Las técnicas de adquisición del conocimiento comprenden dos de las fases propuestas en la Taxonomía de Marzano y Kendall:
Por una parte, las primeras actividades que diseñemos deben enfocarse a la Retención de información, fase necesaria para facilitar la comprensión posterior.
Por otra parte, después de la retención de información, debemos plantear actividades de Comprensión del contenido. Esta comprensión implica dar un significado a la información, y para ello el aprendiz tiene que relacionarla con su conocimiento previo.
Al comprender el contenido, hablamos de adquisición del conocimiento, el primer nivel significativo en el aprendizaje.
A continuación podemos ver algunas técnicas para cada una de las fases incluidas dentro de este primer nivel de aprendizaje. Existen muchas más, pero aquí se exponen algunos ejemplos para que el lector se haga una idea de qué tipo de actividades se pueden utilizar, y le resulte más fácil aplicarlo a su área de conocimiento.
La transmisión significativa consiste en un tipo de lección magistral, pero que cuenta con una significación mayor para los alumnos. Se recomienda que, al tratar cualquier tipo de lección magistral en la clase, el profesor intente partir de preguntas motivadoras para introducir la explicación de los conceptos, además de acompañar la explicación de ejemplos, curiosidades y preguntas de reflexión que fomenten la curiosidad de los alumnos.
En el caso de la transmisión significativa, resulta esencial la organización previa del discurso, de forma que para los alumnos resulten significativos los contenidos que se están explicando. Esta organización propone dos momentos en la explicación de cualquier concepto:
Primero se debe proporcionar la base necesaria. Esto significa introducir información relevante para comprender cómo es la relación de los contenidos con lo que el estudiante debe saber y con lo que ya sabe, es decir, su conocimiento previo.
Después, cuando ya se conocen las relaciones entre conceptos, el profesor introduce el por qué es importante relacionar los nuevos conocimientos.
Por último, cuando el alumno ya está motivado por aprender estos contenidos porque sabe de su importancia y conoce las relaciones básicas con sus conocimientos previos, es el momento de profundizar en la explicación teórica de los nuevos contenidos.
La asimilación de cuerpos organizados se refiere a apoyar la explicación con contenidos gráficos y visuales como puede ser el uso de esquemas, mapas conceptuales, etc.
Este tipo de elementos visuales favorecen la posterior comprensión de contenidos, y facilitan la organización del conocimiento estableciendo relaciones entre contenidos. De esta forma, aunque todavía los alumnos no sean capaces de comprender el contenido, su retención será más significativa y asentará las bases necesarias para que la comprensión se dé con menor esfuerzo cognitivo.
Algunos de los elementos visuales que podemos utilizar son:
Esquemas de contenido
Mapas conceptuales
Infografías
Notas visuales (llamadas de atención de diferentes tipos -importante, recuerdo, ejemplo,...- junto a la información a destacar)
Los juegos pueden servir tanto para adquirir el conocimiento, como para aplicarlo. La finalidad del juego depende de su tipología y de los objetivos que nos marquemos con éste. Entre los juegos que destacan para retener información, encontramos los de tipo concurso, ya que son juegos que se pueden utilizar para despertar el interés y la curiosidad sobre el tema.
La retención se produce al prepararse el tema de forma previa, reteniendo la información de una manera más informal que si se hace directamente para otra actividad, como podría ser un examen.
Las preguntas de los concursos tratan habitualmente sobre conceptos o contenidos concretos, de forma que no requiere todavía la comprensión de los mismos. Por ello, es una manera motivadora de conseguir un aprendizaje memorístico, el objetivo de la primera fase de retención.
La construcción de conceptos consiste en establecer un definición objetiva de un concepto, a partir de una serie de ejemplos y características concretas. Para elaborar esta definición, los alumnos deben aplicar un razonamiento inductivo y otros procesos cognitivos como la abstracción o la capacidad de realizar analogías.
Para emplear de forma adecuada esta técnica, se deben utilizar diferentes fuentes de información.
Uso del parafraseo, es decir, explicar con palabras propias un concepto. Al tener que realizar esta traducción, el alumno tiene que emplear la abstracción de la información y quedarse con la idea general, de forma que facilita la comprensión de esta idea.
Uso de analogías, es decir, relacionar dos conceptos a partir de sus similitudes. Al poder comparar conceptos, nos resulta más fácil comprender muchas de las características o atributos que compartan ambos.
El diálogo reflexivo consiste en un intercambio de observaciones, experiencias, puntos de vista, visiones. . . entre dos o más personas. Por tanto, se trata de una actividad colaborativa que permite la comprensión de los contenidos.
El diálogo reflexivo se da en varios pasos o fases:
Cada persona tiene que formar una idea a partir de la información que ha retenido previamente y la expone al resto. Para ello, debe basar la explicación de su idea en unos argumentos válidos y sólidos sobre por qué ha llegado a esa conclusión.
Por otra parte, debe escuchar a los demás compañeros exponen las ideas que han sacado en claro de la información recibida. En este momento, debe reflexionar sobre las ideas de los demás, comprobar si dichas ideas concuerdan con las suyas, y hacerse preguntas críticas para intentar validar las ideas más lógicas.
En último lugar, deberá consolidar el conocimiento sobre el tema a partir de este diálogo. La construcción del conocimiento puede darse de 2 formas:
Construcción individual del conocimiento, con las reflexiones y argumentaciones personales. En este caso hablamos de trabajo colaborativo.
Construcción colectiva del conocimiento, debiendo llegar a una misma idea entre todos a partir de la reflexión común. En este caso hablamos de aprendizaje cooperativo.
Los seminarios educativos y los debates pueden resultar parecidos al diálogo reflexivo, y es que ambos tipos de técnicas incluyen la reflexión como parte fundamental para la comprensión de conceptos. Los seminarios y los debates facilitan la interpretación reflexiva, el manejo activo del discurso, la lectura independiente, el intercambio intelectual, etc.
Seminario educativo: Se trata de una reunión específica sobre un tema, en la que los alumnos y el profesor interactúan para conseguir que el tema se comprenda lo mejor posible. Habitualmente, la participación principal la lleva a cabo el docente, pero siempre hay turnos de preguntas para poder plantear dudas y cuestiones que faciliten el entendimiento del tema.
Debate: Se trata de reuniones, más o menos estructuras, en las que varios grupos intercambian ideas contrarias para llegar a una conclusión adecuada y completa sobre un tema. Los debates pueden tener un juez o jurado, o no disponer de ningún tipo de moderación. En educación, si el debate se utiliza como técnica para la comprensión, cuyo objetivo del debate consiste en llegar a una conclusión completa del tema, se recomienda utilizar debates estructurados y siendo el profesor quien ejerce el rol de juez.
La estructuración más formal consiste en establecer dos grupos de discusión: un grupo estará a favor del tema y un grupo estará en contra del tema. Por tanto, por una parte, un grupo defenderá una postura. Por la otra parte, el otro grupo puede simplemente aportar argumentos que debiliten o pongan en entredicho dicha postura; o también puede argumentar a favor de una postura diferente alternativa.
Los debates educativos de este tipo suelen contar con un juez, quien debe ser un experto sobre el tema que pueda finalizar el debate con la elaboración de un juicio, que estará basado en un criterio objetivo. El profesor, además de poder establecer un ganador y un perdedor del debate, debe ofrecer un juicio final sobre lo correcto en el concepto, aportando los argumentos que no se hayan dado durante el debate.
Es decir, por una parte habrá un vencedor del debate: el grupo que mejor haya argumentado su postura; pero por otra parte no hay que olvidar el objetivo del debate: comprender un concepto a partir de unos argumentos válidos.
Por eso, una persona no experta no puede actuar de juez, pues su juicio puede verse sesgado por los argumentos del debate, que pueden no ser completos, y decantarse por un concepto erróneo.
Además, en los debates estructurados se deben establecer tiempos de exposición de argumentos para los dos bandos, además de varios turnos de réplica para cada uno de los bandos, siendo estos intercalados para poder replicar todos los argumentos expuestos en cada turno.