Rosario Castellanos - Quinta de recreo

A la tierra le es fácil florecer y se cubre

de excesivo verdor. Ramas ornamentales

-dobladas bajo el peso de su propia fragancia-

entran por las ventanas para anunciar una hora

tan joven que aún no tiene el rocío en los párpados.


Habla el aire lenguaje de claridad y dice

noticias de países remotos. Ha tocado,

al pasar, los cabellos de la música.


Respetuoso, el sol monta su guardia afuera

defendiendo de sí el sueño de los niños

que juegan con imágenes de agua.


Esta es la morada en que el día se despoja

de su armadura y solo resplandece.