En este tema, sorprende cómo muchos historiólogos han podido apropiarse de explicaciones de la temporalidad ajenas a su esquema interpretativo, sin necesidad de aclarar (desde su teoría) cómo es que se configura la representación del mundo en general y del mundo histórico en particular. La aclaración previa que mencionamos es condicionante del ulterior desarrollo de las ideas y no un paso más del que se pueda prescindir alegremente.
Este asunto es uno de los requisitos previos necesarios al discurso historiológico y no se lo puede descartar rotulándolo de cuestión “psicológica” o “fenomenológica” (es decir: “bizantina”). Oponiéndonos a esos antepredicativos de los que derivan designaciones como las mencionadas afirmamos, con mayor audacia aún, que la categoría “paisaje” es aplicable no solamente a la Historiología sino a toda visión del mundo, por cuanto permite destacar la mirada de quien observa al mundo. Se trata, pues, de un concepto necesario para la Ciencia en general. (28)
(28). Tan necesario es el concepto de “paisaje” que aparece como obvio en las declaraciones de los físicos contemporáneos. Así, Schrödinger, como eximio representante de éstos nos dice: “¿Qué es la materia? ¿Cómo es nuestro esquema mental de la materia? La primera pregunta es ridícula. (¿Cómo vamos a decir qué es la materia –o, por precisar, qué es la electricidad– si se trata de fenómenos observables una sola vez?). La segunda trasluce ya un cambio radical de actitud: la materia es una imagen de nuestra mente –por lo tanto la mente es anterior a la materia (a pesar de la curiosa dependencia empírica de nuestros procesos mentales a los datos físicos de determinada porción de materia: a nuestro propio cerebro)–. En la segunda mitad del siglo XIX, la materia parecía ser algo permanente, perfectamente alcanzable. Habría una porción de materia que jamás había sido creada (al menos, que lo supieran los físicos) y que nunca podría ser destruida. Se podía agarrar con la seguridad de que no se esfumaría entre los dedos. Además, los físicos afirmaban que esta materia estaba por entero sujeta a leyes en lo que se refiere a su comportamiento y a su movimiento. Se movía con arreglo a las fuerzas con que actúan sobre ella, según sus posiciones relativas, las partes de la materia que la circundan. Se podía predecir el comportamiento, estaba rígidamente predeterminado para todo el futuro por las condiciones iniciales. Todo esto era muy cómodo, al menos en ciencia física, mientras se tratara de materia externa inanimada. Pero si lo aplicamos a la materia que constituye nuestro cuerpo, o la que constituye el de nuestros amigos, o incluso el de nuestro gato o nuestro perro, se plantea la consabida dificultad en lo que respecta a la aparente libertad de los seres vivos para mover sus miembros a voluntad. Hablaremos de ello más adelante. De momento trataré de explicar el cambio radical en las ideas que sobre la materia ha tenido lugar durante el último medio siglo. Se dio paulatina e inadvertidamente, sin que nadie lo deseara. Creíamos seguir moviéndonos dentro del antiguo marco ‘materialista’ de ideas, cuando en realidad, nos habíamos salido ya de él”. Ciencia y humanismo. E. Schrödinger, Barcelona, Tusquets, 1985, pp. 21 y 22.
en: « Discusiones Historiológicas », Silo
Capítulo III. Historia y temporalidad 2. Horizonte y paisaje temporal
científico
1887 Nace el 12 de agosto en Viena, Austria
1906 Comienza a estudiar matemáticas y física en la Universidad de Viena
1910 Doctorado en Física en la Universidad de Viena
1914 Catedrático en la Universidad de Viena
1922-27 Catedrático de Física Teórica en la Universidad de Zúrich
1926 Formulación de la famosa ecuación de Schrödinger
1927-33 Catedrático en la Universidad Friedrich Wilhelm de Berlín
1933 Premio Nobel de Física
1933-36 Estancia y docencia en Oxford
1935 Publicación del experimento mental «El gato de Schrödinger
1943 Conferencia «¿Qué es la vida?» en el Trinity College de Dublín
1961 4 de enero, Fallecimiento en Viena, Austria
Biografía
Nacido y fallecido en Viena, Austria fue un físico teórico austriaco que contribuyó a la teoría ondulatoria de la materia y a otros fundamentos de la mecánica cuántica. Compartió el Premio Nobel de Física de 1933 con el físico británico P.A.M. Dirac.
Schrödinger ingresó en la Universidad de Viena en 1906 y se doctoró en 1910, tras lo cual aceptó un puesto de investigador en el Segundo Instituto de Física de la universidad. Hizo el servicio militar en la Primera Guerra Mundial y en 1921 se trasladó a la Universidad de Zurich, donde permaneció seis años. Allí, en un semestre de 1926, a la edad de 39 años, una edad notablemente tardía para los trabajos originales de los físicos teóricos, elaboró los artículos que sentaron las bases de la mecánica ondulatoria cuántica. En ellos describió su ecuación diferencial parcial, que es la ecuación básica de la mecánica cuántica y guarda la misma relación con la mecánica del átomo que las ecuaciones del movimiento de Newton con la astronomía planetaria. Adoptando una propuesta realizada por Louis de Broglie en 1924, según la cual las partículas de materia tienen una naturaleza dual y en algunas situaciones actúan como ondas, Schrödinger introdujo una teoría que describe el comportamiento de un sistema de este tipo mediante una ecuación de onda que ahora se conoce como ecuación de Schrödinger. Las soluciones de la ecuación de Schrödinger, a diferencia de las soluciones de las ecuaciones de Newton, son funciones de onda que sólo pueden relacionarse con la ocurrencia probable de sucesos físicos. La secuencia de acontecimientos definida y fácilmente visualizable de las órbitas planetarias de Newton se sustituye, en la mecánica cuántica, por la noción más abstracta de probabilidad.
Este aspecto de la teoría cuántica disgustó profundamente a Schrödinger y a otros físicos, que dedicaron gran parte de su vida a formular objeciones filosóficas a la interpretación generalmente aceptada de la teoría que, él mismo, tanto había contribuido a crear. Su objeción más famosa fue el experimento mental de 1935 que más tarde se conoció como el gato de Schrödinger. Se encierra a un gato en una caja de acero con una pequeña cantidad de una sustancia radiactiva de tal forma que al cabo de una hora existe la misma probabilidad de que un átomo se desintegre o no. Si el átomo se desintegra, un dispositivo hace estallar una ampolla de gas venenoso, matando al gato. Sin embargo, hasta que se abre la caja y la función de onda del átomo se colapsa, la función de onda del átomo se encuentra en una superposición de dos estados: desintegración y no desintegración. Así, el gato está en una superposición de dos estados: vivo y muerto. Schrödinger pensó que este resultado era «bastante ridículo», y cuándo y cómo se determina el destino del gato ha sido objeto de mucho debate entre los físicos.
En 1927, Schrödinger aceptó una invitación para suceder a Max Planck, el inventor de la hipótesis cuántica, en la Universidad de Berlín, y se unió a un profesorado muy distinguido que incluía a Albert Einstein. Permaneció en la universidad hasta 1933, cuando tomó la decisión de que no podía seguir viviendo en un país en el que la persecución de los judíos se había convertido en política nacional. Inició entonces una odisea de siete años que le llevó a Austria, Gran Bretaña, Bélgica, la Academia Pontificia de Ciencias de Roma y, por último, en 1940, el Instituto de Estudios Avanzados de Dublín, fundado bajo la influencia del Primer Ministroprimer ministro Eamon de Valera, que había sido matemático antes de dedicarse a la política. Schrödinger permaneció en Irlanda los 15 años siguientes, investigando tanto en física como en filosofía e historia de la ciencia. Durante este periodo escribió ¿Qué es la vida? (1944), un intento de demostrar cómo puede utilizarse la física cuántica para explicar la estabilidad de la estructura genética. Aunque gran parte de lo que Schrödinger decía en este libro ha sido modificado y ampliado por los avances posteriores de la biología molecular, su libro sigue siendo una de las introducciones más útiles y profundas al tema. En 1956 Schrödinger se jubiló y regresó a Viena como profesor emérito de la universidad.
De todos los físicos de su generación, Schrödinger destaca por su extraordinaria versatilidad intelectual. Se sentía a gusto en la filosofía y la literatura de todas las lenguas occidentales, y sus escritos de divulgación científica en inglés, que había aprendido de niño, figuran entre los mejores de su género. Su estudio de la ciencia y la filosofía de la Grecia antigua, resumido en Nature and the Greeks (La naturaleza y los griegos, 1954), le proporcionó tanto admiración por la invención griega de la visión científica del mundo como escepticismo ante la relevancia de la ciencia como herramienta única para desentrañar los misterios últimos de la existencia humana. La propia visión metafísica de Schrödinger, expresada en su último libro, Meine Weltansicht (1961; Mi visión del mundo), guardaba un estrecho paralelismo con el misticismo del Vedanta.
Gracias a sus excepcionales dotes, Schrödinger pudo realizar a lo largo de su vida importantes contribuciones a casi todas las ramas de la ciencia y la filosofía, un logro casi único en una época en la que la tendencia era hacia una creciente especialización técnica en estas disciplinas.
Temas
Mecánica ondulatoria: Schrödinger desarrolló la mecánica ondulatoria, teoría central de la mecánica cuántica, y formuló la ecuación de Schrödinger que lleva su nombre.
Estados y superposiciones de la mecánica cuántica: Investigó la naturaleza de los estados mecánicos cuánticos y es conocido por el experimento mental del «gato de Schrödinger», que ilustra la superposición de estados.
Termodinámica y mecánica estadística: Schrödinger investigó los fundamentos de la termodinámica y la mecánica estadística, lo que se refleja en su análisis de los procesos de probabilidad en los sistemas físicos.
Biofísica y genética: En su libro ¿Qué es la vida? (1944), planteó cuestiones fundamentales sobre el papel de la física en la comprensión de la genética y los procesos vitales, que influyeron en la biología molecular.
Aspectos filosóficos de la ciencia: Schrödinger reflexionó sobre las implicaciones filosóficas de la física, incluidas las cuestiones sobre la conciencia y la realidad.
Obras publicadas
Lista de publicaciones de Erwin Schrödinger Archivada el 29 de octubre de 2019 en la Wayback Machine, recopilada por Auguste Dick, Gabriele Kerber, Wolfgang Kerber y Karl von Meyenn
La ciencia y el temperamento humano Allen & Unwin (1935), traducido e introducido por James Murphy, con prólogo de Ernest Rutherford
Nature and the Greeks and Science and Humanism Cambridge University Press (1996) ISBN 978-0-521-57550-8.
La Interpretación de la Mecánica Cuántica Ox Bow Press (1995) ISBN 978-1-881987-09-3.
Termodinámica Estadística Dover Publications (1989) ISBN 978-0-486-66101-8.
Documentos recopilados Friedr. Vieweg & Sohn (1984) ISBN 978-3-7001-0573-2.
Mi visión del mundo Ox Bow Press (1983) ISBN 978-0-918024-30-5.
Universos en expansión Cambridge University Press (1956).
Estructura Espacio-Tiempo Cambridge University Press (1950) ISBN 978-0-521-31520-3.[81]
¿Qué es la vida? Macmillan (1944). What Is Life? & Mind and Matter Cambridge University Press (1974) ISBN 978-0-521-09397-2.
Influencia
Erwin Schrödinger tuvo una influencia decisiva en la física moderna, sobre todo a través de su desarrollo de la mecánica ondulatoria y la ecuación de Schrödinger, que sigue siendo una piedra angular de la mecánica cuántica hasta nuestros días. Su experimento mental «el gato de Schrödinger» sigue siendo una imagen central para explicar las características de la superposición y la medición en la mecánica cuántica. Con su libro ¿Qué es la vida? influyó en el campo emergente de la biología molecular e inspiró a investigadores como Watson y Crick para descubrir la estructura del ADN. Los planteamientos interdisciplinarios de Schrödinger y sus consideraciones filosóficas siguen teniendo repercusiones en la física, la biología y la filosofía de la ciencia hasta nuestros días.
“…afirmamos, con mayor audacia aún, que la categoría “paisaje” es aplicable no solamente a la Historiología sino a toda visión del mundo, por cuanto permite destacar la mirada de quien observa al mundo. Se trata, pues, de un concepto necesario para la Ciencia en general”.
Contribuciones al Pensamiento; Discusiones Historiológicas; II; 2: Horizonte y Temporalidad
En este párrafo dentro del encuadre sobre “Horizonte y Paisaje temporal” Silo expone sobre la necesidad de incluir la categoría “paisaje” no sólo a la mirada sobre historiología sino también a toda visión del mundo, incluyendo a la ciencia, mencionando aquí a Schödringer. Gran exponente dentro de la física cuántica, en una de sus conferencias que luego se publicarían en su famoso libro “What is Life”, en lenguaje popular, disertando en general sobre que es la vida y en particular sobre la materia expuso: “…¿Cómo es nuestro esquema mental de la materia? … la materia es una imagen de nuestra mente –por lo tanto la mente es anterior a la materia (a pesar de la curiosa dependencia empírica de nuestros procesos mentales a los datos físicos de determinada porción de materia: a nuestro propio cerebro)–“.
De esta manera Silo destaca que el concepto “paisaje” ya no es solo una interpretación psicológica o fenomenológica sin que también la ciencia actual tiene bases para sugerir que toda visión del mundo será destacada por la mirada de quien lo observa. Así, desde la física cuántica y al decir de Schöringer: “la mente es anterior a la materia” hace evidente este concepto.