Los edumitos están muy extendidos en la formación del profesorado en el ámbito iberoamericano. En las universidades españolas, en los años 80, se amplificaron estos edumitos, en contra de lo que decía la evidencia científica. Además, en los últimos años, internet se ha convertido en un altavoz de desinformación, incluyendo los edumitos.
Los edumitos tienen un alto grado de calado en la sociedad porque son teorías que encajan bastante bien con nuestras ideas previas, por lo que cuando recibimos esa información la integramos rápidamente en nuestros esquemas cognitivos y resulta muy difícil eliminar su influencia.
A continuación, se exponen algunos de los edumitos más extendidos:
El constructivismo es una teoría de aprendizaje que parte de las ideas de autores destacados como Piaget y Vygotski sobre la construcción del conocimiento a partir de "esquemas mentales" (Piaget) y la interacción social como clave para esa reconstrucción (Vygotski).
Esta teoría parte de la base de la existencia innata de dichos esquemas mentales, algo que se ha demostrado como falso a través de estudios empíricos, que muestran que los principiantes no cuentan con esos esquemas para construir el conocimiento.
Además, esta teoría no explica la base de cómo se realiza el procesamiento cognitivo para conseguir la construcción del conocimiento. Algo fundamental para explicar una teoría de aprendizaje.
La teoría de aprendizaje más aceptada se basa en el cognitivismo, que sí explica los procesos cognitivos que se emplean para aprender. Entre los paradigmas con los que más se identifica el cognitivismo destaca el procesamiento de información y la metáfora del ordenador (input - procesamiento - output).
Existe una creencia bastante generalizada de que nuestro cerebro apenas se utiliza. Según esta teoría, cada persona utilizaría el 10% de su cerebro, mientras que el 90% quedaría "desaprovechado" sin utilizarse.
Esta creencia se fundamenta en imágenes
Las inteligencias múltiples es una teoría propuesta por Howard Gardner como la capacidad de resolver problemas de diferentes ámbitos, por lo que incluiría diversos tipos: lingüística, lógica-matemática, musical, espacial, corporal-cinestésica, intrapersonal, interpersonal, naturalista y existencial.
Según esta teoría una persona puede destacar en un tipo concreto de inteligencia, por lo que todas las personas seríamos inteligentes en algo. Esta explicación hizo que la teoría tuviese una gran acogida en el ámbito educativo, en el que los padres sintiesen orgullo de la inteligencia de su hijo.
Sin embargo, Gardner no se basa en la definición de inteligencia. Todas estas áreas corresponden a habilidades o competencias (conocimiento, destrezas y actitudes), que se pueden desarrollar y adquirir.
Tampoco parte de la investigación empírica, ni apoya su teoría con estudios empíricos. Se basa en una propuesta teórica, subjetiva y arbitraria.
Los estudios empíricos muestran que la clasificación de inteligencia más acertada es la teoría de Raymond B. Cattell, que considera las inteligencias fluida y cristalizada, como inteligencias independientes e interrelacionadas. Siendo la inteligencia fluida el componente de la inteligencia con base genética y neurofisiológica que facilita los procesos mentales superiores (como el razonamiento inductivo), y la inteligencia cristalizada el componente que se puede ejercitar en interacción con el ambiente.
Los estilos de aprendizaje es una teoría que propuso Carl Jung sobre que cada persona aprende mejor si los contenidos se adecúan a su estilo de aprendizaje. Para ello, diferencia tres tipos de estilos: auditivo, cinestésico y visual. Esta teoría se basó en que existen tres tipos de información y cada una se procesa en una parte diferente del cerebro.
Sin embargo, esta teoría no tiene ninguna evidencia empírica que la apoye ya que, aunque se procesen en partes diferentes del cerebro, todas las personas utilizamos los tres tipos de procesamiento y estos están fuertemente interconectados.
Si esta teoría fuese cierta el cerebro estaría especializado y debería funcionar diferente según el estilo de pensamiento.
Además, existen evidencias a favor de que el procesamiento de información es mayor si combinamos diferentes canales de información, como la teoría del procesamiento dual en el aprendizaje multimedia de Mayer.
El cono de la experiencia (Edgar Dale) y la pirámide del aprendizaje (Cody Blair) proponen que, según el tipo de actividad al que nos enfrentemos, aprenderemos más o menos. Ambas propuestas sin ningún tipo de evidencia científica que lo pueda corroborar.
El cono de la experiencia se propuso como un planteamiento teórico, que proponía que la experiencia directa supone mayor aprendizaje que la experiencia simulada, que ésta a su vez supone mayor aprendizaje que las dramatizaciones, etc.
La pirámide del aprendizaje modificó estas actividades y añadió un porcentaje sobre cuánto retenemos en función del tipo de actividad. Este planteamiento se basa en unos tipos de actividades que son muy simples (leer, oír, ver, oír y ver, decir, decir y hacer). Sin tener en cuenta que los porcentajes añadidos son tremendamente sospechosos como para haber sido demostrados con estudios empíricos (10%, 20%, 30%,...).
Existe una creencia bastante generalizada sobre que las personas utilizamos únicamente el 10% de nuestro cerebro, por lo que, según esa idea, el 90% del cerebro no se utiliza y se está "desaprovechando". Esta creencia se basa en las imágenes que proporcionan las resonancias magnética funcional (IRMf), que muestra las regiones cerebrales activas al realizar determinada tarea.
Sabemos, gracias a este tipo de resonancias, que cada región cerebral está especializada en una tarea diferente, y que algunas tareas activan de forma elevada regiones muy concretas o otras tareas activan de forma suave regiones muy amplias.
Por otra parte, sabemos que cada tarea requiere de determinados procesos cognitivos, pero difícilmente una tarea va a requerir de la mayoría de los procesos cognitivos. De ahí la confusión.
Cada tarea activa las regiones cerebrales que permitan ejecutar los procesos cognitivos necesario, "desactivando" el resto de regiones. De ahí que en las resonancias veamos poca actividad, lo que puede llegar a considerarse un 10%, pero dependerá de los procesos cognitivos que requiera la tarea en sí.
Sin embargo, utilizamos TODAS las regiones cerebrales, algunas se utilizarán en un tipo de tareas, y otras se utilizarán en otro tipo de tareas, por lo que utilizamos el 100% del cerebro, pero nunca de manera simultánea.
Existen varias teorías extendidas acerca de los hemisferios cerebrales. Estas teorías siguen estando presentes a pesar de haberse demostrado como mitos a través de estudios neurocientíficos. A continuación se destacan los más extendidos:
Existe un hemisferio dominante en cada persona: La evidencia neurocientífica ha demostrado que es FALSO, ya que todas las personas utilizamos ambos hemisferio por igual.
Los hemisferios se especializan: se dice que el hemisferio izquierdo gestiona el pensamiento analítico, mientras que el hemisferio derecho gestiona el pensamiento creativo. Esto es FALSO y no hay ninguna evidencia que lo demuestre.
Los hombres utilizan más el hemisferio izquierdo y las mujeres el derecho: este mito está relacionado con el anterior, añadiendo además la suposición totalmente infundada sobre que los hombres son más analíticos que las mujeres.
Es imposible simplificar tanto sobre cómo funciona nuestro cerebro, ya que, como sabemos, ambos hemisferios están interconectados continuamente.
Esta teoría, propuesta por Marc Prensky, sostiene que los nativos digitales son personas que han nacido en una época en la que los ordenadores y los contenidos digitales son habituales, y que por tanto tienen unas características concretas como utilizar la información de forma rápida, en paralelo y prefieren trabajar a través de la multitarea (realizar varias tareas de forma simultánea). Por otra parte, surge el término de inmigrantes digitales para referirse a las personas que han nacido antes de esta época.
Esta teoría es tremendamente peligrosa, ya que atribuimos unas cualidades supuestamente innatas, a personas que utilizan internet en su día a día. Damos por sentado que, por haber nacido con un ordenador cerca de ellos, saben utilizarlo, a pesar de no enseñarles a hacerlo. Como si al ver un ordenador, el cerebro desarrollase ciertos procesos cognitivos.
En realidad, es fácil observar los problemas que están teniendo los supuestos "nativos digitales" ante el procesamiento de la información y la comprensión de ésta, el pensamiento crítico, su escasa paciencia y su cuestionable capacidad de concentración ante determinados estímulos que no les resulten atractivos.
Referirnos a nativos digitales como a personas que saben utilizar de forma adecuada herramientas digitales e internet es erróneo y muy peligroso. Podemos referirnos a que han nacido en una sociedad en la que la tecnología es parte de nuestro día a día, pero eso no significa que no debemos formarles en un uso seguro, responsable y útil.
Este mito se da como algo implícito, muchos docentes opinan que incluir tecnología en el aula, sea cual sea y de la forma que sea, hará que sus estudiantes aprendan más y mejor.
Sin embargo, es importante entender que el beneficio que conseguimos de la tecnología dependerá de la herramienta en concreto, del área en el que queramos utilizar esta tecnología, y del procedimiento concreto que definamos claramente para lograr unos objetivos de aprendizaje concretos.
De momento, de forma general, la tecnología suele aumentar la motivación de los alumnos, y de ahí que algunos resultados académicos se hayan visto mejorados respecto a no incluir la tecnología. Pero debemos ser conscientes de que esta motivación no durará para siempre. La motivación por la tecnología viene de incluir algo novedoso en el aula, pero si todos los contenidos los trabajamos a través de la tecnología, esta motivación por lo novedoso desaparecerá.
Por tanto, no existe una fórmula mágica para que el uso de la tecnología facilite en las personas los procesos cognitivos que llevamos a cabo en el aprendizaje. Para que funcione, tenemos que planificar muy bien su uso con un diseño didáctico bien elaborado.