La autoestima es la valoración o agrado que se tiene de uno mismo. Está basada en el autoconcepto, lo que pensamos de nosotros mismos, cómo nos vemos en lo referido a nuestro modo de ser (simpáticos, alegres, callados, felices…), imagen personal (altos, bajos, guapos, flacos…) y cómo creemos que nos ven los demás.
La autoestima se fundamenta en las tres siguientes convicciones:
•Soy digno de que me amen. Importo y tengo valor porque existo.
•Soy valioso. Sé que tengo algo que ofrecer a los demás.
•Puedo manejarme a mí mismo y manejar lo que me rodea, con eficiencia.
Las personas con baja autoestima se sienten a disgusto consigo mismas. Se evitan las situaciones en las que hay que poner en juego las capacidades; lo que hace que se reduzcan las oportunidades. La falsa autoestima conduce al engreimiento, la presunción, la agresividad y el malestar. Briggs (1970) define la autoestima como “un silencioso respeto por uno mismo”, el engreimiento no es más que una delgada capa que cubre.
Las personas con buena autoestima se sienten bien consigo mismas. La sana autoestima, es el reconocimiento de lo positivo que tenemos en nosotros mismos y el reconocimiento de aquellas cosas “menos positivas” que también tenemos, lo que tenemos que cambiar para mejora y aumentar nuestra autoestima. Es una sensación de satisfacción personal, un agradable sentimiento de tranquilidad y equilibrio psicológico.
Características de los niños con buena autoestima
PENSAMIENTOS, Sus pensamientos son positivos, Toleran bien la frustración y el desengaño, Son conscientes de sus aptitudes y limitaciones.
SENTIMIENTOS, Sienten un gran orgullo personal, Se sienten capaces de influir sobre las otras personas, Se sienten queridos, respetados y valiosos.
CONDUCTAS, Son asertivos, Creativos, Se centran en la acción, en el aquí y el ahora. Actúan con independencia, Afrontan los nuevos retos.