TU CAMINO.
Reflexionar acerca de nuestra historia de vida, sendero o camino recorrido, y como lo y nos percibimos e interpretamos, nos da la pauta para comprender el diario acontecer y las reacciones tanto a nivel de pensamiento como de conducta con las cuales afrontamos las sucesivas experiencias y depende obviamente de la singularidad de cada individuo.
La visión de nuestro camino, determina de alguna manera la interpretación que hacemos de lo acontecido, el entorno y nuestro accionar. Tiene que ver con nuestra habilidad de evaluación y adaptación a los acontecimientos. Que es lo que hago con eso que percibo.
Por ejemplo, podemos inconscientemente fijarnos a alguna experiencia insatisfactoria y proyectar esta vivencia hacia todo lo que hacemos:
-Una relación afectiva que termina por el motivo que fuere puede originar un "no tengo suerte en el amor", "nadie me va a querer", "seguramente se hartó de mi", "siempre se me pegan los problemáticos",entre otras, condicionando de esta manera las posibles relaciones futuras.
-O bien, un examen no aprobado "para que elegí esta carrera", "siempre soy el/la mismo/a inútil", "para que estudio si sé que voy a desaprobar", "si no saco un diez no vale la pena presentarme", "siempre me va mal en todo".
Como estos ejemplos muchos más y de índole inimaginable, así como la mente es nuestro mejor aliada, es a veces también donde se originan los obstáculos que condicionan nuestro desarrollo.
La importancia y pertinencia de poder mirar hacia atrás permite evaluar distintos momentos, situaciones, decisiones tomadas, en las que algo se gana pero también algo se pierde. Toda decisión de alguna manera es una ganancia y pérdida a la vez, dado que optamos por algo que nos parece conveniente en su momento, sobre otra opción que no lo es tanto.
El beneficio predomina, aún si la decisión tomada no fuera tan acertada como esperábamos, porque nos permite incorporar el error en el proceso de aprendizaje de vivir, y ante una situación similar en el futuro sabremos o tendremos en cuenta ciertos aspectos al momento de decidir y actuar.
Además el hecho de decidir y actuar al respecto, aún pudiendo equivocarnos, es ganancia en el sentido que no quedamos inmovilizados o dependiendo de otros factores, sin poner en juego nuestras habilidades de afrontamiento.
Proceso de aprendizaje de vivir...Sí, la vida es un proceso de aprendizaje continuo, ¿o es que acaso nacemos con todos los conocimientos posibles? Creer que se lo sabe todo o que se debería actuar sin cometer errores es un tipo de pensamiento que encubre una gran inseguridad y necesidad de control extremo, y constituye una de las tantas formas de interpretación sesgada de nuestro pensamiento.
Evaluar y decidir parece fácil; lo es en la medida que exista un equilibrio entre pensamiento, emoción y conducta, pero se dificulta cuando nos sentimos vulnerables presa del miedo, culpa, la incertidumbre de no saber que hacer o simplemente el no poder elegir por imposibilidad de desprenderse de algo.
Vivimos en una sociedad en la que se incentiva a tenerlo todo, en todos los ámbitos, laboral, social, económico, afectivo, y no solo tenerlo todo, sino que en este mismo instante, sin capacidad de espera ni tolerancia a la frustración.
Sociedad de la inmediatez, demandante, competitiva, donde se antepone el tener al ser, y la sobrevaloración de la imagen y lo que esta proyecta sobre los demás, a las capacidades e intelecto.
Demanda y competitividad exacerbada a ser el mejor estudiante, el mejor profesional, los mejores hijos, los mejores padres,, el mejor deportista, el mejor amigo o pareja. A ser exitosos y castigar el error, poniendo en un mismo plano éxito y valía personal como valor determinante a conseguir.
Con una sociedad de estas características, no es extraño la aparición creciente de problemas de orden psicológico, relacionados con estrés y ansiedad, en sus diferentes manifestaciones clínicas.
Particularmente creo en la idea de poner énfasis en ser cada día mejor persona, lo demás viene solo, por decantación. Poder mirarse al espejo sin vergüenza, temor o culpa, reconocerse con virtudes y defectos, sin temor a equivocarse, poder decir "ese soy yo y me gusta lo que veo".
En la medida que la aspiración de mejora funciona como motor que alimenta nuestra motivación, es válido, pero no lo es cuando esto se convierte en una obsesión o única meta a conseguir, o por lo cual estimamos nuestra valía y confianza.
Percibir tu camino como una cuesta interminable, o como algo determinado ya sea sin sentido o motivación, o programado sistemáticamente, idealizado, nutre el supuesto de un camino continuo, trazado de antemano, inmodificable, "destinado", cuando la experiencia nos demuestra a cada paso lo contrario: es algo que se construye, paso a paso, decisión a decisión, con momentos felices y otros no tanto, con altas y bajas, períodos de meseta, realizaciones, logros y tiempos de espera, en resumen, riqueza de experiencias.
Ya lo dice Antonio Machado, "Caminante no hay camino, se hace camino al andar", solo hay que atreverse a descubrirlo asumiendo el protagonismo de la película de tu vida.
La interpretación de la realidad y de aquello que nos sucede depende del sistemas de creencias y supuestos que guían nuestro pensamiento, el cual ha ido formándose a lo largo de nuestra historia de vida.
Marca una cierta tendencia, y podría ejemplificarse como el uso de determinados anteojos para leer esa realidad.
Ante un problema esto suele hacerse más notorio al percibirnos vulnerables, de modo que la interpretación depende del anteojo que utilicemos:
-Si es uno con mayor aumento al que necesitamos, veremos todo distorsionado y cabrá la posibilidad de magnificar, catastrofizar, o bien minimizar, con los correspondientes sentimientos de vulnerabilidad extrema, riesgo/peligro, o por el contrario, extrema pasividad.
-Si son anteojos oscuros, la visión será de dramatismo, pesimismo, negatividad, exacerbando así los sentimientos de desvalorización, culpa y baja autoestima.
-Si se trata de anteojos espejados, la proyección será el mecanismo predominante, dado que el que se refleja es el otro: "No es mi culpa", "Están todos contra mi", "me lo hace a propósito".
Partiendo de la base que una mente tranquila, piensa con claridad, por ende percibe con claridad, a la hora de enfrentar problemas, respira profundo, y si vas a usar anteojos asegúrate que los que utilices sean los correctos para así tener una mirada clara
Y si optas por los oscuros, procura que sólo sean para protegerte del sol.