Cesare Pavese - La casa
El hombre solo escucha la voz apacible
con la mirada entornada, como si una respiración
alentase sobre su rostro, una respiración amistosa
que resurge, increíble, del tiempo ya ido.
El hombre solo escucha la antigua voz
que sus padres oyeron, en tiempos, clara
y recogida, una voz que, como el verde
de los estanques y de los cerros, se oscurece al anochecer.
El hombre solo conoce una voz de sombra,
acariciante, que fluye en los sosegados tonos
de un secreto manantial: la bebe, absorto,
con los ojos cerrados, y no parece que la tenga a su lado.
Es la voz que, un día, detuvo al padre
de su padre y a todos los de su estirpe muerta.
Una voz de mujer que suena, secreta,
en el umbral de la casa, cuando caen las sombras.
Cesare Pavese en Trabajar cansa (Lavorare stanca) [1936]