Cesare Pavese
Y entonces nosotros, cobardes…

Y entonces nosotros, cobardes,

que amábamos la tarde susurrante,

las casas,

los senderos sobre el río,

las luces rojas y sucias

de aquellos parajes, el dolor

endulzado y callado─

arrancamos las manos

de la viva cadena

y callamos, pero el corazón

se nos sobresaltó sangriento,

y ya no hubo dulzura,

ya no hubo abandono

en el sendero del río─

ya nunca más siervos, supimos

que estamos vivos y solos.


23 de noviembre de 1945


Cesare Pavese de La tierra y la muerte (La terra e la morte) [1945]

Trad. de Carles José i Solsora