El cierre (o la tranca)

Existen dos formas de terminar una partida de dominó, por dominó de uno de los jugadores (quién termina todas sus fichas en juego), o por cierre o tranca (jugada que presenta las últimas fichas de un palo en ambos extremos abiertos del juego imposibilitando la continuación del mismo haciendo inviable la puesta de ficha por cualquiera de los jugadores). Por tanto para que haya un cierre se tienen que dar tres circunstancias: que se hayan jugado todas las fichas de un palo incluyendo el doble, que el palo gastado quede abierto en los extremos o puntas de juego, que tras estas circunstancias todos los jugadores queden con al menos una ficha en juego (si la colocación de la última ficha de un jugador provoca que se cumplan las dos primeras condiciones, sería dominó por su parte y no cierre). Gana el cierre, no quién provoca la situación poniendo la última ficha, sino la pareja cuya suma de puntos pendientes de jugar es menor a la de la pareja contraria. En caso de empate a puntos se da por nula la mano y corre el turno de salida (en la mayoría de reglamentos, usos y costumbres).

La amenaza de cierre se presenta desde que la quinta ficha sencilla o mixta (no doble) de cualquier palo es jugada sobre la mesa abriendo el palo, o bien al jugar la cuarta ficha cuadrando a favor del palo (pues la quinta servirá para tapar uno de los extremos, dejando el otro abierto). A la sexta ficha mixta del palo, que puede provocar el cierre del juego, se la denomina “la firme” (puerta, llave, o séptima). Quedando pendiente la última ficha mixta de cualquier palo el juego queda afirmado al mismo, y se dice igualmente que el jugador que la posee está afirmado. Una vez que el juego está afirmado, el jugador que tiene la firme tendrá ocasión de cerrar si por la otra punta del juego se abre el palo complementario de la ficha firme, es decir, jugados el 4-0, 4-1, 4-2, 4-3, 4-4, 4-6, la ficha firme será la 4-5, quedando siempre sobre la mesa abierto por una punta un cuatro sin casar (independientemente de cómo se hayan jugado los cuatros), y posibilitando el cierre si en turno del jugador afirmado queda un cinco en la otra punta. En estos momentos el jugador podrá optar por: jugar otro cinco y mantener la firme (si quedan más cincos por jugar y posee alguno), jugar el 4-5 tapando el cuatro (evitando el cierre por entenderlo no ventajoso), jugar el 5-4 sobre el cinco cerrando el juego. Vemos pues que quien posee la firme tiene la opción de cerrar o no según lo estime (salvo en el caso del cierre forzoso, que se verá más adelante), teniendo además las siguientes ventajas: tener asegurada siempre la puesta de ficha en turno (no le pueden hacer pasar), obligar al resto de jugadores a jugar por un solo lado reduciendo sus posibilidades de juego y aumentando las posibilidades de pasar (arma de doble filo pues también obligamos al compañero), evitar el cierre a otro palo (mientras estemos afirmados nadie podrá cerrar a otro palo), o la posibilidad de ahorcar el doble del palo si no ha sido jugado.

Cualquier jugador que desee hacerse con una firme deberá, gastar las fichas del palo (jugándolas nosotros mismos, combinando con el compañero, y sacándoselas a los contrarios), y reservando la última ficha del palo por jugar en nuestro poder. En ocasiones, será el contrario quién desarrolle un palo, debiendo intentar quedarnos con la firme del mismo, apropiándonos de su juego, y buscando el acompañamiento de la ficha (por ejemplo, si el contrario desarrolla los pitos, y yo tengo el 1-2, podría reservarme esta ficha y los doses por jugar para evitar tener que darla de cara ante un dos por no tener otra opción). Otra forma para hacerse con una firme es cuadrar con la cuarta ficha mixta de un palo a favor del mismo, quedándonos con otra en nuestro poder, ya que la quinta deberá ser jugada tapando el otro extremo (puede darse el caso de que, si el doble no está jugado y está en manos del mismo jugador que la quinta, sea colocado y nos veamos obligados a poner nosotros la quinta, dejando afirmado al otro jugador). También nos aseguraremos la firme, en cualquier caso, de tener las dos últimas fichas mixtas de un palo, si podemos entrar con una de ellas por uno de las puntas del juego.

No siempre se puede decidir libremente el cerrar o no el juego, pudiendo darse la circunstancia de tener que cerrar el jugador poseedor de la firme de forma forzada. El cierre forzado se produce cuando estando afirmado por un lado, el jugador poseedor de la firme queda afirmado por la otra punta igualmente con el palo complementario a la firme, de forma que colocada esta en cualquier situación y única ficha posible para colocar, a excepción de tener alguno de los dobles, el juego quedará cerrado. Por ejemplo, estando afirmado el juego a cuatros, y siendo la firme la 4-5, el juego queda afirmado por la otra punta a cincos, estando ambos dobles jugados, quedando solo la posibilidad de jugar la ficha 4-5 y cerrando al jugarla por cualquiera de las puntas.

A continuación vamos a ver una serie de jugadas de cierre con los dobles pendientes de jugar, el llamado cierre falso. El cierre falso consiste en cerrar el juego con la firme (sexta mixta) estando pendiente el doble por colocar. Si está en manos del jugador afirmado, tras el falso cierre colocará el doble, después del pase corrido del resto de jugadores, siendo este doble el que cierra la partida, siempre que le quede al menos otra ficha por jugar, ya que si no sería dominó por parte del jugador. Si el doble está en manos de otro jugador antes de cerrar con un falso cierre habrá que tener en cuenta lo siguiente: el otro jugador al colocar el doble puede dominar al tener sólo una ficha (será cierre siempre que al menos queden dos fichas al resto de jugadores incluyendo el compañero, o bien por tener localizado el doble en manos de un jugador y a éste le queden al menos dos fichas). En los cierres falsos habrá que tener en cuenta los puntos del doble al realizar las cuentas del cierre como ficha jugada. Además puede darse el caso de tener un cierre forzado con dobles pendientes de colocar, realizando un cierre igualmente pero permitiendo la salida de un doble. Por ejemplo, si el cierre forzado se produce a cuatros o a cincos igualmente, y estando uno de los dobles o ambos sin jugar, podemos permitir o no la colocación de uno de ellos, circunstancias a estudiar según los casos en función de la posibilidad de tenerlo el compañero y restarnos puntos a la pareja, de interesar aumentar la cuenta del cierre por ser ventajoso, etc…

Cálculo del cierre: Ya hemos visto que en la mayor parte, salvo el cierre forzado, es el jugador afirmado quien decide cerrar la partida o no en función del cálculo del cierre y de su condición por tanto de ser ventajoso o no para la pareja. El cálculo del cierre consiste básicamente en calcular los puntos del cierre, que serán los pendientes de jugar en el momento del cierre y por tanto resultado de:

Valor del Cierre = Puntos totales de las fichas (168 puntos) – Puntos jugados en la mesa – Valor de la ficha firme (y doble en su caso).

Una vez calculado el valor del cierre se divide entre dos, resultando la cantidad máxima a tener por la pareja para poder ganar el cierre. Si a este valor le restamos la suma de nuestros propios tantos, siempre conocida, quedará el valor máximo que puede tener nuestro compañero. De este valor máximo debemos restar las fichas ya identificadas en nuestro compañero y suponerle las más altas por jugar en caso de desconocerlas, siempre de acuerdo a las deducciones lógicas del juego, pues si pasó a un palo alto se descartará su tenencia. De esta forma de calcular saldrán siempre cierres seguros para el jugador en caso de acostumbrarse a realizar los cálculos así descritos.

Cierre ventajoso si la suma de nuestras fichas y del compañero (haciéndole las máximas pendientes de jugar según lógica del juego) es menor a la mitad del valor del cierre.

Cómo ayuda para contar los puntos jugados en la mesa, alternativa a sumar las fichas jugadas una a una, existen básicamente dos métodos en función del número de fichas jugadas (véase Técnicas para contar rápido, en nivel INTERMEDIO):

Si el número de fichas jugadas es pequeño, podemos sumar una ficha si y otra no, aprovechando que las fichas jugadas siempre están casadas, teniendo en cuenta la firme y en su caso la doble, y multiplicando por dos dicho resultado.

Si el número de fichas jugadas es alto, calcularemos mentalmente la suma de los palos no jugados en su totalidad, de mayor a menor, contando los seises pendientes, más los cincos pendientes, etc… (igualmente se dará por puesta la/s ficha/s de cierre)

Existe otra información muy útil para saber el valor de las fichas jugadas cuando estas son muy pocas (cierres grandes), que es el valor máximo de un cierre a determinado palo. Así por ejemplo el máximo de puntos de un cierre es de 126 puntos y se produce con el cierre a blancas y el mínimo de fichas jugadas para el cierre que es el de 10 fichas, las siete del palo y tres fichas que servirán para cambiar de juego estando compuestas por la combinación de los palos restantes.

Por ejemplo, cierre máximo a blancas:

0/11/22/00/00/33/44/00/55/66/0

Otro ejemplo, del máximo cierre a seises:

6/22/44/66/33/00/66/55/11/66/6

Las siete fichas del palo en cuestión (subrayadas) y las tres mínimas necesarias para cambiar el juego (en cursiva).

Las fichas jugadas serán los puntos que suma el palo (21 (6+5+4+3+2+1+0) + 7 multiplicado por el valor del palo), más la suma de las fichas complementarias (21 – valor del palo).

Máximo cierre a un palo = 168 – (21 + 7 x palo + 21 – palo) = 126 puntos - 6 x palo

Por tanto, Máximo Cierre: a blancas 126 puntos, a pitos 120 puntos, a doses 114 puntos, a treses 108 puntos, a cuatros 102 puntos, a cincos 96 puntos, a seises 90 puntos.

Con estos valores calcularemos los cierres máximos a 10 fichas, caso de que sean por ejemplo 13 las fichas jugadas, bastará con ver que tres fichas se han jugado de más sobre las estrictamente necesarias y restar su valor al máximo cierre del palo en cuestión.

Buscar o Evitar el Cierre: Cómo ya se ha visto no gana el cierre quien lo ejecuta sino quien suma menos puntos entre sus fichas, por lo que procuraremos su búsqueda o evitaremos que se presente, en función de los puntos de nuestras fichas y los que prevemos del compañero, frente a los rivales, y en función de las fichas jugadas. Buscaremos el cierre posibilitando su ejecución mediante el juego del palo complementario de la firme, para que sea jugada por nuestra pareja o por los rivales, o lo intentaremos evitar jugando fichas que imposibiliten la entrada del palo complementario de la firme. Además no siempre hay que esperar al final para jugar a favor o en contra del cierre, así si por ejemplo el salidor contrario sale de un doble bajo sin pensar, señal de que no tiene problemas y el palo es indicativo de juego, podemos pegar con falla jugando contra el palo de salida aquellas que tengamos menos acompañadas, para quedarnos con las fichas con mas acompañamiento y que no nos la saquen “buchera”. Ejemplo, el salidor sale del 0-0 sin pensar, tenemos un juego alto y entre otras fichas: el 0-1 sin más unos, y el 0-3 con dos treses más; respondemos a la salida con la falla 0-1, reservándonos el 0-3 para no gastar el palo contrario y evitar el cierre con buen acompañamiento para evitar tener que poner el cero ante un tres.

Por último y para terminar señalaremos que los cierres suelen ser utilizados por las parejas que van muy por debajo del marcador para igualar en lo posible el tanteo (debemos huir de cierres dudosos cuando vayamos ganando en el marcador, aunque nunca si están claros), o para ganar partidas que se daban por pérdidas por tenencia de dobles ahorcados o dominós próximos de los contrarios.