TEMA 4. La sociedad posmoderna

Hablar de las ideas que definen nuestro presente es arriesgado, porque aún nos falta perspectiva. Quizá, por ello, para entender nuestra época se suele acudir a los estudios sociológicos, los cuales —como si de una “física” social se tratase— pretenden describir cómo vivimos, qué preferimos, qué valoramos y qué esperamos (obviamente, no qué deberíamos preferir ni valorar).

Ahora bien, ¿qué es la Posmodernidad? En la historia de las ideas, se suele considerar así al período que arranca en los años 60 del siglo XX. Como programa filosófico, la Posmodernidad se erige como una crítica furibunda del proyecto moderno, ya sea de su ideal de un conocimiento racional perfecto, ya de su lectura de la Historia como Progreso y emancipación, ya de la pretensión de universalidad y objetividad moral (cuyo ejemplo máximo serían los derechos humanos). A todo esto dicen los posmodernos: el conocimiento siempre es interesado, la Historia no tiene un sentido claro ni unívoco, la moral es relativa y local. Esto es así porque no existe “el hombre” —no hay una naturaleza ni una identidad definida de la que extraer normas—, pero tampoco existe “la cosa” —pues no hay una esencia fija que podamos conocer de modo absoluto—. Lo que hay es la pura diferencia.

¿Difícil de entender? Quizá. Pero la clave del pensamiento posmoderno es que, ya como escepticismo desesperante, ya como reivindicación de lo singular y único, es un modo de ver la vida que surge del desconcierto y la falta de marcos de referencia sólidos de nuestro tiempo. A lo mejor, es justamente a redescubrirlos a lo que nos conduce la deconstrucción llevada a cabo por los intelectuales de Occidente desde hace más de 50 años…

Para adentrarte en el tema, puedes leer las notas esquemáticas y los textos que la acompañan.