EL TEATRO ROMANO
EL TEATRO ROMANO
En el siglo IV a.C., la república romana había empezado su expansión y Grecia terminó siendo absorbida por esta. Los romanos reconocieron el alto nivel cultural alcanzado por los griegos e intentaron imitarlos en muchos sentidos, hasta llegar a fusionar finalmente esta cultura con la suya. Por eso se suele hablar de la cultura grecolatina.
Los romanos heredaron la tradición de las últimas comedias griegas; y aunque sus primeras representaciones también estuvieron ligadas a lo religioso, terminaron convirtiéndose especialmente en un medio de entretenimiento. Los más grandes autores de estas comedias romanas fueron Plauto y Terencio.
Asimismo, introdujeron el arco dentro de las construcciones. Con este elemento arquitectónico, los teatros ya no necesitaron las colinas como apoyo para las graderías y pudieron ser situados en medio de una manzana o cuadra. La reducción de la importancia del coro hizo que el área destinada a él, la orquesta, fuera reduciéndose cada vez más, mientras el espacio de la escena fue ampliándose.
Hacia el siglo II d.C., la gran masa de la población romana demandaba espectáculo más que drama. La tragedia y la comedia fueron usadas como pretextos para crear otros entretenimientos, de tal forma que
incluso las sangrientas luchas de los gladiadores se organizaban de modo teatral. El gusto popular se orientó tanto a la obscenidad como a la crítica política, lo que empezó a originar la censura de la Iglesia emergente.
En Italia existía un curioso teatro popular que no se ha conservado por escrito, al que pertenecen las atelanas, improvisaciones hechas por actores que ideaban una intriga y luego ponían en escena sin someterse a un texto determinado. Sus personajes asumían características populares y grotescas. Debemos destacar al más importante comediógrafo:
Tito Maccio Plauto : Aunque sus obras desarrollan la acción en Grecia, están cargadas de usos y costumbres latinas, los personajes hablan como el pueblo romano con una verborrea llena de matices, refranes…Entre sus comedias citaremos: Asinaria (Los asnos) o Cistelaria (La cajita) y Captivi (Los cautivos).
Publio Terencio: También destacó, aunque fue criticado y atacado por plagiar a Plauto. De estas acusaciones se defendía en los prólogos de sus libros, que se convierten así en excelente plataforma para el debate literario. Algunos de sus títulos son Hécira, El eunuco y Adelfos.