Cuba
La guerra de los Diez años (1868-1878):La insurrección independentista, preparada por una serie de grandes propietarios rurales del este de la isla, se vio favorecida por la situación creada en España por la revolución de septiembre de 1868. La reina Isabel II (1830-1904), es destronada por La Gloriosa. El movimiento se inició en el ingenio de la Demajagua, propiedad de Céspedes, y en el vecino pueblo de Yara se produjo la proclamación de la República cubana (grito de Yara, 10 oct.1868). Al sumarse a la insurrección, la burguesía liberal imprimió a ésta un carácter más democrático, como se puso de relieve en el congreso constituyente celebrado en Camagüei (febr. 1869), en que se declaró abolida la esclavitud, y en la constitución provisional votada en Guáimaro (10 abril). Lersundi fue inhábil, favoreció la extensión de la lucha y fue sucedido por Dulce (ene 1869).
Valmaseda y Weyler:A finales de 1868 Céspedes contaba con más de 15.000 hombres que se movían perfectamente por aquellos terrenos. Las fuerzas españolas eran escasas e inexpertas. Los rebeldes actuaban en plan guerrillero. Las tácticas clásicas no servían para combatirlos. Contra ellos se dirigió una columna mandada por el coronel Valmaseda, que llevaba como jefe de Estado Mayor al teniente coronel Valeriano Weyler. Los españoles habían aumentado su contingente con voluntarios negros libertos y con tropas peninsulares, especialmente con voluntarios catalanes y vascongados, además de otras unidades formadas en Madrid, Asturias, Santander y Cádiz.
Tácticas de Weyler:
En diciembre Weyler sugirió a Valmaseda el procedimiento que debía utilizarse. Era el primer militar profesional que daba oficialidad a las unidades contraguerrilleras. Su máxima era elemental:
Si los cubanos pueden combatir en estos terrenos y en estas condiciones, nosotros también.
Y lo hizo perfectamente. No se contentó con preparar emboscadas contra los guerrilleros, sino que, si era necesario, penetraba en los bosques para perseguir a la guerrilla. Sus procedimientos echaban por tierra las tácticas utilizadas hasta entonces por los ejércitos profesionales. Para recobrar la importante plaza de Bayamo se organizó una columna mandada por el general Villate, conde de Valmaseda. El teniente coronel Weyler es nombrado jefe del Estado Mayor de esas fuerzas. Embarcan en La Habana y se dirigen a Manzanillo y Vertientes, donde desembarcaron y continuaron por tierra hasta Puerto Príncipe. El primer encuentro con los independentistas tuvo lugar en Altagracia (provincia de Camagüey), donde la vanguardia española sufrió graves pérdidas. Villate no siente simpatías por Weyler, le tiene por poca cosa. Cuando el general comenta en alta voz que lo mejor es regresar al punto de partida, Weyler le dice que lo correcto es continuar a San Miguel de Nuevitas, una vez evacuados los heridos a un ingenio cercano. Weyler organiza adecuadamente la columna, echando mano de su enorme experiencia adquirida en Santo Domingo. Las órdenes de Weyler causan admiración del conde de Valmaseda y ordena que el sistema sea adoptado por todas las fuerzas. En enero de 1869 se libró el primer combate importante entre rebeldes y soldados españoles. Las fuerzas de Valmaseda y Weyler derrotaron cerca de Bayamo a las del general insurrecto Donato Mármol, que contaba con 2.000 hombres bien preparados. Weyler tuvo una destacada actuación y fue ascendido a coronel. Después recobraron Bayano. El alférez Fernando Weyler, de 16 años de edad, marchaba en la columna de su hermano Valeriano y murió en uno de los combates.
Céspedes en Guáimaro:
En abril de 1869 Céspedes estableció su cuartel general en Guáimaro (provincia de Camagüey). En esta población convocó la primera asamblea constituyente cubana, compuesta por 15 representantes que le aclamaron como presidente. En esta asamblea los presentes se declararon partidarios de la anexión a los EEUU. Pero el secretario de Estado, Hamilton Fish, prefería comprarla que liberarla. Cuba no podía entrar en la Unión con esclavos, y los representantes cubanos en Nueva York eran reacios al abolicionismo. El mando de los rebeldes lo asumió Manuel Quesada, cuñado de Céspedes. En 1870 tuvo que abandonar Guáimaro ante el empuje de las tropas españolas. Su prestigio disminuyó considerablemente. En octubre de 1873, por haber anulado una sentencia de un consejo de guerra que declaraba a su cuñado culpable de abuso de mando, fue depuesto por la Cámara del puesto de presidente. Le sustituyó Salvador Cisneros. Un rico hacendado. En marzo de 1874 fue descubierto en las cercanías de San Lorenzo y murió combatiendo contra los españoles.
Los agitados generales de la Península:
A pesar de la guerra, Cuba era más rica que nunca. El 5 de noviembre de 1867 muere el general Leopoldo O'Donnell en su exilio de Biarritz. El 23 de abril de 1868 muere el general Narváez de una pulmonía. El general Serrano es nombrado líder de la Unión Liberal. El general Dulce, desterrado a Canarias por conspirar contra Isabel II, es enviado a Cuba a relevar a Lersundi (enero de 1869). Será un breve gobierno enfrentado a los vehementes comerciantes españolistas de La Habana y es embarcado de vuelta en junio de ese mismo año. El general Prim es asesinado en Madrid en diciembre de 1870. En Cuba se daba por seguro que «el gatillo se apretó desde La Habana». En años anteriores había promovido constantemente pronunciamientos armados. No era partidario del cambio dinástico de Isabel II por el duque de Montpensier. En 1870 Isabel II abdica en París. En 1873 Polavieja es destinado a luchar contra carlistas y republicanos en Cataluña. Amadeo de Saboya renuncia ese año al trono español.
Milicianos voluntarios de Valmaseda:
Los milicianos eran llamados voluntarios del Comercio porque recibían su sueldo de los comerciantes. Representaban a los sectores más intransigentes y esclavistas. Weyler recibió el ofrecimiento del comercio de La Habana de crear un batallón de voluntarios, costeado por ellos. Se encuadraron hombres de todos los colores, razas y cataduras. No se les exigía documentación alguna. Se les conoció por los Voluntarios de Valmaseda. Pronto surgieron incidentes. Era difícil disciplinar a aquel grupo formado hasta por convictos. Jamás toleró a ninguno de sus mandos comer más ni mejor que el último de sus soldados. Era siempre el que más se exponía en los combates y sus hombres le seguían ciegamente. Las misiones que llevaron a cabo hubieran sido impensables con unidades de tropas regulares. Obtuvo una gran victoria en Río Chiquito; y por la heroica defensa que hizo de la ciudad de Holguin, se le ascendió a brigadier. Tenía 34 años y pasó a mandar una brigada en Puerto Príncipe, donde derrotó al jefe rebelde Agramonte.
Situación en Cuba (1898):En octubre de 1997 Blanco es nombrado por Sagasta capitán general de Cuba sustituyendo aWeyler. McKinley inicia una política de carácter imperialista con la anexión de las islas Hawai (1897-1898) Máximo Gómez es general en jefe del ejército rebelde desde la muerte de los hermanos Maceo y renuncia al puesto de presidente de la república. 1898 ene.: Comienza el gobierno autónomo concedido por España con excesivo retraso. 1898 ene.: EEUU envía el Maine a La Habana. En febrero de 1898 la extraña voladura del Maine sirve a los EE.UU. como excusa para iniciar una guerra que el gabinete de Sagasta no consiguió parar.
Deficiencias defensivas (abril 1898):
Cuba estaba artillada deficientemente. En Santiago no había más que morteros y obuses del siglo XVIII montados como observaría el gran cronista de la España bélica, Carlos Martínez Campos, sobre afustes de madera. La oficialidad, pese a las acusaciones contrarias de una prensa mal informada, era casi toda voluntaria, y acumulaba en vísperas de la guerra casi once pagas de retraso. El sucesor de Narváez, capitán general Ramón Blanco, disponía de unos ciento ochenta mil hombres muy mal equipados, pero decididos a morir por España. La declaración de guerra por parte de los Estados Unidos rige desde el 25 de abril de 1898; pero el almirante Sampson ya hizo el corsario por su cuenta antes de la hora cero, y precisamente uno de los primeros barcos capturados era el gran Buenaventura, que llevó de Canarias a Cádiz a los generales que iniciaron con Prim y Topete la Gloriosa revolución de 1868. (Ricardo de la Cierva)
El desastre del 98:
Cuba, Filipinas y Puerto Rico era todo lo que le quedaba a España de un Imperio ya desmoronado. Pero en la primavera de 1898, el imperialismo de los Estados Unidos juzgó que incluso era mucho para una nación atrasada a la que los países europeos apenas respetaban. Poniendo por delante mil metáforas de autonomía y libertad, el presidente norteamericano exige al gobierno español su renuncia al dominio sobre las islas y, casi sin darle tiempo a reaccionar, le declara la guerra. La indignación se apodera de España, que envía sus soldados al matadero de Cuba y Filipinas, en medio de un entusiasmo suicida. Con todo, la decisión española de plantar cara al futuro coloso americano no fue tan atolondrada ni tan quijotesca como luego los historiadores harían creer.
Los políticos españoles:Conocían perfectamente la debilidad de la armada nacional y las desiguales fuerzas de los ejércitos destinados a enfrentarse. Lo "más sensato" era negociar "la paz que se pueda, amén", reconocería más tarde Antonio Maura. Muy pocos fueron, sin embargo, los que se aventuraron a aconsejarlo en medio de la algarabía patriótica de una España oficial henchida de orgullo militar y una España real que consideraba a Cuba una porción de tierra andaluza. A ambas Españas, el entregar la isla sin lucha les parecía una bajeza que no estaban dispuestos a tolerársela a ningún gobierno. Ante la amenaza de una revolución popular o un golpe militar, el gabinete de Sagasta no pudo elegir otro camino que el de la guerra, previsiblemente breve, contra Estados Unidos.
1898 fue el año de la funesta y vesánica guerra con los Estados Unidos; guerra preparada por la codicia de nuestros industriales exportadores, la rapacidad de nuestros empleados ultramarinos y el orgullo y cerril egoísmo de nuestros políticos. En la guerra con los Estados Unidos no fracasó el soldado ni el pueblo (que dio cuanto se le pidió), sino un gobierno imprevisor.
(Santiago Ramón y Cajal, capitán médico militar, combatiente en Cuba y Premio Nobel de Medicina)
Conmoción española tras el desastre:
Aunque esperado e inevitable, el desastre del 98 ponía al descubierto el abismo que separaba la España real de la oficial, la sociedad viva del artilugio político montado sobre la mayoría ausente y el fraude electoral. Un modelo de estabilidad que ocultaba las vergüenzas de un país de latifundistas y caciques, arrullados por las glorias convenientemente maquilladas del Imperio español. Apenas se podía sentir entonces el pulso del país. Sin embargo, la decisión desencadenada por el adiós cubano tendrá consecuencias imprevisibles, al arrinconar los tópicos que habían sostenido el andamiaje de la Restauración y promover un lastimero examen de conciencia en torno al "problema de España", su esencia, la causa de sus males y las medicinas a tomar. (Fernando García de Cortázar)
Políticos, periodistas y militares:Y si la Iglesia sueña, la política representada por el Gobierno, delira. El general Correa, ministro de la Guerra, anuncia en el Congreso que prefería no tener un solo barco:
Entonces podríamos decirles a los Estados Unidos desde Cuba y desde la Península: "Aquí estamos, vengan ustedes cuando quieran".
En la increíble alucinación colectiva que muestran políticos y periodistas antes del desastre, sólo hay unos pocos con sentido común y son los que deberían gritar más que nadie. Me refiero a los militares profesionales. A los gritos de "¡a ellos!" que recibe desde el gobierno, el almirante Cervera hace una clara y detallada exposición de la diferencia numérica que hay entre sus barcos y los del enemigo, del estado perfecto de aquellos acorazados y de las deficiencias de los nuestros. En un informe que recuerda mucho al de Medina Sidonia antes de emprender el viaje de la Invencible. Cervera , apoyado por el Estado Mayor de la escuadra, hace patente que van a una catástrofe. Pocas veces se ha salido a combatir con mayor valor, porque pocas veces sabía tan bien el perdedor a lo que se arriesgaba como el almirante Cervera al dar la orden de salir de Santiago de Cuba. ("¿Por qué no sale? -decía Romero Robledo en la Cámara unos días antes-; ¡las escuadras son para combatir!) Salió efectivamente para que tirasen al blanco los cañones enemigos de superior alcance. La paz de París refrenda la derrota. España pierde a Cuba, además a Puerto Rico, que no había tenido movimiento independentista digno de comentarse; las Filipinas. Al año siguiente, en plan de liquidación, vendemos a Alemania los archipiélagos de las Carolinas y de Palaos. España se ha vuelto a encerrar en las fronteras que tenía en 1500, antes de la ocupación de Nápoles y Sicilia, primer escalón de su fastuoso destino. (Fernando Díaz-Plaja)
El pesimismo de Cervera contrasta con la euforia que se vivía en España, la población, enardecida por una prensa patriotera, estaba convencida de que la escuadra española no sólo derrotaría a la norteamericana, sino que incluso bombardearía y bloquearía algunos puertos de ese país. (Ricardo Peytaví)
No parece sino que con sólo repetir que la Monarquía es la fuente de todos los males, ha de pedir a la Nación a gritos el establecimiento de la República. Para que la Nación tenga fe en la República, es indispensable que los republicanos digan, si quieren la paz, bajo qué condiciones; si la guerra, con qué medios y con qué recursos; si el abandono de las colonias, bajo qué pactos; si el sostén, con qué procedimientos. (Francesc Pi i Margall [1824-1901], Historia de España)
El fracaso del Estado:Al revés que el resto de las monarquías europeas, la española había iniciado la Edad Contemporánea perdiendo la casi totalidad de su imperio americano, lo que la relegaría a una posición irrelevante en el complicado y competitivo tablero europeo de los siglos XIX y XX. Porque, pese a la decadencia de los últimos Habsburgo, lo que desde fuera -y, cada vez más, desde dentro- se llamaba "España" había seguido siendo una potencia europea de considerable relieve hasta finalizar la Edad Moderna, como prueba su participación en todas las contiendas europeas de alguna importancia. A partir del final del ciclo napoleónico, sin embargo, dejó radicalmente de participar en ellas. En un período de tan frenética actividad europea como fue el siglo XIX y primera mitad del XX, el Estado español se vio obligado a mantener una actitud pasiva, de "recogimiento", según el célebre eufemismo de Cánovas. Lo que se enseñaba, en definitiva, a los niños españoles para fomentar su orgullo nacional en ese período eran glorias pretéritas, aparentemente renovadas hacía poco con la guerra contra Napoleón, pero sin incitación a ninguna empresa nueva. Ello explica que tanta inestabilidad interna y tanta ausencia de protagonismo internacional se impusieran sobre las exhibiciones retóricas en torno a Numancia o las Tres Carabelas y que, en la práctica, circulara una imagen muy negativa de la propia identidad colectiva. Los grabados de la prensa satírica del XIX reflejan quizás con mayor elocuencia que ninguna otra fuente una España representada de forma auto-conmiserativa: como madre crucificada o enferma de muerte, desesperada ante las perpetuas peleas de sus hijos o desangrada por políticos sin escrúpulos; acompañada en ocasiones por su clásico león, pero ahora cabizbajo y exangüe. No es una imagen triunfal, como las que se elaboran en la Francia o Inglaterra del momento. Más bien recuerda a una Virgen Dolorosa, tan típica del imaginario católico, abrumada por la muerte de su Hijo. Mucho antes de que la guerra cubana se iniciara, se detectaba así un ambiente lúgubre que no estaba tan lejos del que luego emergió con el "Desastre".
Esta nueva guerra, la de Cuba, dejó definitivamente al descubierto la vacuidad de las glorias recitadas en los libros de historia nacional. Aunque la guerra comenzó también con una retórica disparatada (los advenedizos yanquis, desconocedores de nuestras gestas históricas, se atreven a retar al invencible pueblo español...), su desarrollo fue humillante: en dos breves batallas navales, mero ejercicio de tiro al blanco por parte de los buques norteamericanos, fueron hundidas las dos escuadras españolas de las Filipinas y de Cuba. Tras aquel espectáculo, las mentes pensantes españolas se entregaron a un ejercicio de autoflagelación colectiva. El "Desastre" generó una enorme literatura sobre el llamado problema español. Pero, a la vez, se observó una considerable pasividad popular, lo que fue interpretado en aquel momento como un síntoma más de la "degeneración de la raza". Hoy podemos intuir que fue el resultado lógico de aquel siglo XIX en el que no se había "nacionalizado a las masas" por medio de escuelas, ni fiestas, ni símbolos nacionales (bandera, himno, monumentos, nombres de calles). (Alvarez Junto)
Carta de John Quincy Adams: (1823):
Esas islas son apéndices naturales del continente norteamericano, y una de ellas -casi a la vista de nuestras costas- se ha convertido por una multitud de consideraciones en un objeto de importancia trascendental para los intereses comerciales y políticos de nuestra Unión. Su posición determinante con respecto al golfo de México y el mar de las Antillas, su situación a medio camino entre nuestra costa y las isla de Santo Domingo, su amplio y seguro puerto de La Habana, frente a una larga porción de nuestras costas desprovista de las mismas ventajas, la naturaleza de sus productos y de sus necesidades, produciendo los bienes y precisando los beneficios de un comercio mutuamente beneficioso, le confieren una importancia en la suma de nuestros intereses nacionales con la que no se puede comparar ningún otro territorio extranjero, apenas por debajo de la que vincula mutuamente a los diferentes miembros de nuestra Unión. Tales son de hecho las relaciones geográficas, comerciales, morales y políticas entre los intereses de esa isla y los de este país, formadas por la naturaleza, acumuladas en el proceso del tiempo, y ahora a punto de madurar, que atendiendo al curso probable de los acontecimientos en el corto periodo de medio siglo, resulta difícil resistirse a la convicción de que la anexión de Cuba a nuestra República Federal será indispensable para la continuidad e integridad de la propia Unión [...] Hay leyes de la política como las hay de la gravitación física; y si una manzana, arrancada por la tormenta de su árbol originario, no puede hacer otra cosa que caer al suelo, Cuba, separada por la fuerza de su conexión antinatural con España e incapaz de sobrevivir por sí misma, sólo puede gravitar hacia la Unión norteamericana, que por la misma ley de la naturaleza, no puede arrojarla de su seno. (Carta de John Quincy Adams, Secretario de Estado, a Hugh Nelson, embajador estadounidense en Madrid, 23 de abril de 1823)
EEUU:Entre 1850 y 1857 se suceden diversos complots de los partidarios de la anexión a EEUU respaldados por los estados sudistas.
La asamblea constituyente de 1869 era partidaria de la anexión a EEUU y del mantenimiento de la esclavitud.
Pero el secretario de Estado, Hamilton Fish, prefería comprarla que liberarla. Cuba no podía entrar en la Unión con esclavos, y los representantes cubanos en Nueva York eran reacios al abolicionismo.
Entre 1848 y 1858 se producen sucesivas ofertas de compra de la isla.
En 1890 EEUU amenaza con no comprar azúcar cubano por problemas aduaneros con España.
En 1891 EEUU compra a Cuba el 95% del azúcar y el 87% de sus exportaciones.
En 1891 se firma el Tratado comercial de reciprocidad entre España y EEUU.
En 1894 recibieron el 87 por ciento del total de las exportaciones cubanas, al tiempo que el 38 por ciento de las suyas iban a parar a la isla. España pasó comercialmente a un segundo plano. Muchos ingenieros y comerciantes yanquis desembarcaron en la isla. No sólo sucedió que los principales clientes cubanos fueron norteamericanos, sino que los productores se echaron en brazos de los industriales yanquis a los que vendían el azúcar sin refinar. Además, muchos cubanos ricos se asentaron en Florida y polarizaban el comercio. Todo presagiaba que los yanquis se apoderarían económicamente de la isla.
En 1895 las inversiones de EEUU en la isla eran de 50 millones.
McKinley inicia una política de carácter imperialista con la anexión de las islas Hawai (1897-1898).
1898 ene.: EEUU envía el Maine a la Habana.
1898 feb.: Extraña voladura del Maine.
Expediciones de Narciso López (1849-1851):
En 1849 los partidarios de la anexión de Cuba a los Estados Unidos organizaron una expedición al mando de Narciso López, antiguo general español emigrado de origen venezolano, quien fletó dos vapores para trasladarse a la isla con gente alistada provista de armas y municiones, pero enterado el presidente de los Estados Unidos de la intentona, ordenó detener los buques y la expedición se frustró. No escarmentado, López preparó otra con 500 hombres que desembarcó en Cárdenas (19 de mayo de 1850). Apercibido Armero [comandante general del Apostadero de La Habana] de los hechos, se hizo a la mar con el vapor Pizarro, apresó dos buques que conducían pertrechos e hizo retirarse precipitadamente al cabecilla insurgente que ya había sido desalojado de Cárdenas, persiguiéndole hasta Cayo Hueso. El brigadier Bustillo, sucesor de Armero, embarcado en el vapor Almendares, rechazó en julio de 1851 otra expedición de insurrectos emigrados que habían desembarcado en el Morrillo de Manimar. En agosto siguiente, López lo intentó por tercera vez desembarcando en Playa Honda con cerca de 600 hombres, la mayoría norteamericanos, pero cayó prisionero en manos de las tropas españolas con sus acompañantes; conducido el general a La Habana fue ejecutado. La respuesta norteamericana no se hizo esperar y fueron asaltados el consulado y los comercios españoles de Nueva Orleans; España, apoyada esta vez por Gran Bretaña, obtuvo reparación de las ofensas, aunque continuaron las pretensiones de anexión de la isla sea por la fuerza o mediante propuestas de compra, como las realizadas sucesivamente en 1848, 1853, 1856 y 1858. (González-Aller)
Estado de debilidad de España a finales del s.XIX:Durante el siglo XIX España estuvo convulsionada casi permanentemente: invasión francesa, pérdida de las colonias, guerras carlistas, destronamiento de Isabel II, advenimiento de la república, restauración monárquica, nueva guerra carlista, guerras en Cuba... A finales de siglo la situación de nuestra patria no era nada boyante: retrasada, postrada económicamente y aislada internacionalmente. Con una ignorancia profunda -hasta en los hombres más ilustrados- de la realidad y del mundo que la circundaba, se refugió, en el que podríamos llamar complejo del valor indómito del pueblo español, que alcanzó su mayor realce con el descubrimiento y la conquista de América. Es indudable que realizó proezas incomparables, y en el siglo XIX sumó al recuerdo anterior, el esfuerzo de la guerra de la Independencia, mistificando el valor de la raza. Ese recuerdo le llevó en 1898 a escudarse con la idea simplista de que la fuerza era el remedio infalible para todo. En la última década del siglo, ante un problema colonial y enfrentados sus intereses con una nación ya entonces incomparablemente más grande, fuerte, rica y poblada que España (diecisiete millones de españoles frente a setenta y cinco norteamericanos), los dirigentes y la prensa cayeron en la solución simplista de que la fuerza indómita de nuestra raza, igual que en la conquista de América y ante el poderoso ejército de Napoleón, ahora le iba a parar los pies al poderoso tío Sam. (Manuel del Barrio Jala)
La guerra hispano-norteamericana. Por Oscar Loyola Vega:Una vez decidida la intervención en la guerra que se libraba entre Cuba y España el gobierno norteamericano dio pasos encaminados a asegurar la ayuda de Calixto García y su tropa en el desembarco y el desarrollo de las operaciones en la zona oriental. García, apoyado eficazmente por sus oficiales, en especial los generales Agustín Cebreco, Luis de Feria Garayalde, Salvador Hernández, López Recio y Pedro Agustín Pérez, ordenó bloquear los accesos a la capital oriental e impedir la labor conjunta de las tropas españolas. Estas superaban, en la provincia indómita, la cifra de 50.000 soldados, aproximadamente la cuarta parte del total de militares ibéricos en Cuba. De igual manera, el plan estratégico norteamericano estipulaba el bloqueo a las costas del occidente cubano, en particular al puerto de La Habana, lo que repercutió de forma dramática en los suministros alimentarios a la población civil. La región occidental, si bien no experimentó la guerra en igual proporción que la zona oriental, también formaba parte de los planes militares del ejército de los Estados Unidos. Todo estudio sobre la Revolución de 1895 llegado el año 98, debe tener presente un hecho capital: la "irregularidad" de la situación creada por el desembarco norteamericano. Desde 1895 hasta el año 1898, la lucha que se libraba entre España y Cuba constituye una clásica batalla anticolonial, de carácter nacional-liberador; de ahí su nombre de guerra hispano-cubana. La intervención norteamericana no introdujo un tercer elemento en esta guerra: los presupuestos de la liberación nacional para los sujetos sociales implicados -Consejo de Gobierno, Máximo Gómez, combatientes mambises y pueblo de Cuba- se mantuvieron indénticos. Históricamente lo que sucedió fue que a esta guerra anticolonial se le superpuso otra guerra, la que libran los Estados Unidos y España por apoderarse o por permanecer en Cuba; dicho de otra manera, un colonialismo nuevo da la batalla histórica -que ganará de antemano- por desplazar de la arena cubana un viejo colonialismo. Esta guerra, que debe nombrarse hispano-norteamericana, se libra (lo que complica el análisis, de ahí la terrible confusión en la nomenclatura) en el mismo teatro de operaciones, en el mismo escenario geográfico en que transcurría desde hacía tres años una conflagración anticolonial. Los intereses que llevaron a la guerra a Cuba, a España y a los Estados Unidos eran tremendamente diferentes. No es el número de países (o colonias, o regiones) participantes el que determina el carácter de una contienda, sino las fuerzas motrices de ésta y la proyección perspectiva que los sujetos inmersos en ella le dan a su participación, vale decir, los fines que persiguen. A la guerra nacional-liberadora del pueblo cubano le fue arrebatada, en los marcos de una guerra interpotencias, la primacía histórica.
Desembarco de las tropas de Shafter (20 junio):
William Shafter, comandante supremo del ejército norteamericano destinado a Cuba, desembarcó cerca de 16.000 soldados y oficiales el 20 de junio por la zona oriental de Siboney; rápidamente se reunió con Calixto García, quien propuso un amplio plan de operaciones aprobado por la dirección estadounidense, que consistía en cercar la ciudad de Santiago tomando las pequeñas poblaciones que rodeaban la capital provincial. Debe decirse que los oficiales cubanos Jesús Sablón, "Rabi", Carlos García Vélez, Demetrio Castillo Duany, Carlos González Clavel, José Manuel Capote, Agustín Cebreco y Francisco Estrada entre otros, llevaron la parte más arriesgada de las acciones militares, demostrando la capacidad bélica del ejército mambí, lo que fue reconocido por los estadounidenses. Poco a poco, apretando el cerco, a fines del mes de junio se sabía que la rendición de la ciudad ya era cuestión de días.
Razones de política interna hicieron que España, en acto suicida, ordenase a la escuadra naval de pascual Cervera, sita en la bahía de Santiago, romper el cerco marítimo y abandonar el puerto. En sólo una hora la flota norteamericana destruyó lo restos de la que había sido poderosa marina española en América, el 4 de julio. Antes, los cubanos y los norteamericanos habían tomado por tierra a San Juan y El Caney, combate en el que murió el jefe español, Joaquín Vara del Rey. Empezando el mes de julio, antes y después de la batalla de Santiago, los combatientes antiespañoles tomaron los poblados y fortines de San Vicente, El Cobre, Monte Real, Coleto y San Miguel. Completando el cerco a la ciudad, en condiciones precarias los mambises, más que apoyar a los interventores, llevaron la ofensiva en todos los frentes, luchando en un teatro de operaciones que conocían a la perfección. El 16 de julio, la ciudad se rendía. (Oscar Loyola Vega)
Ocupación de 1906:
Tropas de EE.UU. llegan a Cuba para acabar con una revuelta contra el gobierno. La lucha entre los liberales y los conservadores de Tomás Estrada Palma había llevado a la isla a la guerra civil en agosto. El líder de la revuelta es el general José Miguel Gómez. Los rebeldes, mayoritariamente campesinos exigen derechos democráticos e independencia nacional. Tras la invasión prometen obediencia a cambio de asegurar un proceso judicial justo para los opositores apresados. Por presión de Washington, el presidente Palma dimite el 28 de septiembre. El ministro de Defensa de EE.UU. ocupa el cargo de gobernador. Hasta 1909 Cuba estará bajo administración norteamericana.
Dictadura de Gerardo Machado (1928-1933):
Desde 1930 la oposición al régimen machadista, aunque reprimida duramente, se acentúa. El dictador no ha cumplido las promesas electorales por las que fue reelegido, turbiamente, en 1928, como la derogación de la emnienda Platt a la Constitución cubana y la no contratación de nuevos empréstitos; y por el contrario, no ha dejado de proteger los intereses extranjeros en la isla, que casi es ya una colonia de EU.UU. En agosto de 1933 un levantamiento militar unido a la presión de una huelga revolucionaria provocan la caída del general Machado. Apenas abandona La Habana el dictador Gerardo Machado, el gobierno provisional, aprobado por EE.UU. cae el 4 de septiembre de 1933. El presidente designado por el ejército, Manuel Céspedes, forma un gobierno provisional de coalición, que se declara revolucionario, y cuenta con el apoyo de EE,UU. Pero la euforia revolucionaria parece imparable, y las masas, con los campesinos organizados en sóviets y los sindicatos obreros más fuertes que nunca, quieren ir más allá.
Transición Grau San Martín-Fulgencio Batista:
El 4 de septiembre el gobierno provisional es derribado por una sublevación de soldados y sargentos a la que se unen jóvenes nacionalistas. El doctor Ramón Grau San Martín es nombrado presidente, dada su popularidad entre los estudiantes, con el apoyo de la unión revolucionaria Ejército Pro Ley y Justicia. Fulgencio Batista, hombre fuerte de Grau San Martín, que cuando dirigió el golpe contra Machado era sargento y ya ha ascendido a jefe del estado mayor, es quien realmente detenta el poder en el nuevo régimen.
Grau San Martín no era hombre de confianza de los intereses americanos y Washington se negó a reconocer a su gobierno. Ante la ola de disturbios que se produjeron, Batista resolvió derrocarlo mediante un minigolpe (enero de 1934) y sustituirlo por un nuevo presidente de paja: Carlos Mendieta. La inestabilidad política volvió a la isla, aunque Batista iba colocando a sucesivos gobiernos. Como los enfrentamientos eran cada vez más fuertes, decidió presentarse a las elecciones y en 1940 fue elegido presidente constitucional. En su primera presidencia, Batista trató de dar un aspecto legal al régimen aprobando un nuevo texto constitucional que contaba con el apoyo expreso del Partido Comunista, que lo veía como una garantía contra el nazi-fascismo por su condición de mulato y antirracista. Este sesgo liberal fue mal visto por Washington. Pronto Batista realizó una política de fuerte contenido reaccionario, luchando contra los sindicatos, persiguiendo al Partido Comunista y salvaguardando los intereses americanos. Cuando al final de su mandato salió elegido su opositor, Grau San Martín (1944-1948), Batista se exilió en los Estado Unidos. El mandato de Grau San Martín provocó una gran decepción entre sus electores, siendo sustituido por Pío Socarrás, quien intentó llevar una vía política conciliadora entre el liberalismo y el anticomunismo, cuando el problema real cubano era su dependencia económica con respecto al vecino del Norte. Batista derrocó al presidente y ocupó el poder como dictador con pleno consentimiento de Washington. (Rosa Martínez Segarra)
Batista se constituirá en factor decisivo de la política cubana hasta su derrocamiento en 1959.
Fracasa la unión centroamericana (1921-1922):
Durante la década de 1920, coincidiendo con la difusión por la región de las ideologías de izquierda, el intervencionismo estadounidense en su patio trasero se acrecienta. Acentúan su inspiración de gobernantes conservadores, amigos de su causa. El 1 de enero de 1921 la dinastía Chamorro se consolida en el manejo de los asuntos públicos con la elección de Emiliano Chamorro, tío del presidente anterior. El país entra en contínua agitación y se retira del proyecto de federación centroamericana que pretendía unir El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Costa Rica. Casi un siglo después de su primera formulación en la época posterior a la independencia, el deseado plan se detalla el 18 de enero de 1921. Sólo lo firmarán Guatemala, El Salvador y Honduras, e incluso esta unión, torpedeada por EE.UU., que ayuda a triunfar la sublevación de Orellana en Guatemala, durará tan sólo hasta enero de 1922.
El desastre naval de Santiago de Cuba (3 julio 1898). Por Ricardo Peytaví:
Es una ciudad de calles estrechas y casas bajas, aplastada por un calor canicular casi todos los días del año. Da la sensación
como en muchos otros lugares del país, de que el reloj se paró en enero de 1959, o quizá mucho antes; si no fuese por el tráfico rodado, la expansión de los barrios periféricos y otros pocos símbolos adicionales de una modernidad raquítica, se diría que Santiago de Cuba conserva el aspecto que tendría aquel domingo 3 de julio de 1898, hace hoy exactamente cien años, el día en que lo poco que quedaba de la Armada española se disponía a un sacrificio inevitable frente a la escuadra norteamericana.
Salida a plena luz del día:
Eran las nueve y media de la mañana cuando el crucero acorazado Infanta María Teresa, buque insignia del almirante Pascual Cervera, abandonaba la bahía de Santiago de Cuba. La batalla comenzó inmediatamente: a las 9,35 el "Teresa" abrió fuego sobre un acorazado norteamericano, aunque su intención era dirigirse a toda máquina hacia el Brooklyn, al que interesaba poner fuera de combate enseguida por ser el navío más rápido de la escuadra enemiga. Detrás del "Teresa" salieron en fila india (no había otra posibilidad por las características de la bahía) los también cruceros acorazados Vizcaya,Cristóbal Colón y Almirante Oquendo, con la intención de huir rápidamente hacia el oeste. Por último se hicieron a la mar los destructores Furor yPlutón, que no tenían ninguna opción ante la potencia de fuego de Estados Unidos.
El único barco que podía, en principio, ponerse a salvo era el Cristóbal Colón, al ser el más rápido de ambas flotas. Estuvo a punto de conseguirlo, pero al consumir todo el carbón de calidad, tuvo que emplear otro de menor poder calorífico; perdió velocidad y fue alcanzado por los acorazados enemigos. Su comandante decidió embarrancarlo a las 13,54 en las proximidades de la desembocadura del río Turquino, a 48 millas (89 kilómetros) de Santiago. La suerte de los otros cruceros fue similar. El "Teresa", aunque en principio hizo huir al Brooklyn, sucumbió bajo el fuego del Indiana y el Oregon. El "Oquendo" y los dos destructores sufrieron un intenso castigo desde que abandonaron la bahía y quedaron fuera de combate en poco tiempo. El Vizcaya, alcanzado por varias andanadas, decidió encallar en el Aserradero, donde le explotaron las calderas y los pañoles de munición poco después de las once de la mañana. En algo más de cuatro horas, la escuadra española del Atlántico quedó aniquilada.
Aunque la cifra de bajas nunca se han considerado muy exactas, en el bando español hubo 332 muertos y 197 heridos; en el norteamericano un muerto y unos pocos heridos. Los daños que sufrieron los navíos de EE.UU. fueron escasos. Jamás se había visto algo parecido en la historia naval. Muchas toneladas de papel se han impreso en los últimos cien años para tratar de explicar lo sucedido aquel día. En la parte española siempre ha prevalecido la idea de que la escuadra del almirante Cervera se enfrentaba a una fuerza infinitamente superior, y que sus barcos eran viejos y estaban mal equipados, pero eso no es del todo cierto. El "Teresa", el Vizcaya y el "Oquendo" habían entrado en servicio en 1893, sólo cinco años antes, mientras que el "Colón", el Furor y el Plutón fueron botados el año anterior. Los barcos españoles tenían una coraza y armamento más ligeros que los norteamericanos, pero también eran más rápidos. Se trataba en ambos casos de flotas modernas aunque construidas con una concepción distinta. España necesitaba buques capaces de trasladarse con rapidez a sus posesiones de ultramar, no sólo en el Caribe, sino también al otro lado del mundo, enFilipinas. Estados Unidos, al carecer de un imperio ultramarino, optó por barcos más pesados pero también menos ágiles. En principio, ninguna de las dos armadas tenía ventaja sobre la otra. Todo dependía del tipo de combate naval que se entablase, pero tanto en Cavite (Filipinas) como en Santiago de Cuba, las circunstancias le dieron una ventaja aplastante a los navíos yanquis.
El justificado pesimismo de Cervera:A estas alturas, los historiadores tienen pocas dudas de ue el pesimismo secular de Pascual Cervera fue decisivo no ya para la derrota en sí (algo difícil de evitar), sino para la forma tan rápida con que ésta se produjo. Cervera fue a Cuba a regañadientes. El 20 de abril de 1898, cuando la flota española se reunió en las islas de Cabo Verde, le recomendó al ministro de Marina que en vez de zarpar rumbo al Caribe, resultaba más aconsejable trasladar la escuadra a Canarias, para defender este archipiélago (e incluso costas peninsulares) de un posible ataque norteamericano. Sin embargo, el 24 de abril el Gobierno le ordenó que saliese hacia las Antillas. En el mismo mensaje se le informó que la bandera de estados Unidos era enemiga. Cervera preparó los barcos y zarpó el 29 de abril. Antes, le escribió una carta a su hermano en la que, entre otras cosas, le decía :
"Vamos a un sacrificio tan estéril como inútil; y si en él muero, como parece seguro, cuida de mi mujer y de mis hijos.
El pesimismo de Cervera contrasta con la euforia que se vivía en España- la población, enardecida por una prensa patriotera, estaba convencida de que la escuadra española no sólo derrotaría a la norteamericana, sino que incluso bombardearía y bloquearía algunos puertos de ese país. El 19 de mayo la escuadra norteamericana arribó al puerto de Santiago de Cuba. Era un lugar seguro, donde al enemigo le resultaba casi imposible entrar, pero del que resultaría muy difícil salir si la escuadra norteamericana establecía un bloqueo, como así fue. El 25 de mayo, Cervera envió un telegrama al ministro de Marina en estos términos:
"Estamos bloqueados. Califiqué de desastrosa la venida para los intereses de la Patria. Los hechos empiezan a darme la razón. Con la desproporción de fuerzas, es imposible ninguna acción eficaz. Tenemos víveres para un mes".
Lo que ocurrió entre esa fecha y el 3 de julio ha dado pie a debates apasionados a lo largo de un siglo. La pregunta es por qué salió Cervera si las posibilidades de escapar eran mínimas, y la respuesta siempre es la misma: porque se lo ordenaron. La propia defensa de la ciudad ya resultaba delicada. Parte de la dotación de los barcos fue desembarcada para apoyar a la infantería y luego reembarcada justo antes de que la escuadra se hiciera a la mar. Se corría el riesgo de que las tropas yanquis, apoyadas por los mambises, se apoderasen de la entrada de la bahía y encerrasen a la escuadra. Otros historiadores, como el cubano Enrique Pérez-Cisneros, hablan de que el Gobierno de Madrid temía que Cervera se rindiera sin combatir. En la metrópoli se prefería una derrota honrosa en el mar. Sea como fuese, resulta incomprensible que los barcos españoles zarpasen a primera hora de una larga jornada de verano, en vez de aprovechar la oscuridad de la noche o incluso un día de mal tiempo que dificultase el bloqueo. Lejos de eso, se enfrentaron a una poderosa escuadra en el peor momento, eso sí, después de haber asistido a misa y de gritar "¡Viva España!". Lo que sucedió inmediatamente fue una derrota que nadie trató de evitar. De hecho, cuando el Cristóbal Colón fue hundido por sus tripulantes para que no fuese apresado por el enemigo, apenas
había sufrido daños. (Ricardo Peytaví)
La batalla de Santiago de Cuba. Por José Antequera:Extracto de un trabajo sobre el tratamiento de la prensa de Mendoza (Argentina) a la guerra Hispano-Norteamericana.
[...] Echadas las cartas de la confrontación, elDiario centra su atención y su espíritu en las posibles consecuencias de la guerra. En la geografía de la ciudad clave, Santiago de Cuba, sobre la cual reflexiona en una extensa editorial. Dice que la posibilidad de un combate, es allí inminente porque a sus puertas se encuentra anclada la escuadra de Cervera, y en las inmediaciones, la de Schley, (Almirante de la flota norteamericana). Sobre las consecuencias del combate dice que, la derrota de los yankees significaría un desastre de consecuencias fundamentales para la guerra, por que perderían la mitad de sus buques más modernos y poderosos; pero que derrotados los españoles, el hecho asumiría las proporciones de una catástrofe, pues además de perder naves de un valor inapreciable, caería en poder del enemigo la importante ciudad de Santiago, a cuyos alrededores se encuentran numerosas fuerzas insurrectas perfectamente armadas, que se abalanzarían sobre la plaza. Describe al puerto, (en un tiempo el principal de la isla), situado en la orilla de una de esas ensenadas que se abren en la cadena de arrecifes que rodean a Cuba y comunican con el mar por una canal estrecho. "La bahía de Santiago de Cuba, solo tiene ciento sesenta metros en la parte más angosta del canal de entrada; pero en el interior se abre una magnífica bahía rodeada de caletas, en que todos los buques de la isla podrían encontrar abrigo" (31 de Mayo).
Inicio de los combates:El Diario da cuenta de las noticias que van generando las fuentes más próximas a la guerra y que por su lógico interés estratégico, es importante confrontar. Así, por ejemplo, se informa que en EEUU se anunció oficialmente un nuevo bombardeo a Santiago, el 7 de junio, que perjudicó seriamente a los fuertes y ocasionó muchas muertes. Fue demolido el crucero español Reina Mercedes, matando al segundo comandante y a cinco marineros e hiriendo a un teniente y diez marineros. Por su parte en Madrid, un despacho oficial de La Habana anuncia que los norteamericanos empezaron a bombardear ayer los fuertes de Santiago, pero no da detalles. Más tarde, otro despacho dice que los españoles han vuelto a rechazar el nuevo ataque de los navíos norteamericanos a Santiago, aunque murieron varios españoles entre los cuales se hallan el Coronel Ordoñez y el Capitán Sánchez (8 de Junio).
El Diario continúa brindando detalles del ataque norteamericano a Santiago. Y noticias de los EEUU concluyen que ningún buque norteamericano ha sido tocado por los proyectiles enemigos y que no hay bajas "americanas". Mientras que en Madrid un telegrama de Cervera confirmó el ataque a los fuertes y buques a su mando; que el "Reina Mercedes" tuvo seis muertos y diecisiete heridos. Que los daños sufridos "no son de importancia y que el enemigo recibió averías visibles". Por otra parte, comunican de Las Antillas que la censura telegráfica es tan rigurosa que se rechazan todos los telegramas dirigidos a España, con los detalles de la acción de Santiago. En tanto que en Bs.As. El Diario, publica que Washington recibió noticias sobre la guerra y que hablan sobre las fuerzas de desembarco norteamericanas, que ayudadas por los insurrectos, habrían llegado a tierra, resistiéndoseles tropas españolas, las que finalmente tuvieron que ceder al número y fuego de los buques norteamericanos, que los protegían al desembarcar. "Los españoles se replegaron sufriendo grandes pérdidas" (10 de Junio).
Algunos días después, el Diario mantiene informada a la opinión pública sobre lo que acontece en el Caribe. En Nueva York El World (sic) anuncia que el Comodoro Sampson telegrafió diciendo que su situación es muy crítica, y que es indispensable se adopten medidas inmediatas para apoderarse de Santiago. Mientras que en Madrid, el Ministro de Guerra, (Gral. Correa) volvió a protestar enérgicamente contra las infracciones continuas de los norteamericanos, a los derechos internacionales. En tanto que en Barcelona, la "Unión Catalana" ha dado hoy un manifiesto al pueblo en el cual ataca vivamente al gobierno por su imprevisión, que no se ha preparado para la guerra. Pide que se haga la paz enseguida, "pues así será menos costosa que más tarde cuando la impondrán los norteamericanos" (19 de Junio).
A comienzos de Julio, el Diario anuncia en grandes titulares que Santiago de Cuba ha sido atacada por mar y tierra. Y que Manzanillo ha sido bombardeado también. Que los cubanos insurrectos toman parte en la lucha, y según despachos de Schafter, están batiéndose con heroísmo. En Washington, de donde proviene la noticia, reina gran ansiedad por conocer el resultado de esa batalla. Mientras que en Madrid, también se supo del ataque combinado, con resultado favorable a España, aunque el rumor no fue confirmado. Por otro lado, Monseñor José Pozuelo de Herrera, dio una pastoral concerniente a la guerra con EEUU, que causó viva impresión. Dicho prelado ataca duramente a Norteamérica e invita al pueblo español a no ceder y proclama la guerra santa en todas las parroquias de su diócesis. Los eclesiásticos van a promover reuniones tendientes a avivar el patriotismo y ayudar al gobierno por todos los medios posibles (2 de Julio).
Al día siguiente, el Diario informa que en Washington se dijo que la batalla de Santiago comenzó a las 7 de la mañana y que el Gral. Lawton tiene ahora en su poder a Cabaña, posición que los españoles defendieron tenazmente. Que las flotas de Sampson y Schley, están bombardeando rigurosamente el fuerte del Morro, el cual contesta con todo vigor. Que hasta el momento, no se sabe cuál será el resultado, pero se sabe ya que los muertos por ambas partes son numerosos. Por otra parte, en Barcelona el obispo de esa diócesis, la cámara de comercio y el comité central del partido socialista catalán, dirigieron al gobierno central, una nota solicitando se ponga término a la guerra, por que si esta continúa la provincia se arruinará. No obstante, en Madrid las idean parecen ir en otra dirección. Allí se ha comunicado que todos los miembros del gabinete se expresaron contrarios a la paz. Al respecto, los despachos recibidos dicen que excepto Barcelona, la reacción belicosa se acentúa en toda la Península. Más adelante, la crónica del día da cuenta de un parte oficial proveniente de Washington, con más detalles sobre el combate de Santiago de Cuba. Dice que
La batalla ha sido encarnizada. Los americanos han tenido quinientas bajas entre muertos y heridos. Las pérdidas españolas no se conocen, pero no pueden ser inferiores. Los americanos han logrado ocupar y establecerse firmemente en los obrajes avanzados de Santiago y esta mañana... han debido reanudar el combate, emprendiendo nuevamente el ataque a las posiciones españolas. El espíritu de las tropas es excelente.
Por otra parte, en Roma se supo que, a través de su prensa, El Vaticano exhorta a las grandes potencias para que ofrezcan su mediación, con el propósito de que cesen las hostilidades entre España y Norteamérica (3 de Julio).
Variadas interpretaciones inmediatas del resultado:El Diario continúa brindando información con detalles de la batalla de Santiago de Cuba. Al respecto se supo en Washington, que el Gral. Schafter deberá replegarse con sus tropas a las colinas próximas a la costa, pero en forma temporaria y con el objeto de dar descanso a las tropas. "Parece que Schafter abandonó completamente todo el llano que circunda a Santiago y las posiciones que ocupaba en el Camey". Mientras tanto que, desde Madrid se informa que dos mil soldados españoles combatieron heroicamente contra diecisiete mil norteamericanos. Que murieron de la misma forma el Coronel Ordoñez y el Comandante Domínguez, mientras que otros generales y oficiales quedaron heridos. Por otra parte, de Nueva York se informa que en Manzanillo fue hundido por los españoles el buque norteamericano Hornet. Los buques americanos se retiraron después de haber hundido a un torpedero y una cañonera española. En tanto que, el gobierno adoptó medidas urgentes para el envío de refuerzos a Cuba. Más adelante, se da cuenta de un despacho originado en Washington con carácter de "urgente", en el cual se señala que la flota americana del Comodoro Sampson, entró al puerto de Santiago y destruyó la flota española del Almirante Cervera. Todos los buques españoles fueron destruidos, menos uno. Agrega que, un telegrama de Schafter de fecha 3 de julio, dice que pidió capitulación inmediata de Santiago, amenazando en caso contrario, bombardearla. "Cree que la plaza capitulará". Por otra parte, se supo en Nueva York, gracias a un comunicado fechado en Playa Este, que habiendo salido de la bahía de Santiago, los españoles, alinearon sus buques y los incendiaron, menos uno, en el que se supone se hallaba Cervera. Se trata del buque Vizcaya. Por su parte, el Comodoro Sampson confirmó a Washington la voladura de la escuadra de Cervera, y además, que tomó mil doscientos prisioneros españoles entre los cuales se encuentra Cervera. En tanto que, allí mismo, un telegrama de Schafter al Ministro de Guerra norteamericano, anunció que la guarnición de Santiago rehusa capitular y que, de acuerdo con las instrucciones que se le enviaron, él ha acordado un plazo hasta mañana a medio día para rendirse, pasado el cual, procedería vigorosamente al bombardeo. En contraposición, noticias de España sobre la escuadra de Cervera dicen que el gobierno acaba de comunicar a la prensa un despacho oficial de Cuba, según el cual dicha escuadra salió de Santiago pasando el canal sin accidente alguno. Y que después se oyó un vivo cañoneo. Que se ignora el resultado del combate que ha debido librarse con la escuadra norteamericana. Luego, el Ministro de Guerra ha recibido otro telegrama de Santiago, anunciando la llegada a esa plaza de la columna del Gral. Escario, después de haber forzado las líneas americanas. Finalmente, otros despachos procedentes de Madrid, anuncian que la escuadra de Cervera forzó el bloqueo establecido por los buques norteamericanos, y gracias a su velocidad pudo alejarse sin haber siquiera recibido averías. Mientras que las noticias americanas sobre la destrucción de esa flota, serían falsas y con el objeto de desanimar a las tropas españolas, que defienden a Santiago de Cuba para obtener la rendición de la plaza (5 de Julio).
[...] Madrid informa que su gobierno, ignora la destrucción de la flota de Cervera y que los despachos oficiales de Cuba no lo mencionan. Mientras que en Nueva York se supo que Cervera está herido en un brazo, y que le declaró a Sampson que prefería arriesgar un combate en alta mar, que esperar la perspectiva de sucumbir en la situación en que se halla. Se informó también en aquella ciudad, que Schafter cayó enfermo, por lo que será reemplazado por el generalísimo Miles, quien se trasladará a la isla antes de 8 días con refuerzos y asumirá el mando del Ejército. En tanto que en Washington, se anunció desde Santiago, que los cónsules extranjeros tuvieron una conferencia con Schafter para pedirle prolongara el plazo fijado para la rendición de la ciudad. Es posible que dicho general acepte con el fin de que los extranjeros, puedan ponerse a salvo. Finalmente y después de varias aseveraciones y desmentidos, una editorial de Los Andes, merced a los despachos que provee la agencia "Havas", se confirma la destrucción de la escuadra de Cervera, disipando todas las dudas. Detalla el nombre y calado de los buques, su tonelaje y la tripulación, totalizando 2.164 marinos, los que se habrían enfrentado a los norteamericanos. Y que según datos de estos, 1.600 de ellos han sido presos. Aunque se afirma que el Cristóbal Colón se habría salvado, con sus 543 tripulantes. "Esto interesa por que dicho buque es gemelo de nuestro Garibaldi". Agrega que aunque rudo, el golpe no ha desarmado a España en el mar, pues además cuenta con la poderosa escuadra del Contra Almirante Cámara. Sin contar con otras naves muy a propósito para la defensa de las costas. Dice finalmente que Cervera merece el respeto universal por su gloriosa, aunque desgraciada página que ha agregado a la brillante historia naval de España.
Quien tan brillantemente acaba de luchar, nació el 18 de febrero de 1839 y cuenta con 45 años de importantes servicios, habiendo ganado muchos de sus ascensos por acciones de guerra y tiene numerosas condecoraciones (6 de Julio).
Autor: José Antequera
Lo que queda de la flota de Cervera:Pecios de la Batalla de Santiago (03/07/1898):
Cuentan vecinos de las playas montunas que acarician los pies de la Sierra Maestra, que un día, después de noche borrascosa, encontraron en la orilla, junto a canecas de cerveza destrozadas, los restos de un cinto de piel cuya hebilla, grabada con el símbolo de la corona real, les hizo suponer que su propietario fuese un marino español, al que le ahogaron el último suspiro en el suicidio pavoroso que constituyó el combate desigual entre las escuadras de España y Estados Unidos. Durante todo un siglo, las olas del Mar Caribe se han estrellado furiosas contra el oxidado cañón del Almirante Oquendo, que ahora inofensivo apunta al cielo en el litoral sureste, a unos 30 kilómetros de la ciudad, sin dejarse arrastrar a la cercana playita de Nima Nima, o ser sepultado definitivamente en el lecho marino.
Holocausto:
Este constituye la evidencia más cercana al viajero, del holocausto sufrido el 3 de julio de 1898 por 350 marinos españoles, muertos durante el enfrentamiento naval contra la escuadra norteamericana, superior dos veces en tonelaje bruto y blindaje. La marea ha arrojado a la orilla muchas pertenencias de este acorazado de segunda clase, incluso pesadas piezas de hierro, arrastradas luego por lugareños hasta el patio de sus casas. Empero, si la Naturaleza y el hombre se han confabulado aprovechando la cercanía y baja profundidad a que se encuentran los pecios de la playa, ¿qué queda hoy de ellos? Para Soberats Trigueros, buzo especialista de 70 años, más de la mitad de ellos dedicados a la actividad subacuática, quien ha desafiado al mar, las dentelladas de los tiburones y la ira traidora de las corrientes marinas para explorar en incontables ocasiones los pecios, velando por su preservación, aún queda mucho que salvar. El es, por tanto, el más indicado para el recuento: El estado general de la flota es aceptable, ya que los cuatro acorazados de segunda y dos contratorpederos conservan aún las estructuras principales (cascos de acero, calderas y algunos compartimientos); aunque -aclara- barcos como el Oquendo, que posee el único cañón que aflora las aguas, semeja bajo ellas un amasijo de hierros, pues luego de ser destrozado durante el combate y embarrancado a una milla del oeste, perdió todos los componentes de madera de la cubierta y las pesadas planchas que la cubrían están prácticamente sedimentadas. Ahora conserva sólo las calderas y dos cañones hacia proa y popa, uno de los cuales es el que pueden observar a simple vista los viajeros de la carretera Granma. -La estructura que más ha resistido el paso de los años -señala Soberats- es el sistema de calderas que, por estar ubicadas debajo de las cubiertas principales, recibió menos el impacto de los obuses del enemigo-.Señala el experto submarinista que, aunque no se ven las numerosas piezas de artillería, hay esparcidos por el fondo elementos asociados a compartimientos, ojos de buey, bordas y otros.
El pecio del Cristóbal Colón:Soberats mostró al célebre científico francés Jacques Ives Costeau y al cineasta norteamericano Al Guiden, la -joya de los pecios-, el Cristóbal Colón, y recibió del célebre inventor del acualum la recomendación de cuidarlo con mucho celo, no solo porque es el mejor conservado, sino también por su función de biota, donde habitan miles de peces y otros organismos marinos entre sus compartimientos apenas explorados. Blanco del cañoneo enemigo, y vista la indefensión del buque, el comandante del Colón lo embarrancó en la desembocadura del río Turquino, a más de 48 millas [89 kilómetros] al oeste de la boca del puerto.
(*) Cuando fue hundido por su propia tripulación no había sufrido excesivos daños. Había sido botado el año anterior (1897). Era el único barco que podía, en principio, ponerse a salvo, al ser el más rápido de ambas flotas. Estuvo a punto de conseguirlo, pero al consumir todo el carbón de calidad, tuvo que emplear otro de menor poder calorífico; perdió velocidad y fue alcanzado por los acorazados enemigos. Su comandante decidió embarrancarlo a las 13,54 hrs.
Declara que del Plutón y el Furor se conservan, en el caso del primero, las calderas y otros elementos esparcidos a 18 metros de profundidad frente a la playa de Mar Verde, de donde se extrajeron hace pocos años proyectiles de diverso calibre aún sin explotar, y una brújula. El segundo está prácticamente sepultado entre unos cinco o diez metros de profundidad, aunque se observa aún bajo las aguas uno de los seis cañones que montaba. El Vizcaya, similar a los dos anteriores, embarrancó frente a la playa de Aserradero, a poca profundidad, y aunque es un amasijo de retorcidos hierros, le afloran a la superficie dos de sus cañones Hontoria. La posibilidad de que los restos de los barcos de la infortunada flota puedan ser extraídos algún día de su centenario lecho no debe ser descartada, pues constituyen un valioso trofeo de guerra que merece ocupar su lugar en algún museo sobre la historia de tan memorable contienda bélica.
Estoico y suicida:En la memoria de los pueblos que se vieron involucrados en el conflicto, quedará grabado con signos de holocausto el combate naval de aquel fatídico 3 de julio de 1898. Para tener una idea del sangriento episodio, es necesario recordar que después del arribo a Santiago de Cuba de la escuadra española, mandada por el Almirante Pascual Cervera, fue bloqueado el puerto por la escuadra norteamericana de Sampson y Schley, quedando -embotellada- la de Cervera. El hecho fijó el destino de la guerra y concurrió a fijar el teatro de esta en la ciudad de Santiago de Cuba. Luego de echar a pique un gran navío mercante en las cercanías de Punta Gorda, la escuadra norteamericana bombardeó violentamente las fortalezas del Morro y La Socapa, en la boca del puerto, sobre la que cayeron no menos de 8 mil proyectiles, sin grandes consecuencias. La acción se repitió el 15 de junio contra las defensas del puerto. Los españoles, a su vez, considerando difícil la situación de la plaza y creyendo no poder resistir un nuevo ataque, ordenaron desde La Habana al Almirante Cervera, intentar la ruptura del bloqueo naval. Este, convencido de la imposibilidad de lograrlo y de que el intento constituiría un verdadero suicidio, escribió al Ministro de Marina D. Segismundo Bermejo:
Con la conciencia tranquila voy al sacrificio, sin explicarme ese voto unánime de los generales de Marina que significa la desaprobación y censura de mis opiniones, lo cual implica la necesidad de que cualquiera de ellos me hubiera relevado.
La debacle:
En la mañana del 3 de julio, la escuadra fue puesta en movimiento. A la cabeza iban el crucero Infanta María Teresa (buque insignia); el Almirante Oquendo, Vizcaya y Cristóbal Colón. A unas 600 yardas de distancia entre sí, cerrando la marcha bastante retrasados, los contratorpederos Furor y Plutón. La defensa norteamericana aplicó un arco de círculo compuesto por cuatro acorazados, un crucero y un navío ligero armado, mientras el Oregón se dirigió a toda marcha hacia la boca del puerto, a fin de impedir la salida de los buques españoles, seguido del Indiana, en tanto que el Iowa se aproximaba al sur. Poco después, cuando el Infanta María Teresa había doblado para tomar rumbo oeste, los acorazados Oregón e Iowa comenzaron a cañonearlo, secundándolos minutos después el Texas y el Brooklyn. El crucero español soportó mucho más de un cuarto de hora un verdadero diluvio de proyectiles que lo dejaron inutilizado antes de ganar seis millas fuera del puerto. El Infanta María Teresa, insignia de Cervera, tenía 103,63 metros de eslora y 19,8 de manga, un blindaje de 60,5 milímetros en los costados, las torres y la cubierta, y componían su tripulación un capitán de navío y 497 hombres de dotación. Se embarrancó en las cercanías de Punta Cabrera y se encuentra hundido en sitio desconocido, desde que los norteamericanos intentaron llevárselo como trofeo de guerra. El Cristóbal Colón era el buque más rápido, pero no pudo escapar a la persecución de cuatro buques norteamericanos debido al pobre combustible y al deficiente estado de sus máquinas. De la suerte de los contratorpederos Plutón y Furorse sabe que el primero embarrancó tras ser partido en dos por un grueso proyectil, y el segundo fue echado a pique por el fuego de la artillería enemiga. Luego de cuatro horas de desigual enfrentamiento, terminó el combate naval que dejó un saldo de 475 bajas españolas (350 de ellas, muertos). Los norteamericanos, en cambio, sólo tuvieron un muerto y 3 heridos. Probablemente sea ésta la única acción en la historia de los combates navales en que un adversario resultó totalmente aniquilado, pues ninguna de las seis unidades de la infortunada escuadra española logró escapar. Con ella quedó sellada la suerte de la ciudad de Santiago de Cuba y así, la de la guerra. De hecho resultó liquidado el imperio colonial hispánico en tierras de Asia y América, para comenzar el neocolonialismo norteamericano en la mayor isla de Las Antillas.
Publicado por Habanera digital
Las tropas de Calixto García son relegadas tras la toma de Santiago:Cifras conservadoras estiman los fallecidos en la campaña que culminó con la toma de Santiago en alrededor de 600 por la parte española, 250 por la norteamericana y 100 por la cubana; en comparación con el monto total de las fuerzas contendientes, los cubanos aportaron el mayor número de víctimas. Gracias a Calixto García y sus hombres, Shafter (quien no era un general de amplias capacidades para el tipo de guerra que debía desarrollar) pudo cumplir la misión asignada. Sin embargo, la manera en que los cubanos serían tratados se puso de manifiesto con rapidez. Desde la suprema dirección de los Estados Unidos llegó la orden de impedir la entrada de Calixto y sus compañeros en la capital de Oriente, bajo el pretexto de "posibles represalias" por parte de los antillanos. Tamaña falta de respeto a la hidalguía y la seriedad combativa de los mambises tuvo una excelente respuesta en la carta que el general García le escribiera a Shafter, rechazando las valoraciones del gobierno supuestamente amigo. El Himno Nacional cubano, con 30 años heroicos de existencia, tampoco se escuchó en las calles de Santiago; en su lugar, se oyó su similar estadounidense. Muy rápidamente, los verdaderos móviles de la intervención en la guerra -ocupar y apoderarse de Cuba- se habían puesto de manifiesto por los funcionarios del Norte. (Oscar Loyola Vega)
Voladura del Maine (15 febrero 1898):El presidente McKinley, que había subido al poder en marzo del 1897, presionó al gobierno español con un cambio de embajador en Madrid y a través de la Nota Woodford (sep 1897). Quería que se aceptase su mediación y se suprimiese la reconcentración. El gobierno español comunicó al embajador la próxima sustitución de Weyler por el nuevo capitán general Ramón Blanco, con instrucciones de aplicar un régimen autonómico de amplia extensión. En enero de 1898 se produce en La Habana una pequeña manifestación contra la autonomía y en respaldo de Weyler frente a Blanco. El cónsul norteamericano Fitzhugh Lee cablegrafió a su país expresando su opinión de que la opción autonómica ofrecida por el gobierno español no prosperaría. Opinó que debía enviarse un acorazado a La Habana en previsión de ataques a estadounidenses y sus propiedades. A fines de enero llegó el Maine, buque de unas 6.700 toneladas de desplazamiento. Se encontraba en una extraña situación de visita de cortesía. No había sido invitado, requisito que marcaba la normativa vigente acordada. El 15 de febrero a las 9,45 horas de una oscura noche, explota misteriosamente y fallecen 226 hombres. Poco días antes se había publicado una carta del ministro español en Washington, Dupuy de Lome, al político Canalejas, en la que enjuiciaba con severidad a McKinley. Esta explosión accidental facilitó a McKinley la adopción de medidas extremas. Solicitó del Congreso su permiso para declarar la guerra a España, país que no deseaba la guerra y cuya dignidad imperial quedaría suprimida. El poder económico de España seguía siendo relevante en aquel momento. El valor internacional de mercado de la peseta superaba en mucho al dólar.
Extracto de "CUBA 98: LA VOLADURA DEL MAINE, ¿PROVOCACIÓN DE GUERRA?" Por Miguel Leal Cruz
[...] Son aún ilimitadas las conjeturas e hipótesis sobre este lamentable y más que misterioso hecho que afectó especialmente a la dignidad de aquella España, todavía imperial, y en claro provecho de un país en vías de gran desarrollo, en "el que todo vale" para conseguir su imparable avance sin importar los medios que, en atroz maquiavelismo, ya habían puesto en uso con su "madre patria" - la Gran Bretaña - a más de con indios americanos, franceses, españoles y mejicanos en su pasada reciente historia hacía el "destino manifiesto", uno de sus postulados máximos.
El misántropo y sesgado periodista artífice de lo que se llamaría "prensa amarilla", Willian Randolp Hearst, no aportó todos los datos conocidos antes de dejar sus numerosos y polémicos entramados periodísticos en el inexorable viaje al "más allá". Es claro que el Gobierno de los Estados Unidos y todo el conjunto de su entramada administración, a partir de la polémica actuación del general Weyler y especialmente ante la tardía concesión de la autonomía a Cuba, intuían la inminencia de una guerra contra España; pero para darle inicio se precisaba un elemento impactante que aglutinara la opinión pública americana: ¿La voladura del Maine? a través de rocambolesco ritual, especialmente periodístico, que obnubiló las conciencias de muchos americanos en aquellos momentos. La opinión actual, incluida la de intelectuales norteamericanos, es clara al respecto: "la extraña voladura del acorazado Maine, la noche del 15 de febrero de 1898 en el puerto de La Habana, fue probablemente preparada por los Estados Unidos en su desesperado propósito de participar en la guerra cubana en pro de sus muchos intereses en la isla, que la justificarían" -la prensa alemana, incluso alguna inglesa, nunca tenida en igual consideración, así lo consideraban-. Era necesario crear "un elemento justificador", que no retrasara por más tiempo la entrada de EE.UU. en la guerra, cuyo impasse actual creaba considerables pérdidas económicos a los intereses yanquis, y lo que es más contradictorio a los magnates españoles con intereses en Cuba. Elemento justificador para que la opinión pública americana terminara por aceptar la movilización de buena forma y como un "sacrificio" más para lograr aquel "destino más que manifiesto". Algunos acontecimientos de protagonismo, anterior y posterior lo corroboran:
[...] Peggy y Samuels, también norteamericanos, en el libro, Remembering the Maine, apuntan datos de los que entresacamos diferentes aspectos de la opinión americana, en diciembre de 1987, en que " algo imprevisible iba a suceder" y que "el barco iba a tener un fin violento e inesperado según predicción de adivinos y visionarios". Sigsbee, su capitán, recibió el mensaje, próximo a Florida, para dirigirse hacia el puerto de La Habana, y cuyo contenido exacto nunca se ha conocido, aunque el mismo escribirá un informe en 1899, lo que aún resulta sospechoso. Sin embargo no recibió el que había de remitir el cónsul Lee desde La Habana bajo la consigna "dos dólares", siendo este diplomático antiespañol el primer sorprendido. Añaden estos cronistas de los hechos que " España pide que se releve de su cargo en Cuba al cónsul general Lee que, a pesar de la solicitud, Mac Kinley no aceptó" y describe como Segsbee, sin compañía de Lee, estuvo en una corrida de toros en La Habana. El crucero español Alfonso XII no sufrió apenas daños - sólo en la arboladura -, los hubiera tenido de haber sido explosión externa, al igual que otro crucero español situado inmediatamente- El Legazpi- o el propio Ciudad de Washington, buque también americano, anclado muy próximo. Clara Barton fundadora de la Cruz Roja americana se hallaba en La Habana, como auxiliar en tareas de evacuación de heridos, lamentaba aquella hecatombe, en muertos y heridos, a la que no pudo dar explicación razonable. Añade que desde el puerto la gente gritaba "traen dinamita para volar barcos españoles pero les explota a ellos". "Uno de los oficiales el padre Chidwick alaba la prontitud de la ayuda humanitaria de los españoles en auxilio de los heridos y náufragos". Sin embargo otro oficial americano llamado Wainwreigth dijo "juro no pisaré territorio español hasta que el Maine sea vengado". El capitán del navío estaba convencido de que fue un accidente - aunque más tarde rectificó e insistía en explosión exterior entre otras cosas para salvar su propia responsabilidad- y sin embargo el cónsul Lee hablaba de un acto de "sabotaje"." Se intentó demostrar que el puerto de La Habana estaba minado" - absurdo por la cantidad de barcos españoles que entraban o salían-.
La prensa norteamericana:
Los periódicos británicos, The Times principalmente, imprimieron en primeras páginas en letras destacadas estar asombrados de las mentiras que publicaba la prensa norteamericana, punto de vista coincidente con el resto de la prensa europea, y algunos rotativos yanquis "objetivos", en aquellos momentos críticos para España. -Frente a esta total falta de ética profesional del Herald y Word, en irreverentes excesos, algunas voces americanas se significaron contra el típico estilo de Hearst, o contra su persona. Edwin Lawrence Gogki, director y propietario del Evening Post, fue una exepción. Días despues del siniestro se atrevió a escribir "nada tan desgraciado como el comportamiento de estos diarios, se refería a los de Hearst y al Word, se ha conocido jamás en la historia del periodismo de este país, con reproducción indebida de hechos, invención deliberada de cuentos calculados para excitar al público, a lo que añade la temeridad desenfrenada en la composición de titulares. Es una vergüenza pública que los hombres puedan hacer tanto daño con el objeto de vender más periódicos". Magnífica definición, del compatriota, al estilo usado por el llamado Jingonismo o patrioterismo, que confundido con la prensa amarilla, hundieron el Maine a través de una "coartada asesina". Datos estos muy reveladores. "La prensa conservadora norteamericana vio la presencia del buque escuela español Vizcaya en el puerto de Nueva York como un claro acto de que España y la administración oficial española, eran inocentes", sin embargo no se aceptó la solicitud de arbitraje internacional en el polémico asunto, según refleja con precisión Agustín Remesal.
El alferez Powelson, comisionado al respecto, dijo que fue una mina exterior, ya que la quilla estaba afectada hacia arriba, culpando a España o a agentes a su servicio, todo ello desvirtuado posteriormente. Los autores, Peggy y Samuels, a partir de la pág. 235 se preguntan ¿Por qué la historia debe absolver a España?. Creemos que por:
La prensa europea estaba a favor de las tesis españolas.
España no quería la guerra. Estados Unidos sí.
La quilla doblada en V invertida, no es argumento técnico suficiente, y difícil de atribuir, la explosión interior también pudo causar este efecto, como demostró en 1975, el Almirante Ricover, padre de los submarinos nucleares de EEUU. Se insiste en que la causa pudo proceder de explosión interior, combustión expontánea del carbón o incluso dinamita almacenada, puesto que en la armada americana existían numerosos precedentes, en los que se habían producido esta clase de combustiones, que por simpatía se extenderían a otras zonas con depósitos de municiones, produciendo explosiones similares a la que destruyó El Maine. Foner cita varios casos en buques como El New York, Oregón, Philadelphia, Boston, Cincinatti, Atlanta, y el Indianaque había sufrido siete combustiones lo cual constituía un récord y una magnífica argumentación en defensa de las tesis españolas.
Que de haber sido una explosión externa hubiera producido daños más importantes en los buques apareados al Maine, entre ellos el Alfonso XII y el Ciudad de Washington. Hubieran aparecido numerosos peces muertos en aguas de la bahía por la onda expansiva directa, máxime cuando en aquellos momentos los peces, incluso de gran tamaño, entraban en la bahía para devorar los desechos de la ciudad y de los buques anclados. Sobre ésto tienen conocimiento los pescadores canarios y muchos sabemos que la explosión ha de ser muy próxima a los peces para que estos resulten muertos -y nos los hubo como queda dicho-.
A lo que podemos añadir que en la investigación de 1911, en la que apenas variaron las conclusiones oficiales norteamericanas, y posteriormente en 1975 el Almirante Rickover, las cuadernas afectadas no coincidían.- error gravísimo, hoy- con el informe de 1898, oficial y que costó una guerra perjudicial, pero sobre todo demostraba "que una fuente interna fue la causa de la explosión", la más probable el calor de un incendio en la carbonera contigua a la que produjo la primera y más fuerte y sentencia, el padre de los submarinos nucleares y norteamericano de nacionalidad " casos como el del Maine han de ser examinados e investigados por gente cualificada y competente, y sus conclusiones han de presentarse completas y honradamente a los ciudadanos " , que son los destinatarios de los hechos públicos que les afectan -todo lo contrario de la conducta seguida en aquel verano de 1898-. La teoría de la mina española es por tanto absurda, por que sería el motivo deseado por EEUU para la Guerra, que España no quería ni deseaba, y que sabía perdería. Que pudieran haber sido los propios rebeldes cubanos, teoría muy defendida en los EEUU, no deja de tener base razonable, si bien no olvidemos que los cubanos temían la intervención americana, tal vez más, que la de los propios españoles.- Recordemos la Enmienda Teller, de la que el Congreso yanqui, siempre se arrepintió.-
Consideramos de suma importancia los informes del coronel José Paglieri de la Guardia Civil española y Jefe de la Policía de La Habana, así como los Inspectores Jefes de la Policía de Información, que apuntan posibilidades internas motivadas por accidente fortuito - eran frecuentes como queda dicho-. Y podrían haber sido muchas las causas que lo pudieran producir: ignición de gases acumulados en motores eléctricos, pinturas experimentales, recalentamiento de sistemas mecánicos, combustibles líquidos, munición, dinamita, detonadores. Pero también apuntaba el Jefe de La Policía habanera otras posibles causas, como la colocación de un artefacto explosivo dentro del barco, por persona de la misma tripulación - tan variopinta - o por persona visitante, ajena a la dotación del barco. ¿Quién pudiera ser el autor?. Podemos conjeturar que:
a) La mina podía haber sido situada por España o agentes a su servicio en el fondeadero, antes de que el Maine entrara,
b) Colocada por elementos ultras españoles incontrolados enojados por la visita del buque,
c) Por rebeldes cubanos,
d) Por filibusteros mercenarios americanos o periodistas- espías para precipitar el camino hacia la guerra -EL YATE DE HEARST ESTUVO ANCLADO EN LUGAR PRÓXIMO AL MAINE, HASTA CUATRO DÍAS ANTES DE LA VOLADURA A DONDE HABÍA LLEGADO DE FORMA EXTRAÑA E IMPREVISTA HASTA QUE FUE EXPULSADO POR FUERZAS DEL PROPIO PAGLIERI -
e) Pudo ser puesta "oficialmente" por los propios americanos, por igual argumento que en el apartado anterior, el más convincente para Paglieri.
Descifrarlo nos llevaría a nuevas conjeturas en la espiral de tantas argumentaciones. De todas formas en la prensa alemana de los días siguientes al suceso, se habla de un tal Agüero y de nueve cubanos pertenecientes a la Junta Revolucionaria Cubana de Nueva York, que habían recibido instrucciones por parte de anarquistas italianos, residentes en Estados Unidos, muy interesados en la causa cubana,- incluso en Europa los que asesinaron a Cánovas, a través de Angiolillo,se comprobó su relación y concomitancia con pro-cubanos en París y Londres- .Que el Vizcaya estaba a 4 días del puerto de Nueva York, en misión diplomática, y no obstante se personó en el citado puerto, demostrando con esta noble actitud la total imparcialidad de España, como queda dicho,en el misterioso y no esclarecido accidente. Las declaraciones de un marinero herido del Maine, recogidos en El Liberal, edición de Tenerife del día 7 de marzo, 1898, pag. 2. se lee
"Había sonado el toque de silencio, de pronto fueron derribados por una fuerte explosión que apagó el alumbrado eléctrico del buque. Se incorporó y salió por la toldilla comprobando que las llamas procedían de la proa. Salto al mar y al poco, otro espantoso, terrible ruido, que parecía iba a hacernos volar, y varios cuerpos que caían al agua".
Todas las versiones apuntaban a una explosión en una de las calderas para generar energía eléctrica, comunicando el incendio a la Santa Bárbara del buque y a los torpedos y dinamita almacenada en todo buque de guerra. No podemos descartar una previa explosión exterior inicial y con autoría humana, que provocó la siguiente y más grave en el pañol, y ¿quién?.- Repetimos hasta la saciedad. Sólo cuatro días antes el buque-yate de Hearstde sospechoso nombre "Bucanero", había permanecido muy próximo alMaine- Este elemento distorsionador llegó a escribir en sus propios periódicos "Mi lema es que mientras otros hablan mi Journal actúa, y nunca dio razones convincentes de la presencia suya y de su yate tan próximo al barco siniestrado, al que hizo numerosas fotos antes de levantar anclas, sólo menos de cien horas antes de la voladura. La versión americana explica su punto de vista: En los torpedos se habían efectuado limpieza la tarde anterior, pudiendo haber quedado mal colocados y en condiciones de un fácil y horroroso accidente. El propio comandante Sesbee en parte oficial dijo "que la opinión pública debe suspender todo juicio hasta conocer nuevos detalles". Según los informes el comandante estaba ausente del buque, otros que estaba en su cabina escribiendo a su esposa, e incluso que resultó herido, no obstante fueron sólo dos los oficiales -uno de color- fallecidos de los 34 en total que componían la tripulación, ausentes del buque, formada además por 370 marineros, que dormían resultando un total de 300 los desaparecidos, según algunas versiones de la prensa de la época, sumando los fallecidos por secuelas Foner en su excelente estudio sobre la guerra de Cuba, obra de consulta necesaria para investigadores, nos aporta más detalles para este controvertido y misterioso hecho. Unos pocos oficiales de marina rechazaban el incidente como accidental, señalando las medidas preventivas seguidas en la construcción de este tipo de buques, y por ello sugerían que un torpedo, mina, u otra máquina infernal había sido embarcada por "visitantes" en el puerto de La Habana - es cierto que muchachas jóvenes cubanas frecuentaban el buque a demanda de su tripulación, pudiera muy bien haber entrado una espía asesorada al efecto, para colocar la carga en el lugar y momento preciso-. o que fue colocada en las carboneras cuando el barco repostó en Key West, debidamente preparada para ser "puesta en funcionamiento", en el momento indicado, por agentes, de la propia tripulación, o por otros en el puerto de la Habana que tuvieran acceso.- un par de cartuchos de dinamita, eran suficientes para desencadenar la explosión posterior determinante- Es igualmente eximente, de responsabilidad hacia España, el pronto deseo de la administración española en la Isla, para que se conocieran las verdaderas causas, demasiado urgente según Remesal en su reciente libro "La Incógnita del Maine", que se contradice con la falta de cooperación del Gobierno norteamericano, que emitió otro dictamen y por tanto conclusiones opuestas. El tribunal, para justificar que la explosión no fue un accidente, adelantaron cuatro posibilidades, coincidentes con lo ya dicho. La primera y la más sugerida por todas las afirmaciones oficiales de la época es que el Gobierno español colocó la mina. Para contrapesar esta suposición está el hecho perjudicial que este hecho provocaría a España en su intento para evitar la guerra, que sabía no ganaría. Si bien, añadimos, no es descartable la acción de un grupo de españoles -o individualmente- resentidos o defraudados, que veían peligrar sus intereses económicos, en caso de caer Cuba en manos rebeldes, prefiriendo la presumible administración "yanqui", como "mal menor". La segunda es que oficiales subalternos españoles cometieran el crímen a instigación de Weyler, ya sin mando. Esto sería "suicida" para sus propios autores desde todo punto de vista y falto de coherencia y racionalidad suficiente, que además se hubiera sabido antes o después. Una tercera teoría sería la instigación de la prensa amarilla y del patrioterismo de Roosevelt, que incluso pagarían a agentes cubanos o a comandos ad hoc para el sabotaje. Esto nunca podrá ser descartado, por el excesivo interés de estos medios para que EEUU entrara en guerra con España, y en algunos momentos hablaron de "un pretexto de peso", antes de la voladura. El artículo firmado "Il Macai" en el Labour Leader británico habla de un accidente y si no " es más probable la autoría americana", con el fin preconcebido. Y existen otras especulaciones entre ellas las que manejan periodistas e historiadores norteamericanos que han estudiado este hecho. El 15 de febrero de 1910, el Evening Bulletín de Filadelfia, en el 12 aniversario, concluye que el Maine fue volado por los insurrectos cubanos a fin de implicar a los Estados Unidos en la guerra, ya que su causa flojeaba y se perdería la independencia de Cuba, a menos que fueran implicados en ella los norteaméricanos. Y es claro, como apuntan diversos historiadores que los rebeldes cubanos deseaban la intervención, pero con ciertos temores, de ahí la imposición de la Enmienda Teller a instigación de los cubanos en un momento determinado, y de la que siempre se arrepintieron los responsables de su concesión y aprobación en el Congreso USA. En contrapartida surgiría la "Enmienda Platts".
Nunca serán descartadas otras muchas hipótesis para determinar las causas verdaderas de aquella explosión preliminar que consideramos con autoría, y que todas las enciclopedias actuales no dejan de mencionar como "misteriosa" o en todo caso nunca totalmente esclarecida. Son tantas, como las posibilidades que los saboteadores tienen para burlar la vigilancia o control institucional, y así lo comprobamos en "el fenómeno del terrorismo actual", imposible de controlar o de erradicar desde sus mismas bases, por ese mismo aliado que les permite la premeditación y la actuación "desde la sombra", unido a la persistencia en virtud de objetivos ideológicos que les obliga moralmente para llevar a cabo "lo que sea". Estos sentimientos existían también en 1898 y posiblemente en mayor apasionamiento que ahora. Aquel país, hoy gran imperio económico, crisol de todo tipo de pueblos y étnias, guarda en su haber desde los mismos inicios del siglo, y hasta fechas actuales, un gran acerbo de elementos humanos cuya conducta paranoica o esquizofrénica queda plasmada en graves crímenes que constatamos en su variopinta historia hasta en hechos de protagonismo recientes en su propio país. La horca, la silla eléctrica, la cámara de gas o la inyección letal, son testigos mudos que presenciaron el último aliento de ese tipo de personas, cuya conducta patológica apuntamos... Es por todo ello que no podemos dejar como descartada aquella presumible premisa por la que una mano asesina dispuso, ordenó, permitió o actuó directamente en el acto que originó la tragedia del Maine y sus 266 muertos, aún aceptando que imprevisiblemente desconocieran a priori los resultados criminales del mismo en cuanto a muertos y heridos pero sí las consecuencias políticas que se cumplieron según las previsiones que tanto en medios de prensa, políticos, económicos o de opinión pública, anunciaban y exigían como algo inaplazable e irreversible: "un argumento de peso para la entrada de los Estados Unidos en la guerra de Cuba, aspecto considerado como necesario y como hecho evidente", para darle una solución definitiva, incluso por las propias autoridades españolas, que llegaron a desearla como mal menor. España acepta la guerra por dignidad y para salvar la Monarquía y el prestigio como potencia mundial, que aún era, aunque sabe que es una guerra perdida. Los norteamericanos llevan a cabo otro acto más de claro dominio imperialista a través de aquella política, mantenida hasta hoy, en actos claros y en diversos lugares de la geografía planetaria, aun considerando un claro deseo de paz mundial. Lo ocurrido en febrero de 1898 ocasionó la quiebra moral y de la dignidad de España en América, en cuantiosas pérdidas en hombres, material y dinero. Hoy, se intuye lo ocurrido al Maine, pero nada es totalmente probatorio. Las cosas parecen igual,-no para el autor de este artículo-, sin embargo debemos condenar a los EE.UU, por su abyecto proceder en incipiente imperialismo, y, por el contrario, ennoblecer la reacción laudatoria, consecuente y patriótica de España y de su gobierno liberal, a través de Sagasta y de la propia Reina Regente. No olvidemos que el propio presidente Mac Kinley, dudando si las potencias europeas pudieran ser contrarias a las intervenciones de Estados Unidos en el Caribe, o que pudieran proteger a la todavía "notable España", intentó un ultimátum final ofreciendo directamente a la Reina María Cristina la compra de la Isla de Cuba - y Puerto Rico - por TRESCIENTOS MILLONES DE DOLARES, reservando un millón para los intermediarios, operación no aceptada por prestigio, y sobre todo al temor que la situación pudiera derivar para la propia Monarquía y su previsible caída, ya afectada por partidos claramente republicanos, al igual que para el propio gobierno y status creado desde la Restauración.
Inestabilidad política y campañas populistas:
Queda claro que independiente de cuales fueran otro tipo de análisis de la propia Reina Regente o del propio gobierno liberal, un ultimátum de este "calado", de ser aceptado sólo podía tener como consecuencia la caída de la Monarquía, a más de peligrosa incidencia sobre las masas hambrientas, instigadas por elementos anarco-republicanos, en claros motines de subsistencias, que además pedían el cese de la costosa guerra, que constituía otro "tercero en discordia": el Ejército dividido y próximo al enfrentamiento civil. Hoy se hubiera utilizado otro tipo de actuaciones especialmente diplomáticas, más acorde con los intereses, más todo incidió en acordar una paz honrosa que salvara la Monarquía Española. El Gobierno y La Reina a la cabeza, en aquellos trágicos momentos, dieron cuenta pormenorizadamente a toda la clase política de la situación creada , que naturalmente fue participado a la prensa. En las consultas llevadas a cabo se acordaron consensos que conducían a la guerra irremediable, por el partido liberal y apoyo sin límites del partido conservador. El rechazo de la apetecida compra por los Estados Unidos encendió nuevamente el optimismo propio del pueblo español y su orgullo en medio de manifestaciones populares en la península que exigían la guerra contra el "sucio cerdo yanqui", con el apoyo moral de cierta prensa española que escribía eslóganes de variado optimismo como "que la flota española era superior a la americana", al igual que el valor español, probado en Europa y América. A todo esto añadimos la voluntad del clero que hizo ver esta guerra como cruzada santa- el padre Carpena en encendida oratoria en las Iglesias madrileñas, comparaba a las llevadas a cabo contra moros e infieles-, todo ello unido a una intensa y gigantesca operación demagógica, superior o igual a la llevaba a cabo, paralelamente, en los Estados Unidos, sobre el más que seguro enfrentamiento, con el colosal Tío Sam.
Lo que sigue es lo que ha venido en llamarse "El desastre del 98", tópico utilizado para la llamada "regeneración" y de paso corregir errores y paliar aquel orgullo decimonónico español. Derrotadas las dos flotas de la desvencijada escuadra española, enviadas al holocausto, en aras de aquellos acuerdos tomados con error, dejando desamparadas las costas de la propia península, Baleares y Canarias, perdidas en Cavite -1 de mayo- y Santiago -3 de julio-; desembarcadas las tropas americanas en oriente de Cuba, las semanas siguientes de aquel "calvario" fueron angustiosas para el Gobierno de Madrid. Por otra parte se apreciaba el aislamiento internacional por lo irreversible de los hechos, temiéndose otros frentes, sospechándose y así se comprobó el plan de Roosevelt para atacar las costas españolas e incluso la ocupación de Islas Canarias por una flota norteamericana, que pudo ser abortada por la pronta intervención diplomática de los ingleses en defensa de sus grandes intereses en estas Islas, especialmente en Tenerife y Gran Canaria. Esto llegó a asustar a Madrid más que ninguna otra circunstancia de la entramada situación del momento, puesto que perder estas maravillosas posesiones hubiera significado la "derrota total". La rendición de Santiago de Cuba, una vez sacrificada una escuadra para blanco fácil de los poderosos cañones de la flota americana que formaba semicírculo a la salida de la bahía santiaguera. - en acto claramente incomprensible-, dio lugar a que el Almirante Cervera rindiera lo que quedaba del desastre, siendo ésta la señal esperada y deseada por el Gobierno de Madrid, para salir de aquella difícil situación y como así estaba tenía previsto. España decreta la suspensión de las garantías constitucionales el 14 de julio de aquel fatídico año, cuyo centenario tuvo lugar hace muy poco, y se dispuso a emprender las negociaciones para la paz. No deja de ser una actitud gloriosa , a pesar de todo, cual era salvar unos símbolos y el orgullo y dignidad de antaño, hoy nuevamente puestas en juego por el acoso terrorista. (Miguel Leal Cruz)
El equipo de baseball:Entre los fallecidos estaba casi completo un equipo victorioso de béisbol. Integrado por jóvenes marineros, la estrella del team era el pitcher negro William Lambert, un fogonero oriundo de Hampton, Virginia, quien poseía buena velocidad, una excelente curva y gran control. En un ambiente de confraternidad racial impensable en los torneos oficiales de Grandes Ligas y guiados por Lambert, el equipo del Maine había ganado el campeonato naval de béisbol de la marina estadounidense, derrotando 18 a 3 al conjunto del USS Marblehead, en diciembre de 1897, apenas tres meses antes de la catástrofe. El torneo se celebró en Cayo Hueso, donde el navío recibió la orden de dirigirse a la Isla, y allí abandonaron a la cabra que era mascota del equipo, única sobreviviente junto al jugador John H. Bloomer. Se sabe que otro de los peloteros del barco,C. H. Newton, había hecho el toque reglamentario para apagar las luces, como era habitual, a las 9 y 10 de la noche. Media hora después solo quedaría del conjunto campeón su última fotografía, en la que miran serenos a la cámara y el pitcher negro aprieta en su mano izquierda una blanca pelota. Me gustaría pensar que de no haber ocurrido la explosión, quizás el domingo siguiente los peloteros del Maine hubieran podido bajar a tierra y disputar un partido de exhibición contra una novena local, como se hizo frecuente después durante el periodo de ocupación militar, y los Estados Unidos no hubieran tenido entonces el pretexto que buscaban para iniciar la guerra contra España. Me gustaría imaginar que tal vez un juego de pelota habría cambiado la historia. (Félix Julio Alfonso López)
Reacción de los intelectuales:
La desmesurada reacción de las élites, interpretando en términos colectivos y raciales lo que no era sino un fracaso del Estado, se entiende también por las circunstancias hasta aquí expuestas. Por un lado, por el proceso nacionalizador, que a ellos, las élites escolarizadas, sí les había afectado. Por otro, entre los intelectuales de mayor entidad, porque esta crisis nacional coincidió con la del racionalismo progresista que había dominado todo el XIX. De ahí los disparatados planteamientos de un Ganivet, que equipara el problema de España al dogma de la Inmaculada Concepción de María, o las soluciones políticas arbitristas, autoritarias y melodramáticas que tantos otros proponen para regenerar el país. En definitiva, no hay que olvidar que, pese a que apelaran tanto a la modernización o europeización de España, ni siquiera eran unos intelectuales en contacto con el mundo moderno, exceptuando quizás los terrenos estéticos. No conocían el mundo industrial, sino que procedían de clases medias provincianas, básicamente de rentas agrarias, y no sentían afición por los problemas económicos ni por los científicos o técnicos. Sus mayores creaciones fueron literarias, en general a partir de la fusión de la crisis nacional con su crisis de conciencia individual. La complicada reacción posterior al 98 fue decisiva para la España del siglo XX. La derrota cubana suscitó una crisis gravísima, no de tipo económico ni político inmediato, sino de conciencia. Todas las fuerzas políticas, y el conjunto de la opinión, se convencieron de que eran inevitables profundas reformas para "regenerar" al país, un término que, desde luego, significaba cosas muy diferentes para los diversos sectores o fuerzas políticas. Tras unos años de desconcierto, aquellas propuestas complicadas, críticas y contradictorias de la generación del 98 se fueron viendo sustituídas por un "casticismo" más sencillo y optimista. (Alvarez Junto).
Militares:
El descalabro de 1898 produjo una gran sacudida dentro del ejército. A la caza de culpables de la pérdida colonial, los militares responsabilizaron a los políticos por no haber satisfecho a tiempo las demandas de material bélico. Aunque hubo ruido de sables y rumores de golpes de fuerza, todo quedó en desahogo de cuarto de banderas porque la milicia bastante hacía con estarse quieta después de volver derrotada de la guerra. No parecía el mejor momento para exhibir su vocación de salvadora de la patria, cuando en media España aleteaba un irrefrenable rumor antimilitarista. Si Cánovas había conseguido contener a los militares en sus cuarteles, la conciencia crítica del Desastre debería alejarlos definitivamente de cualquier tentación de pronunciamiento. A partir de ahora se especializarían en la defensa del orden público, el centralismo y la corona.
Atenuación transitoria de la intromisión militar en la política:
La campaña de responsabilidades, que se desató tras la derrota, reforzó en una parte del ejército su hostilidad hacia la política y en concreto hacia la política liberal y pluripartidista, concebida como sinónimo de corrupción y decadencia, sentimientos que estarían en la raíz del nuevo intervencionismo militar desplegado a partir de los años veinte. A su vez, la España liberal, antes profundamente nacionalista, empezaría a mirar con sospecha todo arrebato patriótico y muchas de las invocaciones nacionales como si obedecieran a deseos de intromisión en la política. Tal vez, de ahí proceda la reticencia de la izquierda en España a hacer una simple profesión de fe nacional. (García de Cortázar)
La monarquía no resulta malparada:
El régimen de la Restauración no se tambaleó ni se desprestigió, sobre todo si se compara la situación española con lo que ocurrió en otros países cuando tuvieron sus noventa y ocho [derrota de Francia ante Prusia y expulsión de Africa, subordinación de Portugal al Imperio Británico, victoria japonesa sobre Rusia (1905)]. Por ejemplo Francia, que despuñes de su derrota militar de 1870 cambió de régimen. En España no ocurre nada de eso, la monarquía sólo empezó a perder clientes en abundancia , pasada la primera década del s.XX. Los gobiernos de la regencia de María Cristina resolvieron bastante bien la crisis inmediata del 98 y no hubo tampoco, por muy intensa que fuera la reflexión sobre España, un nacionalismo español de masas a diferencia de lo ocurrido en Francia o Italia.
En los albores del Desastre de 1898, Cánovas creyó que no era necesario derramar lágrimas por la pérdida de las colonias americanas. España ya había perdido el rumbo desde el siglo XVII, "desviada del curso general de las ideas europeas". Sin embargo, no todos tenían la capacidad de contemplar la tragedia con tanta ecuanimidad. Después de 1898, los españoles vieron que el sueño que una vez habían abrigado sus mentes, ese sueño que había nacido trescientos años atrás mediante la imagen de tres pequeñas embarcaciones que se habían aventurado valientemente a cruzar el océano y que habían traído un mundo completamente nuevo al ámbito de la civilización hispánica, se había reducido a polvo y cenizas. América puede haber sido una influencia negativa, pero al menos había ofrecido gloria y dignidad. Ahora ya no quedaba nada de eso. (H.Kamen)
Confrontado con la repatriación de capitales coloniales que se completa en 1898, el sistema financiero español revive y se dispone a inaugurar una época espléndida. Así, al tiempo que crecía la preocupación del gobierno por los síntomas inflacionistas inherentes a la llegada de dinero, la euforia se apodera del corazón bursátil de Madrid y Bilbao. La inyección monetaria fue tan grande que apenas pudieron absorberla las fundaciones bancarias.
Más que una respuesta aislada y pesimista, el 98 es una reacción provechosa, pues para redimir las culpas de la derrota, los españoles no se pusieron el silicio retrospèctivo sino que intentaron imitar a quien le castigaba, de tal forma que el mundo euroatlántico se convirtió en el ejemploa seguir. (García de Cortázar)
Texto completo de la Enmienda Platt (1902):
Que en cumplimiento de la declaración contenida en la resolución conjunta aprobada en 20 de abril de mil ochocientos noventa y ocho, intitulada Para el reconocimiento de la independencia del pueblo cubano, exigiendo que el gobierno de España renuncie a su autoridad y gobierno en la isla de Cuba, y retire sus fuerzas terrestres y marítimas de Cuba y de las aguas de Cuba y ordenando al presidente de los Estados Unidos que haga uso de la fuerza en tierra y mar de los EE.UU. para llevar a efecto estas resoluciones, el presidente por la presente, queda autorizado para dejar el gobierno y control de dicha isla a su pueblo, tan pronto como se haya establecido en esa isla un gobierno bajo una constitución, en la cual, como parte de la misma, o en una ordenanza agregada a ella se definan las futuras relaciones entre Cuba y los EE.UU. sustancialmente como sigue: 1) Que el gobierno de Cuba nunca celebrará con ningún poder o poderes extranjeros ningún tratado u otro convenio que pueda menoscabar o tienda a menoscabar la independencia de Cuba ni en manera alguna autorice o permita a ningún poder o poderes extranjeros, obtener por colonización o para propósitos militares o navales, o de otra manera, asiento en o control sobre ninguna porción de dicha isla. 2) Que dicho gobierno no asumirá o contraerá ninguna deuda pública para el pago de cuyos intereses y amortización definitiva después de cubiertos los gastos corrientes del gobierno, resulten inadecuados los ingresos ordinarios. 3) Que el gobierno de Cuba considere que los Estados Unidos pueden ejercitar el derecho de intervenir para la conservación de la independencia cubana, el mantenimiento de un gobierno adecuado para la protección de vidas, propiedad y libertad individual y para cumplir las obligaciones que, con respecto a Cuba, han sido impuestas a los EE.UU. por el Tratado de París y que deben ahora ser asumidas y cumplidas por el gobierno de Cuba. 4) Que todos los actos realizados por los Estados Unidos en Cuba durante su ocupación militar, sean tenidos por válidos, ratificados y que todos los derechos legalmente adquiridos en virtud de ellos, sean mantenidos y protegidos. 5) Que el gobierno de Cuba ejecutará, y en cuanto fuese necesario cumplirá, los planes ya hechos y otros que mutuamente se convengan para el saneamiento de las poblaciones de la isla, con el fin de evitar el desarrollo de enfermedades epidémicas e infecciosas, protegiendo así al pueblo y al comercio de Cuba, lo mismo que al comercio y al pueblo de los puertos del Sur de los EE.UU. 6) Que las isla de Pinos será omitida de los límites de Cuba propuestos por la constitución, dejándose para un futuro arreglo por tratado la propiedad de la misma. 7) Que para poner en condiciones a los EE.UU. de mantener la independencia de Cuba y proteger al pueblo de la misma, así como para su propia defensa, el gobierno de Cuba venderá o arerrendará a los EE.UU. las tierras necesarias para carboneras o estaciones navales en ciertos puntos determinados que se convendrán con el presidente de los EE.UU. 8) Que para mayor seguridad en lo futuro, el gobierno de Cuba insertará las anteriores disposiciones en un tratado permanente con los Estados Unidos.