Osvaldo Magri 

Sueños de seductor 

Enero 2012

SUEÑOS DE SEDUCTOR

Mediodía de Sábado. Asado de camaradería. Mis compañeros del colegio secundario habían elegido el club donde uno de ellos trabaja como profesor de educación física.

Toda la efervescencia del encuentro convivía con la nostalgia, la melancolía, y también porque negarlo con la atracción que ejerce un apetitoso vacío.

Recuerdo de aquí, de allá y de ultramar. ¿Y de nuestros profesores? ¿Qué habrá sido de ellos? De algunos conocemos sus pasos. Pero no de todos. Entre todos iremos reconstruyendo los tiempos idos como un gran rompecabezas en el que faltan bastantes piezas.

¿Y de mis compañeros? Los que están presentes cuentan cuentan cómo les ha ido en todos estos años sin vernos. Algunos conocen las historias de los ausentes. Hay relatos de todo calibre y color. Las trayectorias de cada uno son diversas, como son infinitas las formas de unir dos puntos en una superficie alabeada.

Así las cosas, hasta que la Naturaleza nos juega una mala pasada. La variable dejada de lado por todos los meteorólogos, pero la ley de Murphy es inexorable y se cumple en el momento menos pensado.

Una lluvia torrencial nos obliga a refugiarnos en los quinchos cercanos a donde nos encontrábamos.

Y entonces sucede algo inesperado, inexplicable, mágico, virtual. Aparecen una a una todas las mujeres (damas quedaría más elegante pero sería forzar un poco el relato), con las cuales había tenido algún tipo de relación afectuosa…seria. Por prudencia serán sólo letras del alfabeto castellano. No voy a ser tan fanfarrón para decir que preciso también las del alfabeto griego. Ésas las podríamos dejar para otro nicho de mercado. ¡Ustedes comprenderán!

A sigue teniendo una sonrisa encantadora (pecado de juventud).

B es portadora de una impecable figura. Los años no han dejado rastros visibles o tiene un muy buen cirujano plástico (pecado no de juventud, tal vez de lujuria).

C es comprensiva y amable como siempre (pecado de “fuori tempo”).

Con D recorrimos un largo camino y aún nos faltan muchos km por recorrer, pero con distintos vehículos (pecado de sensatez).

Y ahora es el tiempo del juego de la verdad (como en la ceremonia de las velas de los Bar Mitzva). Cada una de ellas pasa al frente (perdón por la deformación docente) y dice “su verdad” respecto de esa relación. Cómo lo vivió. Es como una catarsis colectiva. Es maravilloso poder escuchar sus pensamientos. Buenísimo para el “feedback” de la experiencia. Lástima que vivamos una sola vida y que las enseñanzas, por lo general, no son transladables.

Y yo que estoy en el medio de esta movida del canal Volver no lo puedo creer . Muy probablemente sea el producto de mi imaginación, o el efecto colateral del Cabernet Sauvignon, o tal vez la consecuencia de la lluvia torrencial. No lo se ni me importa en realidad. Pero sea lo que fuere, y creo en ésto interpretar el imaginario colectivo de todo hombre maduro: ¡Qué bueno sería hacer realidad alguna vez en la vida estos “Sueños de Seductor”!       

                                                                               Osvaldo Magri