Hasta ahora hemos analizado la estructura de las palabras, así como los mecanismos de formación (composición y derivación).

En esta sección conoceremos qué clases de palabras podemos encontrar en nuestra lengua.

Las categorías gramaticales, como así se denomina a las distintas clases de palabras, son nueve:


  • sustantivo: Es aquella palabra que sirve para nombrar a las personas, lugares, los objetos y las ideas.

Ejemplo. Marta envió una carta para su amiga de Logroño.


  • adjetivo: Es la palabra que indica las cualidades del sustantivo.

Ejemplo. Ese libro ya está muy viejo.


  • verbo: Es la palabra que expresa acción, estado o proceso. Esta acción se desarrolla en un tiempo determinado.

Ejemplo. Yo fui a casa de mi abuela el domingo.


  • adverbio: Es la palabra que indica lugar, tiempo, modo, cantidad, afirmación, negación, duda...

Ejemplo. Marta celebra hoy su cumpleaños.


  • determinante: Son aquellas palabras que delimitan el significado del sustantivo al que acompañan.

Ejemplo. Ayer vi al perro del vecino estropear las flores del jardín de Eva.

Ayer vi a un perro estropear las flores del jardín de Eva.


  • pronombre: Es la palabra que sustituye al nombre.

Ejemplo. Pablo practica kárate desde años. Él es cinturón negro.


  • preposición: Son aquellas que relacionan palabras con sus complementos.

Ejemplo. Ayer fuimos de visita a la casa de una amiga.


  • conjunción: Son palabras que sirven de nexo o unión.

Ejemplo. ¿Estudias o trabajas?


  • interjección: Son palabras que expresan sentimientos.

Ejemplo. ¡Ay! ¡Cuidado que duele!

Éstas, a su vez, se dividen en variables e invariables.

Son variables aquellas que sufren modificación de género, número y desinencias. Tal es el caso del sustantivo, adjetivo, verbo, determinante y pronombre.

Son invariables aquellas que no sufren modificación alguna. Son las preposiciones, conjunciones, interjecciones y los adverbios.



RECAPITULEMOS


ACTIVIDADES

1.Lee el siguiente texto y contesta:

LA CONJURACIÓN DE LAS PALABRAS - Benito Pérez Galdós

En La Conjuración de las palabras (escrito en abril de 1868), Benito Pérez Galdós nos cuenta la rebelión de las palabras de la lengua española, considerándose maltratadas por los autores.


EL EJÉRCITO DE LAS PALABRAS


Érase un gran edificio llamado Diccionario de la Lengua castellana, de tamaño tan colosal y fuera de medida, que, al decir de los cronistas, ocupaba casi cuarta parte de una mesa, de estas que, destinadas a varios usos, vemos en las casas de los hombres. Si hemos de creer a un viejo documento hallado en viejísimo pupitre, cuando ponían al tan edificio en el estante de su dueño, la tabla que lo sostenía amenazaba desplomarse, con detrimento de todo lo que había en ella. Formábanlo dos anchos murallones de cartón, forrados en piel de becerro jaspeado, y en la fachada, que era también de cuero, se veía un ancho cuartel con doradas letras, que decían al mundo y a la posteridad el nombre y significación de aquel gran monumento.

Por dentro era un laberinto tan maravilloso, que ni el mismo de Creta se le igualara. Dividíanlo hasta seiscientas paredes de papel con sus números llamados páginas. Cada espacio estaba subdivido en tres corredores o crujías muy grandes, y en estas crujías se hallaban innumerables celdas, ocupadas por los ochocientos o novecientos mil seres que en aquel vastísimo recinto tenían su habitación. Estos seres se llamaban palabras.


[…] Una mañana sintiose gran ruido de voces, patadas, choque de armas, roce de vestidos, llamamientos y relinchos, como si un numeroso ejército se levantara y vistiese a toda prisa, apercibiéndose para una tremenda batalla. Y a la verdad, cosa de guerra debía de ser, porque a poco rato salieron todas o casi todas las palabras del Diccionario, con fuertes y relucientes armas, formando un escuadrón tan grande que no cupiera en la misma Biblioteca Nacional. […]


Magnífico y sorprendente era el espectáculo que este ejército presentaba […]. Delante marchaban unos heraldos llamados Artículos, vestidos con magníficas dalmáticas y cotas de finísimo acero: no llevaban armas, y sí los escudos de sus señores los Sustantivos, que venían un poco más atrás. Éstos, en número casi infinito, eran tan vistosos y gallardos que daba gozo verlos. […]


Junto a los Sustantivos marchaban los Pronombres, que iban a pie y delante, llevando la brida de los caballos, o detrás, sosteniendo la cola del vestido de sus amos, ya guiándoles a guisa de lazarillos, ya dándoles el brazo para sostén de sus flacos cuerpos, porque, sea dicho de paso, también había Sustantivos muy valetudinarios y decrépitos, y algunos parecían próximos a morir. También se veían no pocos Pronombres representando a sus amos, que se quedaron en cama por enfermos o perezosos, y estos Pronombres formaban en la línea de los sustantivos como si de tales hubieran categoría.


Detrás venían los Adjetivos, todos a pie; y eran como servidores o satélites de los Sustantivos, porque formaban al lado de ellos, atendiendo a sus órdenes para obedecerlas. Era cosa sabida que ningún caballero Sustantivo podía hacer cosa derecha sin el auxilio, de un buen escudero de la honrada familia de los Adjetivos; pero éstos, a pesar de la fuerza y significación que prestaban a sus amos, no valían solos ni un ardite, y se aniquilaban completamente en cuanto quedaban solos. […]


Como a diez varas de distancia venían los Verbos, que eran unos señores de lo más extraño y maravilloso que puede concebir la fantasía.

No es posible decir su sexo, ni medir su estatura, ni pintar sus facciones, ni contar su edad, ni describirlos con precisión y exactitud. Basta saber que se movían mucho y a todos lados, y tan pronto iban hacia atrás como hacia delante, y se juntaban dos para andar emparejados. Lo cierto del caso […] es que sin los tales personajes no se hacía cosa a derechas en aquella República, y, si bien los Sustantivos eran muy útiles, no podían hacer nada por sí, y eran como instrumentos ciegos cuando algún señor Verbo no los dirigía. Tras éstos venían los Adverbios, que tenían cataduras de pinches de cocina; como que su oficio era prepararles la comida a los Verbos y servirles en todo. Es fama que eran parientes de los Adjetivos, como lo acreditaban viejísimos pergaminos genealógicos, y aun había Adjetivos que desempeñaban en comisión la plaza de Adverbios, para lo cual bastaba ponerles una cola o falda que, decía: mente.


Las Preposiciones, eran enanas; y más, que personas parecían cosas, moviéndose iban junto a los Sustantivos para llevar recado a algún Verbo, o viceversa. Las Conjunciones andaban por todos lados metiendo bulla; y una de ellas especialmente, llamada que, era el mismo enemigo y a todos los tenía revueltos y alborotados, porque indisponía a un señor Sustantivo con un señor Verbo, y a veces trastornaba lo que éste decía, variando completamente el sentido. Detrás de todos marchaban las Interjecciones, que no tenían cuerpo, sino tan solo cabeza con gran boca siempre abierta. No se metían con nadie, y se manejaban solas; que, aunque pocas en número, es fama que sabían hacerse valer.


De estas palabras, algunas eran nobilísimas, y llevaban en sus escudos delicadas empresas, por donde se venía en conocimiento de su abolengo latino o árabe; otras, sin alcurnia antigua de qué vanagloriarse, eran nuevecillas, plebeyas, o de poco más o menos. Las nobles las trataban con desprecio. Algunas había también en calidad de emigradas de Francia, esperando el tiempo de adquirir nacionalidad. Otras en cambio, eran indígenas hasta la pared de enfrente, se caían de puro viejas, y yacían arrinconadas, aunque las demás guardaran consideración a sus arrugas; y las había petulante, y presumidas, que despreciaban a las demás mirándolas enfáticamente.



  • ¿Qué clases de palabras se citan en el texto?


  • ¿Por qué no aparecen en el texto los determinantes?


  • ¿Por qué se le llama "heraldos" a los artículos?


  • ¿Qué significa “Era cosa sabida que ningún caballero Sustantivo podía hacer cosa derecha sin el auxilio, de un buen escudero de la honrada familia de los Adjetivos”?


  • ¿Por qué de los verbos es imposible “decir su sexo, ni medir su estatura, ni pintar sus facciones, ni contar su edad, ni describirlos con precisión y exactitud”?


  • ¿Por qué los adjetivos y los adverbios son parientes?


  • ¿Qué quiere decir Galdós con que las interjecciones solo tenían cabeza con gran boca siempre abierta?


  • ¿Qué quiere decir que las preposiciones llevan recado del Sustantivo al verbo o viceversa?




2. Lee el siguiente texto e identifica las diferentes categorías gramaticales, clasificándolas según la tabla que se adjunta:

"En el centro del patio, una hermosa y enorme fuente geométrica que vertía sus aguas en cuatro brazos, recordando una vieja descripción del Edén del que se dice que salen cuatro brazos que conforman los cuatro grandes ríos, el Nilo, el Tigris, el Éufrates y el Amu- Darya. El color esmeralda de sus aguas contrastaba con el azul intenso de las paredes del patio, que sirve para ahuyentar a las moscas de estas idílicas vistas.

Todo estaba lleno de flores y plantas: nenúfares y lotos flotantes en el agua, buganvillas, jazmines cercando el patio, creando una atmósfera dulce y exótica.

Paseábamos por caminos de azulejos que creaban pequeños mosaicos con escenas amorosas que recordaban al Habibi ausente y pequeños farolillos de forja darían luz a estas escenas en la inmensa oscuridad de la noche".

DÍAZ MORCILLO, SUSANA. Y qué si te quiero.



CLASES DE PALABRAS.docx


3. Identifica cuáles de estas palabras son sustantivos y cuáles adjetivos:

montaña, pan, veloz, seco, pera, salado, cabello, fugaz, cálida, dispensador.


4. Relaciona cada palabra con la categoría que le corresponda:


5. Busca un adjetivo para los siguientes sustantivos:

casa, perro, ordenador, dibujo, libro, papel, teleoperadora, Administración.

6. Escribe todas las preposiciones que conozcas. Después escribe una frase con cinco de ellas.

7. Explica las diferencias entre las siguientes categorías gramaticales:


hay / ay / ahí

uy / huí

¡va! / va


8. Escribe varias oraciones y únelas mediante las conjunciones que conozcas.


Ejemplo: -Fui a casa de mis padres

-Ayer comí lentejas

Ayer fui a casa de mis padres y comí lentejas.