Anna Ajmátova

A la muerte

Ya sé que vendrás, ¿por qué mejor no ahora?

Espero tu llegada mientras llora mi alma.

Apagué la luz y abrí de par en par la puerta

para que pudieras entrar, tú, tan simple y tan extraña.

Asume para esto el aspecto que quieras,

irrumpe como un proyectil envenenado,

o golpea silenciosa, como un bandido experto,

o mátame con el veneno del delirante tifus.

O llega con ese cuento, que tú misma inventaste

y que ya todos conocemos hasta la náusea —

en ese que descubro la gorra azul del gendarme

y detrás al conserje, pálido de muerte.

Hoy ya me da igual. Sobre el río Yeniséi se arremolina

la niebla. Fulgura imponente la estrella polar.

Y el más cruel de los espantos nubla

el brillo azul de los ojos que amo.

Casa de la Fontanka, 19 de agosto de 1932.