Las cinco acciones

Básicamente, podemos decir que cuando estamos jugando una ficha de dominó estamos realizando cinco acciones:

1) Cerrar, también conocida como castigar, pegar, tapar, matar. Consiste en jugar sobre el palo por donde colocamos la ficha. Así cuando el jugador juega el 5/3 casándolo con un cinco decimos que cerramos el cinco, castigamos el cinco, pegamos al cinco, tapamos el cinco, matamos el cinco.

2) Abrir, también conocida como dar, mandar. Dejamos abierto el palo de la ficha que queda sin casar. Así en el ejemplo anterior el jugador al colocar el 5/3 sobre el cinco abre el tres, damos un tres, mandamos el tres.

3) Dejar, también conocida como respetar. Hace referencia al palo que queda abierto por la punta que no se juega. En el caso anterior al jugar el 5/3 el palo dejado sería el que quedó en la otra punta, así por ejemplo decimos que al jugar el 5/3 dejó abierto el 2, o respetó el 2, si ese es el palo no cerrado.

Una primera aproximación básica a las estrategias del dominó podría llevarnos al siguiente enunciado: “El jugador cierra el palo que no es de su interés, abriendo y respetando los palos de su interés”. Así podemos explicar muchos de los principios del dominó en base a este enunciado: “castigar los palos de los contrarios”, “respetar los palos del compañero”, “repetir los palos propios”, “reproducir los palos del compañero”, “abrir el palo que más tienes”, “no abrir juegos nuevos”, y un largo etcétera basados en el interés de los palos jugados (“Tres son los palos jugados el que se cierra, el que se abre y el que se deja”).

Mención aparte merecen los casos especiales de estas tres acciones:

En la salida no se cierra palo ni se deja palo, sino que se abre dos palos al mismo tiempo, de ahí que se considere una jugada de ataque en este sentido.

Al jugar un doble durante la partida abrimos el mismo palo que cerramos, por lo que la colocación del doble se suele considerar una jugada neutra (deja la misma situación al jugador siguiente).

Al cuadrar a un palo abrimos el mismo palo que dejamos, quedando ambas puntas al mismo palo.

Vemos pues como la elección de la ficha depende de lo que queramos dejar, abrir y cerrar, eligiendo entre estas acciones cual es la prioritaria, o la combinación de ambas que sea más ventajosa, siempre dentro de las posibilidades que en ese momento ofrezca el juego.

Hasta el momento solo se han visto las tres acciones principales de las cinco que justifican el jugar una ficha u otra, veamos las dos siguientes:

4) Soltar: En ocasiones elegimos una ficha para jugar no por el palo que cierro, dejo o abro, sino por el interés en desprendernos de la ficha en sí misma y que no figure entre las nuestras. Por ejemplo la colocación de un doble que nos incomoda evitando que sea ahorcado.

5) Mantener: En otras, la elección pasa por mantener una ficha que no queremos desprendernos de ella, por ejemplo en el caso de no quedarnos a falla de un palo, mantener la última ficha del palo del contrario, etc…

Estas dos últimas acciones no dependen pues de los palos jugados en la mesa sino de las fichas o palos que nos interesa soltar o mantener (“Varias son las fichas jugadas en una puesta, la que se suelta y la (o las) que te quedas”) .

Así pues un jugador de dominó deberá sopesar, para jugar la ficha correcta, lo que cierra, lo que abre, lo que deja, lo que suelta y lo que mantiene, dentro de las posibilidades que en esta ronda le posibilita el juego, sopesando la combinación de todos estos intereses, a veces contrapuestos.