El concepto

Texto 3: qué es y para qué sirve un concepto

Artículo 2. Las especies inteligibles abstraídas de las imágenes, ¿se relacionan o no se relacionan con nuestro entendimiento como objeto?

Solución. Hay que decir: Algunos sostuvieron que nuestras facultades cognoscitivas no conocen más que las propias afecciones. Por ejemplo, que el sentido no conoce más que la alteración de su órgano. En este supuesto, el entendimiento no entendería más que su propia alteración, es decir, la especie inteligible (el concepto) recibida en él. Según esto, son estas especies (los conceptos) lo que el entendimiento conoce.

Pero esta opinión es evidentemente falsa por dos razones. 1) Primera, porque los objetos que entendemos son los mismos que constituyen las ciencias. Así, pues, si solamente entendiésemos las especies (las ideas o conceptos) presentes en el alma, se seguiría que ninguna ciencia trataría sobre las realidades exteriores al alma, sino sólo sobre las especies inteligibles (las ideas o conceptos) que hay en ella. Así, los platónicos sostenían que todas las ciencias tratan sobre las ideas, entendidas en acto. 2) Segunda, porque se seguiría el error de los antiguos, que afirmaban que es verdadero todo lo aparente. Así, lo contradictorio sería simultáneamente verdadero. Pues si una potencia no conoce más que su propia impresión, solamente de ella juzga. Ahora bien, lo que una cosa parece, depende del modo como es alterada la potencia cognoscitiva. Por lo tanto, el juicio de la potencia cognoscitiva tendría siempre por objeto aquello de que juzga, es decir, su propia alteración tal y como es, y, en consecuencia, todos sus juicios serían verdaderos. Así, por ejemplo, si el gusto no siente más que su propia impresión, cuando alguien tiene el gusto sano y juzga que la miel es dulce, hará un juicio verdadero; y de igual modo juzgaría con verdad el que, por tener el gusto estragado, afirmase que la miel es amarga. Pues ambos juzgan en conformidad con la afección de su gusto. De donde se deduciría que todas las opiniones son igualmente verdaderas. Lo mismo cabría decir de cualquier percepción.

Debe, por tanto, afirmarse que la especie inteligible (el concepto) es con respecto al entendimiento como el medio por el que entiende (y no, lo entendido).

Tomás de Aquino, “Sobre los conceptos”, Summa Theologiae, I, q. 85