RE-SIGNIFICANDO EL CONCEPTO DE ERROR
OPTIMIZANDO LA TOLERANCIA A LA FRUSTRACIÓN.
Así como visualizar el éxito para algunos individuos favorece la posibilidad de alcanzarlo, de la misma manera creer que se va fracasar es el camino más rápido y directo hacia el fracaso.
Las creencias sobre la propia aptitud, potencia o menoscaba nuestro accionar según que actitud tomemos frente a una equivocación , error o problema. Así por ejemplo, cuanto más claro tengo que no voy a poder lograr algo, no lo lograré.
Tanto puede ser comenzar una dieta, obtener un logro académico/deportivo, establecer una relación o vínculo personal, laboral, afectivo; si de antemano creo que no van a ser realizables, o viables, seguramente no lo serán y cualquier obstáculo que surja en relación a las distintas metas u objetivos planteados de esta manera, lo único que harán será confirmar mi creencia de no eficacia y por ende serán vivenciados como errores o fracasos.
A su vez, si estos errores o fracasos son percibidos como parte de nuestra identidad estos tendrán un impacto muy profundo en nosotros en lo que se refiere a nuestra autoestima o auto-eficacia. Todo depende del significado que le asignemos y las relaciones que establezcamos con lo acontecido.
Ahora bien, ¿Cómo es que podemos re-significar el concepto de error? Pues relacionándolo con el concepto de retroalimentación para lo cual es necesario:
-No victimizarse, frustrarse, culparse y menos que menos proyectar a otros nuestras falencias.
-Observar que emocionalidad nos genera el hecho de que nuestras expectativas de eficacia se vean contrariadas y evitar preguntarse ¿porqué?. El intentar responder los porqué de inicio imposibilita el proceso de identificación, conocimiento y aceptación de nuestros estados emocionales, sentimientos y pensamientos. Es pasar directamente de causa a efecto, de estímulo a reacción. El preguntarse o cuestionarse acerca de ¿Fue mi única posibilidad de acción o podría haber implementado otra? ¿Qué es lo que siento? ¿Cómo es que esto me afecta de esta manera? ¿Qué es lo que este sentimiento me quiere decir? ¿Es mi percepción acertada o errónea? ¿Qué es lo que puedo hacer ahora para sentirme bien? ¿Qué hice en situaciones similares que me permitió salir de este estado emocional? ¿Este sentimiento/pensamiento me abre o cierra posibilidades? ¿Qué pasaría si en lugar de enfocarme en lo negativo me enfoco en lo positivo? ¿Qué es lo que realmente me molesta o temo?
Este tipo de cuestionamiento habilita la posibilidad de reconocimiento y aceptación de causas posibles para así mantener las emociones en equilibrio, e implementar la reflexión antes que la acción, propiciando el auto-conocimiento, y minimizando los supuestos o etiquetas que solemos adjudicarnos ante cualquier situación no esperada. Es así que través de este procedimiento los porqué se contestan solos.
-Aceptación ante el hecho de que no podemos saberlo todo. No somos dueños de la verdad, ni existe una única verdad. La posibilidad de equivocarse forma parte de nuestro accionar, no somos perfectos como tampoco débiles por cometer errores.
-Consultar con otros, distintas posibilidades de afrontamiento, particular o profesional, para acceder a distintas posiciones y lecturas que puedan orientarnos. Pedir asesoramiento cuando no tenemos visión clara de una situación o conducta realizada no significa ser débil ni vulnerable, sino todo lo contrario: es tener la habilidad de reconocer que poseemos limitaciones y que en ciertas ocasiones necesitamos ayuda, apoyo o contención.
-Percepción del error o equivocación como apertura de oportunidades. En base a reconocer lo erróneo es que puedo saber lo que no resulta y que me indica la necesidad de implementar alguna/s modificación/es. Beneficio de esta actitud: flexibilidad cognitiva reflejada tanto en el proceso de pensamiento como en la posibilidad de respuesta conductual.
Lo expuesto anteriormente no es un procedimiento difícil de lograr, pero como toda habilidad requiere de entrenamiento, voluntad de implementar pensamiento crítico, pero sobretodo, aceptar que ser falibles no es sinónimo de debilidad ni mediocridad.