Propósito del curso
Se pretende que las y los estudiantes fortalezcan su formación personal y profesional, a partir de la reflexión y la problematización de las prácticas de lectura y escritura –las cuales se inscriben en géneros discursivos y en contextos sociales y culturales específicos–, para que sean capaces de desarrollar la literacidad en las niñas y los niños de educación primaria, conforme a los requerimientos actuales de la cultura escrita, a fin de resignificar el mundo desde la interculturalidad crítica.
Antecedentes
La literacidad es una habilidad que se alimenta con nuestros saberes acerca de la lengua y forma parte del proceso permanente de la alfabetización, como la han concebido autores como Emilia Ferreiro.
Evidentemente, la lectura y la escritura, en tanto experiencias de lo letrado, trascienden el ámbito escolar, ya que son prácticas vinculadas a factores de diversos tipos (históricos, sociales, políticos y culturales). Como docentes, existe un ineludible compromiso con las niñas y los niños, ya que se favorece su posibilidad de comprender el mundo escrito, de manera formal, con un sentido para sus vidas.
Descripción
El curso Desarrollo de la literacidad se encuentra ubicado en el tercer semestre de la malla curricular, dentro del trayecto Formación pedagógica, didáctica e interdisciplinar.
Pertenece a la fase de profundización, cuenta con cuatro horas a la semana y contribuye a los estudios profesionales con 4.5 créditos, alcanzables en dieciocho semanas.
En este espacio curricular se busca que las y los estudiantes pongan en práctica el conocimiento que tienen del código escrito y la función del discurso, así como de los géneros escritos, aspectos necesarios para el desarrollo de la literacidad. Por ello, en la primera Unidad hacen un análisis retrospectivo para comprender cómo se ha conceptualizado históricamente, con lo cual deben reconocer en la oralidad la base de aquellos primeros conocimientos de la lengua, considerando que el hablante manifiesta un comportamiento lingüístico específico para cada situación comunicativa al usar diferentes formas de lenguaje en relación con sus interlocutores, el contexto, los propósitos y el tema del intercambio.
Valoran las expresiones orales en las variantes de la lengua (argot, jerga, caló, entre otros) por su carga semántica, al ser componentes necesarios en la comprensión de las formas discursivas y su vinculación con la escritura. Ello favorece la apropiación de las culturas a través de la lectura y la escritura, como un elemento básico en la formación docente.
Reconocen que la escritura ha sido producto del trabajo creativo del hombre, quien, sobre el cimiento de su conocimiento del lenguaje oral y de las necesidades que tuvo por comunicarse, construyó un sistema de representación gráfica para este fin.
Es evidente que existe un nexo entre lo oral y lo escrito, y viceversa, dependiendo de la situación e intención comunicativa; resulta de suma importancia que distingan esta relación, porque el uso de los textos depende de la participación requerida en determinado contexto. La enseñanza de la escritura ha sido una de las tareas más importantes de la escuela, convirtiéndose en un espacio privilegiado para este aprendizaje. Por esta razón, las y los estudiantes recuperan los saberes acerca de cómo las niñas y los niños van adquiriendo la lengua escrita, incluso antes de ingresar a la primaria, conforme a su ambiente alfabetizador.
También reflexionan sobre el valor que tiene el aprendizaje del código escrito con todos aquellos elementos que posibilitan el uso funcional de la escritura, así como las implicaciones didácticas para propiciar la escritura de textos.
El curso Desarrollo de la literacidad está relacionado con cursos previos, donde se construyeron aprendizajes en el primero y segundo semestre de manera secuencial, gradual y complementaria: Lenguaje y comunicación (primer semestre); Literatura y mediación lectora (segundo semestre); Acercamiento a prácticas educativas y comunitarias (primer semestre), Análisis de prácticas y contextos escolares (segundo semestre); Teorías del desarrollo y aprendizaje (primer semestre).
Resulta de interés comentar que, en el curso de Lenguaje y comunicación, se tuvo un contacto inicial con la literacidad y su relación con la cultura; con los procesos de alfabetización inicial para identificar los niveles de conceptualización de la lengua escrita en los primeros grados de la escuela primaria; además, se reconoció la importancia del código escrito en la producción de textos, así como diversos aspectos de la lengua, el lenguaje y el habla.
Por su parte, en el curso de Literatura y mediación lectora, las y los estudiantes avanzaron en sus conocimientos respecto al proceso de adquisición de la lengua escrita y la producción de textos, analizaron textos de literatura infantil como vehículos para fortalecer la conciencia fonológica en la alfabetización inicial de las niñas y los niños, y efectuaron mediación lectora para arribar a la producción escrita
Así mismo, el curso de Desarrollo de la literacidad se vincula con otros cursos en paralelo que permiten poner en práctica un trabajo colaborativo en el mismo semestre, coadyuvando al proyecto integrador: Intervención didáctico-pedagógica y trabajo docente (tercer semestre); Planeación para la enseñanza y evaluación de los aprendizajes (segundo semestre); Pedagogías situadas globalizadoras (tercer semestre)
Este curso también se enlaza con otros que contribuyen a una formación sólida, profunda, específica y significativa de las y los estudiantes normalistas, como Estrategias de trabajo docente y saberes pedagógicos (cuarto semestre), entre otros.
En general, se relaciona de manera transversal con todos los espacios de la malla curricular, porque aporta herramientas básicas de literacidad, que propician el uso y la reflexión de los campos del lenguaje.
Perfil general
Cuenta con una formación pedagógica, didáctica y disciplinar sólida para realizar procesos de educación inclusiva de acuerdo al desarrollo cognitivo, psicológico, físico de las y los estudiantes, congruente con su entorno sociocultural.
Es capaz de diseñar, realizar y evaluar intervenciones educativas situadas mediante el diseño de estrategias de enseñanza, aprendizaje, el acompañamiento, el uso de didácticas, materiales y recursos educativos adecuados, poniendo a cada estudiante en el centro del proceso educativo como protagonista de su aprendizaje.
Es productor de saber y conocimiento pedagógico, didáctico y disciplinar, reconoce y valora la investigación educativa y la producción de conocimiento desde la experiencia.
Sabe problematizar, reflexionar y aprender de la práctica para transformarla. Ha desarrollado dominios metodológicos para la narración pedagógica, la sistematización y la investigación; está preparado para crear, recrear e innovar en las relaciones y el proceso educativo al trabajar en comunidades de aprendizaje e incorporar en su quehacer pedagógico teorías contemporáneas y de frontera en torno al aprendizaje y al desarrollo socioemocional.
Desarrolla el pensamiento reflexivo, crítico, creativo y sistémico y actúa desde el respeto, la cooperación, la solidaridad, la inclusión y la preocupación por el bien común; establece relaciones desde un lugar de responsabilidad y colaboración para hacer lo común.
Dominios del saber: saber ser y estar, saber conocer y saber hacer
Conoce el Sistema Educativo Nacional y domina los enfoques y contenidos de los planes y programas de estudio, los contextualiza e incorpora críticamente contenidos locales, regionales, nacionales y globales significativos.
Planifica, desarrolla y evalúa la práctica docente de acuerdo con diferentes formas de organización de las escuelas (completas, multigrado) y gestiona ambientes de aprendizaje presenciales, híbridos y a distancia.
Realiza procesos de educación inclusiva considerando el entorno sociocultural y el desarrollo cognitivo, psicológico, físico y emocional de las y los estudiantes
Hace intervención educativa mediante el diseño, aplicación y evaluación de estrategias de enseñanza, didácticas, materiales y recursos educativos que consideran a la alumna y al alumno, en el centro del proceso educativo como protagonista de su aprendizaje.
Hace investigación, produce saber desde la reflexión de la práctica docente y trabaja comunidades de aprendizaje para innovar continuamente la relación educativa, los procesos de enseñanza y de aprendizaje para contribuir en la mejora del Sistema Educativo Nacional.
Se comunica de forma oral y escrita en las lenguas nacionales, tiene dominios de comunicación en una lengua extranjera, hace uso de otros lenguajes para la inclusión; es capaz de expresarse de manera corporal, artística y creativa y promueve esa capacidad en las y los estudiantes.
Reconoce las culturas digitales y usa sus herramientas y tecnologías para vincularse al mundo y definir trayectorias personales de aprendizaje, compartiendo lo que sabe e impulsa a las y los estudiantes a definir sus propias trayectorias y acompaña su desarrollo como personas.