El origen de la vida

Introducción

Por más que los historiadores han querido retroceder en el tiempo, estos han encontrado que la humanidad siempre se ha preguntado cuál es el origen de la vida, tanto desde el punto de vista filosófico como del religioso. Nuestra fantasiosa manera de pensar nos ha llevado a plantear esta cuestión más allá de un simple significado, resumiendo en la forma reflexiva "cuál es el sentido de la vida", como decían los Monty Python.

Ríos de tinta se han escrito alrededor de esta idea, que forma parte de la mayoría de las religiones y movimientos filosóficos, y que ha ralentizado durante mucho tiempo el progreso intelectual de nuestras culturas. Estas ideas trascendentales, a la cabeza quizás de las religiones más influyentes, han calado profundamente en la sociedad. Pero aunque esta idea forma parte del pensamiento popular, la ciencia no da cabida a semejante reflexión. En su lugar, se queda con la mínima expresión, la más sencilla de todas: Cuál es el origen de la vida.

Por eso, en este artículo, voy a plasmar principalmente que es lo que la ciencia ha estudiado sobre esto, que siendo una sencilla pregunta plantea una respuesta (o respuestas) tremendamente complicadas.

Historia

Aunque Galileo no fué el inventor del telescopio, si fué el primero que lo utilizó con éxito para la observación de los astros. En ese momento, sin saberlo, nacía la ciencia de la astronmía (anteriormente se consideraba Cosmología) que permitió desde entonces mirar al espacio con otros ojos. Aunque estos estudios existían con anterioridad y se habían establecido ciertos dogmas científicamente bastante correctos, como el movimiento de ciertos astros, la predicción de solsticios, equinoccios, etc, fue la primera vez que nos acercamos a observar el verdadero aspecto de los cuerpos celestes que estaban al alcance.

Desde ese lejano siglo XVII, el espacio y los astros que alberga han sido los protagonistas de los estudios realizados por los científicos, dedicados a esta rama de la ciencia. Como para casi todas las disciplinas científicas su evolución ha ido de la mano de la tecnología, lo que permite afirmar que en los últimos años se han conseguido grandes avances en esta materia. Pero en realidad no ha sido lo único que ha sido estudiado, o más bien "teorizado", pues hay un elemento que tradicionalmente se le atasca a los expertos: El origen de la vida.

Pero, ¿qué tiene que ver el estudio de los astros con el origen de la vida?. Bueno, planteemos la pregunta con una variación. ¿Qué tiene que ver la astronomía con el estudio del origen de la vida? Aunque en principio esto pueda parecer terreno de biólogos, paleontólogos, geólogos... en realidad todos ellos han llegado a un callejón sin salida.

Y es que el estudio de restos tan antiguos acarrea un problema evidente, la degradación de sus componentes. El paso del tiempo deteriora las muestras y resulta imposible realizar análisis concretos, que permitan obtener los resultados necesarios más allá de cierta fecha. Por ello, al traspasar un determinado umbral de antigüedad, estos científicos están atados de pies y manos. Aquí es dónde entra la astronomía, la única que podría dar una respuesta pues gracias a ella podemos ir más atrás en el tiempo. Realmente muy lejos en el tiempo, tanto como a momentos anteriores a la formación de nuestro sistema solar o, incluso, cerca del origen de nuestro universo. Quien sabe, quizás en un futuro puedan ir más allá.

El comienzo del todo

Según los estudios astronómicos más recientes, el universo tiene una antigüedad aproximada de 13.800 millones de años (si, si, trece mil ochocientos millones de años más o menos). La teoría del Big-Bang, la más aceptada en la actualidad, explica que hace esa cantidad de tiempo se produjo una singularidad que desequilibró el estado inicial de la materia y desembocó en una gran expansión de esta, formando el universo tal y como lo conocemos. Sabiendo que el universo tiene un movimiento de expansión, los científicos han realizado los cálculos necesarios para retroceder hasta ese momento inicial. Lo que había antes sigue siendo aún desconocido para la ciencia, pero estos estudios han podido determinar la fecha en que todo comenzó, con cierta rigurosidad. Inmediatamente después de esto, la materia se encontraba demasiado caliente como para formar las partículas básicas de las que están formados los átomos, pero en un tiempo muy corto (astonómicamente hablando) se enfrió lo suficiente como para formar estos componentes básicos.

Hace aproximadamente 4.500 millones de años se formó nuestro planeta, La Tierra. La vida aquí parece que surgió unos mil años después, cuando las condiciones medioambientales lo permitieron. Al principio se trataba de formas de vida muy simples, bacterias sin núcleo conocidas como procariontes o procariotas, que evolucionaron con el paso del tiempo hasta lo que conocemos hoy en día.

A pesar de que la ciencia ha podido determinar la secuencia del origen y evolución del universo, hay algo a lo que no ha sido capaz de dar una respuesta contundente. ¿Cómo se inició la vida en la Tierra? Los estudios hasta el momento no han podido contestar a lo que parece una sencilla pregunta, precisamente por que las huellas de sus orígenes son tan antiguas que han desaparecido con el paso del tiempo. Eso o que son tan tenues que nos ha resultado imposible encontrarlas. Es por ello que los biólogos, paleontólogos y geólogos no tienen manera de estudiar con pruebas fehacientes lo que ocurrió más allá de cierta fecha. Solamente pueden especular sobre ello, con un criterio estrictamente científico.

Así, todo esto nos lleva a una reflexión más profunda aún si cabe: ¿Dónde se originó la vida en el universo por primera vez?

Problema ideológico

Nuestra ciencia y tecnología ha avanzado con pasos de gigante los últimos años. De hecho, en el último siglo, hemos podido experimentar un avance exponencial en muchas materias científicas y tecnológicas. Como en todas estas, los avances llevan siempre a nuevos estudios debido a las nuevas interrogantes que van surgiendo. Diciéndolo de otro modo, los descubrimientos abren nuevos caminos de investigación que, a veces, se van ramificando sucesivamente.

La astronomía no es ajena a esto. Los estudios científicos del universo están todavía en sus inicios, lo que significa que hay muchas incógnitas a las que todavía no se ha podido dar respuesta, como qué es la materia oscura. Pero hay ciertas cuestiones que no son nuevas, que llevan mucho tiempo dando vueltas en las cabezas de los más afamados científicos de todos los tiempos. Un ejemplo claro de esto sería desentrañar que es un agujero negro, algo que únicamente muy pocas mentes han podido imaginar, aunque no ha podido ser determinado con certeza a pesar de dedicar grandes esfuerzos en su estudio.

Si en algo observable, como un agujero negro, no ha podido ser descubierta su composición, origen, funcionamiento... ¿cómo podemos saber cuál ha sido el origen de la vida, de la que desconocemos absolutamente todo? Al igual que la astronomía ha podido seguir el camino que lleva hasta el origen del universo, el estudio del genoma desentraña grandes misterios en cuanto a nuestra evolución, pero llega a un punto sin nuevos caminos o con tales barreras, que impiden dar respuesta a preguntas tan importantes para la ciencia. Son incapaces de determinar cuándo y cómo comenzó la vida tal cuál la conocemos. Mucho menos dónde se originó.

Por eso, hay muchas preguntas importantes y evidentes que no tienen una respuesta por parte de la ciencia. En su lugar se teoriza sobre distintas posibles respuestas, pero no dejan de ser conjeturas, teorías. En ocasiones, cuando son emitidas desde el sector científico, tratan posibilidades que entran dentro de una realidad plausible y a veces, pasado un tiempo, se consiguen contestar. Pero hay otras que, desde ciertos ámbitos, las teorías no son tan cabales. Las religiones y otros sectores de la sociedad, con gran influencia económica y social, son los habituales en este tipo de respuestas que frecuentemente no son emitidas como teorías, sino más bien como dogmas de una realidad interesada sin el más mínimo atisbo de certeza o realidad científica.

El origen de la vida es una de esas cuestiones. Y no del origen de la vida en la Tierra, que sería algo relativamente fácil por su cercanía, sino del origen mismo de la vida en el universo. Cuanto más se piensa en esta incógnita más preguntas aparecen y los científicos, que manejan gran cantidad de variables, tienen cada vez más. Sin entrar en profundos detalles, las preguntas más evidentes respecto a la vida, desde el campo científico, podemos resumirlas en las siguientes:

  • ¿Cómo se originó por primera vez?
  • ¿Cuándo?
  • ¿Dónde?
  • ¿Es igual que la nuestra, basada en carbono y con un genoma?
  • ¿Ha ocurrido únicamente en la Tierra?

Se lleva bastante tiempo intentando dar respuesta a estas preguntas sin éxito. Sin embargo las religiones, desde que lo son, se adelantaron a dar las suyas propias. Afirmaciones que no dan respuestas definitivas para la ciencia pero que forman parte de los dogmas de fe, que no pueden ser planteadas, mucho menos demostradas, con argumentos científicos. Mientras la comunidad científica afirma que son ellos los únicos capaces de dar solución a estos enigmas, los movimientos sociales y religiosos emiten soluciones que calan en lo más profundo de la sociedad, causando controversia en muchas ocasiones, no solamente con el sector científico sino entre ellos mismos.

Sea como fuera, el caso es que no existe una respuesta final que se acerque mínimamente a algo concluyente. Es algo tan trascendental, que ha causado grandes conflictos a lo largo de la historia. Movimientos religiosos, políticos, sociales, económicos... todos han querido hacerse eco de sus teorías, pero ninguno ha podido zanjar estos temas definitivamente. Es por ello que, debido a estas desavenencias, la historia está llena de conflictos bélicos y todo tipo de opresiones que han afectado el avance científico y tecnológico, produciendo altibajos en el desarrollo. Aún así, desde la segunda guerra mundial, no se han producido grandes guerras que afecten, al menos, a los países del primer mundo dónde se condensa la mayor parte de la comunidad científica más desarrollada. Quizás es la explicación más evidente al gran avance científico y tecnológico que se ha producido en los últimos tiempos.

Así, vamos a desgranar que es lo que la ciencia tiene que decir de todo esto pues son, seguramente, los únicos que tienen capacidad real para acercarse, al menos a una verdad coherente.

Como se origina la vida

La ciencia no tiene una respuesta contundente a esto, pero ha emitido algunas teorías bastante convincentes. La más importante es la que indica que la vida se originó, concretamente en la Tierra, gracias a una serie de condiciones medioambientales, de temperatura, humedad, componentes, reacciones químicas, etc. que produjeron a su vez una serie de reacciones bioquímicas gracias a las cuales se formaron los primeros aminoácidos o moléculas orgánicas, que forman la parte más básica de los seres vivos. Este caldo de cultivo en una joven Tierra como la nuestra, encontró el soporte necesario para desarrollar con el tiempo las primeras formas de vida.

Cuándo ocurrió esto no se sabe con exactitud, al igual que no se sabe cuánto tiempo se dieron estas reacciones químicas antes de tener éxito. ¿Fue al primer intento o hubo repetidos fracasos hasta que cuajó la formula ideal? Nunca lo sabremos, por mucho que nos empeñemos no hay forma de analizar datos concretos que nos den pistas sobre ello. Pero lo que si parece claro es que pudo haber ocurrido así realmente, con una antigüedad cercana a los 3.500 millones de años. Las pruebas de laboratorio que se ha llevado a cabo, en las que se han recreado las supuestas condiciones que había en la Tierra de aquel entonces, parece que dan bastantes repuestas a pesar de que no se ha obtenido un éxito al 100%. Pero nada es concluyente. Así, una parte de la comunidad científica no está completamente segura de que ocurriera de esta manera, por la dificultad que tienen esos condicionantes para darse a la vez; si una sola de las variables no se produjo o hubiera sido diferente de como se plantea, la fórmula habría fracasado sin más.

No todo son teorías que explican "otra manera" del origen de la vida de la Tierra. También tenemos anti-teorías. Existe un razonamiento que indica que esas condiciones que debieron existir en la tierra, en el momento de crearse vida de manera expontánea, por medio de las reacciones químicas explicadas antes, son tan difíciles, estadísticamente tan improbables, que no pueden dar lugar a una explicación tan aparentemente fácil. Las probabilidades de que ocurriera son tan bajas, debido a que las variables son tantas y tienen que estar tan perfectamente sincronizadas, que hacen muy difícil que se produjeran. Cualquier otra explicación coherente tendría más posibilidades de ser la correcta.

Pero todo esto no son más que explicaciones para un origen terrestre. Un origen que podría indicar que la vida solamente se ha dado en nuestro planeta y no en otro lugar del universo. Eso o que de manera aislada, sin influencias del exterior, se formó la vida expontáneamente. Un tema que será abordado más adelante. De ahí surge otra teoría bastante extendida entre la comunidad científica: La panspermia. Esta expone que la vida no se originó inicialmente en la Tierra, sino que vino del exterior y se instaló en nuestro planeta dónde encontró las condiciones necesarias para desarrollarse, pero también hablaré de ello después.

Científicamente no hay mucho más. Otras teorías rayan explicaciones un tanto espesas. Las hay de todo tipo, unas más creíbles que otras. Una de las más extendidas dicen que la vida se pudo originar en la Tierra debido a la intervención de supuestos seres inteligentes de origen extraterrestre (¿dioses?), que trajeron la vida a nuestro planeta de manera consciente o no. Pero esto, aún siendo posible dentro de un contexto científico, lleva a caminos que se adentran en terreno de cualquiera de las religiones y filosofías de vida actuales, lo que da cierto descrédito científico a su planteamiento.

Si esta cuestión, el "cómo" del origen, es misteriosa, la siguiente lo es quizás más.

¿Cuándo?

Eso digo yo, y la comunidad científica. ¿Cuándo se originó la vida? Aunque pueda parecer que no hay por dónde coger el concepto, la verdad es que, a pesar de ello, jugamos con cierta ventaja. Y esta no es más que una cuestión de tiempo que, como he contado antes, en parte ya conocemos.

Veamos: El BigBang nos dice que el universo como lo conocemos comenzó a expandirse (se creó?) hace aproximadamente 13.800 millones de años. Al principio toda la materia existente estaba demasiado caliente, por lo que tuvo que pasar una cantidad de tiempo indeterminada (pero cercana al momento del Big-Bang) para que se enfriara y diera lugar a la formación de los átomos. Eso significa que ese es el momento en que pudo comenzar la formación de vida tal y como la conocemos, marcando la fecha más antigua teóricamente.

Por otro lado sabemos que nuestro planeta tiene una edad estimada de unos 4.500 millones de años y que las muestras de las primeras señales de vida datan de 1.000 millones de años después de su formación. Eso nos da una cifra de 3.500 millones de años, tiempo en que conocemos que la vida existe, al menos, en nuestro planeta.

Si es cierta la teoría de que nuestro planeta es el único de todo el universo que alberga vida, entonces ya tenemos la respuesta: Esta existe desde hace unos 3.500 millones de años.

Como en muchas teorías científicas, hay un pero: Qué esto no es tan fácil. Debemos darnos cuenta que desde que la Tierra se formara hasta que apareció la vida en ella, solamente pasaron 1.000 millones de años que no es mucho tiempo, astronómicamente hablando. Desde que comenzó el universo hasta que se formó nuestro planeta han pasado más de 9.000 millones de años. ¿Cómo es posible que en la Tierra apareciera vida con tan solo esperar 1.000 millones de años, cuando el universo ha tenido 9.000 millones para hacerlo? Evidentemente algo no encaja. Las probabilidades de aparecer vida en la Tierra son las mismas que debieron tener millones de planetas en todo el universo, o mejores, incluso mucho antes que aquí. Por eso no cabe pensar que seamos los primeros en aparecer. ¿O quizás si? No lo sabemos seguro, pero ¿por qué no ocurrió antes, teniendo las mismas posibilidades con más tiempo para ello?

Ocurriera aquí o en cualquier otro planeta, no tenemos la certeza de cuándo se originó la vida por primera vez. Únicamente tenemos los datos de nuestro planeta, que no nos dicen más que el momento de comienzo para nosotros mismos.

¿Dónde?

Como ya he comentado, las posibilidades se reducen a grandes rasgos a dos: En la Tierra o en cualquier otro planeta.

Si la vida se creó en nuestro planeta, decir que fue algo milagroso, excepcional, extraordinario, es quedarse corto. Primero, como ya conté, deben darse una serie de condicionantes muy concretos para que esto ocurriera. Que todos estos condicionantes se dieran al unisono es materialmente muy difícil, aunque no imposible, más aún cuando tenemos en cuenta otros factores.

Uno de los rasgos que buscan los astrónomos a la hora de localizar posibles mundos con condiciones ideales para la vida, es la zona de habitabilidad. Esto no es más que una porción del espacio que está a una distancia mínima y máxima de la estrella de turno, donde se cree que está ubicada lo suficientemente cerca para que el agua no sea vapor y suficientemente lejos como para que no se congele, es decir, que sea líquida. Así entendemos que puede desarrollarse vida tal y como la conocemos. Por supuesto nuestro planeta está dentro de esta franja en el sistema solar, pero con una particularidad: Estamos en el borde interior, el más cercano al sol, lo que significa que estamos rayando el límite establecido que determina si en nuestro planeta puede o no existir vida. Si estuviéramos hablando del planeta Marte, es decir que estuviera en nuestra posición, diríamos categóricamente que no podría tener vida. Pero nuestro planeta no es igual que Marte, para nuestra fortuna. En la Tierra tenemos dos ingredientes, que faltan en Marte y que hacen posible la vida, la magnetosfera y la capa de ozono. Estas nos protegen de radiaciones solares entre otras ya que sin ellas nuestro planeta sería más parecido a Venus, yermo y sin capacidad de albergar vida como Marte en la actualidad.

Ya he expuesto lo poco probable que es que seamos los únicos en todo el universo. Las leyes de la probabilidad matemática no nos dan la razón en ese aspecto. Millones de sistemas planetarios con millones de planetas con condiciones para albergar vida, muchos de ellos formados mucho antes que la Tierra, hacen posible la existencia de vida de una forma parecida a la nuestra. Así, parece que lo más probable, lo más coherente, es pensar que la vida se creó primero en otro planeta. Que la nuestra se creara expontáneamente o por acción de algún ingrediente externo es otra cosa. Pero ¿dónde?

Con nuestro actual desarrollo de ciencia no tenemos la capacidad de determinar dónde comenzó la vida en el universo. Quizás es más importante en ese aspecto averiguar el "cuándo", por muchas razones. Si fue hace mucho tiempo, abre la posibilidad a la existencia de otras criaturas inteligentes en el universo, que no seamos nosotros los únicos. Con más tiempo desarrollando una cultura científica, su tecnología estaría más avanzada y en tal caso, sería posible el contacto entre ellos y nosotros. No quiero adelantarme, pues esto lo desarrollaré también más adelante. Además, conociendo cuándo se formó por primera vez la vida, determinaríamos en que edad del universo ocurrió y a que distancia de Big Bang, dando pié a interesantes estudios científicos.

¿Estamos solos?

Volviendo al origen terrestre de la vida, en el que seamos los únicos. Tendría ciertas consideraciones. Antes he mencionado la panspermia, que no es más que la llegada de vida desde el exterior de nuestro planeta. Teniendo esta idea en mente, las posibilidades son múltiples. Desde que fuera traída por civilizaciones muy adelantadas (conscientes de ello o no) hasta la llegada a bordo de cuerpos estelares, como meteoritos o cometas. También podría haber sido traída por un planeta errante que pudo haber chocado con la Tierra, pues hay evidencias de que esto pudo haber ocurrido en el pasado. Parece que la formación de nuestra propia luna pudo haberse debido a los escombros producidos por un gran impacto que fragmentó la Tierra, pues un planeta del tamaño apropiado pudo haber sido el causante. Y en este planeta puede que la vida ya estuviera implantada, contagiando al nuestro con ella. Sin entrar más en detalles, hay múltiples respuestas a un origen de vida extraterrestre en nuestro planeta.

A su vez surge un nuevo concepto un tanto antagonista: La transpermia. Esta teoriza sobre la posibilidad de que la vida, siendo la Tierra el único soporte de esta en el universo, se expanda a otros planetas. Un simple impacto con un cuerpo errante, habría sido suficiente en el pasado para expulsar material al espacio, incluyendo biológico, llegando a posibles mundos con las condiciones necesarias para germinar la vida. Pero para que eso sea posible, tendrían que viajar esas muestras, esas semillas, durante bastante tiempo por el espacio, pues los lugares más próximos a nuestro sistema solar están a una distancia de más de 4 años luz (Próxima Centauri). Luego tendrían que germinar, únicamente en los planetas propicios para la vida, lo que disminuyen las posibilidades de cercanía en el tiempo. Con bastante seguridad seríamos nosotros los más evolucionados, tanto en el aspecto biológico como cultural, científico y tecnológico. Así, probablemente,tendrían que pasar todavía muchos millones de años para que podamos encontrar otros seres avanzados como nosotros.

Esto sería correcto en caso de que la evolución de ellos fuera similar a la nuestra, con el mismo grado de avance. Pero puede que no, y aquí nos encontraríamos con una paradoja. ¿Qué habría ocurrido si, en una época muy remota (pongamos hace 3.000 millones de años o más), hubiera ocurrido? Significaría que habría transcurrido el tiempo suficiente para que las muestras llegaran a un planeta próspero, pongamos 1.000 millones de años después. Nosotros hemos tenido 3.500 millones de años de evolución y ellos solo 2.000. Teóricamente estamos con ventaja, pero hay que tener en cuenta que en la Tierra se han sucedido una serie de hechos que han provocado varios reinicios evolutivos. Las grandes extinciones del pasado dejaron la Tierra prácticamente desprovista de seres vivos, en algún caso solo sobrevivieron los menos evolucionados. De ahí podemos afirmar que no somos el resultado de una evolución de 3.500 millones de años, tenemos mucha menos edad en ese sentido. Si un planeta cualquiera recibió la semilla enviada por azar desde la Tierra, si sus condiciones fueron las óptimas, si no tuvieron los inconvenientes evolutivos que se dieron en nuestro planeta, el tiempo de evolución hasta dar con formas de vida inteligentes se reduciría considerablemente.

Si a esto añadimos que su cultura fuera más próspera que la nuestra, con menos guerras y mejor avance de la ciencia y tecnología, podríamos estar hablando de una cultura extraterrestre más evolucionada que nosotros. Y en menos tiempo.

Pero una vez más debo insistir que esta es la menor de las posibilidades. Volviendo a la suposición (estadísticamente más probable) en que otras formas de vida pudieron aparecer antes que nosotros, estas contaron con al menos 9.000 millones de años para evolucionar, hasta que la Tierra se formó. Luego, hay que contar con los 4.500 millones de años que tiene nuestro planeta. En total son casi 13.500 millones de años que ha tenido el universo, para formar vida en cualquier parte y que esta evolucionara a culturas prósperas con ciencia y tecnología avanzada. Contando que nuestra ciencia y tecnología modernas tiene unos pocos miles de años (quizás menos de 3.000 años), podrían llevarnos casi esos 13.500 millones de años de adelanto. Pero siendo objetivo, calculando que la vida tardara un poco más, que no todas las formas de vida dieran lugar a seres inteligentes, que estos pudieron colapsar con civilizaciones decadentes o auto-destructivas y otros aspectos no determinados, siendo más realistas, podríamos imaginar culturas extraterrestres con un menor tiempo de desarrollo. Imaginemos que tuvieron la mitad, es decir, unos 6.500 millones de años. Todavía nos llevarían esa ventaja, unos 2.000 millones de años antes de la formación de nuestro propio planeta. Por eso cualquiera de las posibles estaría mucho más avanzada que nosotros mismos, lo que inicia toda una batería de teorías y especulaciones.

¿Son hostiles? ¿Tienen algún interés en nosotros? ¿Han podido detectar nuestra presencia en el universo?, por que nosotros no, que sepamos. Son algunas de las preguntas que nos planteamos, quizás por que somos mal pensados o por que nuestro instinto de supervivencia más primitivo nos hace ser sumamente precavidos.

Desde el punto de vista científico también surgen preguntas interesantes. ¿Están basados en el carbono, como nosotros? A su vez, ¿están formados por células con ADN o similares? ¿Qué aspecto pueden tener? Preguntas que por supuesto no tienen una respuesta concreta ya que desconocemos todo sobre ellos, si es que existen.

¿Qué ocurrirá en el futuro?

Desde el punto de vista del tiempo, podríamos dividir las respuestas en tres grupos: A corto plazo, a medio plazo o hacia el hipotético final del universo.

A corto plazo es posible que nada cambie o que haya pocos cambios. Nuestra evolución biológica continúa indefinidamente, la científica y tecnológica no lo sabemos muy bien, depende de nosotros mismos. Nuestros conflictos actuales, económicos, culturales, religiosos, militares... nos limitan bastante y hace muy difícil evaluar con precisión los cambios en poco tiempo. En cualquier caso, los cambios más y mejor estudiados tienen que ver con nuestro propio planeta (clima) que con nosotros mismos. Así, cualquier futuro es posible.

A medio plazo, depende. Si continuamos con nuestro nivel de auto-destrucción, es probable que nos sumamos en una oscura era de retroceso científico, del que no sabemos cuanto tiempo necesitaríamos para recuperarnos. O peor aún, que acabemos por destruirnos definitivamente y no existamos (incluso toda la vida en el planeta). Pero si conseguimos a corto plazo estabilizar la situación político-económica mundial, nuestro avance científico y tecnológico aumentará exponencialmente y nos permitirá en un futuro, relativamente próximo, conquistar el espacio.

A muy largo plazo tenemos varias teorías que nos condicionan bastante, en la que algo ocurrirá impidiendo la supervivencia de la vida. Una de ellas es el Big Crunch, contraria al Big Bang. Más que contraria es una continuación de esta, que afirma que sabiendo que el universo se expande, llegará un momento que dejará de hacerlo para comenzar a encoger hasta provocar una situación similar a la que precedió al Big Bang. Algo catastrófico para nosotros, aunque hay cierta parte de la comunidad científica que afirma que el universo no está frenando su expansión, sino que acelera indefinidamente.

Y eso nos lleva a otra posibilidad. Si el universo continúa su expansión sin freno, llegará un momento en que la materia estará tan separada que dejará de producir las reacciones físicas que dan lugar a la formación de galaxias, estrellas, planetas... los átomos se descompondrán y todo se enfriará de tal manera que no será posible la vida. A esta categoría corresponden las teorías del Big Freeze y la del Big Rip.

Mi opinión

Quizás por que soy informático, de los que se dedican a programar de vez en cuando, examino las probabilidades cotidianas con una manera de pensar similar a la lógica matemática, diferente a la mayoría de las personas. Esto me lleva a evaluar cuál es la posibilidad más acertada en cuanto al origen de la vida.

No nos engañemos. Cuando pensamos acerca de cuál es el origen de la vida, siempre lo hacemos pensando en nosotros mismos y nuestro planeta. Lo hacemos así aunque sepamos que cabe la posibilidad de un origen extraterrestre.

Pero en mi caso, debo confesar que la posibilidad de un origen extraterrestre es la teoría más convincente. Las posibilidades de formación de vida de manera espontánea en nuestro planeta son bastante poco probables, dada su dificultad. Por tanto, acepto que de alguna manera la vida llegó a nuestro planeta con un grado de formación tal, que podríamos decir que esta llegó ya formada, aún tratándose de niveles evolutivos muy iniciales (bacterias).

Otra cosa es determinar cómo llegó. Como ya he comentado, la vida pudo hacerlo a bordo de algún bólido espacial, ya sea meteorito, cometa... con los ingredientes necesarios para comenzar la conquista de un planeta como el nuestro, con las condiciones óptimas para su desarrollo. Por tanto estaríamos hablando de un tipo de vida que ya existía en cualquier otro lugar del universo, por lo que esta sería muy parecida a como la conocemos. Si en algún momento, en su lugar de origen, las especies evolucionaron a formas de vida superiores (pluricelulares) y posteriormente pudieron desembocar en alguna inteligente, no serían muy diferentes a las nuestras. Al menos, si nos encontráramos con ellas, no nos resultarían demasiado extrañas, pues las reglas evolutivas regirían para ellos de una manera parecida a las nuestras. Pero, ¿sería posible que estos vehículos espaciales trajeran la vida a la tierra, en una maniobra intencionada por parte de seres inteligentes? Sería lo mismo decir que se dedicaban a cultivar la vida en el universo. ¿Con que fines?

Ciertas culturas antiguas, mismamente en la Biblia se encuentran ciertos paralelismos, creían que nosotros somos el resultado de la creación por parte de seres superiores venidos de otro mundo. Algunas de estas creencias cuentan que fuimos creados para ayudarles a extraer algún material (algunos indican oro) que necesitaban por que lo habían agotado en su lugar de origen. Eso nos convertiría en esclavos de ellos, en propiedad suya creada muy probablemente con ingeniería genética. En la actualidad nosotros mismos estamos comenzando a desarrollar la tecnología necesaria para ello, lo que hace esto científicamente creíble. Pero una vez más, ¿hasta dónde puede ser cierto?. No hay respuesta. Quién sabe, es probable que en el futuro, cuando nuestra tecnología nos permita viajar grandes distancias, nosotros podamos hacer lo mismo.

Continuando con la semejanza genética con nosotros, por un origen común, habría que entender que estas formas de vida extraterrestre están también influenciados por los estímulos ambientales, pudiendo hacer mella en su aspecto. Así podrían ser bastante más diferentes que nosotros y lo que habitualmente se representa en la literatura y cinematografía de ciencia ficción. ¿Acaso en el Jurásico no se desarrollaron gigantescas criaturas en nuestro planeta, que nada tienen que ver con nuestro tamaño según nuestra propia evolución? Así, las condiciones en el planeta de origen de una supuesta especie extraterrestre inteligente pudo haber dado lugar también al gigantismo. O quién sabe, todo lo contrario, seres de pequeño tamaño.

Sea como sea, parece que los científicos tienen algunas teorías sobre que es lo necesario para el desarrollo de una especie inteligente, comparando con nosotros tal y como somos. En primer lugar, parece que deberían tener miembros prensiles que les permita manipular los objetos a su antojo con habilidad, para darles las formas que necesitaban según avanzaba su intelecto. Por otro lado, la existencia de la capacidad de comunicación directa, ya sea sonora (verbal), telepática, etc. El resto no es importante, salvo quizás, la posibilidad de desplazarse por su entorno por sus propios medios con cierta eficacia, lo que despertaría sus ansias de conocer y aprender de aquello que les es desconocido. Como se puede observar, tal y como nosotros hemos hecho en nuestro pasado evolutivo.

Pero si nos llevan mucho tiempo de evolución (quizás miles de millones de años), ¿hasta que punto han podido evolucionar?. La ciencia ficción nos muestra varias posibilidades. Ciertas habilidades nuevas pudieron aparecer tales como telepatía, telequinesia, precognición... quién sabe. Es posible que, como muestran ciertos autores, ya no se trate de entes físicos tal y como entendemos, sino que tengan más que ver con seres espirituales. Pero es una posibilidad que no comparto, al menos totalmente, aunque he de reconocer que tiene cierto atractivo literario.

¿A caso podríamos nosotros mismos desarrollar ciertas habilidades como estas, simplemente debido a nuestra propia evolución, por nuestra genética? Es muy probable que nuestro genoma tienda a desarrollar estas habilidades, pero hay que hacer caso a lo que el sabio Darwin dijo sobre la evolución de las especies: Debido al entorno que influye en las especies, estas evolucionaran desarrollando unas u otras habilidades adaptativas. Si eso es cierto, nuestra tecnología podría dotarnos artificialmente de esas habilidades (ya hay cierto éxito en experimentos con telepatía), evitando la aparición natural de estas y atrofiando nuestra capacidad de desarrollarlas.

Quién sabe, es posible que de todas formas se puedan adquirir simplemente por la programación de nuestra genética. ¿Sería posible que nuestra evolución genética sea un patrón programado intencionádamente, para llegar a un estado preconcebido? Si esto fuera así, daría lugar a dos posibles reflexiones profundas:

  • La información de nuestro genoma, heredada después de miles de millones de años de evolución de los seres vivos en nuestro planeta, tuviera que ver con un plan de programación realizado por una desconocida inteligencia con planes igualmente desconocidos. Puede que con buenas intenciones o no. No lo sabemos y, personalmente, no creo que lleguemos a saberlo, lo que inquieta mucho.
  • Pase lo que pase, nuestra evolución genética continuará con el plan previsto. Esto nos llevará a desarrollar (o perder) habilidades de las que desconocemos por ahora todo lo referente a ellas. Igualmente nos hará pensar en ellas, pero no podremos dar una respuesta al por qué de su importancia, si es que la tiene.

Cuando digo "desconocida inteligencia", no estoy refiriéndome a seres espirituales (dioses?) tal y como nuestra cultura los representa, sino más bien a seres mucho más avanzados que nosotros (en todos los sentidos) capaces de llevar a cabo semejante plan de manipulación genética. ¿Seríamos igual que ellos? o por el contrario, ¿seríamos diferentes y, probablemente, despojados de ciertas habilidades que les daría ventaja intelectual a ellos (con todo lo que eso supone)? Esto sería compatible con un estatus para nosotros de fidelidad, servicio, sumisión, tal y como ciertas culturas arcaicas exponen. Nos haría pensar en lo realmente desprotegidos que estamos frente a ellos. Pero debo insistir en que esto es otra posibilidad teórica para algo de lo que no tenemos la más mínima evidencia.

Leyendo acerca de estos pueblos antiguos, encontramos los que hablan de nuestro origen, de nuestra creación, como de algo premeditado. Normalmente las religiones recurren a este tipo de conceptos que no son nuevos, sino que vienen de mucho tiempo atrás. Esta idea lleva a una nueva reflexión: ¿Y si realmente, después de existir millones de años en la Tierra, la vida hubiera sido manipulada en algún momento por seres inteligentes para formar a las especies que hoy en día conocemos, incluidos nosotros mismos? Aunque esto parezca pura temática teofilosófica (si se me permite la expresión), científicamente tiene sentido. ¿Podría dar explicación a las lagunas evolutivas? Los científicos se han encontrado con problemas a la hora de relacionar la evolución de ciertas especies. Esto es lo mismo que afirmar que "esos seres" manipularon de la noche a la mañana unas para "producir" otras nuevas, sin pasos evolutivos entre ellas. ¿Pudieron hacerlo con el hombre? No lo creo. A pesar de que hay los llamados "eslabones perdidos", de los que se desconocen sus posiciones en el árbol de la evolución, son en si mismos la respuesta, formulando las siguientes preguntas: ¿Por qué existen varios estados evolutivos en los homínidos, hasta dar lugar a nosotros? ¿Cómo es posible que no se haya encontrado restos de la especie, con pasos intermedios evolutivos? ¿A caso intervinieron para avanzar la evolución en determinados momentos? ¿No sería más fácil hacernos evolucionar directamente al estado evolutivo interesado por ellos, quizás al actual? Si es cierto que nos crearon con un propósito, no lo hicieron muy bien, pues tendrían que habernos creado de la noche a la mañana directamente, sin evolución. Sin embargo cabe la posibilidad de que nuestro "uso" fuera otro que desconocemos. ¿Y si realmente la respuesta fuera que estuvieron practicando, experimentando, con fines pedagógicos? Creo que nunca lo sabremos.

Hoy en día estamos aprendiendo mucho sobre nuestros propios genes y comenzando a manipularlos. Ya nos hemos dado cuenta de su potencial, entonces ¿qué impide a unos supuestos seres extraterrestres, con millones de años de adelanto tecnológico respecto a nosotros, manipular la vida en un planeta próspero como el nuestro? No lo sabemos, seguramente sería muy fácil para ellos. ¿Seríamos nosotros capaces de hacerlo algún día, moral y científicamente hablando? Posibilidades hay.

Consideraciones finales

Reflexionando sobre todo lo expuesto, se me ocurren solamente las siguientes posibilidades:

  • La vida se originó expontáneamente en la Tierra. Eso o que llegaran los elementos básicos, para los que se dieron las condiciones necesarias en nuestro planeta, naciendo así la vida. Por supuesto no es incompatible con la existencia de vida en otras partes del universo, incluso antes que la nuestra.
  • Que la vida llegara creada desde el exterior. Aquí contamos con la posibilidad de que azarosamente estuviéramos en medio del camino trazado por su viaje, germinando en la Tierra gracias a las condiciones prósperas de nuestro planeta. También es posible que ciertos seres inteligentes enviaran intencionadamente, o no, esta semilla de vida.
  • Suponiendo cualquiera de las posibilidades anteriores, en algún momento una civilización extraterrestre, evidentemente avanzada tecnológicamente, nos detectó. Entonces, viajando hasta nuestro planeta, intervinieron manipulando la genética de los seres vivos, dando como lugar a la formación de seres avanzados (evolutivamente) y algunos de ellos pudieron llegar a ser inteligentes. La intención de crear seres inteligentes, similares a ellos o no, puede que estuviera fuera de sus planes, en cuyo caso podría ser a su vez el ingrediente necesario para hacer que ellos ser marchasen de nuestro planeta o que se mantengan ocultos a nuestros ojos. A saber.

Aún así, todo lo expuesto se reduce a la posibilidad de que todo se desarrolle en un universo único, limitado a interacciones solamente entre los distintos elementos que lo componen. Si traspasamos esta barrera de la física clásica y nos adentramos en terreno de la física cuántica, la posibilidad de universos paralelos entrarían en juego. Entonces las posibilidades se multiplican casi exponencialmente, donde dar una explicación al todo se divide progresivamente en múltiples caminos consecuentes. Pero eso es un campo de estudio para gente del nivel de Stephen Hawking.

En cualquier caso tenemos mucho tiempo para dar respuesta a algunas de estas cuestiones. Calculando que el posible colapso (finalización) del universo puede tardar del orden de billones de años, para entonces es posible que ni siquiera existamos. O, quién sabe, hayamos podido contactar con nuestros "creadores", amén de haber desentrañado los secretos del universo (en cuanto a física se refiere).

Tiempo al tiempo.