Anna Ajmátova
No fue en vano que nos empobreciéramos...
No fue en vano que nos empobreciéramos
ni que suspiráramos una vez sin esperanza.
Todos nosotros juramos, opinamos,
y con serenidad emprendimos la marcha.
Ni fue siquiera porque me purificara
cual una vela ante nuestro Señor.
Como vosotros, me arrastré a los pies
del verdugo pelele, cruel y atroz.
No estuve bajo un extraño firmamento,
ni refugiada bajo ajenas alas:
yo estuve entonces con mi pueblo,
allí, donde mi pueblo por desgracia estaba.