Cana

Nos despertó un grito horrible. Espantoso. Un grito que nos heló la sangre en las venas. Que nos dejó de piedra. ¿Qué pudo ser la causa de aquél grito?

María Mercedes se levantó esa mañana como si tal cosa. Una negra sombra se cernía sobre ella, sin saberlo. Cuando se adentró en el aseo, todavía con los pimientos pegados en la mascarilla, encendió la luz y se miró al espejo. Fue entonces cuando exhaló aquel grito. El grito horrendo que todos habíamos escuchado.

¿Qué fue lo que encontró María Mercedes en el lavabo? ¿Letras escritas con sangre en el espejo? ¿Mucosidad variable chorreando desde el grifo? ¿Norman Bates esperándola con su cuchillo criminal? No, nada de eso. Fue algo que supera los límites pertinentes de la resistencia humana. Algo que echó por tierra todos sus fundamentos para con la vida y su pasión por la existencia y la filosofía judeo-masónica. Fue algo inenarrable. Fue: !Una cana! Sí: !Una cana! Una maldita, nefasta, cínica, cruel, aborrecible... cana.

María Mercedes se desmayó siete veces hasta que consiguió tenerse en pie ante el espejo. Sus lágrimas abrían surcos en su mascarilla de fango verde. Las rodajas de pimiento yacían esparcidas por el suelo. Su forma de ver el mundo había volado. Sus ganas de vivir evaporado. Su ánimo no podía soportar una carga tan enorme. Lloró, se rasgó las vestiduras, echó puñados de arena sobre sus hombros... pero nada de esto le sirvió.

Ante el convencimiento de que no se hallaba en un sueño (!oh, Dios, una pesadilla en vida!), procuró afrontar la situación con firmeza. Por suerte, hacía unos meses había leído "Sea estoico en siete días" en el lomo de un libro de su marido. Esto la ayudó.

!Su marido! ¿Cómo reaccionaría cuando la encontrase en aquél estado? Seguramente la vejaría, la violaría,                        le rompería a trizas la piel y después la fumigaría !y esto sólo para empezar!

Decidió poner fin a su vida, pero ¿cómo? Se cortaría las venas con una cuchilla... pero eso pondría perdidito el cuarto de baño, !y pondría furioso a su marido! Se ahorcaría... pero eso dejaba unas marcas horribles en el cuello. Se envenenaría... pero para eso tendría que salir a la calle... ¿y qué dirían las vecinas cuando viesen aquello sobre su cabeza?

No le quedaba otra solución que seguir viviendo, pero ¿cómo, otra vez? Decidió pedir ayuda profesional, así que llamó a su taxidermista particular:

-Maxi !te necesito! Estoy desesperada, no se qué hacer, estoy desesperada. Llevo tres horas sin poder localizarte, y estoy desesperada. No se qué hacer.

-Calma, calma, que no será para tanto. Dime quién eres y cómo te llamas.

-Me llamo Mercedes, y me ha salido una cana.

-¿Una cana?

-Como lo oyes.

-Pero, !eso es horrible!

-Sí, Maxi, sí, pero ¿qué me aconsejas?

-Rápido, no hay tiempo que perder: Coge la caja de la Señorita Pepi´s.

-Oh, estoy tan nerviosa, Max.

-Tranquila, nena, déjalo todo en mis manos. En esa caja tienes tres cables, ¿los ves?

-Sí, Maxi: !Qué miedo!

-!No te pongas nerviosa! Sigue. Hay uno azul, uno rojo y otro verde. Tienes que cortar el verde !El verde!, ¿lo oyes?

-Sí, Maxi, sí: Ya está. !Oh, qué he hecho! !He cortado el rojo!

-!Dios mío! Tranquilízate, ves con cuidado o podría ser fatal: Ahora corta el azul !el azul!

-!Ay, ay! !Ay! Ya está. El verde, ya he cortado el verde ¿lo he hecho bien, Max?

-!Muy bien, muy bien! El amarillo. !Ahora corta el negro, el negro! Es vital.

-El negro, el negro... !ya está!

-Bien: ahora ya tienes la caja abierta. Coge el tiñe canas. Despacito, despacito, con cuidado.

-Ya está, Max, ya está !ay!

-¿Qué ha pasado? ¿Qué ha pasado?

-!Se me ha caido, Max, se me ha caido! Está dando vueltas en el suelo, Max. !Viene hacia mí!

-Salta a un lado, Mónica, !salta!

-!Ay, se me ha roto una uña!

-!Esto se pone feo! Vamos: Tíñete la cana.

-!Ay, Max!: ya está.

-¿Estás contenta con el resultado, Margaret?

-Sí, lo estoy: A partir de ahora sólo compraré los potingues de la Señorita Pepi´s.

-Claro, porque los artículos de la Señorita Pepi´s tienen cremas de primera calidad, elaboradas con extractos de las plantas más olorosas de nuestros laboratorios. Además, aportan a nuestro organismo vitaminas oficiales, como la E, la A, la O, la U y la I.

-!Oh, Max, cómo podría vivir sin tí!

-!Y cómo podríamos vivir nosotros sin la Señorita Pepi´s! Ahora hasta con más de cuarenta tono´s diferente´s, y con lima-limón y suavizante incorporado.

Ya lo sabe: Gama Pepi´s: para que no le despierten los gritos por la mañana (tambien Tapone´s para los oídos).