La resolución de problemas implica la construcción de un curso de acciones que pretenden lograr un objetivo. Este curso o proceso de solución de problemas sigue una secuencia determinada desde el estado inicial del problema hasta alcanzar su solución. Pero, para hablar de problema, y no simplemente de tarea, la persona que se enfrenta a dicho objetivo no sabe cómo alcanzarlo. Por eso le supone un PROBLEMA.
En educación, la resolución de problemas es una técnica en la que los estudiantes parten de un problema (que no de un ejercicio), y ellos mismos deben buscar la información necesaria para comprenderlo y obtener una solución.
El docente únicamente debe plantear el enunciado del problema. El resto de pasos de la resolución del problema los tienen que realizar los propios alumnos. Para que la reflexión sea más significativa de cara a detectar adecuadamente las hipótesis y los objetivos de aprendizaje, se recomienda realizar esta técnica por parejas o pequeños grupos.
Para plantear adecuadamente problemas y no tareas (partiendo de la definición de problema que vimos arriba), debemos tener clara la diferencia entre problema y ejercicio:
Los ejercicios son aquellas actividades o tareas que se proponen tras una explicación concreta, como puede ser la presentación de una fórmula. Por tanto, los ejercicios sirven para ejercitar ciertos procedimientos recientemente adquiridos y así poder convertirlos en rutinarios.
El estudio de casos es una técnica común considerada un ejercicio, y no un problema.
Los problemas requieren la toma de decisiones, ya que no se especifica cuál es el procedimiento que hay que seguir para obtener la solución. No se proporciona previamente ninguna explicación sobre un tipo concreto de problemas, al que corresponde un procedimiento o una fórmula concreta, sino que deben reflexionar para elegir el procedimiento más adecuado.
Por tanto, para hablar de resolución de problemas, necesitamos proponer tareas poco rutinarias que supongan cierta dificultad a los alumnos, de forma que deban reflexionar sobre los objetivos del problema y los procedimientos necesarios para solucionarlo.
De esta forma, aprenderán a planificar, supervisar y evaluar su aprendizaje (estrategias metacognitivas para el aprendizaje autorregulado), incidiendo especialmente en las estrategias generales de resolución de problemas, que les servirán para resolver problemas en cualquier ámbito.
Además, si consideramos los problemas como una técnica de utilización del conocimiento en contextos diferentes al aprendido, es imprescindible que no se especifique el procedimiento que se debe seguir para la resolución, ya que la detección del procedimiento es parte del nivel de utilización del conocimiento.
En situaciones reales, habitualmente nos enfrentamos a problemas y no a ejercicios, ya que nosotros somos los que tenemos que decidir cómo proceder para solucionar una situación dada, por lo que resulta fundamental trabajar la resolución de problemas.
La técnica de resolución de problemas sigue un procedimiento específico, compuesto por 4 fases, de cara a asegurar la resolución efectiva del mismo. Estas 4 fases han sido propuestas y ampliamente estudiadas por diversos autores, además de haber sido tomadas como referencia para las pruebas PISA de la OCDE sobre resolución de problemas.
Es importante que, en las primeras etapas de desarrollo de esta competencia tan importante, debemos hacer explícito este procedimiento con nuestros alumnos. De esta forma, los alumnos tendrán claros los pasos que incluye la resolución de problemas y los podrán emplear uno por uno, de forma que se practiquen los pasos de forma secuencial y se acaben automatizando.
Cada una de estas fases incluye determinados procesos y estrategias, tal y como propone la prueba PISA:
Explorar y comprender: explorar la información dada y la descubierta al interactuar con la situación, y entender los obstáculos y los conceptos relevantes.
Representar y formular: construir representaciones tabulares, gráficas, simbólicas o verbales, y pasar de un formato de representación a otro; formular hipótesis sobre los factores relevantes y sus interrelaciones.
Planear y ejecutar: Establecer objetivos, incluyendo el objetivo general y objetivos parciales cuando sea necesario; diseñar un plan; y ejecutar los pasos del plan.
Observar y reflexionar: Controlar el progreso hacia el objetivo, verificar los resultados intermedios y finales, detectar sucesos imprevistos y adoptar acciones correctoras cuando proceda. Además, valorar las soluciones de forma crítica y desde distintas perspectivas.
Para trabajar de forma explícita las 4 fases de la resolución de un problema, se puede dividir el trabajo de los alumnos en 10 pasos:
Descripción clara del problema
Delimitación del problema
Análisis del problema
Formulación de hipótesis
Formulación de objetivos de aprendizaje (qué necesito saber para solucionarlo)
Planificación del proceso de resolución o algoritmo
Obtención de nueva información
Integración de la información
Verificación continua del progreso
Verificación final de si la solución es satisfactoria
Estos 10 pasos se enmarcan en las 4 fases de resolución de un problema:
Explorar y comprender: descripción clara del problema, delimitación del problema y análisis del problema (pasos 1-3)
Representar y formular: formulación de hipótesis y formulación de objetivos de aprendizaje (pasos 4-5)
Planificar y ejecutar: planificación del proceso de resolución, obtención de nueva información e integración de la información (pasos 6-8)
Observar y reflexionar: verificación continua del progreso y verificación final de la solución (pasos 9-10)