Cesare Pavese

Agonía

Andaré por las calles hasta caer exhausta;

sabré vivir sola y retener en mis ojos

cualquier rostro que pase y seguir siendo la misma.

Este frescor que asciende a buscarme las venas

en un despertar que jamás había sentido tan verdadero

por la mañana: sólo que hoy me noto más fuerte

que mi cuerpo y que un temblor más frío acompaña la mañana.

 

Lejos están las mañanas de mis veinte años.

Y mañana, veintiuno: mañana saldré a la calle,

me acuerdo de todas sus piedras y de las franjas de cielo.

Desde mañana la gente me verá nuevamente

caminando erguida y podré irme parando

y verme reflejada en los escaparates. En las mañanas de antaño,

yo era joven y no lo sabía, ni tan sólo sabía

que era yo quien pasaba —una mujer dueña

de sí misma. La delgada chiquilla que fui

ha despertado de un llanto perdurado por años:

ahora es como si aquel llanto nunca hubiese existido.

 

Y tan sólo deseo colores. Los colores no lloran,

son como un despertar: mañana volverán

los colores. Las mujeres saldrán a la calle,

cada cuerpo, un color —e incluso, los niños.

Este cuerpo vestido de color rojo claro,

tras tanta palidez, recobrará la vida.

Sentiré en torno a mí deslizarse miradas

y sabré ser yo misma: con una simple ojeada,

me veré entre la gente. Cada nueva mañana,

saldré a la calle en busca de colores.

Cesare Pavese en Poesía completa [1991]

Trad. Carles José i Solsora