Los animales pensaban: «¿A qué sabe la luna?» Por las noches, miraban al cielo. Se estiraban mucho, mucho, mucho, alargando el cuello y las patas. Pero no podían alcanzarla. Un día, la pequeña tortuga subió a la montaña más alta para poder llegar a la luna…
No te pierdas ningún segundo de la interpretación de los chicos del Segundo Grado de un cuento de animales curiosos y una luna apetitosa.
En los siguientes cuatro actos las páginas cobran voz y vida.