Instituciones y Organizaciones
bibliografía
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La institución implica la articulación de las representaciones sociales y culturales de una comunidad; en otras palabras, es una sistematización de la red semiótica de la comunidad respecto de algún modo de “hacer las cosas”, de cumplir una función, de imaginar un futuro, de recordar un pasado, de establecer vínculos entre los miembros y disponer los esfuerzos necesarios para la consecución de los fines. El proceso de transformación de esas nociones difusas en un cuerpo de enunciados más o menos explícitos, diseñan interioridades y exterioridades a la misma, establecen los bordes del alcance de la institución de que se trate, Asimismo, define los aspectos que habrán de constituir los rasgos idiosincrásicos de los actores sociales en el marco de aquella configuración. Esos actores se transforman, entonces, en sujetos de la institución y sus identidades y sus acciones se regulan -en buena medida- por su pertenencia a ella. La acción instituyente es, precisamente, el ejercicio de ese proceso de sujeción social con arreglo a las pautas que aquella comunidad -la que le da sentido- ha tejido en su devenir, en cada momento histórico particular.
La disposición de los actores sociales, de sus recursos materiales y simbólicos, el ordenamiento de las jerarquías y vínculos interpersonales, la consecución de los fines que la comunidad y, consecuentemente, las instituciones establecen, quedan así regulados por las pautas que instituye la institución de que se trata.
A partir de ello, en algunos casos, la comunidad diseña, establece, sostiene y participa de organizaciones que se hacen cargo del cumplimiento de esos fines, del establecimiento de dispositivos, de tiempos, lugares y recursos para asegurar la coherencia con los principios de la institución.
Si la educación obligatoria, universal, gratuita y laica es una institución, la escuela es la organización llamada a cumplir los fines fijados a través de los procesos y mecanismos que la organización escolar posibilita. En otras palabras, la organización es la materialización de la institución, su puesta en acto.
Los actores institucionales constituyen una red de significaciones y, en virtud de ella, una red vincular a través de la cual definen -estructural y circunstancialmente- sus posiciones subjetivas y su mayor o menor cohesión o dispersión. Esa red, y la sinergia que ella implica, son la urdimbre que se enlaza a la trama institucional. Esa trama, la idiosincrasia de la organización y de la institución, puede sintetizarse en el concepto de personalidad institucional o, si se piensa en los términos de Pichón Rivière, el ECRO de la organización. La psicología institucional propone lecturas para pensar esta dimensión.
Por tanto, la organización asume las funciones sustantivas que la institución le establece para cumplir con los fines encomendados y, consecuentemente, los actores institucionales desempeñan sus roles. Para ello, requiere un proceso de toma de decisiones que se viabiliza a través de la función adjetiva: la gestión. La gestión educativa conlleva ciertos rasgos que la diferencian de la que se desarrolla en otro tipo de organizaciones. Nos parece relevante destacar algunas características que exponemos sintéticamente.
En primer lugar, es necesario advertir un aspecto que si bien es compartido con todo tipo de gestión, resulta del mayor interés tenerlo en cuenta a la hora de diseñar y desarrollar las acciones inherentes a ella. La gestión es una función ineludible para el cumplimiento de las misiones de la institución y los fines y objetivos de la organización. Como hemos dicho, es el modo a través del cual se disponen los recursos para la consecución de los fines y la obtención de resultados, de los resultados esperados según la planificación que se hubiese formulado o de aquellos que –aun sin explicitarse formalmente– se espera alcanzar. Para el caso de la institución educativa, la función sustantiva, educar, puede interpretarse en el contexto de diversos paradigmas, desde muy diferentes perspectivas. Según cual sea la misión que cada momento histórico, político y cultural, le imponen a la escuela, habrá de ser la configuración institucional y, por ende, los roles de los actores sociales que se constituyen, los contenidos de la enseñanza, las estrategias didácticas, la arquitectura escolar, las normativas, las identidades que se procura construir, las demarcaciones entre escuela y sociedad, las expectativas de logro, las matrices sobre las cuales se construyen los criterios valorativos. Cada una de estos rasgos, establecen campos, alcances, fines, objetivos y también participan en el diseño de las pautas para el logro de los mismos. Esas estrategias se expresan –por su parte- a través de instancias de realización, las cuales suponen procedimientos, tiempos, actores, regulaciones, recursos, entre otros aspectos que aseguran su cumplimiento. El diseño, el planeamiento, la construcción, puesta en funcionamiento, evaluación y rediseño de todo ello se concentra en una función a la que llamamos gestión e implica una legalidad específica. Por ello, a la gestión la llamamos función adjetiva, modifica a la función sustantiva, le asigna cualidades.
© 2022 Carla Brambilla
Córdoba, A. (2010) La planificación de las intervenciones públicas. Lumen. https://acortar.link/rgYw5r
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