EL SIGLO XV. LA POESÍA CULTA. LA CELESTINA.


1. CONTEXTO HISTÓRICO

Se considera que el siglo XV la marca la transición entre la Edad Media y el Renacimiento. Es un siglo de profundos cambios en la mentalidad y sociedad europeas. En la península ibérica destaca en el plano político de los Reyes Católicos en la segunda mitad de siglo, aunque la lírica española del siglo XV abarca tres reinados de características muy diferentes:


  • El de Juan II, rey culto y poeta, favorecedor de las artes y durante el cual la burguesía manifiesta una clara ascensión.


  • El de Enrique IV, que favoreció en lo que pudo al arte.


  • El de los Reyes Católicos, en el que se ha dado por situar el comienzo de una nueva época. Juntos terminaron la Reconquista con la toma de Granada en 1492, y juntos vieron cómo Castilla acrecentaba su poder hacia el Oeste con el descubrimiento de América, ese mismo año.



Durante estos años se va transformando la mentalidad del hombre de la época, así como su sistema de valores. En el siglo XV tiene lugar la descomposición del mundo feudal, por lo que es considerado un siglo de transición entre la cultura medieval y la concepción renacentista del arte y de la propia vida. De una cultura medieval, eminentemente teocéntrica, se dará paso a otra antropocéntrica: el hombre empieza a ser el centro de la vida y la cultura será cada vez más secular y laica. Se enfrentan las formas cultas de la Edad Media con las nuevas corrientes que desembocarán en el Renacimiento, debido a las relaciones de la corona de Aragón con Italia.

Aparece en este siglo una nueva clase: la burguesía: el espejo en el que se mira el burgués es el de la aristocracia, en la que pretende introducirse, lográndolo muchas veces mediante su cúmulo de dinero, hecho facilitado porque la aristocracia se encuentra arruinada.

Es la época de apogeo de las nuevas universidades, y de difusión de la cultura y la literatura gracias a la invención de la imprenta en el año 1440.

Se trata de un periodo de inicio de la supremacía del castellano sobre el resto de lenguas peninsulares, así como de una mayor preocupación por la fijación de la lengua, con obras como la Gramática de Nebrija, de 1492.











2. LITERATURA


Con respecto a la creación artística, se observa una influencia italiana desde comienzos de siglo, así como un interés por la Antigüedad grecolatina. España empieza a formar parte de la corriente humanista común a todo el Renacimiento europeo.




2.1. LOS CANCIONEROS


Junto a los romances, mayor exponente de la lírica tradicional, y la poesía cortesana, procedente de la lírica trovadoresca, durante este siglo proliferan los cancioneros. Los cancioneros son antologías de poemas que responden a una cierta unidad, ya sea temática (Cancionero de obras devotas de 1492) o geográfica (Cancionero Antequerano) aunque a veces se recogen varias hojas sueltas (no importa calidad, tiempo ni materia) y, cuando hay suficientes para formar un tomo, se llevan al encuadernador. Son los que Rodríguez Moñino llama “volúmenes de poesías varias”. Para este estudioso los cancioneros se concebían como bibliotecas. Así encontramos que unas veces se agregan composiciones de poetas anteriores en el tiempo; otras, se dejan folios en blanco para completar las obras de un autor; o bien se agregan cuadernillos de letra y papel diferente a los originales.



Estas composiciones iban acompañadas de música y su lenguaje era culto que reflejaba un alto nivel social y cultural.

Su estructura estaba formada por una cabeza que presenta el tema de la canción y que puede volver a repetirse al final, adoptando el nombre de estribillo y, una glosa que amplía el contenido de la cabeza. Contiene unos versos de vuelta de igual número y rima que los de la cabeza.

Los cancioneros que se han conservado de la lírica cancioneril son:

- Cancionero de Baena.

- Cancionero de Stúñiga.

- Cancionero de Herberay des Essarts.

- Cancionero Musical de Palacio.

- Cancionero General de Hernando del Castillo.


EL MARQUÉS DE SANTILLANA

Iñigo López de Mendoza, Marqués de Santillana (1398-1458) compuso largos poemas, de influjo italiano y temas graves (Comedieta de Ponza, Infierno de los enamorados) otras de temas didáctico-morales (Diálogo de Bías contra la Fortuna, Proverbios), e incluso de tema político (Doctrinal de privados, Decir contra los aragoneses). Sin embargo, debe su fama a su poesía cancioneril de origen trovadoresco, especialmente a sus serranillas.

Santillana somete sus serranillas a un proceso de continua estilización, influido por las pastorelas provenzales y galaico-portuguesas. En las serranillas se burla de los villanos y de su manera de hablar, aunque los trata a sus protagonistas con respeto y presenta a las pastoras como mujeres inteligentes, bellas e ingeniosas.


También fue el primero en intentar adaptar el soneto italiano. Aunque sus resultados son bastante mediocres, anticipa, con más de medio siglo, la que será gran revolución poética de Garcilaso. Desarrolló además una importante labor cultural, al rodearse de numerosos artistas y eruditos y proteger su trabajo.



JUAN DE MENA



Fue un gran admirador de la poesía italiana, por lo que emplea la lengua de modo mucho más retórico y artificioso. Su obra cumbre es el Laberinto de Fortuna, poema alegórico donde la Providencia conduce al poeta por el laberinto de la fortuna. Allí hallarán tres ruedas: la del pasado, la del presente y la del futuro, lo que servirá al poeta para extraer lecciones sobre historia y política.



2.2. JORGE MANRIQUE

Jorge Manrique (1440-1479) es el poeta más sobresaliente del reinado de Enrique IV, y de todo el siglo si bien escribió su obra cumbre -las Coplas que fizo por la muerte de su padre- a principios del reinado de los Reyes Católicos.

Fue miembro, como el Marqués de Santillana, de la nueva clase aristocrática que, sin abandonar las armas, no desdeña el cultivo de las letras (su tío Gómez Manrique y su padre, Rodrigo Manrique, escribieron también composiciones poéticas que figuran en los cancioneros).

Murió luchando a favor de la reina Isabel, a las puertas del castillo de Garcimuñoz, en 1479.

Siguiendo las modas poéticas cortesanas de su tiempo, compuso alrededor de cincuenta poemas amorosos y tres satíricos (criticando a una beoda, a su madrastra y cuñada, doña Elvira de Meneses, y a una prima que le estorbaba unos amores).


Sin embargo, estas convencionales obras no le hubieran hecho destacar de cualquier versificador bien dotado, de los que abundaban en todos los palacios. Debe su fama a las ya mencionadas Coplas, poema funerario o elegíaco a la muerte de su padre, el Maestre don Rodrigo.



Coplas a la muerte de su padre


El poema se puede estructurar en tres partes:


1. Primera parte (Coplas 1-14): trata la fugacidad de la vida y la condición mortal del hombre.

2. Segunda parte (Coplas 15-24): lo anteriormente dicho se ejemplifica con casos concretos. El poeta recuerda el esplendor de las cortes medievales: sus fiestas y riquezas, para recordarle al lector que todo pasa.

3. Tercera parte (Coplas 25-40): se centra en la figura del padre, que fallece de forma serena y ejemplar, tras un diálogo con la Muerte, que aparece personificada. Acepta cristianamente su defunción como un paso inevitable hacia la otra Vida, la verdadera, pero dejando constancia de una tercera vida, que su gloria deja en la memoria de sus descendientes.



En cuanto al análisis de formal: las Coplas se caracterizan por su sencillez. La adjetivación es escasa y predominan los sustantivos y verbos colocados estratégicamente para resaltar su valor. Entre las figuras poéticas destacan las metáforas impuras (Nuestras vidas son los ríos), el uso constante de la anáfora y el paralelismo sintáctico con valor reiterativo e intensificador (cómo se pasa la vida / cómo se viene la muerte), la antítesis (vida/muerte, placer/dolor, nacer/morir...), la enumeración (copla XXIII), la interrogación retórica (coplas XVII-XVIII).

La lengua es cuidada pero desprovista de latinismos (salvo cuarenta casos todos asimilados al léxico general: innumerables, inexpugnables, senectud...) Ausencia de hipérbaton y utilización de palabras de uso corriente (vida, dolor, placer) dotan a la obra de una sencillez y naturalidad destacadas.


2.3. LA CELESTINA

El siglo XV se cierra con la aparición de una de las obras cumbre de nuestra literatura: La Celestina.



Versiones

La Celestina es una obra que desde su aparición ha planteado varios y difíciles problemas en torno a la composición del libro, sobre el autor y la extensión de la misma, ninguno de los cuales puede tenerse todavía por resuelto.


La obra nos ha llegado en dos versiones: la primera, titulada Comedia de Calisto y Melibea , de dieciséis actos; y una segunda, Tragicomedia de Calisto y Melibea , en veintiuno.

Las primeras ediciones, hasta que La Celestina adquiere su forma definitiva de veintiún actos, se concretan en tres estados bien definidos. Al primero corresponde la edición, considerada como princeps, impresa, al parecer, en Burgos por Fadrique de Basilea en 1499. El segundo estado lo constituyen las ediciones de 1500 (Toledo) y de 1501 (Sevilla). El tercer estado lo representan las cinco ediciones de 1502 - Salamanca, Toledo y tres de Sevilla -, las cuales llevan ya el nombre definitivo de Tragicomedia de Calisto y Melibea y de la puta vieja Celestina. En estas últimas se agregan - con el nombre de Tratado de Centurio - cinco actos más, pasando de dieciséis actos a veintiuno.



Autoría

A pesar de las varias hipótesis planteadas por la crítica, La Celestina se le ha atribuido a Fernando de Rojas, bachiller en leyes de ascendencia judía nacido en Puebla de Montalbán (Toledo) hacia 1475.


Género


En cuanto a su género, aunque es una obra esencialmente dramática, parece que no fue escrita para ser representada debido a su larga extensión. Estaría compuesta, por tanto, para ser leída en público, como se hacía con las obras de la comedia humanística, de tema amoroso y ambiente urbano.




Temas


Como temas principales, podemos citar la condena del amor pasional y el aviso contra las alcahuetas y malos sirvientes, el poder del dinero, y la avaricia que todo lo corrompe, la muerte que acaba por llevarse a la mayoría de los personajes, y la crítica a la religión y sus representantes.




Argumento

Calisto, un joven noble y apuesto, penetra persiguiendo a un halcón en la huerta donde se halla a Melibea, de quien queda profundamente enamorado. Ante el rechazo de ésta y aconsejado por su criado Sempronio, decide encomendar su cuidado a Celestina, para lograr por medio de ella el amor de Melibea. La alcahueta consigue mediante artimañas que Melibea se enamore de Calisto. Los criados de éste intentan explotar en beneficio propio la pasión de su amo: que había prometido una cadena de oro a Celestina si lograba entre todos enamorar a Melibea. Cuando esto sucede, los criados reclaman su parte y ante la negativa de Celestina, la matan. Son apresados y ejecutados por la justicia, de lo que Calisto tiene noticia al día siguiente. Concierta una entrevista nocturna con Melibea; sube por una escalera de cuerda y cuando va a bajar para marcharse, se rompe la escalera y Calisto se mata. Ante la muerte de su amado, Melibea sube a una torre y se arroja desde ella tras declarar las causas del suicidio a su padre. Termina la obra con el llanto y unas reflexiones morales de Pleberio, padre de Melibea.


Personajes

La Celestina es una obra única en cuanto a la creación de caracteres. Se oponen dos mundos: el culto y rico de Calisto y Melibea y el bajo y pobre de criados y prostitutas. Sin embargo, los personajes de un mundo y otro no son tan distintos entre sí: mienten, roban y nadie hace lo que aconseja a los demás. Todos, amos y criados, son iguales en su bajeza moral y caen víctimas de sus pasiones.



Intencionalidad y sentido

Dice Fernando de Rojas en la "carta a un su amigo" que escribió la obra contra los fuegos del amor, contra los lisonjeros y malos sirvientes y falsas mujeres hechiceras.


Lengua y estilo

En la obra se aúnan, en equilibrio admirable, el mundo medieval y el renacentista, por una parte y la tendencia culta y la popular, por otra. Esto determinará en gran medida su lenguaje y estilo.


Se pueden distinguir, un lenguaje culto y latinizante, cargado de artificios, y un habla popular lleno de refranes y de expresiones vivaces. Sin embargo, la separación no es nítida.


Por último, en La Celestina la técnica del diálogo se manifiesta con suma perfección, pudiéndose distinguir diferentes tipos según la intención del autor: monólogos caracterizadores y ambientadores - importantísimos, ya que, al no estar destinada la obra para la representación, sirven a su vez de acotaciones dramáticas-, diálogos oratorios y diálogos breves de gran riqueza.


Influencia de La Celestina

La influencia de La Celestina en la literatura posterior es amplísima. Desde el principio fue objeto de continuaciones como la Segunda Celestina de Feliciano de Silva. Su influencia fue grande en obras de Lope de Vega como La Dorotea y El Anzuelo de Fenisa . También la tuvo presente el autor de La Lozana Andaluza y el género de la novela picaresca. Fue traducida durante el siglo XVI al italiano, alemán, francés y holandés.



¿REPASAMOS?




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TEMA 16. La prosa y el teatro medievales. La Celestina.pptx





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