Donald Trump da un giro total y se declara "indignado" por el "atroz ataque" al Capitolio de EEUU
Los líderes del Congreso exigen la inhabilitación del presidente o su 'impeachment' a 12 días de su salida de la Casa Blanca. El Legislativo confirma a Biden, mientras su antecesor promete ahora "una transición ordenada". Se confirma la muerte de un policía durante el asalto
Trump junto al vicepresidente Mike Pence en la Casa Blanca.
EEUU
Trump reconoce su derrota y dice a sus seguidores que "pagarán" por su asalto al Capitolio
El Congreso de EEUU ratifica la victoria de Joe Biden y Donald Trump promete una "transición ordenada"
Asalto al Capitolio de los EEUU: ¿Cómo se ha llegado hasta aquí?
Última hora Asalto al Capitolio de EEUU, en directo
Crónica Cuatro muertos y 52 detenidos en el asalto de los seguidores de Donald Trump al Capitolio de EEUU
Editorial Así mueren las democracias
Protagonistas Cuando un miembro de Qanon disfrazado de bisonte presidió el Senado de Estados Unidos
El mandatario saliente de EEUU, Donald Trump, reconoció este jueves por primera vez explícitamente su derrota en las elecciones de noviembre, al afirmar en un vídeo que "una nueva Administración será investida el 20 de enero", la del presidente electo, el demócrata Joe Biden.
En ese vídeo, también emitió lo más parecido a una condena del asalto al Capitolio al asegurar que aquellos seguidores suyos que irrumpieron en el Legislativo la víspera "no representan" al país y "pagarán por ello" si cometieron crímenes.
Tras el asalto al Capitolio y la ratificación de los resultados electorales que dan la victoria a Joe Biden, la presidenta de la Cámara de Representantes -cuyo despacho se vio usurpado por los manifestantes-, Nancy Pelosi, se ha mostrado clara y rotunda: "El Congreso someterá a Trump a un impeachment si no se aplica la enmienda 25". La demócrata hizo referencia a esta decisión si el vicepresidente, Mike Pence, no toma él mismo la decisión de invocarla. La destitución "es una urgencia de suma importancia".
Pelosi ha sido la 'piedra en el zapato' para Trump durante sus intentos pasados de sacar del poder a Donald Trump y, aunque no lo logró en el pasado, ahora vuelve a la carga. Al presidente saliente le acusó de ser "una persona muy peligrosa" que no debería continuar en su puesto.
Pelosi ha añadido que aquellos que asaltaron el Capitolio son "terroristas". También ha pedido la destitución del jefe de policía por los altercados del miércoles.
Pence y Pelosi, en la ratificación de la victoria de Biden.
LA RATIFICACIÓN
El líder republicano del Senado, Mitch McConnell, tenía prisa. Nunca quiso que los senadores de ese partido cuestionaran el resultado de las elecciones el 6 de enero, en lo que habitualmente es un trámite en el que simplemente se ratifican los resultados de las elecciones. Y menos aún después de que el Legislativo de Estados Unidos fuera asaltado por una masa de seguidores de Donald Trump.
Así que ha usado todas sus herramientas de procedimiento, que son enormes, para cerrar el debate sobre las elecciones. Redujo al máximo los tiempos de intervención. Y consiguió que, en vez de seis estados, solo se cuestionara la validez en tres de ellos: Arizona, Georgia, y Pennsylvania. No solo fue McConnell. El hecho de que el Congreso (que en EEUU es como se llama al Legislativo, formado por el Senado y por la Cámara de Representantes) hubiera sido asaltado redujo de 14 a seis el número de senadores dispuestos a apoyar el cuestionamiento de los resultados electorales. Finalmente, en una muestra de que esto era un acto de cara a la galería, la senadora Kelly Loffler retiró su objeción de Georgia. El lunes, Loeffler había perdido la reelección en ese estado.
El resultado es que el debate, que había comenzado a las 8 de la tarde, hora de Washington, terminó a la una y cuarto de la madrugada. En el Senado, solo seis senadores votaron a favor del cuestionamiento en Arizona, y siete en Pennsylvania. En la Cámara de Representantes, 121 respaldaron las objeciones en Arizona. La votación de Pennsylvania tampoco salió adelante. Pero eso ya era irrelevante. El Congreso ha ratificado la victoria electoral de Joe Biden en una jornada negra para la democracia de Estados Unidos.
"TRANSICIÓN ORDENADA"
El presidente saliente estadounidense, Donald Trump, acabó aceptando que su Presidencia será de un solo mandato y prometió una "transición ordenada", tras conocerse la ratificación del Congreso del mandatario electo Joe Biden.
"A pesar de que estoy totalmente en desacuerdo con el resultado de las elecciones, y los hechos están de mi lado, sin embargo, habrá una transición ordenada el 20 de enero", dijo Trump en un comunicado distribuido en Twitter por uno de sus principales asesores, Dan Scavino, informa Efe. "Siempre he dicho que continuaríamos nuestra lucha para asegurar que solo se contaban los votos legales. ¡Aunque esto representa el fin del mejor primer mandato en la historia presidencial, solo es el comienzo de nuestra lucha para Hacer a Estados Unidos Grande de Nuevo!", añadió, citando su lema electoral.
La reacción de Trump llegó a través de Scavino porque la cuenta de Twitter del propio presidente saliente está suspendida temporalmente, debido a unos mensajes en los que el mandatario justificó el asalto al Capitolio por parte de sus simpatizantes. A pesar de todo, Trump no llegó a reconocer la derrota en el citado texto, pero sí aceptó su marcha.
Más en El Mundo
El vicepresidente estadounidense, Mike Pence, que presidía la sesión y al que Trump había eludido anteriormente para conseguir que no ratificara los resultados, declaró en la sesión que la ratificación del Congreso debía considerarse "suficiente" para aceptar la elección de Biden.
Pence puso así fin a una sesión que comenzó a primera hora de la tarde del miércoles y quedó interrumpida por el extraordinario asalto al Capitolio de los seguidores del presidente Donald Trump, un asedio que duró casi cuatro horas y se saldó con cuatro muertos, 14 policías heridos y al menos 52 detenidos.
Donald Trump ha necesitado treinta horas para condenar el ataque llevado a cabo por sus propios seguidores al Capitolio, el edificio que alberga al Legislativo de Estados Unidos, cuando éste estaba ratificando el resultado de las elecciones de noviembre, que ganó el candidato de la oposición, Joe Biden.
El presidente lo ha hecho en un vídeo colgado en la red social Twitter después de que ésta levantara el bloqueo de 12 horas que le había impuesto por "la violenta situación sin precedentes en Washington" que habían creado sus palabras en el mitin previo al asalto al Congreso y sus 'tuits' durante el ataque. En el vídeo, el presidente de Estados Unidos se declara "indignado" por el "atroz ataque Capitolio", y por la "anarquía, violencia, y caos" causado por varios miles de manifestantes que irrumpieron en el edificio y llevaron a cabo actos vandálicos en su interior. En los disturbios, calificados por el ex presidente republicano George W. Bush y por el presidente entrante Joe Biden de "insurrección" murieron cinco personas, ya que pocos minutos después de que Trump dejara su mensaje en Twitter se anunció el fallecimiento de un policía por las heridas sufridas durante el asalto.
En el vídeo, Trump reconoce también por primera vez que "un nuevo Gobierno será investido el 20 de enero", la fecha establecida para el traspaso de poderes en Estados Unidos. Las declaraciones del presidente han llegado justo cuando la Fiscalía de Estados Unidos ha abierto una investigación para determinar si Trump puede ser acusado formalmente de incitación a la violencia. La turbamulta asaltó el Capitolio después de que el presidente se dirigiera a decenas de miles de seguidores concentrados junto al edifico y les dijera que "tenéis que ir al Capitolio" porque "nunca podréis recuperar nuestro país si sois débiles". En el mitin, Trump volvió a llamar a Joe Biden "presidente ilegítimo", y reiteró que no acepta los resultados de los comicios a pesar de que, de los más de 80 recursos legales presentados alegando fraude electoral presentados por su equipo, la Justicia no le ha dado la razón en ninguno.
El súbito giro de Trump no parece haber cambiado sin embargo la actitud de la oposición demócrata, que controla la Cámara de Representantes y en los próximos días se hará con el poder en el Senado y en la Casa Blanca. La posición demócrata es clara: o el gabinete, encabezado por el vicepresidente, Mike Pence, inicia los trámites para destituir al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, o el Congreso de ese país lo hará. Así de claro se expresó la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, en una comparecencia pública ayer.
Las declaraciones de Pelosi coinciden con las del líder demócrata en el Senado, Chuck Schumer, que dos horas antes había calificado el asalto al Capitolio de "insurrección contra Estados Unidos incitada por el presidente" y afirmado que Trump "no debe ejercer el cargo un día más". El presidente electo, Joe Biden, cuya victoria en las urnas fue ratificada por el Congreso después del asalto, se había negado poco antes a hablar de la Vigésimo Quinta Enmienda "por ahora".
Las declaraciones de Pelosi y Schumer abren una situación política inédita en Estados Unidos, acaso como corresponda al que ha sido el primer asalto al Capitolio -el edificio que alberga el Congreso de Estados Unidos- desde que el Ejército británico lo incendió hace 206 años. Si Trump es sometido a la Vigésimo Segunda Enmienda de la Constitución, será el primer presidente que sufra esa humillación política e institucional. En el caso de que fuera inhabilitado por ese procedimiento, lo que exige el respaldo de su gabinete y de una amplia mayoría del Congreso, entrará en la Historia estadounidense por la puerta de la ignominia. Esa opción, sin embargo, parece poco probable: el proceso debería ser iniciado por el vicepresidente, Mike Pence - a quien Trump calificó de "cobarde" antes del asalto del Capitolio, por su negativa a la exigencia del presidente de que violara la ley y no aceptara el resultado electoral -, y éste parece poco o nada inclinado a hacerlo.
Pero, si Trump es sometido a un 'impeachment', también marcará un récord. Será el primer jefe del Estado y del Gobierno que recibe un voto de 'no confianza' dos veces - y ambas en su primer mandato, ya que la primera fue hace justo un año, por el 'Ucraniagate'-. En el caso de que finalmente el Senado acordara cesarle, se trataría de la primera vez en la Historia de EEUU en que el Legislativo echa al jefe del Estado y del Gobierno. Sea como sea, Donald Trump ya ha entrado en la Historia, aunque no por la puerta grande. Todo, acompañado de un toque surrealista, dado que se trataría de un 'cese exprés', toda vez que a Trump le quedan en la Casa Blanca trece días.
Por el momento, todas las opciones parecen abiertas. Según los medios de comunicación estadounidenses, la invocación de la Vigésimo Quinta Enmienda ha sido planteada por varios miembros del gabinete de Trump. Otros legisladores -demócratas en su mayoría, aunque también hay algunos republicanos- han empezado a circular borradores para un 'impeachment' que debería concluir con la destitución de Trump, a la que han añadido la prohibición explícita de que vuelva ejercer cargos públicos. Acaso lo más llamativo del debate es que, hasta la fecha, ningún republicano ha rechazado ninguna de las dos opciones. Aun así, Trump tiene una tremenda popularidad entre su base. Una encuesta online de la empresa YouGov llevada a cabo el martes, poco después del asalto al Congreso, revelaba que el 45% de los votantes republicanos y el 20% de los ciudadanos apoyaban la acción.
Entretanto, el presidente está manteniendo un perfil muy bajo después de las imágenes de violencia y devastación en el Capitolio. En la madrugada de hoy, pocos minutos después de que el Congreso ratificara la victoria electoral de Joe Biden en las elecciones del 3 de noviembre, el asesor del presidente Dan Scavino colgó un mensaje en la red social Twitter en el que Trump declaraba que "aunque estoy en total desacuerdo con el resultado de las elecciones, y los hechos están de mi parte, habrá una transferencia ordenada de poder el 20 de enero". Trump no pudo poner el mensaje en su propia cuenta porque
Al margen de eso, el jefe de Estado y del Gobierno de EEUU no tuvo agenda pública. Y no parece que vaya a tenerla hasta, por lo menos, el lunes. Todo lo que trascendió de sus actividades fue la entrega de la Medalla Presidencial de la Libertad a tres deportistas, y una breve alocución telefónica al Comité Nacional Republicano en la que no mencionó el asalto del martes, que se ha saldado con cuatro muertos, uno de ellos por arma de fuego. Otro mensaje por vídeo, también al Comité Nacional Republicano ha sido cancelado. El viernes el presidente va con su esposa Melania a su residencia oficial de fin de semana en Camp David, en el estado de Maryland.
Más en El Mundo
Trump, así pues, parece aislado. El peso de las decisiones en Estados Unidos aparentemente corre a cargo del vicepresidente, Mike Pence, en coordinación con varios miembros del gabinete y de los líderes, demócratas y republicanos, del Congreso. El presidente, además, está asistiendo a una cascada de dimisiones de cargos intermedios de su equipo. Las más relevante es la de la secretaria de Transporte, Elaine Chao, que es además la esposa del líder republicano del Senado, Mitch McConnell. La alianza entre McConnell y Trump, motivada por el pragmatismo y la necesidad de apoyo mutua, ha saltado por los aires en los últimos días, en un ejemplo dramático de la guerra civil que vive el Partido Republicano entre el ala que lo controla y el sector proTrump. También es significativa la dimisión del subdirector del Consejo de Seguridad Nacional, el ex periodista del 'Wall Street Journal' Matt Pottinger, prácticamente el único alto cargo de EEUU que hace un año dio la voz de alarma sobre la gravedad del Covid-19, en un momento en el que China ocultaba gran parte de la información sobre la pandemia. A última hora de la noche de ayer (madrugada de hoy en España) el diario 'Wall Street Journal' informaba de la dimisión de la secretaria de Educación, Betsy DeVos, hermana del fundador de las empresas de mercenarios Blackwater, que luego cambió su nombre por el de Xe y ahora se llama Academi.
Esas dimisiones revelan que Trump se ha convertido en un apestado para muchos republicanos. Su propio ex fiscal general hasta hace 12 días, Bill Barr, uno de sus más estrechos colaboradores, ha calificado la actitud de Trump de "traición" de la Presidencia, y le ha acusado de "orquestar" el asalto al Congreso. Igualmente espectacular ha sido el cambio de actitud del senador republicano por Carolina del Sur, Lindsey Graham, que, tras ser uno de los mayores defensores de Trump durante cuatro años, afirmó en el Senado que "Trump y yo hemos tenido un viaje genial juntos, pero es suficiente", apoyó la elección de Biden, y afirmó que "Joe es mi amigo".