus en un campamento con espectáculo.

Pasamos la frontera de Kenia a Tanzania.

Por el camino vemos el Kilimanjaro y una jirafa.

Llegamos a Arusha, donde el jefe de African Trails me recoje y me lleva a mi campamento. Le acompañan tres negras hermosísimas.

Por fin con mi grupo en Meserani Snake Park: Karl es el conductor (australiano), después están Phil y Sophie, Amanda, Kirsty, John, Mia y Jo Jo (Josephine) (británicos), Koni y Margo (Antge) (alemanas), Duncan y --- (Australia), Denine y --- (Canada) y Nat (Nueva Zelanda).

Me ayudan a montar la tienda y primeros contactos.

Por la noche un ¿ratón? se pasea por debajo de mi tienda y de mi cabeza. Nunca sabré si es una broma del grupo, pues la noche siguiente le hacen una broma a Mia del estilo, pasando un palo por debajo de la tienda y diciéndole que es una serpiente.

30/07

9:30: nos vamos en camello hacia una aldea Maasai, pasando por un mercado de ganado tradicional. Todos los maasais visten con sus mantones rojos.

En una casa tradicional (foto 1) un maasai nos explica sus costumbres. A la vuelta mi camello rompe la cuerda de un mordisco y parece que no quiere hacer caso a su dueño.

13:30. Nos vamos hacia la falda del Ngoro-Ngoro (se llama así porque es el ruido que hacían los cencerros de las vacas cuando los maasais las llevaban a pastar al volcán), y nos quedamos en Kudu Holiday Park, para al día siguiente ir al cráter.

Primeras impresiones con Phil y Sophie, pues estoy muy preocupado por no entender lo que dicen: hablan muy rápido.

Hay un espectáculo de unos chicos increíble: acróbatas, contorsionistas (pasa por un tubo pequeño y juega con los pies por encima de la cabeza (malabares con tres sombreros –Guille) y bailarines (patéticos, estos), con un mánager que me pareció un negrero.

La noche es preciosa, llena de estrellas rutilantes: ¡Atención! Empiezo a sospechar que esa gigantseca bruma blanca que no se mueve en el cielo es la ¡Vía Láctea!

31/07

Nos vamos al cráter. Es impresionante. Hay una auténtica reserva africana en un cráter gigantesco. La bajada por la falda del cráter es espectacular. Rebaños de cebras, maasais (tienen acceso libre para pastar), un león, rinos, elefantes, hipos… comemos en el borde de un lago, con cuidado de los pájaros que se lanzan a coger la comida.

Volvemos a Arusha para reunirnos con el resto del grupo. Se ha unido Joseph, que será mi compañero de tienda.

1/08

Acampada en el Capricorn Hotel, precioso, en Loco, cerca de Marunga.

Vamos con un guía a la entrada del Kilimanjaro Park, el principio de la ruta al Kilimanjaro. Allí una estatua antigua anuncia a la primera persona en subir al Kili (un europeo con trescientos sherpas). En otra inscripción nueva dice que fue el primer europeo en subir.

Despues me encuentro a un guia que sube unas 12 veces al año.

Nos vamos con el guía a unas mini-cascadas, pasando por en medio de selva y montones de plantaciones preciosas. El guía no hace más que darnos las gracias por darles la oportunidad de guiarnos, cosa que me parece denigrante.

Me voy a dar un paseo por el pueblo. Me paro un rato con unos críos que están jugando a fútbol cerca de la universidad. El pueblo es muy pequeño. Casi sólo un montón de tiendas. Allí me encuentro con un personaje. Trabaja de doctor y de guía. Me lleva de vuelta por en medio de la selva y por la universidad. Me dice que él no puede tratar el sida. que cuando descubre a alguien con sida, le da unos placebos porque no tiene medios para hacer nada más. 

Le hago trampas a John con las cartas para ayudar a Antje.

2/08

500 km hasta Dar-es-Salaam. Me paso el día saludando por la ventana del camión. Los ingleses llevan todo el viaje jugando a las cartas.

Llegamos a Mikadi Beach Resort, donde jugamos un partido de fútbol en la playa. En el lavabo hay cientos de sanguijuelas negras.

3/08

Llegamos en un ferry a Zanzíbar. Dejamos las cosas en un hotel (Karibu Inn Hotel). Paseo

Casa de la prima de Freddie Mercury. Después fui a la casa donde vivió.

Atardecer desde el African Hotel.

Después nos vamos a cenar a un mercado callejero. Yo ceno pulpo con patatas, y después charlamos muchísimo de fútbol, de España, etc. con la gente de allí. Un niño obsesionado con recitarme las listas de los equipos de fútbol de diferentes países.

Después nos vamos a una especie de pub, y cuando se cansan me voy con Antje un rato a la playa.

4/08

Partimos hacia Kizimkazi, en el sur de la isla, a ver a los delfines. Lo que vemos es una ballena, que según parece espanta a los delfines. A ellos los vemos después, y los veo nadando hacia abajo desde el agua, ya que al saber que hay delfines, ocho lanchas de turistas vienen a toda velocidad y los espantan.

Descubro el snorkling. Es muy bonito: peces amarillos, azules, anguilas…

Después nos vamos a Nungwi, en el norte, donde alquilamos unos bungalows (Safina Bungalows). Esta vez duermo con Amanda.

5/08

Paseo por Nungwi. Es un pueblo muy bonito, muy blanco, lleno de palmeras, aunque los niños piden dinero por una foto y los hombres miran con recelo. Empiezo a sospechar que los campings no son bien visto desde afuera de sus seguros muros.

Me quedo un buen rato con unos constructores de botes. Me llama la atención el taladro que utilizan: una especie de arpón giratorio con un arco que lo hace girar. Hay una persona que marca la forma de la madera, otra que talla y otra que los coloca.

Llego hasta un acuario, ya que no me dejan entrar (ni siquiera acercarme) a un faro que hay por allí. El acuario se llama Mnarani, y protegen a las tortugas hasta que pueden valerse por si mismas. Me enseñan diferentes clases.

Vuelvo al camping a ver el atardecer, precioso, con miles de tonos azules en el mar combinados con rosados.

Observo también los diminutos y transparentes cangrejos que entran y salen de agujeros hechos en la arena de perfil.

Hacemos una fiesta masai, con mantones que se compraron cerca de Arusha, y con una opípara cena a la luz de las cenas en la playa. Exhibición de judo de Koni.

6/08

Despedida de Antje. Araña ENORME en una tela antes de salir.

Vamos a hacer snorkling a la isla de Pemba, pero el motor se estropea y nos pasamos allí unas cuantas horas hasta que nos vienen a rescatar y poner otro motor. Con la gente mareada, decidimos ir, aún tarde, y vemos delfines que nos acompañan un rato. Conozco a una chica de Valladolid que está viviendo con un chico en Italia, y despotricamos a base de bien de los ingleses, que se pasan todo el día bebiendo y sin el más mínimo interés por salir de la burbuja de campings donde nos metemos. Empiezo a comprender que su objetivo máximo es estar en la playa, pues ellos allí no tienen, y que el resto les importa bien poco. Aquí hablo con Karl y me ofrece trabajo como traductor (ya me había dicho nuestro guía al Kilimanjaro que yo hablaba muy bien inglés: comparativamente, ya que los pocos españoles que van por allí se mantienen en grupo cerrado y no hablan con nadie –empiezo a entender el problema del español con la lengua inglesa).

Me quedo por la noche viendo las estrellas.

7/08

Volvemos con el ferry a Dar-Es-Salaam, y de nuevo al Mikadi Beach Resort.

8/08

14 horas de viaje hasta el sur de Tanzania.

Pasamos por Mikumi National Park, donde vemos un par de monos y algún elefante.

En el nuevo camping tomo chocolate caliente.

9/08

Llegamos a Malawi. Primer conflicto con los visados. El de la aduana dice que sí, mi agencia y mi embajada dicen que no y al final me dan un papel para que vaya a pagar en tres días a no se dónde. Karl me dice que no me preocupe.

En Karonga compro la mesa.

Llegamos a Chitimba, donde hablo con los puestos de artesanos que hay afuera: Venden sillas de madera totalmente talladas con diferentes motivos: de la vida en Malawi, de los 5 animales poderosos… les dejo mi mesa para que la pulan un poco.

No se si es hoy o mañana que hacemos una especie de competición que en principio era de baile sobre la mesa contra los de otro camión y que acaba siendo un “a ver quién se quita más ropa”.

10/08

Me voy a hacer footing por la carretera, que están construyendo.

Se pone a llover y me refugio bajo un árbol. Hablo con un viejo que pasea por allí. Sigo corriendo. Paisajes preciosos del lago.

Cuando vuelvo, me encuentro un montón de baboons en la carretera, y me quedo mirándolos mientras juegan en un árbol. Vienen un montón de críos y hablamos un rato.

Me quedo a comer en un restaurante en el cruce de la carretera principal con la que va a Livingstonia. Hablo con Obbie, el dueño, y me explica que las cosas en el país están mejorando mucho, ya que antes solo se preocupaban del sur y ahora ya están construyendo una carretera en el norte, que traerá turistas, y canalizaciones de agua, para que si no hay lluvias los campos no sufran las consecuencias con malas cosechas.

Vuelvo al Camping, pero me encuentro con un chico que se llama Moses, y que me ofrece ir a su casa, a conocer a su familia (cuando salí a correr, me había pedido la dirección para ser un “pen friend”, y por el mediodía me había regalado una pulsera que había hecho en la playa, y yo le regalé una cartera). Me bañé en el lago Malawi: delicioso, como una playa pero sin sal.

En casa de Moses su tía me dice que si puedo ayudarles a poner un techo de uralita en la casa, ya que el de cañas deja pasar la lluvia. Yo les digo que ayudar sí, pero pagárselo por el morro no: cuando ellos hagan una parte, entonces les ayudaré a terminarlo. Moses me enseña su cuaderno escolar: estudian historia griega, romana, egipcia, prehistoria; agricultura; inglés y (su lengua); y ¡constitución! (qué es, cómo se crea, cómo se puede cambiar…): realmente, son grandes cambios. Sesión fotográfica mientras se juega el partido Malawi-Zambia(¿), que ganan por 2 a 1.

Me voy con Moses a tomar un refresco y regreso más contento que unas pascuas al camping.

Allí descubro que la luna sonríe desde el cielo, ya que está tumbada, y no de lado como aquí. Es tan brillante que incluso se ve la parte oculta, de forma muy tenue.

11/08

Compro las figuras de la suerte en la tienda donde me han arreglado la mesa. Me regalan un colgante que representa una cara, en madera tallada.

En un mercado, compramos ropa extravagante para una fiesta de disfraces que hacemos por la noche. Cada uno ha de comprar para otra persona, que nos tocó por sorteo.

Nos paramos en un buen sitio para comprar cosas, y aprovecho para comprar las figuras de la madre con el niño, preciosas.

Llegamos a Kande Camp, (¿cerca de Mzuzu?). Allí hacemos la fiesta de disfraces, que consiste en una cena y posterior borrachera. Me encuentro con Mª Ángeles, de El Prat del Llobregat, que también está un poco harta de tanta borrachera y tan poco contacto con la gente. Me cuenta que esa misma mañana ha ido por el pueblo y ha estado jugando a fútbol con los críos, acompañada de John, un negro inglés profesor de educación física en Madrid, y que yo había conocido en la frontera de Malawi, donde nuestro camión lo recogió porque viajaba solo y necesitaba transporte.

Con Mª Ángeles me voy afuera del camping, a la playa, donde unos chicos están tocando timbales alrededor de una hoguera. Al poco viene John, que se une a ellos, y finalmente me animo yo también. Fantástica fiesta.

12/08

Me voy con Mª Ángeles por la playa, y nos quedamos sentados hablando con un pescador, que nos presenta a su familia y nos explica su negocio.

Mª Ángeles marcha hoy.

Por la noche me quedo mirando el fenomenal espectáculo del lago Malawi: los pescadores han salido, y forman una linea de luces a 200 metros de la playa, mientras golpean rítmicamente contra la madera (con las luces atraen a los peces, y con los golpes los espantan dirigiéndolos a las redes). La linea de luces de las barcas, en conjunción con el cielo repleto de vívidas y brillantísimas estrellas conforman uno de los mejores momentos de todo el viaje. Por cierto, confirmo que aquella bruma blanca es la Vía Láctea, y que la estrella brillante que siempre aparece la primera junto con la luna no es tal, sino el planeta Venus.

13/08

Visita con Stan the man (uno de los que tocaba tambores hacía dos noches, y artesano de estos) a Kande Village. Allí visitamos la escuela, cuyo director nos explica que se está ampliando y que aceptan ayuda externa. La escuela me parece bastante bien surtida, sobretodo por los carteles y adornos enviados por gente de afuera. También visitamos el hospital, aunque el doctor está muy ocupado con un niño que llora porque le van a poner una vacuna y preferimos no molestar.

Encuentro con Andy the Kande (Andrew Phiri), uno de los timbaleros del otro día (el que invitó a Mª Ángeles) que me enseña un poco a tocar el timbal, me regala una jirafa y quedamos para la noche, donde le daré una camiseta.

Por la noche nos vamos a cenar a Kande Village (Andy nos hace de cicerone). Después los niños nos cantan y nos enseñan unos bailes, a los que nos unimos.

De vuelta Jo y menda cantamos a dúo por la playa.

Quedo con Andy para tocar timbales, pero un anciano muerto ese día nos hace guardar respeto y nos quedamos charlando en la playa. Finalmente me da un regalo y una nota para María, de quien no se pudo despedir, y me ofrece enviarme un timbal más adelante.

14/08

Cambio una gorra por un par de pinturas en tela preciosas.

Llegamos a Lilongwe, donde llamamos por teléfono y me entero del nacimiento de Raúl, hijo de Mónica, por correo electrónico. Desgraciadamente, mi mensaje de respuesta no llegará.

15/08

Llegamos a Zambia, después de tener problemas en la frontera con mi pasaporte. Resulta que la guía del otro camión le había dicho a Karl que no se preocupase. Que intentase pasar y que si no podía, que pagase un pequeño soborno en la frontera. Lamentablemente, Karl no piensa que en la frontera donde tiene que pagar es en la de Malawi, para que pongan el sello de salida. Así que vamos a la frontera de Zambia, volvemos a la de Malawi, donde paga (por cuenta de la agencia, gracias) 20 dólares y donde le dicen que a partir del día 14 (ayer, vamos) la entrada a Malawi es gratuita también para los españoles.

Próxima parada: Flatdogs Camp: Camping en medio de un parque nacional y zona de paso con absoluta prioridad para cualquier bicho que se mueva, aunque pese cinco toneladas. Está al lado del río por donde cruzan los elefantes y donde se mueven los hipopótamos. En los árboles de eucaliptos, al ladito del camión, hay dos plataformas, pues es el manjar preferido de los elefantes y se pueden ver de cerca. Vemos gacelas, babuínos en la orilla excavando en busca de gusanos…

Por la noche, obra de teatro de un grupo local excelente, donde representan la matanza de los rinocerontes. Muy bonito: el gran simbolismo jamás es ininteligible.

16/08

Nos vamos tempranillo con un jeep, el conductor y un soldado con escopeta al South Luangwa National Park. La entrada ya es bonita, viendo amanecer desde el puente sobre el río, con hipopótamos nadando.

Ýo elijo caminar por el parque, aunque la primera parte es en coche. Lo más impresionante que vemos es un montón de buitres y hienas intentando llegar hasta una cebra con las vísceras al aire que un león cazó el día anterior y que ahora vigila. Otro león duerme al lado del cadáver.

Vemos montones de gacelas, jirafas, bisontes, cebras…

Después nos vamos a hacer un safari nocturno, por el mismo parque. Vemos la puesta de sol, excelente, y una caravana de elefantes: es impresionante ver 5 o 6 elefantes andando libres por la sabana en fila india: indescriptible la belleza de la potencia unida a la elegancia y a lo poderoso de su avance. No vemos demasiados animales; quizás ginetas… pero nada de leopardos.

17/08

Nos despertamos con los elefantes. Uno de ellos sale corriendo detrás de Nat, y se interesan por nuestra cocina. Otro sale corriendo hacia mí cuando intento reunirme con John. La verdad es que es para asustarse…

Abandonamos el camping, después de una experiencia preciosa.

Llegamos a Petauke. Nada más llegar escucho unos timbales y unas niñas cantando. Pregunto qué es y me dicen que esta semana se reune la tribu Senga y los niños están ensayando danzas tribales. En la escuela no se lo enseñan y tienen que aprenderlas en estas reuniones. Me voy para allá. Saco unas fotos preciosas: tocan los timbales increíblemente bien; no sólo con las palmas, sino también con todos los dedos. Los movimientos son elegantísimos, y los movimientos de caderas son tremendos: Pueden realizar un movimiento de cuadrado con la cintura (con quizás 10 años). Tremendo.

Viene Jo (que hoy es su cumpleaños) y le cantamos el cumpleaños feliz. Después le pedimos a Nat que nos lance una pelota y jugamos un partido de fútbol con los críos.

Es una de las mejores jornadas de todo el viaje.

Celebramos el cumpleaños de Jo y vemos la película de Austin Powers 2 en una tele del camping.

18/08

Llegamos a Lusaka. Eureka Campsite: Camping no sólo para blanquitos, sino también para negritos (eso sí, con mucha, mucha pasta).

Me voy a ver un campeonato de motocross que hay justo afuera del camping.

19/08

Mercadillo en la carretera donde se manufacturan las mejores jirafas de toda África: allí compro los elefantes de ébano.

Llegamos a Livingstone. The Groot Campsite. Agencia de deportes de aventura: Raft Extreme. Nos tenemos que esperar hasta el día siguiente. Paciencia…

20/08

Por fin Victoria Falls. En un Chiringuito me regalan una lucky snake, el dios del río, para que me proteja si hago rafting.

La entrada es maravillosa. La verdad es que está muy cuidado, con caminitos, etc. y sin chiringuitos ni paradores que desvirtúen el paisaje. Me decepciona que sólo pueda ver quinientos metros de cascada (mide 1700 m.), pero parece ser que desde la parte de Zambia sólo se puede ver eso.

Bajo hasta el “Boiling Pot”, que es donde se empieza el rafting. El camino para llegar es por en medio de la selva, con grandes pedruscotes que hay que sortear. Desde abajo veo las dificultades de un grupo de raftingueros para pasar el primer rápido, y un “colgao” que hace puenting desde el sitio con más caida del mundo para hacerlo: el puente del tren que va hacia el otro lado de las cascadas. Son 111 metros para demostrar que no se está muy bien de la cabeza.

Vuelvo a subir y me quedo como 2 horas contemplando el gran espectáculo.

Me voy a afuera, a los chiringuitos de souvenirs. Descubro la gran variedad de arte que hay por allí. Me explican que en Zambia hay 78 tribus distintas, y me entran ganas de hacer un viajecillo por allí un año de estos. Por ejemplo, está la tribu Makishe, con máscaras y monigotes de colores blanco, rojo y negras muy reconocibles (noroeste de Zambia). También los Tonga, que viven en el río Zambezi.

Me voy haciendo footing, aunque no es buena idea porque, aunque son 14 km, el sol pega de lo lindo. Para un coche que me dice que me lleva a la ciudad, y resulta que es de un policía secreto que hace la ruta por allí. Cuando me bajo, resulta que he perdido la Lucky Snake, que era muy bonita.

Me voy al museo, pero está cerrado, y me encuentro allí con una chica italiana que hace el trayecto con su novio en coche y que habla castellano. Nos quedamos hablando un rato.

21/08

A las 6 de la mañana, me voy a sobrevolar las cascadas con un ultraligero. A pesar del  precio y de lo breve que es, merece la pena: vemos hipopótamos y elefantes y el dibujo de la cascada: me parece el zarpazo de un gigantesco león a la tierra: en mitad de un terreno plano, hay una grieta por donde cae el agua. La grieta hace cuatro o cinco zig-zags, con el agua corriendo un kilómetro hacia abajo por esa grieta. Es indescriptiblemente impresionante.

Me voy a un mercadillo tradicional. A la vuelta, amén de invitarlos a plátanos, compro un timbal de la tribu Tonga por 1 dólar y una gorra.

Por la tarde nos vamos a la Sunset Cruise. Una preciosidad: El agua azul marino, con una pasarela de oro hacia el sol, envuelto por un cielo rosado. A las márgenes, verde. En el lado contrario del cielo, la luna está casi llena, saliendo. A medida que el sol desaparece, se va formando una pasarela de plata hacia el satélite, y los tonos azules se confunden con los negros. Antes de esto, hemos visto cocodrilos, hipopótamos, dos elefantes peleándose… La pena es la borrachera que cogen los compañeros del grupo, incluso enseñando el trasero a los de barcos adyacentes en plena cogorza.

Después nos vamos a cenar, con un grupo que toca timbales y un xilófono enorme de manera que suena de perlas. Me uno a ellos en la última pieza.

22/08

Llegamos a Zimbabwe. Me voy a ver a los artesanos, después de arreglar mi regreso vía Johannesburgo en Backpackers Agency.

Allí compro un Walking Stick con la historia del pueblo Tonga tallada (Nyami-Nyami), el bol y los cubiertos, la madre con el niño de piedra y el cenicero con el hipopótamo. Me sorprende el arte de esta zona. Sobretodo porque es en piedra, pero también porque deforman mucho lo que esculpen, a pesar de que no llegan a perder la forma. Tienen un diseño muy elaborado.

De vuelta, juego al fútbol un rato con un par de críos en el cámping.

Después nos vamos a cenar a un restaurante donde hay un grupo de danzas tradicionales y un cuenta-cuentos, que me explica la historia del bastón Tonga y me da un papel con la explicación.

En el restaurante como gacela, cocodrilo, jabalí… y no como crujientes gusanos de seda…

23/08

Me voy a las 6 de la mañana a las cascadas Victoria: ahora sí que veo los 1.200 metros que me faltaban. Es impresionante: con la salida del sol, comienzan a aparecer los arcoiris por las cascadas. En el último trozo, un arcoiris gigante recorre toda la fosa, cambiando de posición por el sol. Es soberbio, y me quedo un buen rato contemplándolo.

Cuando salgo, compro otro Nyami-Nyami, que después cambio en un mercado porque está mal acabado. No obstante, me engañan y vuelvo para que me devuelvan el dinero. Me devuelven una parte y cambio el bastón en otro puesto por otro mucho mejor.

En estas, que empaqueto las cosas, me despido… nos vamos al hotel donde tengo que coger el autobús para Bulawayo. Se me ha olvidado la mesa y vuelvo raudo a por ella en taxi.

Media hora más. El autobús no aparece.

Nervioso, hablo con Paulos, que dentro del hotel se encarga del tema. Resulta que el autobús se ha ido porque no tenían mi nombre apuntado. La solución es coger el tren, extremadamente peligroso. Exijo que me acompañe y que me de un compartimento individual, ya que iré de noche, y asimismo que alguien me venga a buscar a la estación a la mañana siguiente.

En la agencia, están compungidos.

Al final, me voy en el tren, aunque el compartimento es de 6 personas, y a mitad de la noche se acomoda conmigo el cocinero del tren.

24/08

Por supuesto, a la mañana siguiente en Bulawayo no hay nadie esperándome. Vienen al cabo de una hora.

Packers Rest.

Me voy a dar una vuelta por Bulawayo, pasando por la biblioteca, que siguen la clasificación de Dewey y está muy bien equipada (es nueva), aunque la organización la encuentro un poco rara (hay una parte de Oversize books, o sea libros que no caben, por el tamaño, en los estantes habituales), aunque la tan cacareada zona de artesanos no vale un pimiento, y por la tarde está todo el resto cerrado.

Duermo en el Packers Rest, por fin en una cama, que no probaba desde Zanzíbar.

25/08

A las 6 de la mañana, cojo el autobús que me ha de llevar hasta el aeropuerto de Johannesburgo.

Paramos en una caden de estas de pollos y chips y me dan uno de los mejores pollos que he comido nunca, aunque no puedo saborearlo bien porque tenemos prisa.

A pesar de las prisas, llego justo al aeropuerto. Allí empaqueto con grandes pegatinas de frágil la maleta y paquetes y me cojo el avión de vuelta a las 22:00h.

25/08: Johannesburgo-Zurich: 22:00-8:15

Zurich-Barcelona: 10:25-12:05

26/08

Llego a Barcelona, vía Zúrich, a las 12:00h. Se que ya estoy en casa porque el aeropuerto es un desastre, la gente es maleducada y la mesa llega rota y con un trozo menos.

En fin, de vuelta a casa me encuentro una nota de la chica del piso diciéndome que no ha estado porque no le ha gustado el piso y que de todas formas ha venido a cuidar a los gatos.

Entre Lidia y M. del Mar logro rehacer la historia y… anda, que ya está bien.