En la isla no hay ni fauna ni apenas flora, solamente dos cocoteros. A cierta distancia de los cocoteros, hay una piedra. Siguiendo las indicaciones de nuestro capitán, dos de nosotros, andamos desde la piedra hasta un cocotero cada uno. Al llegar a los cocoteros, damos un giro de 90º y caminamos la misma distancia que hemos andado desde la piedra hasta el cocotero. Una vez recorrida esta distancia, el capitán nos mandó enterrar el tesoro en el punto medio de los dos piratas que habían hecho el recorrido.