Introducción
Los ordenadores de arquitectura PC, basados en tecnología x86, son modulares. Esto significa que su montaje se realiza a base de módulos, que contienen las diferentes partes del total; no todas ellas son obligatorias y además existen muchos modelos con diferentes tamaños, potencias, niveles de ampliación, que hacen que cada ordenador sea diferente.
Por supuesto, existen una serie de normas industriales que determinan las medidas de cada componente, de cada tornillo, de cada pieza, así como las tolerancias de estos y muchos más detalles estandarizados. Si esto no fuera así, sería un verdadero caos que no permitiría más que dirigirse a cada fabricante para adquirir sus piezas particulares.
Siempre respetando estos estándares, salvo ciertas excepciones, los fabricantes producen los diferentes modelos de sus componentes de manera que hay un gran catálogo en el mercado dónde escoger. Pero uno de los errores que suele cometer el usuario más novel (y algún que otro "experto") es adquirir estos componentes basándose únicamente en el precio, estética, etc. o por recomendación del avispado vendedor que nos coma la cabeza a la hora de vendernos cualquier cosa. O peor aún, el cuñado de turno.
Por eso, con esta guía, quiero mostrar cuáles son los detalles que hay que tener en cuenta a la hora de planificar el montaje de nuestro ordenador, para conseguir el más correcto en cada caso. Si esto se hace bien podrá ahorrar dinero, posibles averías y evitar frustraciones futuras.
Estética > Prestaciones > Precio...
Es muy común dejarnos guiar por la estética de ciertos componentes (me incluyo también), nos pasa a todos. Pero hay que recordar que el aspecto de un equipo no es más que un adorno superfluo, que no aporta nada, que en ocasiones degrada ciertas prestaciones que hay que tener en cuenta.
También es muy común dejarse llevar por la idea de que unas prestaciones muy por encima de lo necesitado es lo mejor, pues en un porcentaje muy elevado de los casos estas prestaciones "extra" nunca serán usadas y, si en el futuro lo son, con frecuencia estarán desactualizadas.
Todo ello nos lleva a un mayor gasto del presupuesto en opciones que realmente no son necesarias, dando la sensación en muchos casos de que hemos hecho el "primo", que nos han estafado a la hora de comprar o buscar información detallada sobre una cuestión concreta.
Nadie ha dicho que un buen ordenador sea barato, salvo excepciones, pero la verdad es que se puede ahorrar mucho dinero si seguimos unas reglas básicas a la hora de adquirir los componentes necesarios para el montaje. Veamos los puntos a los que hay que prestar más atención.
La caja
Es un error común denominar como CPU al cuerpo del ordenador, dónde está la placa base y las tarjetas de ampliación entre otros componentes, ya que en realidad no es más que una "caja", que es como comúnmente se la denomina en España. En América Latina se la suele conocer cómo "gabinete", aunque el anglicismo "caso" (de case, caja en inglés) también es popular aunque tampoco es lo correcto. Otra denominación usada es "chasis", pero en realidad eso no es más que el armazón interno que soporta el resto de componentes y estructura.
La caja es uno de los componentes en el que hay que pensar en primera instancia, quizás por que es el más importante desde el punto de vista del ahorro. Por que una caja puede ser reutilizada multitud de veces durante mucho tiempo, siempre que esta siga siendo válida para albergar el hardware futuro. Por eso, no hay que escatimar con el presupuesto ya que si se escoge el modelo adecuado, podrá este ser utilizado por muchos años durante los cuáles se amortizará con creces.
Lo primero que hay que hacer a la hora de escoger la caja adecuada, es determinar que se instalará en su interior. Es recomendable no adquirir una caja muy pequeña, más bien esta debe ser algo más grande de lo necesitado. Es posible que en el futuro la placa base sea más grande, aunque parece que la tendencia tecnológica indica lo contrario, por lo que nuestra caja debe tener la posibilidad de instalar modelos extendidos; así también cabe la posibilidad de que se puedan instalar más unidades de disco duro, ventiladores, disipadores más grandes... Las cajas pequeñas no disponen de estas opciones de ampliación, por lo que podemos ver como la nuestra que ahora es suficiente en el futuro se queda pequeña, con la necesidad de volver a invertir en otra nueva. Una caja que permita instalar placas de tamaño ATX será suficiente para la mayoría de los usuarios.
Otro aspecto al que no se suele prestar atención es su material de fabricación. Normalmente las cajas más baratas suelen ser de acero SECC con grosores de chapa desde los 0.5mm, siendo las de mayor espesor de mejor calidad pero con más peso total. Aún así hay una tendencia a seguir utilizando este barato material en cajas más caras, justificando otras prestaciones técnicas como las determinantes del aumento en el precio.
Sin lugar a dudas, el material ideal con el que se puede fabricar una caja de ordenador es el aluminio. Con diferencia será el mejor, pues es el que permite una mejor disipación del calor interno y disminuye el peso en conjunto del equipo, sobre todo en los de mayor tamaño; además, el aluminio no es obligatorio pintarlo ya que no se oxida, por lo que habitualmente las cajas confeccionadas con este material se comercializan sin pintar, siendo muy fácil su limpieza. El inconveniente es que se trata de un metal más caro que el acero, por lo que normalmente las cajas fabricadas con él suelen ser, al menos, el doble de caras que otras. Su construcción es siempre de muy buena calidad debido a que, como es más débil su resistencia, los diseños son muy cuidados y sofisticados en este aspecto. Pero como he dicho, merece la pena invertir en una así ya que con el tiempo será amortizada con creces, manteniendo siempre nuestro ordenador perfectamente equipado en ese sentido.
Si el ordenador va a ser diseñado para juegos extremos o como potente estación de trabajo (también válido para servidores), hay que tener en cuenta que la caja esté dotada de un buen sistema de ventilación. Esta debe tener la posibilidad de instalar varios ventiladores en lugares estratégicos en su interior, así como lo necesario para la instalación de un sistema de refrigeración líquida.
Si por el contrario el equipo será dedicado a tareas más normales como ofimática, navegación por internet, visualización de contenidos multimedia, etc, no necesitará una ventilación avanzada, por lo que su diseño puede ser más corriente con un ligero ahorro en el presupuesto.
Otro aspecto a tener en cuenta será la insonorización. Existen diseños de cajas que tienen esto en cuenta implementando mecanismos de aislamiento del ruido, como paneles especiales hechos de espumas plásticas, ventiladores silenciosos, diseños específicos, etc, que mermarán en la medida de lo posible el ruido generado; en algún caso serán casi silenciosos por completo.
Hay que huir de aquellas cajas que abusan de los plásticos. En cierta medida es una buena tendencia en cuanto al aspecto estético, sobre todo en el mundo del mod. Pero un exceso de plástico en el diseño de una caja en ocasiones limita ciertas prestaciones, como la refrigeración. Además es barato, por lo que podemos darnos cuenta de la calidad que tienen. En términos de refrigeración es una mala opción, ya que suelen retener el calor debido a una mala conductividad térmica del material.
Aunque no se trate de un equipo avanzado, la ventilación y refrigeración ha de ser siempre correcta, siendo recomendable que la caja disponga de opciones de ampliación o mejora. Como el aire que se introduce en la caja puede mover polvo, que tiende a acumularse en el interior, es casi obligatorio que disponga de filtros en los ventiladores, al menos en los de entrada de aire. Es bastante recomendable que estos filtros sean fácilmente accesibles, es decir, que retirar estos para su limpieza y su posterior instalación sea lo más fácil y rápido posible. Para ello existen varias soluciones que permiten esta tarea sin necesidad de herramientas. Aquellas cajas que disponen de estos mecanismos son las más recomendables por su comodidad, pero suelen ser normalmente algo más caras.
Desde hace algún tiempo, las cajas se diseñan con la fuente de alimentación en la zona inferior. Esto permite que se refrigeren mucho mejor que anteriores soluciones, que dedicaban la parte superior de la caja para ubicar la fuente, cerca del techo de esta dónde se acumula el calor. Pero hay que tener precaución, ya que en la actualidad se siguen comercializando cajas así, por lo que deben ser descartadas directamente, en pro de unas mejores prestaciones en cuanto a refrigeración. Es una condición imprescindible.
Dos cajas similares en tamaño de marcas reconocidas. A la izquierda en acero SECC. A la derecha de aluminio, casi tres veces más cara, pero más rentable.
En este terreno, normalmente, las cajas con mejores opciones y prestaciones son habitualmente más caras. En ciertos modelos el diseño influye bastante en el precio, pero como he dicho no es lo más importante, por lo que si no es necesario serán descartadas también.
Hoy en día en Europa se pueden conseguir cajas muy baratas desde 20€, de acero SECC por supuesto. Es fácil encontrar también modelos que superan los 400€, incluso sin ser de aluminio, pero salvo que se necesiten unos requerimientos especiales, son algo exageradas.
En cambio no resulta difícil encontrar en el mercado buenas cajas de aluminio alrededor de los 200€, siendo, probablemente, las mejores soluciones en relación calidad/precio. Aunque pueda parecer un precio elevado, repito que no hay que escatimar en su coste, que será amortizado al utilizarse durante muchos años en el futuro.
Al tratarse de una estructura de aluminio, permitirá unas menores temperaturas internas. Esto beneficiará al resto de componentes electrónicos, pues mejorará considerablemente la vida útil de estos, libres de fallos.
Fuente de alimentación
En la sección Guías de compras - Fuentes de alimentación explico lo necesario para adquirir una fuente de alimentación de calidad. Hay muchas marcas y precios, por lo que puede ser un verdadero quebradero de cabeza dar con la correcta.
Lo primero que hay que tener en cuenta es la potencia necesitada. Siempre es recomendable adquirir una de mayor potencia para que no se fuerce en exceso, con lo que se aumentará la longevidad de esta. Además, en caso de necesitar más potencia por el añadido de un dispositivo al equipo, como un disco duro o una tarjeta gráfica extra, no obligará a una nueva compra.
Es recomendable adquirir una de marca contrastada, aunque eso suponga un mayor desembolso. Estas suelen tener mejor calidad postventa que otras desconocidas y con frecuencia tendrán más años de garantía de lo habitual. En cualquier caso, como expliqué en la mencionada guía, es recomendable que disponga de alguna certificación 80 Plus.
Instalar una fuente de alimentación de calidad, aunque sea cara, es una buena costumbre. Evitará averías en otros componentes, con un innecesario gasto extra para reponerlos. Además, si la fuente es eficiente desde el punto de vista energético, permitirá un ahorro en la factura de electricidad en comparación con modelos más corrientes y baratos.
Disipadores de calor
Los disipadores están instalados en aquellos componentes electrónicos que generan mucho calor. Sin estos, los componentes se destruirían irremediablemente por un exceso de calor.
Los que debemos tener muy en cuenta son los de la CPU y, en ciertos casos, los de la tarjeta gráfica. Tradicionalmente la CPU es refrigerada por medio de disipadores sólidos, apoyados por ventiladores. Pero también existe la opción de refrigeración líquida que, normalmente más cara, tiende a una bajada del precio dada su gran popularidad.
No hay que fiarse. Aunque suele ser más potente, una refrigeración líquida no siempre disipa más calor que otros métodos. Modelos tradicionales de alta gama, de grandes dimensiones, con heatpipes potentes y diseños muy cuidados, proporcionan muy buenas prestaciones en la práctica, igualando e incluso mejorando algunas de las refrigeraciones líquidas del mercado.
Por eso, al igual que con las fuentes de alimentación, es recomendable invertir algo más de lo normal en un buen disipador de calor. Sea tradicional o líquida, la refrigeración siempre debe ser más potente de lo normal. Con ello se asegura que la CPU funcionará a un ritmo óptimo sin problema ninguno por calor. Además se alargará la vida del ordenador, pues un exceso de calor envejece prematuramente los componentes electrónicos, perdiendo eficacia y dinero al tener que reponer partes averiadas.
Como la disipadores se diseñan para un uso universal, para la mayoría de procesadores, pueden ser reutilizados en el futuro si mantiene la compatibilidad con el nuevo sistema adquirido. Así, encontramos en el mercado ciertas marcas que comercializan posteriormente los anclajes necesarios para los nuevos socket que van apareciendo en el mercado, encontrando incluso que algunas de estas marcas lo hacen a coste cero.
Todo esto es perfectamente aplicable a una tarjeta gráfica. Aquellas que son de baja o media gama, no generan demasiado calor y, normalmente, los disipadores instalados por el fabricante son suficientes (salvo que se realice overclocking). Pero las de altas prestaciones sí generan una gran cantidad de calor, como las CPU, por lo que deben ser dotadas de disipadores de mejores prestaciones; en ocasiones los instalados por los fabricantes no son siempre los más adecuados, mereciendo la pena invertir en uno dedicado de mejor calidad. En tal caso se necesitan ciertos conocimientos y habilidad para la sustitución; con suerte, un disipador de este tipo podrá reutilizarse en el futuro en otra tarjeta, aunque los constantes cambios de diseño de estas hacen que sea más probable lo contrario.
Las placas base suelen disponer también disipadores para ciertos componentes, como los reguladores de tensión, chipset y otros. Aquellas de baja o media gama no suelen integrar de fábrica los más adecuados, más bien son bastante justos, por lo que si queremos que nos dure más tiempo sin averías se hace también recomendable su cambio por otros de mayores prestaciones. Pero, si el equipo no va a ser destinado a grandes esfuerzos y está correctamente ventilado, no será necesario su cambio.
Para más detalles sobre este tema, ver la guía Refrigeración de ordenadores. Como mantener el calor a raya
Ventiladores
Como ya expliqué en la guía Ventiladores: Los grandes desconocidos, existen en el mercado con distintas prestaciones para distintos propósitos. También expuse que existen varias tecnologías de fabricación, algunas más duraderas que otras.
Sabiendo esto, es recomendable dotar a nuestro equipo de ventiladores de alta calidad. Esto asegura que funcionarán de manera óptima durante toda su vida, que pueden llegar fácilmente a las 100.000 horas de uso continuado, equivalente a más de 11 años.
Lo único que hay que tener en cuenta es determinar las prestaciones necesarias, ya sean silenciosos o muy potentes para equipos de alto requerimiento. En algunas cajas se permite la instalación de ventiladores de distintos tamaños, eligiendo en cada caso el más adecuado.
Por eso no debe importar invertir algo más en mejores ventiladores, ya que así nos olvidamos de posibles problemas a largo plazo. Al no tener que cambiarlos con frecuencia, serán amortizados con el tiempo al igual que la caja.
Resto de componentes
El resto de componentes no influirán en las prestaciones técnicas de nuestro equipo, dependerá de las necesidades de cada usuario. Aquí tenemos elecciones para todos los gustos. Existen personas que necesitan unos requerimientos muy altos, en términos de potencia, pero hay otras que los recomiendan por capricho.
Como he dicho al principio, lo más recomendable es adquirir los componentes que se necesitan en cada caso. Cualquier prestación por encima de las necesidades será una inversión extra, que en la mayoría de los casos no será aprovechada. ¿De que sirve una cara placa base con la posibilidad de conectar más de una tarjeta gráfica, si no se va a dedicar a juegos o a diseño profesional? Pues ese es el método de reflexión que hay que utilizar.
Cada equipo necesita los componentes adecuados a las prestaciones requeridas. Por desgracia esto no va siempre ligado a la calidad. Así, podemos encontrar componentes de altas prestaciones muy caros que no corresponden con una alta calidad de fabricación; por el contrario, podemos adquirir componentes de menores prestaciones a mejor precio, con calidades muy buenas. Todo depende del presupuesto fijado, pues salvo los especificados en esta guía (la caja, fuente de alimentación, disipadores y ventiladores), el resto serán cambiados tarde o temprano y en algunas ocasiones no podrán ser reutilizados, como la placa base y el procesador.
Lo único que hay que tener en cuenta es que estos componentes duren lo suficiente hasta que llegue ese cambio inevitable, que nos obligará a invertir de nuevo.
Conclusiones
Cuando se trata de un equipo completo, la inversión es siempre la más alta. Hay equipos económicos en el mercado, pero en esos casos la mayoría de los componentes aquí mostrados no son de buena calidad y en actualizaciones futuras deberán ser sustituidos gran parte de ellos (o todos). Así, siempre que se pueda, hay que confeccionar el equipo con componentes separados, que permitirán personalizar las prestaciones de este; no es una tarea fácil sin los conocimientos adecuados, por lo que acudir a algún conocido más experto es la tabla de salvación para un usuario novel. Con esto se asegurará que los componentes escogidos duren más tiempo de lo habitual y, si se consigue, estaremos realmente ante una compra óptima.
Si se hace correctamente, aprovechando siempre los componentes en futuras actualizaciones, se obtendrá un ahorro considerable en el presupuesto.