Y TÚ...¿QUE VES CUANDO TE VES?
50 PERSONAS Y UNA MISMA PREGUNTA.
¿Cuándo fue la última vez que nos sentimos conformes con nuestro cuerpo?
¿Cómo es que pasamos de la percepción de un cuerpo natural íntegro a la de uno objetivable, sectorizado y materializable según gustos personales o modelos a seguir?.
¿Cómo es que el término belleza se traslada hacia el plano físico representando un capital simbólico que puede adquirirse, perderse o comprarse?.
Foucault, (1998) señala que el cuerpo se posiciona como un protagonista de las sociedades modernas, una expresión y emblema de libertad, identidad, belleza, salud, prestigio, perfección. El físico pasa a ser una valiosa materia manipulable para la persona que lo encarna.
Explica que la sociedad consumista avala esta concepción con los discursos legitimadores que han normalizado el consumo y subjetivación del valor estético del cuerpo, por lo que lo equiparan a un objeto de consumo más.
Así Bauman (2006), por su parte plantea que “hoy en día el cuerpo humano (o sea, el cuerpo tal y como lo recibimos accidentalmente de la naturaleza) es algo que debe ser superado y dejado atrás. Los cuerpos en crudo y sin adornos, no reformados ni intervenidos, son vergonzantes, ofensivos para la vista, y siempre dejan mucho que desear, pero por sobre todas las cosas son la prueba viviente del fracaso, la ineptitud, la ignorancia y la impotencia, y la falta de recursos del yo”.
De esta percepción ha sabido valerse la industria de la cirugía estética, que en opinión de Bauman, "ofrece la posibilidad de nuevos comienzos y generar así nuevas identidades, con el cual el sujeto puede “reinventarse” o “nacer de nuevo”. Por lo tanto, la cultura quirúrgica de hoy posibilita la fantasía de la plasticidad infinita del cuerpo, en donde el mensaje que transmite, esta era de la reconstrucción estética, es que ya no hay nada que pueda impedir que nos reinventemos bajo la forma que queramos; pero, ese cuerpo modificado y “mejorado” quirúrgicamente difícilmente, nos conforme durante mucho tiempo; ya que los cambios que se le hacen al cuerpo son a corto plazo, hasta la próxima intervención. La cirugía estética hoy, se está convirtiendo poco a poco en una elección de un estilo de vida". (Bauman, 2006)
Pero no todo pasa por el mercado, simplemente éste ha sabido sacar provecho del discurso imperante en una sociedad disciplinaria donde el patrón de medida será la norma (Foucault 1998) y por lo que aquel que no la cumpla será individualizado.
Hoy en día, la oferta es amplia: gimnasios, centros de belleza, cirugías estéticas, suplementos nutricionales, prendas que hacen lucir más delgado o ayudan a adelgazar, productos dietéticos, cosméticos, fármacos, etc.; todo en pos de obtener un cuerpo bello, delgado, esbelto, joven y sensual características que garantizan un capital simbólico de éxito, triunfo e inserción social.
No solo la estética corporal es un valor que debe ser pensado y apreciado sino que también normalizado en cómo se lo debe pensar y apreciar. Estos discursos afectaban mayormente a las mujeres (Le Breton 2002; Amigo 2002; Ewen 1992; Turner 1989; Eco 2007; Morris 2005), porque en muchos casos la masculinidad era sinónimo, entre otras cosas, de serenidad por el aspecto propio. Actualmente la presión por lo estético pesa tanto para la mujer como para el hombre.
Retomando el concepto del cuerpo como objeto de consumo, en una sociedad consumista y demandante, este debe ser manipulado para ser vendido; el individuo debe tomarse a sí mismo como objeto que puede instituirse como proyecto económico de rentabilidad. Featherstone citado por Turner (1989) señala: “dentro de la cultura del consumidor el cuerpo es proclamado como un vehículo del placer: es deseable y deseoso, y cuanto más se aproxima el cuerpo real a las imágenes idealizadas de juventud, salud, belleza, más alto es su valor de cambio” (Turner, 1989:213).
El cuerpo es un signo, un mensaje que habla de su propietario. La apariencia física surge como un símbolo que puede resumir el carácter, la moral y los valores de una persona.
A su vez, Le Breton (2002) expresa, “el hombre alimenta con su cuerpo, percibido como su mejor valor, una relación maternal de tiernos cuidados, de la que extrae, al mismo tiempo, un beneficio narcisista y social, pues sabe que a partir de él, en ciertos ámbitos, se establece el juicio de los demás” (Le Breton 2002: 82-83).
Por lo tanto, hoy en día, el modelo estético, adquiere características de moral, de ético, ya que lo bueno, lo moral, se asocia a la belleza (Llaguno 2002; Avenatti 2006; Mijares 2006), alejarse de ella es estar fuera de la norma pautada por la sociedad.
De ahí que a partir de esta percepción podrían surgir problemas de inseguridad y de no aceptación del propio cuerpo en aquellos que no accedan a estos valores; “las probabilidades de sentirse incómodo en el cuerpo de uno, son tanto más fuertes en la medida que es mayor la desproporción entre el cuerpo socialmente exigido y la relación práctica con el cuerpo que imponen las miradas y las reacciones de los demás” (Bourdieu 1986).
El cuerpo perfecto es un cuerpo constituido a voluntad o comprado. Sólo a partir del cuerpo y la belleza entendidas como posesión individual y no como dimensión del ser, es que puede operarse sobre ellos y convertirse en un proyecto. Las personas que se someten a sucesivas cirugías estéticas, se conciben a si mismas como un conjunto de regiones inconexas; su cuerpo no es una unidad sino un conjunto de elementos. “Nuestro cuerpo es ya casi desechable. No importa realmente la capacidad física de nuestro cuerpo. Atrae más su “forma”, no las “formalidades” (De La Parra 2002: 218).
El vídeo a continuación, 50 personas y una misma pregunta, nos permite reflexionar sobre lo planteado anteriormente.
50 Personas y una misma pregunta.
Bellamente - ¿Y si dejáramos de hacer comentarios acerca del cuerpo de los demás?
¿Qué pasaría si las imágenes que vemos en la vida cotidiana no estuvieran retocadas digitalmente?
¿Qué pasaría si las industrias dejaran de lucrar con nuestras inseguridades? ¿Y si los medios de comunicación en vez de hablar de cuerpos, hablaran de personas?
¿Qué pasaría si no hubiera bullying en los colegios ni discriminación estética en la puerta de los boliches?
¿Qué pasaría si nos enseñaran a una temprana edad que todos los cuerpos son válidos, que todos los cuerpos son deseables?
¿Y si se nos valorara por nuestro talento y no por nuestro aspecto físico?
¿Qué pasaría si entendiéramos que cuando nos obsesionamos con el deporte, o la alimentación, estos dejan de ser hábitos saludables?
¿Qué pasaría si todas las personas encontraran ropa de su talle?
¿Y si dejáramos de hacer comentarios acerca del cuerpo de los demás?
2 de junio - Día Mundial de la Acción por los Trastornos de la Conducta Alimentaria.
Compartamos este mensaje, depende de nosotros que las cosas cambien
CUIDADO CORPORAL E IDEAL DE BELLEZA MASCULINA.
La siguiente nota y vídeo exponen como el cuidado corporal y presión por la búsqueda de un ideal de belleza también afecta al género masculino.
En la nota encuentran la traducción al español del vídeo subtitulado en Inglés.
Un estudio revela el creciente interés por el cuidado corporal y el ideal de belleza masculina. Así, por ejemplo, el número de productos de belleza masculina en el mercado se ha incrementado un 70% entre 2012 y 2014.
Pero, ¿existe un ideal estandard de belleza masculina común para todos los países? hasta qué punto afecta la tradición y la cultura de cada país en lo que conocemos por 'masculinidad'? ¿Es el Ideal de Belleza y lo estético lo que determina la masculinidad?
Para el estudio se ha recogido información de diferentes revistas de moda, redes sociales, contenidos de ocio y entretenimiento hasta determinar qué hace que un hombre sea atractivo, según los estándares de belleza masculina de una muestra de países, que son referentes e influyentes en la creación de un estandard de belleza masculina. Y solo un mes tras la publicación de este vídeo, ha alcanzado ya 8 millones de visionados.
Lo curioso y preocupante de la nota es que en todos los casos los rasgos que se pretenden modificar en pos del ideal de belleza, es lo que los distingue y caracteriza según su origen.
La tiranía por ajustar, concordar con la imagen perfecta y cánones de belleza socioculturales, afecta a todos por igual, con la consecuencia de generar un malestar subjetivo cuando no es posible la identificación con esos ideales, además de la introducción de la idea de un cuerpo natural vergonzante, sectorizado y modificable.
Para reflexionar.
Ideales de Belleza en las Redes Sociales - DW Documentales.
Las redes sociales influyen en el ideal de belleza de las mujeres. Especialmente las jóvenes se enfrentan en internet a imágenes corporales ilusorias, la mayoría de las cuales han sido mejoradas digitalmente.
Este documental ofrece revelaciones alarmantes sobre las vidas de jóvenes mujeres cuya cotidianidad está dictada por la "belleza fantasma". Cuanto más navegan hoy las usuarias por Instagram, Facebook y compañía, mayor es su insatisfacción con la propia apariencia. Casi ninguna puede escapar al magnetismo de este mundo ilusorio en el que la belleza, el estado físico y el estilo de vida lo son todo. Las consecuencias fatales: obsesión por la delgadez y el ejercicio, trastornos alimenticios de todo tipo, vergüenza por el propio cuerpo y sexismo. En su investigación, la cineasta Jennifer Rezny descubrió un estudio canadiense que demuestra que la inseguridad de las jóvenes ha aumentado debido a las redes sociales. La mujer normal de al lado o la amiga se presentan en Instagram con imágenes totalmente retocadas o embellecidas, como los selfies editados con filtros. A pesar de los llamados cada vez más sonoros a la diversidad, el cuerpo femenino "ideal" continúa desempeñando un papel principal en el reflejo medial propio y externo. Muchos movimientos o iniciativas, incluso por parte de la industria de la moda y la publicidad, aún no han podido cambiar esto. "El cuerpo femenino ha sido desde siempre el escenario de la identidad femenina. No es nada nuevo para las mujeres ser converidas en objeto y sexualizadas", dice Rezny. "En gran parte se debe a un desarrollo social que todavía no está dónde debería estar y dónde queremos estar las mujeres, concretamente, en una sociedad igualitaria. Además vivimos en una sociedad del rendimiento, impregnada y empapada por el capitalismo, donde siempre hay que optimizar y mejorar. Nunca puede ser suficiente."