Cesare Pavese
No conoces los montes...
No conoces los montes
dónde se ha esparcido sangre.
Todos huimos
todos tiramos
el arma y el nombre. Una mujer
nos vió huir.
Sólo uno de nosotros
se detuvo a puño cerrado,
vió el cielo vacío,
bajó la cabeza y murió
contra el paredón, en silencio.
Ahora es un trapo de sangre
su nombre. Una mujer
nos espera en los montes.