Anna Ajmátova

La soledad

Me han llegado a arrojar tantas piedras,

que ya no tengo miedo a ninguna de ellas;

esta esbelta torre se ha vuelto una trampa,

de entre las altas torres es la más alta.

A sus constructores doy las gracias,

que venzan ya su tristeza y su ansia.

Desde aquí el amanecer antes veo

y aquí triunfa el rayo de sol postrero.

En mi alcoba a menudo por los ventanales

entran los vientos de los nórdicos mares,

y la paloma come de mis manos el trigo…

En cuanto a la página que no he concluido:

de forma divina, tranquila y ligera

la escribirá la Musa con su mano morena.


 Anna Ajmátova [Slepnevo 1914]