Introducción
La caja del ordenador, llamada gabinete por América, es como su nombre indica la caja en cuyo interior se ubicarán las diferentes partes, desde la fuente de alimentación hasta las unidades de disco, pasando por la placa base y sus componentes. Todo está perfectamente pensado para acomodar en su interior los diferentes modelos de dispositivos que pueda haber en el mercado, a excepción de los externos como el teclado-ratón, monitor y otros, claro está.
Esta sencilla guía está pensada para aquellos que partan de cero, así como aquellos que decidan cambiar una antigua. La verdad es que no ha cambiado mucho el mercado en este sentido, aunque si que hay algunas novedades añadidas en los últimos tiempos.
Comencemos haciendo un repaso de las características de una caja de formato torre.
El Formato Torre
Cuando comenzó la comercialización de los llamados ordenadores PC por parte de IBM, estos tenían un formato de caja horizontal que se conoció posteriormente como sobremesa. Se solían ubicar encima del escritorio con el monitor encima, frente al usuario.
Con el tiempo aparecieron cajas más grandes, tomando la propia IBM la determinación de sacarlas de los escritorios para reducir el espacio ocupado. Así, los primeros modelos estaban dotados de ruedas para estar apoyados en el suelo, de manera vertical, pudiendo ser transportados con facilidad. Posteriormente, con la aparición del formato AT en los equipos clónicos y con los diversos tamaños de placas base, se diversificaron varios tamaños que diferían generalmente en la altura y número de bahías para unidades.
Al principio las bahías de 5 1/4 estaban dispuestas en formato horizontal y las de 3 1/2 en vertical, para las cajas horizontales de sobremesa. Algunas de estas cajas podían instalarse también en formato vertical, pero su uso fue decayendo para dar paso a un verdadero nuevo formato vertical que se bautizó popularmente como Torre. Este nuevo formato permitía la instalación más holgada de los componentes, a la vez que se disponía de más sitio, con todas las bahías horizontales para una instalación más correcta.
Existen varios tamaños que difieren en la altura de la caja, lo que hace que también dispongan de más o menos bahías para la instalación de unidades de disco. Uno de los más populares, sobre todo al principio, es el llamado semitorre con hasta cuatro bahías de 5 1/4 y una o dos de 3 1/2. Actualmente se siguen fabricando estos formatos, con pocas diferencias, siendo la más evidente un aumento en el ancho de la caja para permitir la instalación de elementos de mayor tamaño, como disipadores sobre-dimensionados.
Materiales
Al principio las cajas se fabricaban en acero. Estas eran pesadas pero muy resistentes.
Mientras los fabricantes de marca continuaban utilizando el acero, con la proliferación de los equipos clónicos se popularizó el uso de cajas más baratas fabricadas con chapa. Eran más ligeras y mantenían una buena resistencia. Con el tiempo todas las marcas terminaron fabricando con este material, sobre todo al trasladar la mayor parte de la fabricación mundial a China. Los frontales de las cajas, así como otros elementos, se fabricaban en plástico con el que se podían adoptar infinitas formas que daban lugar a la personalización e identidad de las distintas marcas.
Poco a poco las exigencias del mercado dieron lugar a la utilización de otros materiales. El aluminio es otro de los metales de fabricación, que aporta mayor ligereza así como facilita el control de la temperatura. El metacrilato y otros plásticos aportan un material muy resistente que a la vez permite personalizaciones extremas, con las que se realizan populares concursos.
Descripción del Formato
Las cajas torre son todas muy parecidas. Básicamente difieren en el frontal y poco más, pues la forma básica consiste en una caja de sección rectangular de cierta altura cerrada generalmente por dos tapas o puertas laterales. Estas a veces están dotadas de sistemas de fijación de ventiladores y/o ventanas transparentes, lo que permite inspeccionar el interior sin necesidad de apertura. En ocasiones están dotadas de bisagras que permiten la apertura como si de verdaderas puertas se tratara.
Como se puede observar en la imagen, una tapa lateral da acceso al interior del equipo que, dado el gran tamaño, permite un fácil acceso a todos los componentes. En la parte trasera las ranuras de las tarjetas de expansión, así como los ventiladores que permiten extraer el aire caliente del interior de manera eficaz. En la parte superior el hueco necesario para la instalación de la fuente de alimentación.
Este es el sistema básico que se ha implementando desde el principio, ya que realmente no es necesario mucho más para su correcto cometido. Aún así tiende a desaparecer, ya que se han ido añadiendo ciertos detalles y variaciones que lo mejoran significativamente.
En esta segunda imagen se puede observar una moderna caja, dónde uno de los cambios más importantes es la ubicación de la fuente de alimentación. Esta ahora se instala en la parte inferior, ya que así permite la entrada de aire desde abajo (exterior de la caja) en lugar del interior dónde circula viciado, más caliente debido a los disipadores internos. Es una tendencia cada vez más habitual. Permite instalar ventiladores más grandes en la parte trasera, aprovechando que estos diseños están frecuentemente dotados de un mayor ancho de caja. Al quedar libre la zona superior, que ahora no ocupa la fuente de alimentación, se pueden instalar ventiladores extra para la expulsión del aire caliente generado en el interior, ya que este tiende siempre a ascender.
Puede observarse en el fondo, la zona de la bandeja que soporta la placa base, que no está completa. Existe un amplio hueco vacío cuando se retira la tapa del lado contrario de la caja, dejando expuesta la parte inferior de la placa base. Esto permite manipular fácilmente desde ese lado para realizar la instalación o sustitución del soporte de un disipador de CPU, sin tener que desmontar la placa en ningún momento. Aunque no se aprecia con detalle, en la parte superior de la caja existe un hueco amplio destinado a la instalación de los citados ventiladores superiores o incluso, en algunos casos, un radiador de refrigeración líquida de grandes dimensiones.
Aunque no es nada nuevo, en el frontal suele encontrarse algún hueco destinado también a la instalación de ventiladores. Se han popularizado tamaños bastante grandes de 12cm, 14cm ó más, con los que se asegura la entrada de aire suficiente para crear una corriente constante, permitiendo así una correcta ventilación. En ocasiones, en las cajas de gama alta, se disponen filtros en los ventiladores que evitan (aunque no totalmente) la entrada de polvo al interior, que hay que limpiar con cierta frecuencia.
Cajas Gamer
Una caja gamer, las destinadas a juegos de altos requerimientos, están preparadas para ventilar y refrigerar el interior de manera muy eficaz. Las características casi obligatorias para estas son:
Mayor anchura. Esto se refiere al "grosor" de la caja, es decir, un aumento de la medida de los lados dónde se ubican las bahías frontales de 5 1/4 y las traseras de las tarjetas de expansión. Deben tener como mínimo 200 mm., aunque existen algunas que lo superan con creces. Así permite disponer de un mayor espacio en el interior, sobre todo para instalar disipadores de CPU más grandes y largos, que en ocasiones pueden superar los 165 mm. de altura.
Ventiladores de entrada de aire desde el frontal. Deben permitir la instalación de, al menos, 2 ventiladores de 120 ó 140 mm. Algunas cajas disponen de espacio para 3 o más, incluso para ventiladores de 200 mm.
Ventiladores de salida de aire. Lo más habitual es que se encuentren en la parte trasera de la caja, encima de las ranuras de expansión. De manera adicional debe disponer de espacio en la parte superior para instalar alguno más; dependiendo de la longitud de la caja, puede haber espacio hasta para 3 dónde además se pueda instalar el radiador de un sistema de refrigeración líquida. En algunas cajas grandes, el radiador puede ser instalado en la parte trasera.
Fuente de alimentación en la parte inferior. Como ya he comentado, una fuente instalada así toma el aire directamente del exterior y lo expulsa por la parte trasera sin hacerlo circular por el interior, lo que beneficia enormemente la refrigeración de esta, pues así se calienta mucho menos con una estimación de vida útil considerablemente mayor, con menos averías. Hoy en día es una tendencia, incluso en cajas de gama media y baja.
Filtros en la entrada de aire. Los ventiladores habituales en estas cajas suelen ser de 120 mm. o más por lo que, si no están dotados de filtros adecuados, introducirán polvo de manera constante. Incluso así no se evita completamente, pero retrasa las limpiezas periódicas por una menor acumulación.
En una caja así, con al menos tres o cuatro ventiladores introduciendo y expulsando aire, el ruido puede ser apreciable. En ocasiones bastante. Pero es el precio que hay que pagar por tener un equipo de estas características correctamente refrigerado. No obstante, gracias a los sistemas de gestión de energía de las modernas placas y sistemas operativos, la velocidad de los ventiladores puede ser disminuida por software en momentos de poca demanda de proceso, con una significativa reducción en el ruido producido.
Para disponer de una caja de mejores prestaciones, de manera opcional se pueden exigir las siguientes prestaciones:
Aluminio, como material de construcción. Una caja así permite obtener unas mejores temperaturas internas, ya que el aluminio hace las veces de disipador, permitiendo expulsar algo del calor interno a través de su estructura, al menos mucho mejor que una construida de chapa de hierro. También influye en el peso que es mucho menor, sobre todo cuando hay que manejar cajas de gran tamaño. El inconveniente es el precio, que en la actualidad puede significar el triple o más que las convencionales.
Filtros de aire de fácil acceso. Los filtros de los ventiladores se ensucian con bastante facilidad, impidiendo una correcta circulación del aire. Por eso es de agradecer aquellas cajas que facilitan el desmontaje, dado que su limpieza debe realizarse con cierta frecuencia.
Disponer espacios internos especialmente pensados para instalar un sistema de refrigeración líquida. Los sistemas de refrigeración líquida compactos, que no requieren de complicadas instalaciones, no están mal del todo. Pero si se quiere disponer de una refrigeración líquida de mayores prestaciones, debe ser construida a medida. Por eso es necesario que la caja contemple la posibilidad de instalar uno de estos sistemas en los que, por ejemplo, hay tubos que deben atravesar la caja hacia el exterior dónde se pueden encontrar los depósitos y/o radiadores.
Disponer de una caja de estas características no es caro hoy en día, más si se busca en el mercado con dedicación, incluso en modelos de marcas prestigiosas. Los precios más caros estarán en aquellas que incluyan características muy concretas, como las fabricadas en aluminio, las de grandes dimensiones o aquellas con diseños exclusivos en los que no siempre existen verdaderas razones prácticas. Incluso así, es frecuente encontrar precios más elevados en modelos que tienen una mayor calidad de fabricación y terminación.
Conclusiones
Las cajas torre de ordenador se han diversificado bastante y es hoy en día uno de los formatos más utilizados. Aunque los materiales no son siempre de la mejor calidad (chapa), cumplen a la perfección su cometido debido a la buena calidad general de las terminaciones. Las hay con diversos diseños que, aunque en ocasiones encarecen el producto, permiten abarcar todos los gustos de los consumidores.
Lo recomendable hoy en día es una caja, del tamaño adecuado a las necesidades del usuario, en la que lo más importante es la instalación de la fuente de alimentación en la parte inferior, como ya he explicado. Por lo demás nada destacable salvo, si se cuenta con el presupuesto suficiente, adquirir una fabricada en aluminio; aunque son más caras, suelen refrigerar con más eficiencia, pesan menos, sus terminaciones son mejores y generalmente más elegantes.
Es aconsejable adquirir una buena caja bien equipada aunque cueste más cara, pues no es un elemento que sufra averías y puede reutilizarse fácilmente durante muchos años, durante el cual se amortizará con creces.