Mi experiencia en Bucaramanga

A continuación, compartimos la carta de despedida que escribiera nuestra compañera y amiga Alix Zabin tras su estancia durante diez meses en Bucaramanga y su exitoso voluntariado en Ciclaramanga. Esperamos les guste bastante pero, sobre todo, les haga reflexionar.

Querida comunidad de ciclistas en BGA:

Primero, quiero agradecerles por ser tan amables conmigo. Cada bici-rodada, bici-festación e interacción con ustedes ha sido muy especial para mí. Cuando llegué a Bucaramanga en agosto, mi español y mi conocimiento de la bicicleta era muy básico. Aunque sigo aprendiendo, tengo más confianza en estas dos partes de mi vida, gracias al interés y la paciencia de ustedes. La comunidad ciclista de Bucaramanga -Ciclaramanga, la gente que va a las bici rodadas semanales que salen del Parque de Los Niños, Parceros, y más- siempre estarán en mi corazón. 

Mi experiencia en Bucaramanga ha sido excelente, difícil, e inolvidable.

Aprecio mucho a la gente que me ha dado buenas indicaciones cuando estaba perdida caminando o en la bicicleta, y también aprecio la gente que me ha dado direcciones completamente equivocadas, pero por su amabilidad y cariño me guiaron, ¡aunque no sabían el lugar! Algo que me encanta de la cultura colombiana es que ustedes expresan sus emociones de una manera muy real y directa. Aunque pienso que hay muchas razones para no tener confianza en una extranjera, ustedes han tenido tanta confianza conmigo y mis palabras. Su país es increíble y tiene todo -tuve el privilegio de visitar el Nevado del Cocuy, la playa brava en PNN Tayrona, el magnífico Páramo de Santurbán y muchísimas cascadas. Espero que ustedes nunca dejen de proteger estos lugares que están en peligro de desaparecer para siempre.   

En mi experiencia, las partes difíciles incluyen dos peligros: la inseguridad y la falta de respeto de los hombres, especialmente los hombres mayores. La inseguridad es algo más obvio para la gente- el robo de celulares (incluyendo el mío, ¡que luego pude recuperar!), violencia y falta de justicia. Lo de los hombres es más complejo y posiblemente más peligroso, porque influye la cultura colombiana de una manera profunda. Quiero vivir en una Colombia en la que los hombres no griten “Puta” cuando estoy montando bici, una Colombia en la que puedo caminar sola sin ataques verbales y/o físicos, una Colombia en la que hombres -incluyendo mis amigos- no van a hacer comentarios sobre mi apariencia cada tiempo en que me ven. No voy a pedir cambio de estos hombres porque para mí no vale la pena. En lugar, voy a pedir más aliados y aliadas. Cuando escuchen comentarios sexistas o sin respeto a mujeres en la calle, no los dejen quedar sin críticas.

Gracias, Bucaramanga, por enseñarme tanto. ¡Nos vemos en dos ruedas en el futuro!

Abrazos,

Alix