Anna Ajmátova

Aunque la tierra no sea entrañable...

Aunque la tierra no sea entrañable,

es inolvidable para siempre,

y el agua del mar

tiernamente helada y dulce.


La arena del fondo es más blanca que la cal,

el aire embriaga como el vino,

y el cuerpo rosado de los pinos

se desnuda a la hora del crepúsculo.


Y el mismo crepúsculo en las ondas del espacio

es tal, que no distingo si es

el final del día o el final del mundo,

o acaso el misterio de los misterios en mí nuevamente.