Las virtudes del estudio

Aplicaciones educativas, 20 marzo 2008

Las virtudes del estudio

Arturo Ramo García

Los padres pueden ayudar en el estudio de los hijos, pero en última instancia son éstos los auténticos protagonistas del aprendizaje.

El aprender o dominar un tema en profundidad cuesta esfuerzo. Estudiar es esforzarse (los romanos llamaban al esfuerzo studium). En esta actividad no sólo se ejercita el entendimiento, sino también la voluntad. Juan Pablo II decía que “el intelecto no puede perseverar en solitario en la búsqueda de la verdad —especialmente cuando se trata de verdades morales— si no está constantemente sostenido por la voluntad. No se encuentra la verdad si no se la ama: y el amor es acto de la voluntad.”

Hay ocasiones que el estudio de una asignatura es placentero y se siente una inclinación favorable en la búsqueda del saber. Pero en otras muchas ocasiones se encuentran resistencias y dificultades que se oponen a la conquista del saber. Ante estas resistencias cabe la educación de la voluntad y la adquisición de las virtudes que están directamente relacionadas con la adquisición de saberes. Entre estas virtudes destacamos la esperanza, la magnanimidad, la docilidad y la estudiósitas.

1. El estudiante necesita la esperanza o confianza en lograr los aprendizajes propuestos, teniendo en cuenta que el saber es una conquista personal de verdades no evidentes.

2. La magnanimidad le lleva a tener ilusión por alcanzar metas altas. Es la grandeza y elevación de ánimo para continuar en el esfuerzo.

3. Con la docilidad, el estudiante sigue las indicaciones de los padres, de los profesores y de la propia materia de estudio.

4. La estudiósitas es la virtud más directamente relacionada con el estudio. Millán Puelles dice que “es la virtud que refrena el apetito inmoderado de saber, pero también, aunque de modo accidental, la que se sobrepone al deseo natural de evitar las molestias que la adquisición del saber lleva consigo.”

Los estudiantes han de superar las molestias inevitables del estudio esforzándose por:

- Empezar a estudiar en el momento convenido.

- No confundir el estudio con una lectura superficial del tema.

- Evitar las interrupciones innecesarias en el tiempo de estudio, perseverando durante tiempos largos sobre el libro.

- No saltar de una hoja a otra sin profundizar en ninguna.

- Perseverar en el esfuerzo cuando cuesta entender una idea o resolver un problema.

- Evitar estudiar con música, sobre todo si es vocal y estridente. Se desaconseja radicalmente estudiar con el televisor encendido.

La estudiósitas equivale a mirar las cosas despacio, es aguantar con una idea o un problema hasta dar con la respuesta o con la solución exacta del problema. Son necesarias la paciencia, la precisión y la perseverancia, que además de favorecer el estudio, fortalecen la voluntad de la persona.

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