Anna Ajmátova
Cayó la palabra petrificada…

Cayó la palabra petrificada

en mi pecho vivo todavía.

No importa, de hecho estaba preparada,

fuera como fuera, lo superaría.


No es hoy para mí día de calma:

necesito acabar con la memoria,

necesito petrificar el alma,

necesito recomenzar mi historia,–


si no… el caliente susurro del verano,

tal fiesta viene a mi ventana abierta.

Lo había presentido ya lontano–

un día radiante y la casa desierta.

1939 Verano